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La vida es aburrida por CrystalPM

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Notas del capitulo:

¡Vaya! Actualización el 14 de Febrero que es justamente el día del cumpleaños de nuestro novato.  

Feliz cumpleaños Dan

 

Se que estaréis mosqueados por la tardanza, pero bueno. He sufrido un mes de exámenes y una operación de apendicitis, me merezco el retraso justificado

 

—¡DAN! — Me volví hacia la puerta para ver como esta se cerraba en mis narices y antes de poder alcanzarla ya había escuchado el sonido de un cerrojo bloqueándola. Sin muchas esperanzas giré el pomo intentando abrir en vano y con el puño izquierdo aporreé la madera—.¡Debes estar de broma! ¡Sácame de aquí!

Nadie respondió al otro lado de la puerta, y yo continué aporreando y gritando hasta que me hice a la idea de que mi amigo no iba a venir y que me quedaría ahí por un buen tiempo. Solté un resoplido me aparté de puerta para sentarme en unas viejas cajas de vino.

—¿Qué mosca le habrá picado? —Dan llevaba actuando extraño desde que llegamos a la fiesta. ¿Tal vez se hubiese mosqueado conmigo por haberle hecho esa pregunta a su novio?, pero por muy enfadado que pudiese estar encerrarme en un armario era pasarse de la raya. Además, sólo había sido  una bromilla de nada, ni que le hubiese declarado la guerra.

"Tendría que haberme negado a venir" Si aprendiese a decirle que no a la gente ahora mismo estaría tranquilo en mi casa, terminando el libro que tenía a medias, o viendo alguna película del El señor de los anillos por milésima vez. Si consiguiese salir de aquí me volvería directo a mi casa a jugar a todos los juegos que pudiese encontrar.

De repente un ruido de el cerrojo descorriendo me hizo levantarme. Dejé escapar un suspiro de alivio al ver como el pomo de la puerta giraba.

—Gracias a Dios, pensaba que ibas en serio con eso de dejarme ence...—Enmudecí al darme cuenta de que quién me miraba a través de la puerta entre abierta no era Dan, sino el rostro interrogante de Nay. El chico me observó con una ceja encarnada unos instantes.

—¿Esperabas a alguien? —Suelo ser bastante malo para fijarme en las cosas, pero en este caso el tono sarcástico de su voz fue más que evidente.

—A nadie— No pude evitar sonar demasiado frío teniendo en cuenta de que el chico me acababa de librar de pasarme una noche entera encerrado en un alacena. Nay asintió distraídamente y abriendo de par en par la puerta se echó a un lado para dejarme salir. No me hice de rogar y con rapidez salí a la cocina, contento de poder respirar un aire que no estuviese cargado de olor a cebolla y coliflor—... ehm, gracias...— Me volví hacia el chico para sonreírle amablemente, pero él no me devolvió la sonrisa. Con aire distraído empujó la puerta de la alacena para cerrarla tras de mí, y se dirigió hacia unas escaleras que salían desde la cocina mientras me hacía un gesto vago con la mano.

—Ven. Podremos hablar más tranquilos arriba— Tardé unos segundos en caer en la cuenta de que se refería a mí.

—¿Hablar? — pregunté confuso a la vez que subía detrás de él. El peliazul frenó en seco y se dio la vuelta para dedicarme una expresión de molestia.

—¿Por qué te habría sacado de la alacena si no quisiese hablar contigo?— inquirió como si la respuesta resultase obvia. Yo le observé mudo, preguntándome si habría sido capaz de dejarme encerrado sólo por desinterés. Al ver que no tenía nada que objetar Nay continuó el ascenso hasta la primera planta. Una vez ahí anduvo por los pasillos con rapidez y abrió al azar una de las puertas que conectaban con este. Tras echar una rápida mirada en su interior asintió con la cabeza y se adentró en la habitación.

—Vamos, esta está vacía —Sintiéndome para nada seguro con aquella situación, pero muerto de curiosidad a la vez, le seguí y cerré la puerta tras de mi. Al darme la vuelta vi que nos encontrábamos en una sala de comedor amplia y oscura. Nay se había sentado en la mesa de caoba que ocupaba la zona central y con unas confianzas extremas apoyaba su brazo sobre una de sus piernas flexionadas, yo aún con la mano en el pomo de la puerta y sintiéndome tremendamente pequeño y ridículo no pude más que hablar con tono inocente.

