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La vida es aburrida por CrystalPM

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Martín cerró la puerta de su casa y me fulminó con la mirada mientras yo me hacía el distraído. Había sido bastante sencillo convencer al chico para que fuese la fiesta, en realidad solo había tenido que dejarlo caer ante su madre para que la mujer se emocionase y empezase a prepararlo todo para “la gran noche”, y obviamente Martín no era capaz de decirle que no a su madre. 

—Eres una persona retorcida y rastrera — Adopté una expresión de pura inocencia, aunque me estaba conteniendo con todas mis fuerzas para no echarme a reír, y me subí al coche del chico.

— No seas tan cascarrabias y arranca, que vamos a llegar tarde — El chico murmuró un par de cosas de lo poco que le importaba llegar tarde, pero arrancó el auto e inició el camino hacia la casa de Crystal. El trayecto lo realizamos hablando de cosas poco trascendentales y sin mucho sentido, ese tipo de conversaciones que la gente tiene con sus amigos de toda la vida en la que solo ellos dos se enteran realmente de que va el tema del que están hablando. Gracias a mis indicaciones (Y a Google Maps, no os voy a engañar)  pudimos llegar a la casa de mi amiga. 

 

Si el rubio se mostró sorprendido por aquella inmensa mansión lo supo disimular muy bien, aunque noté su rostro empalidecer ligeramente mientras cruzábamos la entrada y nos acercábamos al porche principal. Dos chicas nos siguieron por el camino y los cuatro nos quedamos frente a la puerta de la mansión, esperando a que alguien abriese. Incluso con la puerta cerrada se podía sentir el retumbar de la música a todo volumen.

 

Una de las chicas me llamó la atención, llevaba el pelo en la raíz de un rosa extremadamente pálido que iba degradando a un morado y turquesa en las puntas e inmediatamente me recordó a Nay. Pelo extravagante, ropa descuidada y mirada de superioridad, tenía el mismo aire de persona misteriosa que la hacía destacar entre los demás, mucho más si tenías en cuenta el contraste que hacía con la chica que iba a su lado. Ella por el contrario tenía unas pintas de lo más correctas, maquillaje meticulosamente calculado, ropas elegantes pero coquetas…vamos, una de esas típicas rubias de portada de revista que pega más rodeada de coches de lujo y fiestas de etiqueta que al lado de una chica llena de piercings como la otra. 

 

Mientras que la chica de las pintas indie nos ignoró completamente la rubia se dedicó a analizarnos con la mirada. No pude evitar notar lo mucho que se fijó en Martín, mientras que el chico en cambio se dedicaba a observar su móvil como si estuviese viendo la cosa más interesante del mundo. “Oh no”  Conocía esa mirada, la mirada de “ He caído por completo en tus pintas de chico malo” La chica le inspeccionó un par de veces con ojo crítico y pareció decidirse a atacar.

—Hola —Habló con tono coqueto que me alarmó de inmediato. “No he armado todo este jaleo de la fiesta para que ahora otra tía atrape a mi amigo antes que Crystal”  — Nunca os he visto por aquí ¿Sois de la zona?

A pesar de que estaba totalmente claro de que la chica lo que esperaba era que fuese mi amigo el rubio el que respondiese me adelanté con una falsa sonrisa. 

—No, no solemos salir por aquí — Martín pareció darse cuenta por primera vez de que alguien del exterior quería hace contacto con él ya que alzó la cabeza de la pantalla de su móvil con aire distraído. la chica aprovechó el momento.

— Me llamo Amanda y ella Lily—La chica indie nos observó por unos segundos e hizo un leve movimiento de cabeza a modo de saludo, aunque luego pareció volver a su propio mundo, otro gesto que me recordó rápidamente a Nay “ Esto me está dando miedo”  

—Yo me llamo Dan y este es mi amigo Martín —Volví a adelantarme al rubio dedicándole a la chica una mirada de “ Se le mira, pero no se le toca” . Crystal me va a tener que comprar un buen regalo de navidad después de todo esto. 

 

En aquel momento la suerte me sonrió y alguien se dignó a abrirnos la puerta. Un chico al que no había visto en mi vida nos miró sonriente y se echó a un lado para dejarnos pasar. Entré con rapidez seguido de mi amigo y no pude evitar soltar una exclamación de sorpresa. La casa estaba repleta de gente que bailan entusiasmada, gritaba, bebía y se desmadraba “ Ha tenido un solo día para planearlo ¿Cómo demonios ha conseguido organizar esto?”  La habilidad de Crystal para armar follones siempre me dejaba con la boca abierta. A mi lado Martín parecía igual de impresionado. Intentando alejarle lo más rápido de la rubia tira fichas empujé de él con insistencia hacia el interior del barullo de gente.

