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La vida es aburrida por CrystalPM

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Notas del capitulo:

 

 

 

 

—¡Despierta Dan! ¡Despierta!

Entreabrí los ojos medio cegado por la repentina luz que había inundado mi habitación, mi madre, que justo acababa de descorrer las cortinas, me miraba con los brazos en jarra.

—Deja de hacer el vago y levántate. Un amigo tuyo ha venido a visitarte — Me incorporé en la cama y solté un bostezo mientras me frotaba los ojos con el dorso de las manos.

—¿Visitarme? — Pregunté con voz pastosa, aún demasiado grogui para pensar las cosas con claridad y alargué mi mano para mirar el reloj de mi mesilla —¿Qué hora es? — Fruncí el ceño al ver como los dígitos del aparato marcaban las 8:00 ¿A qué clase de loco se le ocurría visitarme a esas horas en vacaciones?

Una voz grave resonó en mi habitación y al girar la cabeza pude ver a un sonriente Haddock en mi puerta.

—¡Hora de levantarse y hacer ejercicio novato! Te prometí que te pondría en forma — Contemplé al chico alucinado uno segundos y luego, soltando un gemido más típico de un jamelgo que de un humano, volví a ocultarme con las sabanas dispuesto a atrincherarme ahí dentro —¡Oh vamos! No seas así. Madrugar siempre sienta bien.

A su lado pude escuchar la voz cantarina de mi madre, que seguía ahí.

—Dan, no seas maleducado. Tu amigo no se ha tomado las molestias de venir hasta aquí tan pronto solo para verte hacer el mono.

Soltando un gruñido me volví a destapar para fulminar a Haddock con la mirada.

—No es un amigo, es un torturador — Mi madre no pareció tomarse muy en serio mis palabras porque se echó a reír mientras salía de la habitación.

—No digas tonterías y levántate —“Mala madre” 

Aunque lo que más me apetecía en aquellos momentos era inventar un arma destructiva que matase a todo el mundo y me permitiese seguir durmiendo plácidamente, hice un enorme esfuerzo por salir de la cama. 

—De todas maneras ¿Cómo sabías donde vivo? —El chico se encogió de hombros sin apartar esa expresión sonriente de su cara.

—Martín me lo dijo — Tendría que hablar con Martín sombre eso de dar mi dirección a mis amigos kamikazes. Apremiado por Haddock para que me diese prisa me vestí con el primer chandal que pude encontrar (Hay que reconocer que me costó encontrar uno… ni era consciente de que lo tenía) y tras un rápido desayuno me encontraba en la calle, cegado por la luz y temiendo por mi integridad física. Haddock parecía estar más feliz que nunca. Dio una sonora palmada como si fuese un entrenador de rugby hablando con su querido equipo y me miró emocionado.

—¡Perfecto! Primero estiraremos un poco y luego daremos unas cuantas vueltas a la manzana— El chico se me quedó mirando unos segundos y luego añadió como si fuese necesario —, corriendo —No pude evitar sonreír, parecía haber aprendido la lección de especificar las cosas bien desde nuestro último entrenamiento —, ¡Así que empecemos! 

 Ambos nos quedamos unos instantes en completo silencio, mirándonos mutuamente hasta que me atreví a preguntar.

—Esto… ¿Cómo se estira? — El chico abrió mucho los ojos, como si hubiese dicho un sacrilegio.

—Dan — Adoptó un tono grave, confidencial —. Me estas tomando el pelo…¿verdad? 

Intenté adoptar la sonrisa más beatifica que pude hacer.

Tras soportar los reproches llenos de incredibilidad por mi falta de acción física Haddock me enseñó lo que debía hacer y tras eso comenzó la verdadera tortura.

 

 

 

—¡Estupendo novato! ¿No ha sido para tanto verdad? — Tumbado como estaba, en el primer trozo de hierba que pude encontrar, y luchando por mantener una respiración normal no pude más que levantar la mano y alzar el pulgar a modo de conformidad. Llevábamos por lo menos 2 horas sin parar, pero mi amigo parecía más fresco que una rosa, mientras que yo… bueno, yo parecía una pasa con asma —. Mía me pidió que no te forzase mucho en tu primer día, así que creo que lo vamos a dejar por hoy — “Santa y bendita Mía” —. A menos que tú quieras continuar claro.