—¿Y bien?— El chico frunció el ceño y desvió la mirada, sin decir nada. Ladeé la cabeza, sin comprender—. ¿Me has sacado de una alacena para decirme algo que luego resulta que no es nada? 

—Es...complicado — Volví la mirada hacia el pomo de la puerta, sin saber que tenía que decir en una conversación como esa.

—Si quieres puedo volver a la alacena y quedarme ahí hasta que recuerdes lo que querías decirme— El chico encarnó una de sus cejas.

—No me extraña que seas amigo del Novato —Sonreí ante sus palabras. Puede que después de tantos años junto a Dan se me hubiese pegado algo de su locura—. En fin, vayamos al grano ¿Cuales son tus intenciones con el Novato?— Ladeé la cabeza confundido. Aquella sí que era una pregunta extraña.

—¿Mis intenciones? — Me llevé una mano al mentón, pensativo—. No lo sé, nunca me he parado a pensarlo... ganarle alguna vez al Smash estaría bien para variar, o al menos llegar al....— la expresión confundida de Nay me hizo suponer que no era ese tipo de intenciones por las que preguntaba—. ¿Qué? — Se hizo un silencio entre los dos por unos segundos, como si el chico me estuviese dando el tiempo suficiente para procesar de verdad su pregunta, hasta que caí en la cuenta, recordando la conversación que habíamos tenido horas antes —, ¡Oh! 

Lentamente una sonrisa se formó en mis labios mientras Nay me miraba con aprensión. El peliazul chasqueó la lengua con molestia y habló con tono de fastidio.

—Vale, sí, disfruta del momento, ríete todo lo que quieras, pero contesta ¿Qué es lo que buscas del Novato?

—¿Te importa? 

—Claro que me importa —Por alguna razón su tono sincero me hizo pensar que no había formulado bien mi cuestión.

—¿Te molesta? — Ahora sí que el chico volvió a encarnar una ceja y apoyó la mejilla en su mano izquierda como si aquel tema le aburriese soberanamente.

—Si estás insinuando algo dilo.

—No sé, pareces estar... celoso— La expresión del peliazul no cambió un ápice por mis palabras.

—No entiendo la fijación de la gente por los celos. ¿Es bueno querer monopolizar totalmente a una persona? ¿Acaso los celos no son solo un reflejo de la desconfianza en tu pareja o en tus propias inseguridades? 

—¿Y muestras tu confianza preguntando a escondidas? — ¿Por qué presentía que ese par de idiotas lo único que estaba haciendo era mentirse a sí mismos una y otra vez?

—Confío en el Novato. En quién no confío es en ti —¡Vaya! Directo y sin piedad.

—Gracias a vuestro tipo de relación mi amigo puede irse con cualquier persona que quiera, confíes o no confíes en ella. No te incumbe a ti —Por fin conseguí sacar una mueca de molestia en aquel rostro impasible

—¿Vas a responder a mi primera pregunta o solo me vas a hacer perder el tiempo?— ¡Vaya!, creo que esta vez sí que he conseguido mosquearle. Aún así, no pude evitar volver a ignorar su pregunta.

—Me parece que estás cosas las deberías hablar con mi amigo, no conmigo. Para eso están las relaciones ¿Sabes? Para contarse cosas y compartir pensamientos —Aquella frase pareció desarmarle y por primera vez en lo que llevábamos de conversación pude ver a un chico que no me miraba con el ceño fruncido o una mirada amenazante, sino con sorpresa y casi con miedo. Se hizo el silencio entre ambos. Nay intentó formular palabra un par de veces sin éxito, al final, apiadándome de él caminé hacia la puerta por la que minutos atrás habíamos entrado—. Supongo las primeras veces para todo son complicadas —Abrí la puerta, Antes de salir me di la vuelta esbozando una sonrisa amable.

—No te preocupes, no pienso contarle al "Novato" o cómo le llames está conversación, si tanto pánico te da hablar de cosas serias con tu novio.

