Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La vida es aburrida por CrystalPM

[Reviews - 124]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Como ya he dicho por Facebook: Como se que la mayoría hará tiempo que leistes la historia ( jeje, culpa mía por tardar tanto en escribir esto) tal vez os perdáis un poco entre tantas cosas, si queréis echarle un repaso a las escenas de capítulos anteriores (A partir de la vuelta del viaje en caravana cof* cof*) creo que os resultará productivo.

 

Ahora sin más dilación, disfrutad.

 

 

Supongo que si estáis aquí es porque ya conocéis a un joven bastante loco llamado Dan y a su aún más loco novio llamado Nay, pero para vuestra desgracia (o suerte) yo no soy ninguno de esos dos locos y tampoco me han traído aquí para que os cuente la historia de como ambos chicos acabaron siendo unos tontos enamorados que no hacen más que dar el peñazo (Creo que esa os la sabéis bastante bien)

 

No, yo solo soy Martín y a mi me han traído aquí para hablaros de cómo mi mejor amigo consiguió arrastrarme a una fiesta en contra de mi voluntad, de cómo acabé encerrado en una alacena de una mansión y como una pelirroja logró hacer que me enamorase en menos de una semana.

 

 

 

—Martín...¡Martín! —Con fastidio desvié la mirada del libro que me tenía enganchado para mirar a mi madre. Ella me observaba desde el otro lado de la isleta de la cocina con un café entre las manos—. Escucha cuando te hablo, hijo— me riñó sin verdadero enfado en la voz mientras le echaba un par de cucharadas de azúcar a la bebida y apoyaba los brazos en la isleta, por alguna razón mi madre siempre desayunaba de pie, era como si al despertar tuviese demasiada energía como para permanecer sentada mucho tiempo—, y te he dicho mil veces que no leas en el desayuno, se va a estropear el libro.

 

Suspiré mientras cerraba el ejemplar y lo dejé en el extremo contrario de la encimera.

 

—Lo siento ¿Qué decías? 

 

—Decía que hace mucho tiempo que no vemos a Dan por casa— Se llevó la cuchara a los labios para comprobar si había echado suficiente azúcar y al darse por satisfecha se relamió—, ¿Estáis enfadados? 

 

Negué con la cabeza a la vez que daba un sorbo a mi café con leche a la vez que jugueteaba distraídamente con mi piercing de la oreja.

 

—Para nada, ha estado solo en su casa estas últimas semanas—Al darme cuenta de que aquellas palabras no ayudaban a responder la duda de mi madre hice una mueca de ignorancia—, creo que se ha echado novia o algo —añadí al recordar la conversación tan extraña que habíamos tenido por teléfono hacia unos días, en la que había escuchado una voz femenina al otro lado del teléfono. Ante mis palabras mi madre dejó escapar un pequeño grito de alegría y dio un bote que causó que sus rizos rubios se meciesen por el movimiento.

 

—¡Qué bien! Hacía mucho que no tenía pareja, ¿no? Seguro que le vendrá bien.

 

—Podrías aplicarte el cuento tú también, hermanito—Marta, mi hermana, que hasta ese entonces había estado demasiado centrada en la pantalla de su móvil para prestarnos atención, se unió a la conversación simplemente para fastidiarme—. A lo mejor una novia hace que de una vez por todas dejes de estar encerrado en casa.

 

El comentario de mi hermana no me molestó. Marta siempre se tomaba las cosas muy a broma, con el paso del tiempo yo había aprendido a convivir con su personalidad y sus comentarios sarcásticos. Mi madre paseó la mirada entre nosotros con una expresión confusa en el rostro.

 

—No entiendo, Martín ¿Una nueva novia? ¿No estabas saliendo con Abril? — Marta fue más rápida en contestar haciéndolo con su habitual delicadeza.

 

—Cortó con él, hace una semana y media —respondió mientras me miraba intensamente, esperando mi reacción, pero fue mi madre la que se lamentó.

 

—¡Ay! Que pena, pensaba que esta chica te gustaba de verdad.

 

—Ya...— murmuré incómodo, deseando poder beberme el cafe de un solo trago para escapar de aquella conversación cuanto antes—, supongo que el problema es que yo no le gustaba a ella.

 

—Eso te pasa por ir con esas pintas de chico popular cuando luego te tiras la vida encerrado entre maquinas. Siempre te acaba pasando lo mismo y solo atraes a las chicas tontas y superficiales.

 

—¡Marta! No le hables así a tu hermano —Marta se irguió, ofendida.

 

—¿Qué? Solo quiero que no le vuelvan a mangonear como siempre, en parte es tú culpa por...—Antes de que aquella discusión absurda llegase a más me levanté de mi asiento y alcé la voz, intentando forzar una sonrisa.

 

—Creo que voy a llamar a Dan, puede que sus padres hayan vuelto y podamos organizar una barbacoa o algo.

 

Mientras que mi madre se puso a dar saltitos de la emoción con la idea, mi hermana se limitó a bufar y a volver a aislarse en su propio mundo con el móvil.

 

Cuando salí de la cocina tecleé el número de casa de mi amigo y esperé a que contestase mientras buscaba en mi armario alguna zapatilla que ponerme, todo para evitar recordar el rostro de aquella chica rubia que todo el mundo se empeñaba en hacerme recordar.