—¡NO! … eh esto… Creo que es suficiente por hoy Haddock — Intenté sonreír amablemente, pero era muy difícil cuando luchabas por respirar. El chico no objetó y se limitó a sentarse en el suelo a mi lado. 

—Hace tiempo que no hablamos de tú a tú —comentó el mayor pensativo—, ¿Conseguiste juntar a Crystal y a tu amigo?

—¡Eh! ¿Cómo sabes tú eso?— Haddock me miró con gesto inocente.

—Mía me lo contó —Claro, seguramente no hay nada que Mía no cuente a su novio. Sacudí la cabeza y miré el cielo azul, no había ni una sola nube ahí arriba.

—Sí… no… la verdad es que no lo se —Arrugué la nariz confundido —. Martín es muy raro para las relaciones. 

Haddock se carcajeó.

—Cómo si Crystal fuese más normal —Sonreí ante sus palabras. Tenía razón, probablemente había intentado formar la pareja más rara del mundo— ¿Y que tal las cosas con Nay? 

—¿Eh? 

—Claro. Estáis saliendo ¿No? — Me incorporé repentinamente para mirar alucinado al chico.

—¿Como cojones…? —El chico alzó las manos a modo de tregua.

—Mía me lo contó — Aquello no hizo más que sorprenderme más “¿¡Y cómo se ha enterado Mía!?  Haddock pareció leerme la mente porque se encogió de hombros y añadió como si fuese simple—. Son tías Dan, se enteran de todo. —“Las chicas dan miedo” 

Desvié la vista hacia los arboles del parque en el que nos encontrábamos aún asombrado. Yo aquí pensando que era discreto cuando todo el mundo estaba enterado de todo.

—Tú sabes muchas cosas y sueltas pocas — dije con tono acusatorio. A mi lado pude escuchar como Haddock se reía de nuevo.

—El arte del saber callar novato, pero ahora en serio ¿Qué tal os va?— Me removí incómodo por aquella repentina conversación. Era raro mantener este tipo de conversaciones con mi amigo, hasta ahora pensaba que la única enterada de todo era Crystal. 

—Mal —Confesé y mi tono de voz sonó bastante más apagado de lo que había pensado—. Puede que la haya cagado un poquito…bastante. 

Y así, sin venir a cuento, me encontré a mi mismo explicándole a mi amigo el portero de discoteca todo lo que había sucedido los días anteriores. En un principio no me atrevía a contarle la conversación que tuvo el peliazul con sus tíos, pero Haddock afirmó que él mismo había presenciado otro de sus encuentros hacía ya unos años así que entendía de que iba el tema. Mi amigo, para mi sorpresa, escuchó todo paciente y atentamente y cuando terminé de hablar su expresión se había tornado en una muy seria. Me quedé mirándole en silencio notando un ambiente de repentina tensión que no hizo más que ponerme nervioso. El mayor se movió con lentitud, como si intentase ordenar bien sus ideas antes de hablar, y cuando lo hizo fue con cautela.

—Novato. Creo que te equivocas en algo importante —Aquella respuesta me descuadró ¿Acaso se me había olvidado contar algo? Mientras hacía repaso de todo lo ocurrido Haddock volvió a hablar—. No eres tú el que la ha cagado. Ese ha sido Nay. 

—Haddock. Creó que no me has entendido bien. Fui yo qu…— Mi amigo alzó una mano para indicarme que me callase.

—No, no. Escúchame tú a mi. Conozco a Nay desde que teníamos 10 años y he visto como han sido todas sus… relaciones no relaciones —Dijo mientras hacía unas inmensas comillas al aire—. Mira, sé que Nay es muy difícil de comprender. Nadie lo hace, nadie lo ha hecho. Ni siquiera Tarón o Sara y sé que eso le afecta, pero no tienes por qué sentirte mal por no comprenderle tú tampoco. Lo que tiene que aprender Nay es a contar sus malditos problemas a la gente — Haddock tenía una expresión tan cabreada que no me atreví a llevarle la contraria— y por mis huevos que va a aprender ¡Vamos ahora mismo a verle! 

El chico se levantó de un salto causándome un respingo de sorpresa y me agarró del brazo.

—¿¡Qué!? — Antes de que pudiese negarme ya había tirado de mi para hacer que me levantara. 

—La tienda de tatuajes no está muy lejos de aquí. Seguro que está trabajando y podemos hacerle una visita —Haddock comenzó a caminar arrastrándome por el proceso.