 

Decidido a volver a la sala de la fiesta a refugiarme en la consola de videojuegos me adentré en el pasillo intentando recordar el camino que habíamos tomado para llegar hasta ahí, pero en todo momento no podía quitarme el rostro impasible de Nay de mi mente. "Creo que no le caigo muy bien" ¿Cómo podía existir alguien que fuese tan frío hacia las personas nada más conocerlas? ¿Sería igual con Dan? Desde luego no llegaba a entender por qué razón mi amigo había llegado a mostrar un interés por ese chico tan raro.

De repente mientras seguía sumido en mis pensamientos caí en la cuenta de que hacía varios minutos que vagaba sin sentido alguno. Está claro que aquella casa tenía más pasillos y puertas de las que había pensado, y para mi desgracia no reconocía absolutamente nada.

—Perfecto— murmuré con sarcasmo mientras miraba a ambos lados del pasillo desierto—. ¿Ahora cómo salgo yo de este laberinto de casa? 

De repente un grito inundó el pasillo, causándome un escalofrío.

—¡¿DÓNDE TE ESCONDES ESTÚPIDA RATA?! —"¿Qué demonios?" Alarmado corrí hacia la esquina del pasillo y me asomé, buscando la razón de aquel alboroto.

—¿A alguien le está dando un ataque? — En mitad del pasillo me encontré a Crystal, sola, mirándome con una mezcla de sorpresa y vergüenza en la cara. Vaya, era la primera vez que veía a aquella chica sonrojarse, recién me enteraba que también era humana.

—¿T...tú?¿Qué haces tú aquí? — Ahora fue a mí a quién le tocó enrojecer. No quería confesar que me había perdido, pero que pareciese que me había colado a cotillear me parecía aún peor.

—Ehm... me he perdido —Intenté sonreír mientras notaba como mi estómago era un manojo de nervios. Será mejor que cambie de conversación a algo que no me haga parecer un idiota—. ¿A quién estabas amenazando de muerte? 

No sé bien qué fue lo que dije mal, pero la chica expresión de la chica cambió a una de mosqueo tremendo y sin contestar avanzó hacia mí con decisión. Sintiendo de nuevo los nervios invadirme al ver que se acercaba a penas me dio tiempo a echarme a un lado y observar como pasaba a mi lado para abrir la puerta que se encontraba justo detrás mío, la chica inspeccionó el interior de la sala con el rostro serio unos instantes y luego suspiró de alivio.

—¿Te pasa algo? —Tal vez yo no sea el mejor detective del mundo, pero había algo muy raro en la manera de actuar de esa chica, sobre todo si teníamos en cuenta que hace unos segundos la había encontrado insultando al aire.

—Nada de nada —Aseguró la pelirroja... ¿tal vez solo fuesen imaginaciones mías? No sabía muy bien que contestar así que permanecí en silencio, incómodo. ¿Sería buen momento para preguntarle cual es el camino de vuelta a la sala de videojuegos? Algo en mi interior no quería que la chica supiese de mi enorme patosidad al perderme en su casa. De repente Crystal suspiró y me agarró la muñeca derecha, causándome un sobresalto por la repentina calidez de su contacto.

—Ven. La última vez te dije que te iba a enseñar —Me costó un rato darme cuenta de que pretendía que entrásemos en la sala de música que estaba detrás suyo.

—De acuerdo —Me dejé llevar pacíficamente por la pelirroja y contemplé asombrado la habitación. Se podría decir que Crystal había conseguido un espacio enteramente dedicado a la música: guitarras eléctricas, acústicas, teclados, flautas, violines, baterías, bajos, micrófonos, amplificadores de todos los tamaños y una mesa de mezclas. 

Solté un silbido de admiración al ver todo lo que había ahí, mientras Crystal cerraba la puerta a mis espaldas.

—¿Sabes tocar todo esto? —La chica soltó una especie de bufido.

—¿Por qué lo tendría si no supiese tocarlo? Ven— Volvió a cogerme de la mano y me llevó hasta una de las guitarras acústicas. Era una de madera totalmente negra con unos grabados en la caja de color blanco. Con destreza la sacó del anclaje que la sujetaba a la pared y se pasó la correa roja que la sostenía alrededor de su cabeza para poder comprobar que estaba afinada. Contemplé lo que hacía con curiosidad y una sonrisa se formó en mis labios. Observar como la chica ponía a tono las cuerdas parecía tener un efecto tranquilizante, como si lo envolviese todo en una burbuja de paz. 