 

—¿Diga? —La voz femenina que sonó al otro lado me dejó claro que no era Dan.

 

—¿Andrea? Soy Martín —La voz de la hermana de mi amigo sonó alegré al reconocerme.

 

—¡Hola Martín! Justo estábamos hablando de lo mucho que hace que no vemos a tu familia.

 

—Ya bueno, dile luego a tu madre que llame a la mía, seguro que tienen mucho que planear ¿Está Dan?

 

—Mmmm, espera un momento— escuché unos sonidos amortiguados que supuse que eran de la chica llamando a su hermano por la casa, al cabo de unos segundos volví a escuchar su voz con claridad—. No está, se ha ido a trabajar.

 

—¡Oh! Entonces tal vez vaya a visitarle un rato, hace mucho que no nos vemos y tal vez él y Jannet necesiten ayuda.

 

—Ya no trabaja donde Jannet —Aquella noticia me sorprendió, no había oído hablar nada de eso.

 

—¿Desde cuándo? —la chica pareció pensarlo unos segundos.

 

—Pues... dejó el trabajo antes de que nos fuésemos a la playa, y cuando volvimos ya tenía uno nuevo —Contuve un sonido de disgusto, Dan no me había contado nada sobre su cambio de trabajo en el tiempo que habíamos hablado por el móvil. 

 

—¿Sabes la nueva dirección? 

 

—Sí, espera un momento que te la digo ¿Tienes papel para apuntar?

 

Antes de que me diese cuenta ya estaba enfrente de aquella puerta de cristales opacos y aquel escaparate que no dejaba ver nada de lo que había en el interior de la tienda. Tuve que cerciorarme un par de veces de que aquella era la dirección correcta para convencerme de que aquel era el sitio donde trabajaba mi mejor amigo. Colgado de la pared de madera pintada de color azul oscuro había una pequeña nota pegada con celo en la que alguien había escrito con letra desordenada la palabra "Cerrado"... No estoy muy seguro de que ese sea el método convencional de los carteles de cerrado, pero al menos el mensaje era obvio, así que no hice ningún intento de intentar y supuse que Dan aún no había llegado, cosa rara porque se supone que él había salido antes que yo.

 

"Puede ser que se haya perdido" Que yo recordase mi mejor amigo nunca había tenido un mal sentido de la orientación, pero no me sorprendería que hubiese desarrollado una nueva "deshabilidad" capaz de hacer que se perdiese en cualquier lugar... sí, como aquella misteriosa enfermedad que le hizo olvidarse de como saltar en quinto de primaria, justo el día del examen de atletismo, o la otra vez que desarrolló un tic en el ojo que nos impidió ir a ver la película de muñecas Barbie que su hermana quería ir a ver. Desde luego me había criado con un amigo de lo más peculiar. 

 

Mientras estaba sumido en mis pensamientos noté como una figura menuda se chocaba conmigo, y distinguí a una chica de cabellera roja riéndose y disculpándose conmigo.

 

—No pasa nada —respondí distraído, demasiado preocupado en recordar con todo detalle a un Dan de pequeño que aseguraba que su tic en el ojo era en realidad una inteligencia superior intentando comunicarse con ellos utilizando código morse por medio de su párpado... la verdad es que después de aquel día ambos habían aprendido el lenguaje morse bastante entusiasmados.

 

—¿Martín? —Otra voz me sacó de mis ensoñaciones de nuevo, un chico joven me miraba con sorpresa. Yo lo contemplé a él desconcertado unos segundos, pensando que aquel rostro me era familiar. Abrí mucho los ojos al reconocer a mi mejor amigo entre aquella cabellera despeinada y el flequillo desfilado. Casi queriéndome cerciorar de que aquello era real agarré a Dan de los hombros y le zarandeé inconscientemente.

 

—¿Dan? Te estaba esperando, pero no te reconocía ¡Estás completamente cambiado! 

 

Sí, mi amigo estaba irreconocible, pero no era tanto su nuevo corte de pelo, con aquel flequillo cubriéndole a medias los ojos, o sus nuevas ropas, bastante mejor combinadas ahora que antes, sino más bien su mirada. Su mirada y su pose de seguridad, como si ya nada le intimidase. Algo en mi interior me hizo preguntarme qué es lo que habría causado ese cambio de actitud tan grande en mi amigo en tan poco tiempo. 

 

El chico se removió y señaló a la chica que le acompañaba, de mala gana.

 

— Eso es obra esta cosa que tengo detrás. A mi no me preguntes.

 

En aquel momento, la pelirroja de antes asomó por detrás de la espalda de mi amigo y fue realmente cuando me fije en ella. Era bajita y de tez muy blanca y vestía de una manera realmente extravagante.  "¿Será esta la chica de la llamada telefónica?" Puede que fuese la posible nueva novia de Dan. Ella se acercó a mi con seguridad, observándome con detenimiento.

 

—¿Y tú quién eres?

 

— Martín, un amigo de Dan ¿Y tú? 

 

—Crystal— Sonreí a la vez que extendía la mano hacia la chica, no quería empezar mal con una amiga/lo que sea de mi mejor amigo

 

—Encantado— Ella pareció ablandarse y me respondió al saludo, su piel era bastante más suave en comparación con la mía. 