—¿Estás loco? ¡No pienso ir a verle!— Intenté resistirme, pero reconozcámoslo… él es Haddock y yo soy Dan, estaba bastante claro cual iba a ser el resultado en ese enfrentamiento.

En menos que canta un gallo nos encontrábamos en una calle que me resultaba vagamente conocida de haber paseado por ella con Crystal el día que la chica fue a hacerse el tatuaje. Siendo consciente de que no podía resistirme usando la fuerza había optado por recurrir a la persuasión… o súplica —. Vamos Haddock, seguro que están demasiado ocupados. No es bueno interrumpirles, su jefe se enfadará con nosotros y nos lanzará una de sus famosas sillas…

 

Enmudecí repentinamente. A medida que avanzábamos hacia el local la voz de alguien se iba haciendo audible, alguien que gritaba muy furioso. Haddock me miró frunciendo el ceño.

—¿No te suena esa voz? — Sí, me sonaba. Ambos nos miramos unos segundos alarmados para luego echar a correr hacia el local de tatuajes. A medida que llegábamos pude confirmar nuestras sospechas. Aquella voz era sin duda de Crystal, que gritaba a pleno pulmón en mitad de la calle todas las groserías que se podían imaginar. En la entrada del local se había formado un pequeño corro de curiosos y tuve que abrirme paso a empujones para poder ver la escena mejor. 

Mi amiga se encontraba plantada enfrente de la puerta de la tienda de tatuajes con los brazos extendidos, impidiendo el paso a todo el que intentase entrar. Justo enfrente suyo un hombre ataviado en un traje de aspecto bastante caro la miraba con furia. El señor aparentaba estar ya en los 50, su pelo se había tornado casi al completo en un gris oscuro, pulcramente peinado, sus rasgos eran duros y rectos, y su voz sonó extremadamente fría cuando habló.

—Crystal. Estás armando un escándalo. Compórtate — La chica no se movió ni un centímetro.

—¡Y una mierda! No pienso dejar que pongas ni uno de tus asquerosos dedos en está tienda— Podía escuchar los murmullos de la gente que se había aglomerado ahí y aquello pareció poner más furioso al hombre desconocido.

— Tu comportamiento indecente no hace más que corroborar mis sospechas. ¡Apártate y compórtate como debes hija! —¿Hija? Un sonido de exclamación se escapó de mis labios ¿¡ Ese era el padre de Crystal?! Al lado de este distinguí a una chica rubia que se me hizo conocida. Amanda, la prima de Crystal miraba la escena con ojos serios. 

—¡No pienso hacerlo! ¡No pienso dejar que destroces este local! 

—Eso no te incumbe.

—¡Claro que me incumbe, viejo hipócrita! — Pude ver como el señor cerraba el puño con una repentina furia y me invadió el temor de que se le ocurriese emplear la fuerza contra Crystal. Antes de pasase nada ya me había hecho paso entre la gente y me había colocado entre padre e hija y pude notar como Haddock también se adelantaba entre la gente, para asegurarse de que nada pasaba. El hombre pareció confundido ante la intromisión y con alivio pude notar por el rabillo del ojo como destentaba su puño.

—¿Y tú quién eres? —Se dirigió a mi con un tono tan frío que por un momento me dio la impresión de estar de nuevo en la cocina de Nay, siendo inspeccionado por aquella señora de ojos horribles. Me paralicé, incapaz de pensar algo coherente que decir, pero una voz sonó a mis espaldas.

—Me temo que se va a tener que ir señor —Mike, el dueño de la tienda, había salido del local y observaba la escena con gesto serio—. Se que tiene que hablar de temas económicos sobre mi negocio, pero no es buen momento y no puedo atenderle.

Su tono era duro y no dejaba lugar a ninguna réplica, aunque el padre de Crystal parecía querer insistir, pero fue entonces cuando Amanda (Alias, rubia-tirafichas por si no os acordáis de ella) se acercó a su tío para hablar con tono dulce.

— Tío, podemos volver otro día — Le agarró del brazo intentando ser conciliadora y cuando se encontró lo suficientemente cerca susurró para que el corro de mirones no pudiese escuchar—. Hay mucha gente mirando, no armemos un jaleo.

Aquellas palabras fueron las que más efecto hicieron en el hombre. De repente pareció ser consciente de la situación y retomó la compostura como pudo. 

—De acuerdo. Volveré otro día — Ni siquiera miró a su hija cuando con un movimiento premeditado de cabeza se despidió de los presentes, ni cuando se volvió para irse de ahí con paso decidido.