—Toca algo—pedí casi inconscientemente. La chica desvió la mirada de las clavijas a mí. Nos miramos unos instantes en silencio y llegué a preguntarme si mi petición había sido maleducada de algún modo, pero antes de intentar disculparme una melodía comenzó a sonar. 

Era una melodía conocida, enseguida pude reconocer Scarborough Fair tras aquellas notas. Crystal simplemente cerró los ojos y dejó que sus dedos se moviesen sobre las cuerdas de la guitarra con delicadeza y yo la contemplé embelesado, la expresión en el rostro de la chica era completamente de paz y el aura tan extravagante que la solía rodear parecía haberse diluido junto con la melodía para crear otra más humana, pero igual de imponente.

La chica mantuvo los ojos cerrados hasta que la última nota de la canción dejó de sonar y cuando se hizo el silencio los abrió para mirarme con nerviosismo. Sabía que debía decir algo en aquel momento, pero mi cerebro no parecía estar dispuesto a formar una frase coherente.

—¡Wow!— la exclamación de asombro se escapó de mis labios antes de pensarlo—. Eso ha sido...— Sacudí la cabeza intentando poner las ideas claras—, increíble.

La risa de Crystal rompió la tensión.

—¿Quieres aprender? —Negué con la cabeza de inmediato.

—No, yo nunca podría hacer eso—La chica bufó y me obligó a coger la guitarra.

—Todo el mundo puede hacer eso— Estaba claro que no me había entendido, podría conseguir tocar las notas tan bien como lo pusiese en la partitura, pero no era capaz de crear el ambiente de inversión que aquella pelirroja era capaz de crear de manera natural. Aún así no dije nada y me limité a prestar atención a la chica mientras entre risas me empezaba a dar las primeras instrucciones básicas para tocar la guitarra.

Unas cuantas horas después cualquier signo de incomodidad había quedado olvidado... en realidad las clases de guitarra también habían quedado olvidadas, en algún momento la conversación derivó a películas, libros, grupos de música y, sobretodo, videojuegos. Me resultaba increíble ser capaz de hablar con alguien a quien a penas conocía con tanta naturaleza como si fuese un amigo de toda la vida como Dan, y llegados a cierto punto de la conversación, el misterio de como mi mejor amigo y aquella chica habían congeniado tanto en tan solo un verano dejó de ser un misterio. Crystal parecía tener una naturaleza atrayente que la caracterizaba.

—Nunca imaginé que te gustaría jugar al WoW—admití entre risas cuando la chica me contó cómo había intentado colarse una vez en un avión para ir a la Blizzcon. Crystal bufó y se estiró cual gato en el pequeño sofá en el que llevaba tirada casi toda la conversación. 

—¿Por qué?¿Porque soy una chica? —Su tono era desafiante, pero sonriendo negué con la cabeza.

—Porque una fanática del WoW habría tenido muy fácil saber que regalo hacerle a Dan y no me habría tenido que pedir ayuda para ello—Sentado como estaba en la alfombra con el rostro a la altura del suyo pude ver perfectamente como la chica encarnaba una de sus finas cejas.

—¿En serio sigues pensando que te pedí ayuda porque no sabía que regalo de cumple hacerle a Dan? —Enmudecí ante sus palabras y ahora el que alzó una ceja desconcertado fui yo. ¿Qué quería decir con eso? La chica me miró unos instantes y al ver que no decía nada sus mejillas empezaron a enrojecer—. Martín, el cumple de Dan es en febrero... y estamos en julio.

¿El cumple de Dan es en febrero? Intenté recordar la última vez que felicité a mi mejor amigo por su cumple, pero nada me vino a la cabeza. Con nerviosismo Crystal se incorporó, hasta quedar sentada en el sofá. 

—Sé que no debería haberte mentido sobre el tema, pero no se me ocurría otra manera de hablar contigo.

Las palabras de Dan cuando estábamos esperando en el hospital me vinieron a la cabeza 

"Martín... ¿A ti te suenan palabras como ligar, tirar los tejos y esas cosas?[...]¿No has podido considerar que puede que te esté hablando porque tiene algún interés por ti?" 

