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La vida es aburrida por CrystalPM

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Notas del capitulo:

Bueeeeno. Siento haber tardado tanto y siento que sea tan aburrido el capítulo, pero es lo que me permiten mis neuronas T.T

 

Espero poder actualizar el siguiente pronto ( o al menos no tan tarde como este)

Observé el techó blanco de mi habitación en silencio. Hacía ya tiempo que mi familia se había marchado a sus tan deseadas vacaciones, así que me encontraba solo en la casa. Cansado había apagado todas las luces y me había tumbado en mi cama con la intención de dormir, pero obviamente mi mente no me daría ese placer sino que prefería torturarme con los recuerdos de aquel día. Me mordí el labio recordando aquella conversación en el autobús

Después de que hiciese aquella extraña ( y bastante acosadora) pregunta, Crystal se me había quedado observando unos instantes descolocada.En seguida comprendí que debería parecer un rarito preguntando cosas como esas e intenté mantener la compostura. Me removí, hundiéndome más en el asiento, y murmuré unas palabras.

— Olvídalo,en realidad no tiene tanta importancia... 

— ¿Un chico con un piercing en el labio quizás? — Si alguna vez había pensado ser actor en aquel instante quedó claro que no valía para el oficio, porque mis intentos por parecer indiferente fueron realmente patéticos. Vamos, que un poco más y el bote que pego me deja en el asiento de al lado del conductor. Carraspeé rezando para que no se me quebrase la voz.

— Sí...exacto — Crystal sonrió misteriosamente.

— Pues no, no conozco a nadie así — La cara que se me quedó debió ser realmente divertida, porque la pelirroja no pudo parar de reírse durante un buen rato —. Vale, vale Lo siento, no he podido resistirme, parecías muy interesado ...¿Por qué?¿ Lo estás buscando? — Carraspeé ligeramente y aparté la mirada de sus ojos verdes y casi gruñí la respuesta.

— Algo así — La mano de mi amiga me trasmitió su calor cuando esta se apoyó en mi hombro.

— Está decidido, tú y yo tenemos que quedar.

¿Qué clase de respuesta es esa? Seré lento o algo, pero al final no me quedo claro si conocía alguien así o no.

— Pelirroja estúpida —Gruñí para mis adentros mientras daba vueltas en la cama en busca de una postura más cómoda para dormir. Cuando ya estaba alcanzando ese estado grogui en el que empiezas a notar como te pesa hasta el cerebro el ruido estridente del tono de mi móvil me asustó. Soltando una palabrota palpé a ciegas por el suelo, aún desde mi cama, hasta que encontré el maldito cacharro. Cuando encendí la pantalla la luz me cegó momentáneamente, pero alcancé a leer un mensaje.

"Te espero en 15 min" Al lado venía una dirección que me era totalmente desconocida. Permanecí unos segundos observando el mensaje en silencio. "¿Qué querrá esta mujer a estas horas intempestivas de la noche?" Me froté la cara con la mano intentando despejarme. En mi vida había salido a estas horas así como así, sin avisar, sin saber a donde iba. " Eres una persona muy aburrida, ¿lo sabías?".Suspirando acabé por teclear una respuesta a Crystal y tomándome mi tiempo me puse ropa para salir. 

— Total. Ya me ha desvelado.

Si esperaba que las cosas se aclarasen cuando llegase a la dirección que me había indicado la odiosa punk me equivoqué y mucho. Lo primero que pasó por mi mente cuando llegué es que a mi amiga le había entrado una fiebre por Harry Potter y me había arrastrado a una especie de Callejón Diagón, solo que sin magia. A cada lado había diferentes tiendas de objetos cada cual más raro, trastos antiguos, aparatos que no había visto en mi vida, libros viejos y de títulos absurdos. Hasta había una tienda que vendía zapatos para solo un pie para que pudieses elegir la combinación que quisieses ( lo se, yo tampoco le vi la lógica, pero el vendedor parecía muy seguro cuando intentó encasquetarme una sandalia y un botín como par). 