 

— ¿Cómo demonios sabías que iba a estar aquí?—me preguntó Dan. Yo me llevé una mano a la cabeza e hice una mueca, preguntándome si metería en algún lío a Andrea por contestar la verdad. Aún así la acabé diciendo.

 

— Tu hermana me dijo que venías a trabajar aquí y como llevas tanto tiempo desaparecido me pareció buena idea hacerte una visita.

 

Aquello último lo añadí al sentir la necesidad de tener que explicarme, no quería causar ningún tipo de inconvenientes a mis amistades. Dan suspiró, pero supe que no le daba importancia así que volví a sonreír, más contento con que se me hubiese ocurrido la idea de visitarle.

 

—Bueno. Ya que estas aquí ayúdame con las tareas de la tienda por un día—Me apresuré a asentir, me gustaba ayudar a la gente, me hacía sentir que había hecho algo que mereciese la pena aquel día. Fui el primero en entrar a la tienda y por tanto fui el primero sobre el que se abalanzó la figura de un anciano. Iba a presentarme ante él, pero este se me adelantó, pasando un brazo por mi hombro con aire amistoso miró a Crystal y Dan, que entraban en aquel momento.

 

—¿Ya estáis todos aquí? ¡Perfecto! Hoy tenemos mucho que hacer.

 

Podemos decir que Tarón y su tienda eran...curiosos. Tal vez podría haber dicho algo más positivo de aquel sitio si no hubiese tenido a ese Loro que decidió darse un festín con mi dedo índice por lo menos tres veces mientras intentaba limpiar su jaula. Afortunadamente a partir del cuarto mordisco apareció la amiga de Dan para agarrar el bicho mientras yo terminaba la tarea. 

 

—Yago es un poco gruñón, pero se le acaba cogiendo cariño—comentó la chica mientras acariciaba las plumas del ave que, por alguna extraña razón, no parecía tener ningún interés en sus dedos ( pajarraco listo)

 

—Me cuesta un poco creerte —Murmuré. Después de eso ninguno de los dos volvió a decir nada mientras yo terminaba de vaciar la jaula. Una vez lista dejé escapar un resoplido de triunfo y me volví hacia la chica para sonreírla agradecido. Ella por alguna razón desvió su mirada como si le molestase el contacto visual, aunque aquello me desconcertó no dije nada—, gracias por la ayuda. Mis dedos lo aprecian. 

 

—Nada...— La chica dejó al Loro, que rápidamente empezó a gritar su nombre a pleno pulmón—, Martín ¿Tú conoces a Dan desde hace mucho tiempo, verdad? 

 

Me rasqué la nariz pensativo.

 

—Sí, se podría decir que sí ¿Por?

 

—Hace unos días Dan me regaló algo realmente especial por mi cumple... y estaba pensando regalarlo algo que le gustase a él por su cumple para agradecérselo, un videojuego o algo... tal vez tú podrías ayudarme a elegir uno que le gustase —Sonreí entusiasmado con la idea. Un videojuego para Dan significaba un videojuego nuevo que yo también iba a poder probar.

 

—¡Claro! Mañana pensaba ir a una tienda bastante grande a la que suelo ir mucho, por si quieres pasarte —La chica me miró unos instantes sin decir nada, e internamente me pregunté si había dicho algo malo que la incomodase.

 

—¿Mañana? —Asentí, inseguro. Estaba claro que la idea no le atraía.

 

—Si no te viene bien podemos ir otro día, suelo pasarme por ahí muy a menudo...— la chica sacudió la cabeza en un gesto que no supe identificar. De repente, sin darme tiempo a reaccionar, hizo aparecer un trozo de papel frente a mis ojos.

 

—Toma mi número, mándame la dirección por whatsapp.

 

En cuanto cogí el número de la chica para ojearlo ella ya se había marchado, como si no hubiese nada más que añadir a aquella conversación. Me quedé un rato observando el trozo de papel confundido.

 

Cuando salí de la tienda añadí su contacto al móvil y no muy seguro de mi mismo envié un mensaje con la dirección de la tienda, aunque a esas alturas era más que obvio que Crystal no pensaba ir.

 

Al llegar a casa mis padres me dieron la bienvenida desde el salón. Aún en la entrada pude escuchar a mi madre alzando la voz para que yo pudiese oírla.

 

—¿Has visto a Dan al final? 

 

—Sí— afirmé mientras entraba en el salón, preguntándome dónde habría dejado el libro que estaba leyendo por la mañana. Luego, recordando de pronto la conversación que habíamos tenido durante el desayuno añadí—, puede que haya conocido a su novia también.

 

Aquello pareció entusiasmar a mi madre más, ya que se dio la vuelta en el sillón para mirarme, quedando apoyada en el respaldo de este.

 

—¿A sí? ¿Y cómo es? ¿Guapa? 

 

El rostro de la chica me volvió a la mente y una incómoda sensación me embargó 

 

—Sí, muy guapa.