Tras esa escena la gente que se había parado a mirar se fue marchando poco a poco, hablando entre ellos sobre lo que acababa de suceder sin ningún tipo de recato. Nosotros permanecimos en la misma postura, hasta que Mike posó cada uno de sus brazos en nuestro hombro y nos habló con voz amable.

—Entrad chicos, creo que os viene bien descansar dentro —Ni Crystal ni yo respondimos, fue Haddock el que se acercó del todo a nosotros y asintió con la cabeza. Luego nos agarró a ambos por el brazo y amablemente nos hizo entrar en la tienda. El local estaba prácticamente vacío, pero había un par de tatuadores con sus clientes, todos parecían expectantes de saber que había pasado. Con un rápido vistazo pude comprobar con alivio que Nay no se encontraba ahí.

Mike nos indicó que nos sentásemos en el sillón amplio que ocupaba parte de la sala de espera y luego alzó la voz para que sus empleados pudiesen escuchar.

—¡No ha pasado nada chicos!, pero volverá a intentarlo así que hay que tener los ojos bien abiertos —Todos comprendieron al instante y en seguida volvieron a sus quehaceres, como si nada hubiese pasado. Yo miré a Crystal, que permanecía inmóvil sentada a mi lado, con la mano cubriéndole los ojos como si tuviese dolor de cabeza.

—¿Crystal nos puedes explicar que ha pasado? —La chica suspiró y por fin retiró la mano permitiéndome observar sus ojos preocupados.

—Mi padre quiere cerrar este negocio— dijo con tono de voz apagada—. Se le ha metido en la cabeza que es lo mejor para que yo reforme mi actitud indecente. Lo siento Mike, todo esto es culpa mía.

El loco de las sillas negó con la cabeza y sonrió.

—No digas eso pelirroja y no te preocupes. Por muchos contactos y poder que tenga tu padre no va a conseguir que cierre —Hablaba muy seguro de si mismo—. Con la de años que me ha costado conseguir todas estas sillas de profesional de tatuados ¡Ni en sueños! — “Debía haberlo imaginado”

Crystal se echó a reír por sus palabras y para mi alivio pareció recuperar el color de la cara.

—¡Oh! Se me olvidaba —Sin venir a cuento de nada la pelirroja me pegó una colleja que me hizo dar un respingo alarmado—. Te la debía por atreverte a bromear con que te habías cargado mi amplificador.

Fruncí el ceño mientras me frotaba la zona del cuello adolorida.

—Serás rencorosa. Algo tenía que inventar, ya que la señora remilgos había decidido encerrarse en su cuarto y no salir— dije acusatoriamente, pero luego recordé algo—¿Tanto te molestó lo que dijo Martín a Nay en la fiesta? Eres consciente de que era todo mentira ¿no?

Mi amiga bufó como si acabase de decir una tremenda estupidez.

—¿Molestarme eso? ¿Te crees que soy tonta? Era obvio que era mentira — Intenté mantener una sonrisa “Pues a mi casi me da un ataque del susto” —No m fui por eso. Cuando estaba hablando con vosotros vi que mi padre entraba en casa y fui a hablar con él— Su rostro se crispó—. Obviamente no le gustó la idea de la fiesta y tuvimos otra pelea. Por eso me encerré en mi cuarto.

—Ah… así que no te encerraste por ser una adolescente con mal de amores sino por ser una adolescente con mal de padres —Mi amiga me intentó pegar otra colleja, pero yo ya estaba preparado y pude esquivarla.

Haddock, que había estado escuchando en silencio sentado en el sillón de al lado se desperezó y alzó la voz para hacerse notar.

—Bueno novato, ahora que está solucionado este problemita no te vas a librar — Luego se volvió hacia Mike—. ¿Donde está Nay? Venimos a hablar con él — Una lenta sonrisa se fue formando en la boca de Mike, que me miró de solayo. Mierda, se me había olvidado como era este señor me apresuré a añadir.

—Nada de mojar bizcochos Mike —Crystal se empezó a reír a carcajadas detrás mío, Haddock me miró confuso y Mike cambió su expresión de triunfo por una de fiasco. 

—Los chicos de ahora no sois lo que antes — Suspiró teatralmente y añadió—. Nay se ha tomado unos días libres. No se donde puede estar.