—Ven, te quiero presentar a unas personas —Prácticamente tuve que hablar por signos para que el chico me comprendiese. Anduvimos un rato perdidos entre tantas caras desconocidas y eufóricas mientras que el rock seguía resonando en nuestros oídos. La gente parecía haberse adueñado del salón principal como zona base para el baile así que una vez pasada esa sala pudimos hablar con más facilidad ( O al menos no tener que gritar como si pretendiésemos sacar los pulmones por la boca a cada palabra) Por fin pude distinguir algunas caras conocidas. Haddock y Mía hablaban alegremente sentados en una barra de bar (Sí, habéis leído bien, una barra de bar…estúpida y ricachona Crystal). Con una sonrisa de alivio me acerqué a ambos. Al verme llegar Haddock alzó los brazos a modo de saludo.

—¡Novato! Estaba justo ahora comentando a Mía que me tengo que pasar algún día por tu casa para continuar el entrenamiento —La chica se rió disimuladamente al ver mi expresión de horror.

—Yo le estaba diciendo que no se pasase contigo —Bendita Mía—. Con los entrenamientos a veces Haddock tiende a … exagerar un poco. 

Encarné una ceja inconscientemente “¿Solo un poco?” Aún así decidí que me convenía más cambiar de tema y que mi amigo olvidase cuanto antes lo de los entrenamientos, así que me eché a un lado para introducir a Martín en la conversación.

—Chicos, este es mi amigo de la infancia Martín — Ambos se presentaron con cordialidad y agradecí que lo hiciesen como personas normales sin intentar dejarme en evidencia como haría con toda seguridad Crystal si tuviese la oportunidad. Nada más ver a mi amigo Mía puso cara de entendida y por la mirada de complicidad que me echó supuse que estaba metida en el ajo. 

—Encantado —Martín les sonrió con amabilidad. 

En un principio pensé que juntar a Martín, mi amigo el friki, con Haddock el “ amante de los deportes” no daría muy buenos resultados, pero a quién voy a engañar, Haddock le cae bien a todo el mundo. Para mi sorpresa a los pocos minutos de conocerse ambos ya se habían enfrascado en una intensa conversación sobre pokemon (Quién diría que a mi amigo el segurata le gustarían ese tipo de cosas). Yo permanecí en silencio fingiendo que les escuchaba, aunque en realidad me dedicaba a inspeccionar la sala en busca de Crystal y, para que negarlo, Nay. Mis sospechas de que Mía conocía a la perfección la verdadera razón tras aquella fiesta espontánea se confirmaron cuando la chica comentó con aire natural.

—Ví a Crystal por ahí hace unos minutos, supongo que querréis ir a saludarla —Para hacerme entender la chica me guiñó un ojo discretamente. Sonreí agradecido por la ayuda.

—¡Oh sí! — Puse una mano en el hombro de mi amigo para llamar su atención — Martín, deberíamos ir a agradecerle la invitación —Mi amigo arrugó la nariz y murmuró algo de que en realidad yo le había obligado a ir y que prefería quedarse hablando de las incorporaciones de la quinta generación, pero yo ya le había agarrado y tiraba de él hacia el lugar donde Mía me había señalado. 

Cruzamos el resto del salón y nos alejamos aún más de la pista de baile,llegando a la zona donde la gente se dedicaba a los típicos juegos estúpidos de fiesta o simplemente se sentaba en un rincón a hablar con sus amigos. Encontramos a la chica discutiendo acaloradamente con Alex  sobre que cantante de rock tenía la barba más graciosa y parecía que los dos consideraban el tema lo suficientemente importante y serio como para tener que gritar para que sus argumentos fuesen más convincentes. 

—¡Crystal! —Tuve que carraspear un par de veces para hacerme notar y cuando me vio Crystal pareció confundida, luego volteó a ver a Martín y su rostro enrojeció considerablemente. “Vaya, aún no me acostumbro a ver a la pelirroja de está manera”  ¿Dónde quedaba la chica extremadamente segura de si misma? Mi amigo en cambio le sonrió con naturalidad, este chico nunca se enteraba de nada. 