 

 

 

 

 

 

 

Por muy raro que le parezca a la gente a mi nunca me ha molestado madrugar. Es más, me gustaba la sensación de despertar pronto sintiendo que tienes un día completo por delante, me gustaba salir a una calle desierta y llegar el primero a las tiendas que me gustaban, para poder tirarme lo que quisiese en ellas sin tener que esperar colas ni aguantar el trajín de la gente. Aquel día no fue diferente a los demás, me levanté en una casa completamente en silencio (Mis padres y mi hermana no congeniaban con mis rutinas madrugadoras) y el camino al centro comercial lo hice tarareando viejas canciones del Señor de los Anillos disfrutando del frescor de la mañana. Cuando llegué a la tienda de videojuegos acababan de abrir sus puertas, pero a diferencia de lo que acostumbraba ya había alguien en la puerta, esperando. Con paso tranquilo me acerqué hasta la chica de cabellera roja que escuchaba música con aire distraído.

 

—¿Qué haces tú aquí? — Al escuchar mi voz Crystal alzó la cabeza y con una mano dejó que los cascos de música se deslizasen hasta quedar colgados de su cuello. La chica me miró extrañada.

 

—...Habíamos quedado...¿No te acuerdas?— Incómodo desvié la mirada, incapaz de decirle la verdad, que en realidad no había esperado que fuese a aparecer. 

 

—Ah... claro. Entremos— Me hice a un lado para dejar a la pelirroja entrar primero, ella no se movió durante unos instantes, los cuales me hizo dudar si se había ofendido por aquel gesto, pero luego entró por delante de mí, como si nada hubiese pasado. No pude evitar soltar un suspiro de cansancio "No imaginaba que mi sábado de videojuegos fuese a tener que lidiar con eso de socializar" 

 

La tienda estaba completamente vacía (Normal, si éramos los primeros que entrábamos aquel día). Cómo santuario de consolas la verdad es que cumplía muy bien su función, era grande, llena de pósters y figuras de los personajes más característicos del momento y, lo más importante, tenía estanterías y estanterías de videojuegos. Crystal dio un par de vueltas sobre sí misma observando la estancia con ojo crítico, yo la observé a ella en cambio, preguntándome qué estaría pasando por la cabeza de aquella chica en esos instantes. Por fin la pelirroja se volvió hacia mí y cogió la primera caja que tenía a su alcance.

 

—¿Qué te parece este? — No pude evitar alzar una ceja con escepticismo.

 

—Es un juego de Xbox —Se hizo un silencio incómodo.

 

—...¿Y?

 

—Dan no tiene una Xbox —La chica frunció el ceño y volvió a mirar a la caja. Yo rodé los ojos y acercándome a ella la cogí de los hombros para llevarla a la zona de la playstation—. Sí quieres regalarle un videojuego, será mejor que sea de algo que pueda jugar.

 

—¡Oh perfecto! — Igual que hizo anteriormente alzó una mano y cogió a voleo uno—. ¿Este le gustará? —preguntó mientras zarandeaba a la altura de mi cara el Fallout 3. No pude evitar sonreír al ver que había dado en el clavo.

 

—Ese sería perfecto, pero ya lo tiene— La chica chasqueó la lengua mientras lo dejaba en su sitio, y con la misma rapidez y despreocupación que la anterior vez cogió otro distinto y para mi sorpresa volvió a acertar sacando el Portal—. Ese se lo compró hace 2 meses... ese se lo regalé yo el año pasado... ese también.

 

Crystal dejó escapar un resoplido.

 

—¡Por Dios! ¡¿Es que acaso tiene todos los videojuegos del mundo?! 

 

—No tiene todos los videojuegos del mundo—murmuré un tanto extrañado " la cosa es que tú señalas solo los que más le gustan" —. ¿Seguro que necesitas mi ayuda con esto?

 

—Por supuesto que necesito tú ayuda. Eres su mejor amigo, ¿no?

 

—Eso deberías preguntárselo a Dan, no a mi— respondí con tono amable mientras ojeaba las ofertas que tenían a la venta. 

 

—Sé que eres su mejor amigo. ¿Desde cuándo os conocéis? 

 

—Desde siempre— Se hizo un silencio entre los dos, pero podía sentir a la chica a mi lado, tamborileando los dedos contra la madera de las estanterías, con aire nervioso. Resignado alcé la cabeza para ver su rostro pecoso—. ¿Y tú Crystal? ¿De qué conoces a Dan? —Ahí estaba la duda que me había estado rondando por la cabeza desde el momento en que había visto a mi amigo con aquella chica ¿De qué se conocían? ¿Por qué Dan había decidido romper el contacto por un mes entero? ¿Y por qué tenía la impresión de que me estaba perdiendo mucho más de lo que creía? Aquella pregunta, en cambio, pareció hacerle gracia a la chica.

 

—De la parada del autobús— No pude evitar encarnar una ceja y un pequeño murmullo se escapó de entre mis labios.

 

—Curioso lugar para ligar —A pesar de que había sido apenas un susurro la chica me oyó y se volvió hacia mi confusa.

 

—¿Ligar? — Dándome cuenta de que había metido la pata hice una mueca y me apresuré a explicarme.

 

—¿No eres la nueva novia de Dan? Me pareció reconocer tú voz de un día que hablé con él por teléfono— La risa de la chica me tomó por sorpresa y no pude evitar enrojecer de vergüenza al darme cuenta de que había malinterpretado la situación. 