Milagrosamente la mayoría seguían abiertas a estas horas y desde fuera la calle estaba iluminada por todos los farolillos y las velas que los comerciantes habían puesto para iluminar sus puestos. La gente iba y venía por el lugar, charlando con los vendedores o entre ellos y algunos se sentaban en mitad de la acera a contar historias y reír chistes. Anduve entre el gentío intentando observar todo emocionado. Aquel lugar era tan... diferente. Nunca había oído de un sitio así en mi vida. Aunque es verdad que hasta hace unos días ni siquiera me habría molestado en investigar. 

Por fin entre la gente conseguí localizar a Crystal...bueno en realidad lo difícil habría sido no verla. Con ese vestido de corsé rojo y negro parecía la princesa de las tinieblas o algo así. Sonreí intentando imaginarme como sería el ropero de mi amiga. "Una casa a un ropero pegada probablemente". Esquivé a la gente mientras me acercaba a ella y no fue hasta que toqué su hombro que la pelirroja pareció percatarse de mi presencia. Sonriendo con esa expresión distraída que siempre la acompañaba se quitó los auriculares que llevaba puestos y me dedicó una sonrisa.

—Me alegra que hayas venido.

Dios, parecía una vampira con los labios de color sangre, alcé una ceja mientras la volvía a mirar de arriba a abajo.

—¿Vamos a asustar a huerfanitos para comérnoslos en un caldero o algo parecido? Por que no he traído la capa ni los colmillos de Drácula...

Crystal me pegó con fuerza en el hombro y soltó un bufido interrumpiendo mi comentario. Luego optó por ignorarme mientras se giraba e iniciaba el descenso por la calle. Procuré seguirle el ritmo para no perderme entre la multitud (Y para que el chiflado de los zapatos no me volviese a pillar por banda para intentar venderme unos zancos o algo peor) y me mantuve pegado a su espalda. Hace unas semanas me habría irritado de sobremanera que la pelirroja no se hubiese parado a explicarme qué cojones hacíamos en aquella calle tan rara a esas horas tan raras, pero sinceramente, ahora me daba exactamente igual. No necesitaba saber a dónde iba, cuando llegase lo descubriría ¿Qué sentido tenía ser impaciente? Por eso mismo me mantuve callado mientras andábamos.

Recorrimos toda la calle en silencio y poco a poco el ambiente alegre fue dando paso a uno más tranquilo. Aunque que las tiendas seguía n siendo tan raras como al principio de la calle parecía que la gente aquí se dedicaba más a las conversaciones calmadas y no a tantos gritos. De repente Crystal frenó en seco como si acabase de recordar a donde queríamos realmente ir y se acercó a uno de los escaparates de una tienda. Observé el sitio con curiosidad. Parecía una tienda igual de bohemia que el resto de las que la acompañaban, lo raro de esta es que está no exponía nada fuera del local. El resto de locales se especializaban en alguna cosa, antigüedades, libros, ropa... pero en esta resultaría imposible decir que era exactamente lo que se vendía, porque nada del exterior permitía adivinarlo. El escaparate en vez de exponer los artículos estaba tapiado con un extraño cristal opaco que formaba dibujos por toda la fachada, brillando levemente por los farolillos de las otras tiendas. Me acerqué con curiosidad al extraño dibujo... parecía cambiar de color por la luz.