 

Me quedé observándoles unos instantes. “Perfecto, ya se han encontrado, ahora simplemente tienes que salir de escena con alguna excusa disimulada y todo irá sobre rue…”

—¿No es ese tú novio Dan? — Martín señaló un punto al fondo de la sala.

—¡¿Eh?! —Incapaz de reaccionar ante la palabra que acababa de usar mi amigo giré el rostro para ver a Nay sentado en uno de los sofás de la salita, justo pegado a la ventana, y apoyado en una mesa negra. Sentí un repentino vuelco en el estómago. No había visto a Nay desde que me fui de su casa dejándole con Annie y Kyra, en parte porque había querido dejarle privacidad para estar tiempo a solas con su hermana pequeña y en parte también porque no sabía como mirarle después de haber pasado la noche en su casa. Martín a mi lado arrugó el entrecejo.

—Parece que está bien acompañado —Al lado de Nay estaba sentada la chica del pelo rosa con la que habíamos coincidido en la entrada. Ambos parecían mantener una conversación, lo cual me sorprendió. Debía de ser alguien que conociese muy bien a Nay para poder mantener la atención del chico puesta en ella tanto tiempo. Las únicas veces en las que había visto a Nay enfrascado en una conversación con alguien había sido con Sara, su mejor amiga. 

—¿Quién es? —Crystal, a mi lado agitó la cabeza.

—Es la hermanastra de mi prima, no la conozco muy bien. Es la primera vez que la veo en persona en realidad —Aquello me alarmó.

—¿La primera vez? —Volví la mirada hacia Nay y Lily confundido —. ¿Entonces no se conocen de nada? — Un extrajo sentimiento de incomodidad me empezó a invadir¿Cómo es posible que hubiese conseguido tanta confianza con el chico tan pronto? Recordé como yo cada vez que hablaba con él chico había sufrido más de una vez la ignoranción absoluta por parte de este y de repente sentí unas tremendas ganas de golpear algo con el puño. Martín tampoco parecía muy contento con la escena, pareció meditarlo unos momentos y luego nos agarró a Crystal y a mi de la mano para tirar de nosotros hacia donde se encontraba la pareja. 

—Vamos, tengo un par de cosas que preguntar a vuestro amiguito  —Antes de que ninguno de los dos nos pudiésemos quejar llegamos a la altura del peliazul. Tanto él como la chica detuvieron su conversación al notar cómo una presencia se sentaba en el otro sofá que había pegado a la mesa, justo enfrente suyo, donde nos apretujamos Martín, Crystal y yo mientras Martín se dedicaba a saludar para hacer notar nuestra presencia. La expresión de Nay destilaba fastidio cuando alzó la cabeza, expresión que me paralizó unos segundos dolido, pero al reconocernos sus rasgos se suavizaron inmediatamente, permitiéndome respirar al menos.

—¡Oh, novato! ¿Dónde te habías metido?  

—Acabo de llegar —Por alguna razón la sensación de mal estar seguía ahí. Con cierto rencor y curiosidad alcé la vista para fijarme con más detenimiento en Lily, la chica tenía cierto aire exótico que dejaba claro que no era del todo española. Ella me devolvió la mirada, aunque la suya se mostraba confusa e indiferente a partes iguales. No pude evitar notar lo mucho que estaba pegada al peliazul, apoyada en su hombro con total confianza y sentí como mis dientes chirriaban al apretar la mandíbula con fuerza.

—¿Os he visto en otra parte no?¿Quién eres? —No pude evitar encarnar una ceja “¿En serio? no se acuerda de mi” ¿Por qué demonios parecía que hubiese vuelto a la noche en aquella azotea cuando hablé con Nay por segunda vez? El parecido era cada vez más alarmante. A su lado Nay sonrió.

— El es el novato, mi…—Nay pareció dudar seriamente de si seguir o no—, ¿novio? —Ambos nos quedamos mirando unos segundos, extrañados por esa palabra. ¿Eso era lo que éramos? Ninguno de los dos parecía muy convencido. Un fuerte golpe en la mesa nos hizo desviar la mirada. Martín, sentado justo a mi izquierda miraba a Nay con una expresión indescifrable. Por la mirada de Nay supe que no se acordaba del rubio y no tenía ni idea de quién era, pero como era bastante habitual en el peliazul ni se molestó en preguntar, en cambio dejó que fuese el chico el que hablase.