 

—Aquel día estaba bromeando— Una sonrisa maliciosa asomó en sus labios—. Créeme cuando te digo que no soy el tipo de Dan, para nada.

 

Sintiéndome aún tremendamente avergonzado desvié el rostro para centrarlo en la carátula del juego que hacía ya bastantes minutos que había cogido sin prestarle atención, pero sus palabras solo hicieron que aumentase mi curiosidad y mi desconcierto. No veía como aquella chica no pudiese ser el tipo de cualquier chico, pero prefiriendo no meterme en conversaciones para nada cómodas y que no me inmiscuían decidí no preguntar más al respecto.

 

Ningún juego parecía convencer a la pelirroja así que, derrotados, salimos de la tienda con las manos vacías. Una vez fuera los nervios me asaltaron, no estaba del todo seguro de cómo debía despedirme de ella. ¿Un "hasta pronto"? pero probablemente no nos volviésemos a ver nunca más...¿"Tal vez un "Encantado de conocerte" ? Aunque ya la conocía de antes...

 

—¿A dónde te apetece ir ahora? — La voz de la chica me sacó de mis pensamientos sobre los protocolos de cortesía y la miré confundido.

 

—¿Eh? — Crystal parpadeó sin apartar su mirada de mi, con aire despreocupado.

 

—Tengo que agradecerte de algún modo por la ayuda. Te invito a lo que quieras.

 

—Pero si no hemos encontrado nada —La chica ladeó la cabeza, como si yo estuviese diciendo tonterías y la confundida fuese ella.

 

—Eso no quita que esté agradecida, vamos—Con decisión me agarró de la mano y tiró de mi, pero inmediatamente freno en seco—, espera, ¿A dónde has dicho que querías ir? No conozco este centro comercial. Será mejor que guíes tú.

 

Antes sus palabras no pude evitar evitar su mirada, nervioso.

 

—Yo tampoco conozco el centro comercial— Crystal frunció el ceño.

 

—¿No se suponía que venías aquí a menudo?

 

—Solo a la tienda de videojuegos—admití avergonzado. La chica abrió los ojos y permaneció unos instantes en silencio, para luego romper a reír. Por primera vez en lo que llevábamos de día aquella chica que parecía sacada de cuento me pareció más humana y cercana. Ella volvió a tirar de mi brazo, esta vez de una manera más débil debido a la risa.

 

—Venga, vamos a descubrir el centro comercial juntos. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

—¿Qué te ha pasado en la cara? — Cuando había llegado a mi casa Dan lucía un enorme moratón de color purpura en la mejilla izquierda. El chico se encogió de hombros.

 

—Me golpeé con el pico de la mesa mientras buscaba un boli en el suelo —"Bueno, eso es bastante típico de Dan" Sonreí más tranquilo al saber que no se había metido en ningún tipo de pela callejera y le seguí de camino a la cancha en la que habíamos quedado con el resto de amigos.

 

—¿Quienes van a estar?

 

— Todos... bueno, todos los chicos —respondí, deseando que mi amigo hiciese uso de ese desinterés que le caracterizaba tanto como para preguntar por qué nuestro grupo de amigas no se había unido. No era muy agradable ver a tu ex-novia cuando quedabas con tus amigos. Afortunadamente Dan no preguntó y cuando llegamos saludó a todos como si no hiciese casi un mes que no veía a ninguno. Pronto una gran parte del grupo se fue a jugar al fútbol mientras los demás buscábamos un lugar en las gradas en el que sentarnos. Me sorprendió ver como Javier decidía salir a jugar, teniendo en cuenta que él odiaba el fútbol, la verdad es que desde que llegamos había estado evitando a Dan de una manera que hasta a mi me resultaba obvia.

 

—¿Qué has hecho durante el verano Dan? — preguntó Milo con tono amigable. Tuve que dar un par de codazos a mi mejor amigo para que reaccionase y se diese cuenta de que le estaban haciendo una pregunta.

 

—Ehm...¿Trabajar? —Milo se rió

 

—No suenas muy convencido. 

 

Mientras la conversación se desarrollaba entre ellos dos sentí como mi móvil empezaba a vibrar, pero no necesité sacarlo para saber de quién se trataba. "¿Cuántos mensajes es capaz de enviar un ser humano al día?" Desde que le envié la dirección de la tienda la chica no había parado de enviarme notas preguntando cosas, hablando de sus gustos o simplemente enseñándome carteles publicitarios graciosos que se había encontrado por la calle "¿Tanto hablan las personas normales?" Suspiré mientras sacaba el móvil y leía su último comentario.

 

Crystal Amiga Dan:

 

¿Qué opinas de regalar a Dan una guitarra?

 

Yo:

 

¿Una guitarra? Dan no sabe tocar ningún instrumento

 

Crystal Amiga Dan:

 

Pues va siendo hora de que aprenda.

 

¿Tú tocas algo?

 

Yo: 

 

Nein

 

Crystal Amiga Dan:

 

Pues deberías aprender! La próxima vez que nos veamos llevaré la guitarra para enseñarte

 

 

 

¿La próxima vez que nos veamos? No estoy muy seguro de qué respuesta hay que dar comentarios como aquel.

 

—¡Martín! —Una voz lejana me hizo despegar la vista de la pantalla, para ver como Javier a lo lejos me hacía gestos para que me acercase.