Medite la frase de mi mejor amigo unos segundos, hasta que, incrédulo, no pude más que preguntar.

—¿Te gusto? —la voz se me quebró de la sorpresa y la chica por toda respuesta enrojeció aún más de lo que ya estaba. 

¿Dan había estado en lo cierto todo este tiempo? ¿Crystal estaba interesada por mi? ¿Le había gustado a primera vista en la tienda? 

"[...]Tu amiga parecía tener unos gustos muy raros. Seguro que le van los tíos medio mafiosos o algún loco con ropas estridentes

—Tu llevas ropas estridentes"

"Oh, no" Me llevé una mano a la cabeza incómodo. No podía estar pasándome esto de nuevo. ¿Una chica interesada por mi a primera vista? Sabía como iba a acabar esta historia, igual que había acabado con Avril, con Angy, con Lucía... Crystal acabaría decepcionada y yo volvería a estar hecho una mierda. 

—Crystal—mi tono de voz sonó mucho más serio y débil de lo que pretendía—. Creo que te estas equivocando de chico —Lo mejor sería terminar con esto antes de crear algún malentendido. Dejando la guitarra apoyada en el sofá me levanté, queriendo salir de aquella habitación (y por lo tanto de la situación incómoda) lo antes posible—. Sé que de primeras puedo dar una impresión errónea de como soy, pero no quiero mentirte ni hacerte creer que soy algo que no soy. Lo siento. 

Me di la vuelta dispuesto a marcharme y buscar a Dan para marcharnos (Eso si primero conseguía encontrar la salida...), pero algo me golpeó la nuca causándome un dolor punzante. Chasqueé la lengua y me llevé la mano a la zona adolorida mientras buscaba el causante de aquel ataque repentino. Crystal me había lanzado una púa gruesa, que ahora permanecía tirada a mis pies, y me fulminaba con la mirada. 

—Sois unos completos idiotas. Tú y Dan—murmuró con furia mientras agarraba la guitarra y se acercaba a mi. Yo retrocedí unos pasos, temeroso de que esta vez decidiese estampar contra mi nuca la guitarra en vez de una púa—. ¡Pues sí, me gustas! ¿Algún problema? ¡Tengo derecho a que me guste quién me de la gana!—Más que hablar con tono nervioso o avergonzado lo hacía con desafío—, y ¡no!, para tu información no me gustas por tus pintas de macarra... o rockero...¡o lo que sea que quieras aparentar! ¡Precisamente me gustas porque no eres absolutamente nada de lo que aparentas!

Una mezcla de sentimientos me empezaron a invadir a medida que escuchaba las palabras de la chica, vergüenza, remordimientos, asombro y otra cosa que no sabía identificar, pero que me impedía apartar la mirada de aquella pelirroja mientras se dedicaba a gritarme

— Me gustas por ser ese friki que no se puede separar de sus libros ni videojuegos y que apenas sale de casa porque prefiere pasar las horas encerrado en su mundo —Definitivamente aquella era la declaración más rara que me habían hecho en la vida... y la más confusa. La pelirroja alzó la guitarra que seguía aferrada a su mano y la apretó contra mi pecho para obligarme a sostenerla—. ¡Ahora coge la estúpida guitarra y vete antes de que te siga gritando!—Se hizo un silencio eterno entre los dos, en los cuales no hice más que mirarla confuso... me vais a permitir ser un poco lento aquí... pero estoy bastante seguro de que no entiendo para nada a esta chica ¿Qué me fuese? ¿Después de lo que me había dicho? Imposible.

—Siento haber sido ta...

—¡CRYSTAL! —Un grito de una voz masculina seguido de unos golpeas en la puerta del pasillo nos causó un escalofrío a ambos—. ¡SAL AHORA MISMO, SÉ QUE ESTÁS AQUÍ! —La chica paseó su mirada entre la puerta y yo un par de veces, como si le costase reaccionar. De nuevo alguien aporreó la puerta con fuerza.

—¿Papá? —La chica se cruzó conmigo y llegó hasta la puerta. La vi tomar una gran bocanada de aire antes de atreverse a abrir —. ¿Qué pasa? 

Un hombre vestido con un traje impecable se erguía al otro lado de la puerta contempló a su hija con una mirada de hierro. 