Ese dato pareció decepcionar a Haddock, pero yo suspiré aliviado. No estaba preparado para encontrarme con el chico, aún tenía grabado en la mente como me había mirado la vez pasada. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al recordarlo. Me levanté del asiento, no dispuesto a darle más oportunidades a Haddock para que me complicase la vida.

—Visto lo visto creo que yo me voy a ir a casa ya. Gracias por el entrenamiento Haddock —Dicho esto me apresuré a despedirme y a salir por la puerta de la tienda. Aunque solo llegué a abrirla, ya que del otro lado me encontré cara a cara con Amanda, que me miró sorprendida. Encarné una ceja al verla ahí ¿No se suponía que se había ido con su tío? Su actitud nerviosa y tímida me chocaba mucho con la golfería que había mostrado en la fiesta de Crystal. 

—Esto… venía a disculparme. Se que hemos causado un gran alboroto antes — La miré sorprendido. Tal vez la había juzgado mal después de todo. Salí del todo de la tienda y me eché a un lado para dejarla pasar.

—Claro. Mike está dentro, puedes hablar con él — Aún así la chica no se movió.

—Se lo que intenta hacer mi tío —La chica me miró con sus intensos ojos azules —, y se que no esa bien. Si pudiese hacer algo para evitarlo me gustaría ayudar —De nuevo aquella actitud tan amable y desinteresada me chocó con la imagen que había tenido de ella cuando intentaba tirarle las fichas a mi amigo, pero no dije nada. Lo único que se me pasaba por la mente en esos instantes era que la chica había sido la única en conseguir que su tío se calmase y nos dejase en paz. Tal vez ella podía convencerle de que intentar cerrar la tienda no era lo mejor, por eso intenté esbozar una sonrisa amable.

—Eso sería genial —La chica me sonrió de vuelta y sacó de su bolso una pequeña tarjeta de color rosa.

—Es mi número. Si necesitas que haga algo avísame— Por un momento dude, algo dentro de mi cabeza me dijo que no era buena idea coger aquella tarjeta, pero lo ignoré. Cuando tuve el trozo rectangular de papel entre mis manos la chica ya se marchaba.

 

 

 

 

—¡Despierta hijo! ¡Tienes visita! — Mi madre descorrió las cortinas al igual que había hecho el día anterior y yo solté un extraño gruñido mientras sacaba una mano de entre las mantas para alcanzar el reloj. Las 8:30.

— No pienso salir tan pronto a dar brincos.—murmuré sin molestarme siquiera en bajar el tono para asegurarme de que no me oyera y me oculté entre las sabanas de nuevo. Mi madre bufó, ya saliendo de la habitación .

—Ignórale, tiene mal despertar.

—¡No tendría mal despertar si este kamikaze no viniese a torturarme todas las mañanas! —Nadie pareció prestarme atención, como siempre—. Estúpido Haddock.

—¿Tengo pinta de ser Haddock, novato? — Un escalofrío me recorrió el cuerpo entero al escuchar esa voz. Sintiéndome repentinamente despierto me incorporé bruscamente para observar a Nay, plantado en mi habitación con esa postura de completo pasotismo que le definía.  

 

 

Notas finales:

 

Buenas gente!!!! 

Lo primero, muchas gracias a todo el mundo por las recomendaciones. Me habéis dando lectura para meses jajaja Soy lenta leyendo, así que tardaré en leerme todas, pero me están encantando ( Me habéis salvado de muchas horas de aburrimiento)

Yo no os quiero saturar con muchas novelas a la vez, así que voy de poquito a poquito, para que os podáis enganchar a ellas y leerlas  y así no me echéis en cara que actualizo muy tarde (?)

Así que hoy os voy a recomendar dos! 

La primera sería "Guerra Fría" de Kamm00 que está en wattpad, que aunque la autora tarda en actualizar los capítulos son tan extensos que merece mucho la pena la espera y ya os digo yo que la historia está genial 

La otra es "Escrito en el Asfalto" que aunque la autora Rokyuu tiene wattpad está historia de momento solo está en Amor Yaoi. Me lo recomendó  Nuriyihan ( arigatooo) y es genial . Aviso, es una historia fuerte, no es para niños, si eres sensible no la leas, pero a mi me sorprendió y mucho . También pasa lo mismo que la otra, tarda un poco en actualizar, pero los capítulos son muy extensos. (Cuando digo que son muy extensos es que comparados con lo mío largos son más del triple de extensos XD) 


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