 

—Yo que tú iría— comentó Milo divertido—. Lleva unos días de morros porque su equipo perdió la liga.

 

Curioso por saber que es lo que querían de mi salté de las gradas para acercarme al pelirrojo, su cara de mosqueo me hizo suponer que no me había llamado para alabar mis habilidades en el smash o algo parecido.

 

—¿No te molesta?— Inquirió nada más me acerqué a él. Yo le miré sin comprender.

 

—¿El qué? — El chico sacudió la cabeza hacia las gradas.

 

—Eso— Con el dedo indice señaló sin mucho disimulo hacia donde estaba Dan, pero este estaba demasiado encerrado mirando su móvil como para darse cuenta del gesto—. ¡Ni siquiera está con nosotros cuando queda con nosotros!— Intenté sonreír con amabilidad, para calmar sus ánimos.

 

—Déjale, ya sabes como es Dan. Siempre está en su mundo— El muchacho soltó un resoplido que hizo que su flequillo se moviese.

 

—Una cosa es estar en su mundo y otra olvidarse de sus amigos. Ni siquiera estuvo aquí para ayudarte con lo de Abril— Un extraño sentimiento de culpa y malestar me invadió.

 

—Nunca le conté lo de Abril —confesé. Mi amigo me miró extrañado.

 

—¿Y eso? — Me encogí de hombros.

 

—No quería molestarle.

 

—¿No querías molestarle hablándole de la única chica que te ha gustado verdaderamente?— Se me escapó una mueca de dolor al escuchar sus palabras.

 

—Mira, lo de Abril ya ha pasado ¿Qué sentido tiene preocuparse por ello ahora? ¿Por qué le voy a   fastidiar el día contándole algo que ya no tiene solución? Javier... siento haber acudido a ti cuando estaba de bajón, no quería causarte problemas, pero por favor, no te enfades con Dan por esto—Javier pareció enmudecer con mis palabras, pero aún así pude distinguir cómo volvía a fruncir el ceño mientras miraba a Dan.

 

Más tarde, en el bar, Javier encaró a Dan, reprochándole su desaparición todos estos días. Yo les contemplé discutir en silencio, sintiéndome tremendamente culpable por todo aquello y durante toda la conversación me estuve repitiendo a mi mismo que si a partir de ahora me guardaba los problemas para mí mismo este tipo de situaciones no volverían a pasar. El sonido de un móvil me sacó de mis pensamientos, a tiempo para ver como Dan contestaba al teléfono.

 

—¿Sara? 

 

La conversación que mantuvo con aquella tal Sara fue para mi ininteligible, pero no necesite mucho más que el rostro horrorizado de mi amigo para suponer que algo iba mal. Cuando empecé a notar su respiración agitada me atreví a preguntar, preocupado

 

—¿Dan, estás bien? — El chico me miró desesperado 

 

—Martín. Necesito que me lleves a un sitio. Ahora.

 

 

 

¿Cómo me sentó saber que mi amigo me había estado mintiendo por un mes entero? Bueno... no muy bien la verdad, pero siempre he sido de las personas que opinan que los demás deben tener buenas razones para hacer las cosa como las hacen y que yo no era quién para juzgarlas y no pensaba dejar de aplicar aquella filosofía con mi amigo. A fin de cuentas yo también había acabado ocultando cosas para no crearle problemas innecesarios. 

 

¿Y cual fue la primera impresión que tuve de su novio? Pésima la verdad, creo que cualquiera habría tenido esa impresión si te encuentras con un muchacho medio borracho y lleno de magulladuras por haberse metido en una pelea callejera. No, definitivamente aquel chico no me causó buena impresión, mucho menos cuando Dan me acaba de intentar explicar confuso cual era el tipo de relación que tenían. Si ni siquiera lo sabían ellos, ¿cómo iban a acabar? 

 

Aún así no dije nada, les llevé a ambos y a su amiga rubia al hospital.

 

—No te voy a dejar solo ahora. Además, luego seguiréis necesitando el coche —afirmé cuando Dan me propuso que me fuese ya a mi casa. Permanecí junto a él en la sala de espera del hospital, esperando noticias. Mientras observaba los últimos mensajes enviados por Crystal no pude evitar sacar el tema de conversación—. Parece un tipo curioso... ese Nay — dije, no muy convencido de mis palabras.

 

—Si por curioso te refieres a raro de cojones sí, es curioso

 

—Solo espero que no te meta en líos —Mi amigo sonrió.

 

—Para eso ya tengo a Crystal —Justamente en aquel momento otro mensaje de la chica llegó a mi móvil, como por arte de magia. Fruncí el ceño, preguntándome si eso había sido solo casualidad y giré el móvil entre mis manos.

 

—Hablando de esa amiga tuya. Es un poco... absorbente ¿No? 

 

—¿A qué te refieres? —Me encogí de hombros incapaz de encontrar una manera correcta de explicarme.

 

—No se...nunca he visto a alguien que tenga tanto afán por hacer amigos. Desde ayer ya me habrá enviado 30 mensajes — "Por no hablar de que apareció de la nada esta mañana, cuando había mostrado interés nulo en venir"

 

—¿Mensajes?...Espera ¿Cómo ha conseguido tu número? — Sin darme tiempo a responder el chico exclamó—. ¡Será cabrona! —Lo miré preocupado, Dan era mucho de exaltarse repentinamente sin razón alguna. 