—¿Qué pasa? ¡Lo que pasa es que te dije que quería esta fiesta extinguida hace una hora! —la chica se quejó mientras se apoyaba contra el marco de la puerta sin recato alguno, pero no alzó la mirada para mirar a su padre.

—Papá es sábado, son sólo las doce de la noche. 

—¡Me da igual el día y la hora. No pago esta casa para que una banda de descerebrados hagan lo que les de la gana en ella! 

—¡Me diste tu permiso! 

— No recuerdo haber aprobado esto en ningún momento.

—¡Cómo te vas a acordar si te importo una mierda y no me haces caso!—A esas alturas de la conversación yo ya tenía claro que tenía que desaparecer de ahí. No deseaba meterme en ningún tipo de discusión familiar.

— Perdón— Ambos volvieron la mirada hacia mi en el mismo instante, fulminándome con la mirada y dejando bastante claro el parentesco entre ellos—. Creo que debería irme... si me permiten,

—¿Quién es este? — El padre me ignoró completamente sin molestarse en hacerse un lado para dejarme pasar. Crystal se cruzó de brazos y le miró desafiante

—¿Acaso te importa? —Antes de que el señor entrase más en cólera me interpuse entre ambos con la sonrisa más amable que pude componer.

— Lo siento, solo soy un conocido de Crystal. En seguida me marcho—El padre me observó con gesto taciturno, pero no dijo nada. Me di la vuelta para mirar a Crystal—. Gracias por enseñarme a tocar la guitarra, ya nos veremos— la chica pareció decepcionada por mis palabras, pero no mostró quejas.

—Llévatela— murmuró con tono desanimado—. Te la había prestado.

Sin desear permanecer ni un solo minuto más en aquel lugar decidí ceder y me llevé conmigo la guitarra acústica. Sin mirar atrás avancé por el primer pasillo que vi, intentando aparentar que sabía a donde iba y no me detuve hasta que estuve totalmente seguro de que les había perdido completamente de vista. Una vez solo me apoyé contra la pared respirando con dificultad. Acababan de pasar demasiadas cosas a la vez como para poder procesarlas todas de una vez, pero desde luego el sentimiento que predominaba actualmente era el malestar por haber tenido que presenciar una escena tan privada. Necesitaba volver a casa y descansar. Intenté llamar a Dan un par de veces, pero no lo cogía.

—Estaría bien saber como salir de aquí, para empezar— murmuré para mí mismo.

—Si sigues al fondo a la derecha encontrarás las escaleras de la cocina— Una voz infantil sonó a mi lado, pero no me alteró. Con asombró observé al niño pequeño que se había situado a mi derecha. El niño no me miraba directamente, pero sabía que se había dirigido a mí. No pude evitar sonreír aunque él no pareció percatarse.

—Gracias— El niño sonrió también y con un pequeño movimiento de cabeza se despidió de mí.

Contemplé la pantalla en la que ponía " Game Over" con aburrimiento. Sería la décima vez que intentaba pasarme aquel nivel del maldito juego y fallaba en el intento. Gruñí y dejé que el mando se escapase de entre mis manos y cayese sin cuidado en la alfombra de mi habitación. Ni siquiera sabía por qué me esforzaba en seguir intentándolo, estaba claro que hoy mi interés por Zelda era más que nulo. Inconscientemente mi mirada se posó en la guitarra negra que permanecía al fondo de la habitación, apoyada contra mi armario, para inmediatamente desviar la mirada. Aquella guitarra me molestaba, me molestaba su presencia en mi habitación, como desentonaba con mis posters, con las fotos, los libros, me molestaba como parecía atraer mi atención en todo momento, como si tuviese una especie de imán en su interior y lo que más me molestaba era la imagen de la sonrisa de Crystal cuando me la entregó que aparecía en mi mente siempre que posaba mis ojos en el instrumento. 

"Me gustas por ser ese friki que no se puede separar de sus libros ni videojuegos y que apenas sale de casa porque prefiere pasar las horas encerrado en su mundo"

Un escalofrío me recorrió la espalda al igual que siempre ocurría cuando pensaba en aquel momento. ¿Alguien a quién le gusto por ser yo de verdad? Era un pensamiento demasiado extraño para mí.