—¡De eso quería hablar contigo Nay! Tengo mucha curiosidad por …el tipo de relación que estás manteniendo con mi amigo —Desvié la mirada hacia el rubio para así no tener que ver la expresión de Nay —. Es una relación sin compromisos ¿No? — Sentí mis mejillas enrojecer al instante. En que momento se me habría ocurrido que traer a Martín a una fiesta era la mejor idea. Aunque no le estaba mirando pude imaginarme perfectamente como Nay asentía con esa mirada indiferente en sus ojos y también podía sentir a Crystal a mi izquierda esforzándose por no echarse a reír. Lily pareció interesarse por el tema. 

—¿Una relación sin compromisos? ¡Vaya! Esa es una muy buena idea. Elimina esa idea absurda de que la poligamia es la única opción socialmente aceptada — “¿Esta tía que se ha fumado?” Nay parecía interesado en seguir el tema de conversación que había iniciado la pelirosa, pero Martín cortó cualquier intento con otra pregunta.

—Es que no llego a comprender del todo como va eso. Entonces …Si yo decidiese liarme con tu novio, ¿no te importaría? —Abrí los ojos desmesuradamente por aquella pregunta. Le habría pegado un tremendo puñetazo por aquel comentario, pero el shock me lo impidió y lo único que pude hacer fue girar con rapidez el rostro para observar la expresión de Nay. El peliazul miraba a Martín repentinamente serio.

— ¿Esa es tú intención? — Probablemente me imaginé el tono helado con el que Nay pronunció esas palabras, porque Martín no pareció notarlo y se encogió de hombros para mirar luego a Nay con ojos desafiantes, ambos se sostuvieron la mirada durante lo que a mi me parecieron horas.

— ¿Por qué estaría en esta fiesta si no? —Por fin pude recuperarme de la impresión para gritar con reproche.

—¡¡Martín!! —Mi amigo se volvió a mirarme. A mi derecha podía notar como Crystal se había tensado. El rubio adoptó una expresión inocente.

—¿Qué pasa? Soy bisexual, no tiene nada de malo que me quiera liar con un tío en una fiesta.

—¿BISEXUAL? —Abrí y cerré un par de veces la boca en busca de aire. ¿Alguien me podía explicar que estaba pasando aquí? ¿Quién era este y qué había hecho con mi amigo de toda la vida? Nay no había apartado en ningún momento la mirada de Martín y este le sostenía la mirada con una voluntad enorme. Al final el peliazul acabó por encogerse de hombros.

—Haz lo que quieras — No voy a negar que aquella indiferencia hirió mi orgullo y puede que también mis sentimientos, pero tenía otros problemas más graves en aquel momento, por ejemplo el hecho de que Crystal había huido de la conversación con el rostro empalidecido. “¡Mierda!, Está saliendo todo al revés”  

Sintiendo como mis manos temblaban agarré a Martín de la manga de la chaqueta. Alcé un dedo hacia los otros dos esforzándome enormemente por no mirar a Nay a la cara, algo me decía que si lo hacía me entrarían ganas de llorar y pegarle un puñetazo y no precisamente en ese orden.

—Disculpadnos un segundo —Tiré de mi amigo pasa sacarle del asiento mientras sentía la mirada de Nay clavada en mi, pero la ignoré y me di más prisa de salir de su campo de visión. Una vez nos alejamos solté a mi amigo —¡¿Me puedes decir que cojones ha sido eso?! ¿¡¡Bisexual!!? 

Por si no estaba lo suficientemente confundido antes, mi amigo se echó a reír.

—¿Eso? Solo ha sido una pequeña mentira, pensé que tu chico necesitaba replantearse algunas cosas —¿Mentira? Casi me da un ataque al corazón ¿Y ha sido todo por una mentira?. Martín parecía más que contento—. ¿Has visto como me miró cuando se lo dije? Parecía que me iba a arrancar la cabeza.

Me mordí el labio “Yo lo único que he visto ha sido como ha dicho que le importa un bledo lo que yo haga” Vale, definitivamente me había dolido, ¡Lo reconozco! Martín pareció leerme los pensamientos. 

—¡Oh vamos! No me digas que te has tragado sus palabras. Mira Dan, está claro … —Negué con la cabeza para que no siguiese hablando, acababa de acordarme de Crystal.

—Da igual, eso no es lo más importante ahora — Sentí un extraño sentimiento de mal estar. Tenía que encontrar a mi amiga antes de que todo se liase aún más.


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