 

—Me lo pidió mientras te ayudábamos en la tienda y desde entonces no para de hablarme. Supongo que eso es lo que hace la gente social ¿No? —Lo mejor será no hablarle de la mañana de los videojuegos, no quiero fastidiarle la sorpresa del regalo a Crystal. Sonreí inconscientemente al recordar como la chica había tirado de mi para perdernos por el centro comercial—. Será que no estoy acostumbrado a gente tan abierta y por eso me sorprendió.

 

—Martín... ¿A ti te suenan palabras como ligar, tirar los tejos y esas cosas?

 

—¿Eh?—Mi amigo me echó una de esas miradas de " Eres de lo que no hay"

 

—¿No has podido considerar que puede que te esté hablando porque tiene algún interés por ti? 

 

¿Interés? Imposible ¿Qué le podría interesar de mi a una chica tan especial como lo es Crystal?

 

—¿Por mi? No creo que sea el caso. Tu amiga parecía tener unos gustos muy raros. Seguro que le van los tíos medio mafiosos o algún loco con ropas estridentes

 

—Tu llevas ropas estridentes— Aquella afirmación me creó un sin fin de dudas. ¿Podía ser que Crystal se hubiese pensado que era un chico...rebelde? "No Dios, otra vez no por favor"

 

—Sabes perfectamente que eso son cosas de mi madre. Yo no tengo nada que ver — Y esa maldita costumbre de mi madre me creaba problemas continuamente. Por mi mente volvió a aparecer la imagen de Abril "Lo siento, pensaba que eras otro tipo de persona. Creo que será mejor que lo dejemos"

 

En aquel momento un doctor salió a la sala de espera sirviéndome como excusa para dejar aquellos pensamientos desagradables fuera.

 

—¿Los acompañantes de Nay Luft?

 

 

 

 

 

 

 

—¡Dan! — Mi madre se abalanzó sobre mi amigo nada más verle entrar por la puerta —¡Hijo mío, hacía mucho que no te veía! —exclamó entusiasmada mientras le estrujaba con viveza contra ella, el chico soltó un pequeño gemido de dolor por el agarre.

 

—Sí... yo también me alegro de verte, Carmen —Divertido decidí salvar a Dan de la muerte por asfixia

 

—Mamá suéltale ya, estás bloqueando el paso—Haciendo un puchero mi madre soltó a mi amigo para saludar al resto de su familia de una manera igual de efusiva. Hacia muchos años que ambas familias se conocían y era habitual esa clase de encuentros. 

 

Una vez terminaron los saludos todos se dirigieron al jardín trasero, donde mi padre ya estaba preparando la barbacoa, bueno... por decir todos me refiero al resto de la familia, Dan y yo huimos en cuanto pudimos al salón a echar una partida al Mario Kart.

 

—Por cierto—comentó Dan mientras esperábamos en la pantalla de carga—, ¿Ya te has mentalizado para lo de la fiesta? —Fruncí el ceño nada más escuchar aquella palabra maldita, " fiesta"

 

—No voy a ir— afirmé a la vez que comenzaba la partida.

 

—¡Oh, vamos! Será divertido.

 

—¿Desde cuándo te gustan a ti las fiestas? —El chico me miró con aire inocente.

 

—Desde siempre— "Mentiroso"—. ¡EH, Eso no vale! —protestó al ver que me había colocado primero aprovechando su distracción.

 

—No es mi culpa que no sepas hacer dos cosas al mismo tiempo— Cuando acabó la partida y resulté vencedor me permití soltar una sonrisa de autosuficiencia—. Nada de lo que digas me va a convencer. No es que no.

 

El chico negó con la cabeza y alzando un brazo para darse aires de grandeza afirmó.

 

—¡Juro como que me llamo Daniel Hopenheim que vas a ir a esa fiesta, Martín! —yo le miré en silencio unos segundos, sin mostrar ninguna expresión en el rostro.

 

—No te llamas Daniel Hohenheim... ni siquiera te llamas Daniel —El muchacho se quedó helado unos segundos, hasta que bajó el brazo y se lo llevó a la cabeza.

 

—Es que así sonaba más serio— se excusó con una sonrisa. Yo no pude evitar encarnar una ceja.

 

—¿Hohenheim?¿Serio?—Creo que esta escena resume bastante bien por qué mi amigo está un poco loco. El chico dejó escapar un bufido.

 

—Da igual el nombre ¡La cosa es que vas a ir! ¡Encontraré el modo!

 

Estuvimos jugando ahí hasta que Marta vino a amenazarnos con echarle la limonada a la play si no ayudábamos con los preparativos.

 

—Tú hermana a veces da miedo— murmuró Dan mientras nos sentábamos a la mesa listos para comer.

 

—Y que lo digas.

 

La comida pasó sin muchos altercados ni incidentes (Si no tomamos el hecho de Dan derramando la jarra de agua sobre el plato de patatas como un incidente). Lo peor fue cuando llegó el momento del postre... y de las charlas familiares.