—Creo que voy a probar con el Bioshock— murmuré para mí mismo, mientras me levantaba y me acercaba a la consola para cambiar los discos, pero en cuando apareció la pantalla de inicio del juego el poco interés que trataba de fingir volvió a desaparecer. Volví a mirar al instrumento con fastidio, como si él tuviese la culpa de todo. 

En aquel momento mi móvil sonó, y agradecido de tener una excusa para no iniciar una nueva partida corrí hasta él y descolgué, no sin antes leer el nombre de Dan en la pantalla.

—¿Dan?

¡Martín! ¿Qué tal?—La voz de mi amigó sonó al otro lado de la linea y no pude evitar sonreír de alivio al escucharla. Cuando conseguí escapar de la conversación incómoda entre Crystal y su padre había dado vueltas y vueltas por la casa en busca de mi amigo y al no encontrarle por ninguna parte me había llegado a preocupar.

—¡Tío! ¿Dónde te metiste anoche? ¡Te estuve buscando para llevarte a tu casa! 

Me fui pronto a casa — "¿Pronto? ¿Pero si el que llevaba el coche era yo?"—. ¿Fue todo bien ayer? 

— ¡Perfecto! Me encontré por casualidad con Crystal, y estuvimos juntos el resto de la noche. No es tan rara como pensé ¿Sabes que le gusta el LoL? — Nunca me había gustado la gente que cotilleaba de asuntos ajenos con otras personas, así que decidí no hablar del tema de Crystal y su padre.

—¿Estuvisteis hablando todo el rato de LoL? —La voz de mi amigo sonaba incrédula.

—¡Por supuesto que no!— ¿Cómo se podría estar hablando todo el rato del lol? Que conversación más aburrida sería esa—. Hablamos del WoW también— Escuché a mi amigo hacer un ruido de exasperación. 

—No tienes remedio— Arrugué la nariz sin comprender ¿Y ahora por qué me decía eso?

—¿Eh?

—Nada, nada... — Pude escuchar la risa clara de Dan, hasta que cesó abruptamente. Me acerqué más el auricular al oído, preocupado por aquel cambio repentino. ¿Se habría ido la conexión?

—¿Dan? ¿Estás bien? 

—Sí Martín. No pasa nada— Su voz sonaba forzada y supe de inmediato que algo había que no me quería contar, pero si mi mejor amigo decidía no contarme cosas de su vida era algo que debía aceptar, así que no insistí mucho. 

—No es por resultar acosador, pero si algún día decidieses que pasa algo recuerda que vivo a diez minutos de tu casa, si me avisas con tiempo hasta puedo pillar chuches por el camino— Dan soltó un sonido que podría interpretarse tanto como una carcajada que como un sollozo.

Si algún día pasa eso recuerda que odio los regalices negros, que siempre me haces la misma faena— Sonreí de oreja a oreja.

—No es una faena si así luego puedo comerlos todos yo—Esta vez el bufido a través del auricular fue más que interpretable.

Te tengo que dejar, humano sin papilas gustativas—Dan y sus motes nunca dejarían de sorprenderme—. Ya hablamos otro día

—No te vas a librar de mi tan fácilmente. Te iré a visitar algún día, quieras o no.

—...Gracias—Tras eso el sonido de la linea cortarse puso fin a la conversación. Despegando el móvil de la oreja contemplé la pantalla en negro unos instantes. Era bastante frustrante saber que le pasaba algo a alguien que te importa mientras que tú no puedes hacer nada.

"No es como si tu fueses el indicado para quejarte" De nuevo mi mirada se desvió involuntariamente a la guitarra negra del fondo de mi habitación, pero esta vez no rehuí con la mirada cobardemente. Jugueteé con el móvil entre mis manos por unos minutos y en silencio me levanté y cogí el instrumento entre mis manos. 

Sin pensar exactamente en nada, excepto en un montón de recuerdos de tonalidades rojas me dejé caer sobre mi camal, abrí el portátil justo a mi lado y colocando la guitarra entre mis brazos busqué la primera canción que se me pasó por la mente. 

 

 

—Al final no nos contaste que tal te fue en la fiesta de la amiga de Dan— Mi madre me miró con curiosidad desde el otro lado de la mesa. Yo, mucho más interesado por la hamburguesa que tenía enfrente mío en aquel momento, me encogí de hombros.

—Estuvo bien— No pensaba dar más detalles y mi madre hizo un puchero al ver que no estaba dispuesto a compartir nada más.

—Nunca nos cuentas nada, Martín — Se quejó con voz infantil.

—Os cuento muchas cosas— Rebatí sin interés. Alcé la mano hacia mi hermana—, ¿Me pasas el ketchup? 

Marta me ofreció el bote de la salsa, pero antes de que pudiese cogerlo lo retiró de mi alcance con un gesto de desafío infantil.

—¿Nos cuentas entonces por qué has aprendido a tocar la guitarra?—Me encogí en mi sitio, incómodo por la pregunta. 

—No sé—mi tono sonó más a una interrogación que a una respuesta.

—¿Eras tú tocando la guitarra de verdad? ¡Vaya! Pensé que estarías jugando a un nuevo "HitarIro" o eso.

—Guitar Hero mamá— la corregí con amabilidad.

—Cómo se llame. Bueno, si vosotros no queréis contarnos cosas nuevas vamos a tener que ser papá y yo los que las contemos— Marta y yo nos tensamos de inmediato. Mi madre miró a mi padre con entusiasmo e hizo un gesto con la cabeza para que hablase él. Este dejó de comer y dio un trago a su vaso para aclararse la garganta.

—Me han promovido en la empresa. Quieren que trabaje en la sede de Barcelona.

—¿Barcelona? —Mi hermana sonó recelosa al preguntar—. ¿Tendríamos que irnos a Barcelona? 

Cuando mi padre asintió con la cabeza sentí como todo el apetito desaparecía en un instante.

—No sería hasta que empiece el nuevo curso, pero nos gustaría alquilar esta casa para poder cubrir los gastos de la mudanza— Marta se cruzó de brazos y dejó escapar un gruñido mientras meditaba la noticia. Mi padre me miró con seriedad—. ¿Martín? —Yo le devolví la mirada sin saber que pensar.

—No quiero irme— murmuré antes incluso de pensar lo que iba a decir, cuando me di cuenta de mis palabras carraspeé y me apresuré a inventar una excusa—... esto... la universidad...

—Estoy bastante seguro de que podrás encontrar una universidad especializada en videojuegos tanto ahí como aquí hijo, pero ya eres un adulto y puedes decidir qué hacer por ti mismo— No respondí a sus palabras y mi madre aprovechó la oportunidad para dar su opinión.

—Podemos buscarte un piso por la zona universitaria si lo deseas. Sé que sería difícil para ti dejar atrás a amigos como a Dan o Javier.

—¡¿Eh?! ¿Y para mí no es difícil?— se quejó Marta, atrayendo la atención de mis padres. Lo cual agradecí, ya que yo me veía incapaz de sonreír por la culpabilidad, culpabilidad porque el primer rostro que me vino a la mente cuando escuché la palabra "mudanza" había sido el de cierta desconocida pelirroja antes que el de mis mejores amigos. 

"No puedo seguir así. Esto tiene que acabar"

 

 

Notas finales:

 

y.... sip, aún queda más de epílogo (No sé por qué lo he llamado epílogo si está claro que es un maldito spin off interminable del demonio) 

Esto se me está haciendo tremendamente largo chicos, así que a lo mejor actualizo Sin Rumbo antes de continuar con el final, para ir aclarándome la mente un poco. 

Aunque mirad el lado positivo, más continuación = más Nay (?) (Al menos esta vez ha salido, no me linchéis por favor) 

Estaba pensando que sí queréis podemos hacer al final de la historia ( Cuando llegue el final jejeje) una última entrevista como la que hice hace ya un tiempo, solo si queréis por supuesto. Si os gusta la idea podéis dejar preguntas que os interese saber. Si no, pues no (?)

Quería agradecerás a todos porque esta historia ya llegó a las 52K de lecturas ¡yaaaaay! También llegué a los 300 seguidores así que yaaay también por eso. Arigatoooooo ^^

 

Siempre tengo que decir muchas cosas en los comentarios, pero luego a la hora de decirlas se me olvida.  Así que me voy a limitar a despedirme ya y si luego recuerdo algo lo editaré y aquí no ha pasado nada XD 

En fin. Saludos! 

 


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