 

—Bueno Dan— Inició mi madre, echando unas miraditas significativas a mi amigo—. Un pajarito me ha dicho que tienes pareja.

 

A mi lado, mi amigo se atragantó con el trozo de flan que estaba engullendo, yo le habría ayudado si no fuese porque estaba luchando con no atragantarme con la tarta al caer en la cuenta del malentendido que había causado.

 

—¿Pareja? — La voz de Dan se quebró por los nervios, a mi me había entrado la risa nerviosa que me suele dar cuando se qué la he liado y me limitaba a ocultar mi rostro con el brazo incapaz de hablar. Mi madre le miró confusa.

 

—No tienes por qué ponerte así. Es muy normal, no es como si ninguno de nosotros hubiese pasado por lo mismo que tú—Aquello pareció perturbar aún más a mi amigo.

 

—¿Eh?

 

—¿Dan está saliendo con alguien?—Andrea, la hermana de Dan se unió a la conversación, curiosa.

 

—¡Oh! ¿No lo habías contado?¡Lo siento! Tal vez querías mantenerlo en secreto— Mi madre se llevó las manos al rostro con gesto de culpabilidad—, pero no tienes por qué ocultarlo, no es nada vergonzoso. 

 

Al ver que a Dan le iba a dar un ataque cardiaco en aquel mismo instante me supe recomponer y fui capaz de hablar, aclarando la situación.

 

—Mamá, Dan no tiene novia, me equivoqué. Es solo su amiga—Los tres me miraron a la vez, Dan con una mezcla de alivio y un " te mato" en el rostro, Andrea simplemente volvió a lo suyo y mi madre dejó escapar un suspiro de desilusión.

 

—¿En serio? Qué pena— Al ver que las miradas fulminantes de Dan no cesaban tuve que confesarlo.

 

—Pensé que Crystal era tu novia y puede que se lo comentase a mi madre... un par de veces— los ojos de Dan centellearon.

 

—¡Oh, Crystal! —al notar su voz de falsa emoción y ver como se volvía a mi madre supe que no tramaba nada bueno—. Es una chica muy simpática ¿Sabe? Ayer mismo nos invitó a Martín y a mi a una fiesta para el sábado— "OH NO" Tarde, los ojos de mi madre ya habían empezado a brillar en cuanto escucharon la palabra " fiesta".

 

—¿Una fiesta? ¡Martín!, ¡¿Por qué no me lo habías dicho?!—Cuando mi madre se emociona tanto ya es imposible hacerla entrar en razón—, ¡Es perfecto! Las fiestas de verano son tan divertidas, tu padre y yo nos conocimos en una. ¡Podrías llevar la nueva camisa que compré la semana pasada!...aunque a lo mejor es demasiado informal...ya miraré algo por las tiendas— suspiré derrotado. No quería ir a ningún tipo de fiesta con gente desconocida. Mientras Dan terminaba de comer su flan con aire triunfante me pareció escuchar unas palabras susurradas muy bajo.

 

—Vendetta.

 

 

 

 

 

Y esa es la historia de cómo mi mejor amigo consiguió llevarme a la fuerza a una fiesta llena de desconocidos organizada por la chica más extraña que en mi vida habré conocido y a la que yo, obviamente, me negaba en rotundo a asistir. 

 

Supongo que ahora os estaréis preguntando por qué y cómo acabé encerrado en la despensa en dicha fiesta. Bueno... hay una respuesta bastante sencilla a esa pregunta: porque tengo un mejor amigo al que le falta algún que otro tornillo.

 

¡Ah! ¿Que cómo salí de la alacena? Ya os lo había dicho antes, si mi mejor amigo está loco de remate, su novio está aún más majareta.

 

Continuará

Notas finales:

 

Se lo que todos estáis pensando, lo se, lo se, lo se, pero ahora mismo me está dando una especie de ataque de locura con este extra y al ver lo largo que se está haciendo y lo mucho que queda aún por subir he decidido subir esta parte ahora, descansar de la presión mental y luego subir el resto otro día.

He tenido muchísimas dudas con este especial porque estoy bastante segura de que no es lo que vosotros esperabais cuando hable de un " extra" , PERO ESTO ES LO QUE HAY. SI, MATADME SI QUERÉIS.

Ahora viene la pregunta que todos me estaréis gritando ¿Y Nay? ¿Dónde está Nay? ¿Nay? Nay, Nay,Nay,Nay,Nay,Nay,Nay,Nay,Nay,Nay,Nay,Nay,Nay, NAY APARECERÁ PRONTO, MUY PRONTO Y TRANQUILAS QUE TENDRÁ LO SUYO, TRANQUILIDAD 

¡¡La recomendación!! Un muy querido lector llamado DanyaelQuin que una vez hizo la letra de una canción inspirada en esta historia que ME ENCANTO está escribiendo The Seven , es bastante diferente al tipo de recomendaciones que pongo siempre. Es de suspense, asesinatos... Todas esas cosas que a mi me provocan un miedo tremendo y no me dejan dormir ( Sí, soy una miedica ) , pero creo que está bien recomendar cosas diferentes y si a vosotros os gustan esos géneros pues encantada de enseñaros historias que os gusten :). 

Bueno... je je, último post del año, no tengo mucho más que añadir .... así que me voy a limitar a dejar esto por aquí

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).