—Llegamos— Antes de poder decir nada Crystal tiró de mi manga con fuerza y abrió la puerta de la tienda para arrastrarme dentro. Al abrirse la puerta se oyó la típica campanilla de aviso que había en todas las tiendas. No pude evitar reírme al pensar que era totalmente surrealista que en una tienda tan rara tuviesen una cosa tan típica. "Ahora comprendo por qué no tiene nada en el escaparate". Simplemente no se podía resumir la clase de objetos que vendía ese lugar en un espacio tan reducido como el del escaparate. ¿Qué demonios tenían en común unas lamparas de araña, muñecos, una tostadora y una espada láser de mentira? Absolutamente nada. Y no solo había eso. Cualquier objeto pensable y por pensar estaba ahí, y lo mejor es que ni siquiera estaban odernados en un sentido lógico.
Divertido di unos golpecitos a un pequeño tiovivo de hojalata que empezó a girar al ritmo de la música que salía de un tocadiscos del fondo. Si me hubiesen preguntado en ese momento una pregunta tan simple como cual era el color de las paredes de la habitación no habría sabido que responder, no había absolutamente un solo lugar en el que no hubiese colocado algún reloj de pared o un espejo roto o cualquier cachivache imaginable. Incluso las estanterías de libros subían hasta el techo, tan altas que había que llegar a partes del lugar con unas escaleras corredizas que había por todos lados.

Crystal avanzó con seguridad por la habitación siguiendo un camino irregular que habían dejado entre tanto trasto junto y se acercó a un viejo mostrador donde sin ningún tipo de decoro aporreó un pequeño timbre que sonó de manera realmente estridente.

Pegué un brinco sorprendido y me acerqué a mi amiga para quitarle el timbre de las manos.

—¿¡Quieres hacer el favor de no ser tan ruidosa!? Me vas a matar de un ataque al corazón —La pelirroja me miró como si fuese yo el que estuviese armando el escándalo.

—¡Pero si no soy tan ruidosa cómo demonios se van a enterar de que estamos!

—Pues actuando cómo el resto de gente normal.

—¡Lo normal es aburrido!— "Mierda, tiene razón" Fruncí el ceño mientras me cruzaba de brazos y murmuraba un " Vieja loca" por lo bajo. Mi amiga encarnó una ceja con una expresión terrorífica.

—¿Has dicho algo? —Me apresuré a sonreír lo más inocentemente que pude.

—Nada —Los dioses debían de estar de mi parte aquel día porque el vendedor apareció de entre los cachivaches justo a tiempo para salvarme de una muerte segura. 

El anciano nos miró sorprendido, como si dos personas entrando en una tienda fuese la cosa más extraña del mundo, pero tras un rato su expresión pareció cambiar a una de alegría y sus ojos chispearon brillantes.

—¡Pelirroja!¿Qué tal? Hacía mucho que no te veía por aquí. 

Cuando se acercó a nosotros pensé que iba a saludar a Crystal propiamente con los típicos besos en la mejilla, pero me quedé descolocado al ver que pasó de largo frente a nosotros y se dedicó a engrasar los relojes de la pared de enfrente " Vaya, este si que sabe como atender a las visitas"

—Buenas noches Tarón. Te venía a presentar a mi amigo el señor "Soy silencioso como la gente normal" —Iba a soltar una protesta al ver como me llamaba, pero Tarón me agarró con fuerza para estrecharme la mano efusivamente.

—¡Encantado señorito silencioso como la gente normal! —Le observé alucinado incapaz de abrir la boca " ¿Esté tío que se fuma?" —. Yo soy Tarón, el dueño de esta tienda.

Estaba claro, de tal mercancía tal chiflado.

—Pensé que te interesaría contratarle para la tienda —Fue entonces cuando reaccioné soltando un débil grito

—¿Eh? ¡Espera..! —El anciano y Crystal me ignoraron olímpicamente y continuaron a lo suyo.

—¿Contratarle?... No sería mala idea, la verdad es que yo no puedo estar aquí las 24 horas del día, ya no soy tan joven como antes. 

Un momento... ¿cuándo era joven sí lo hacía? La mirada de Tarón se volvió a posar en mi con curiosidad. Inmediatamente me tensé. Dios, me sentía iguala que el día que toca entregar las notas a tus padres y sabes que te vas a llevar un par de collejas y un largo castigo.

—Dime, joven —El anciano se puso unas enormes gafas mientras se sentaba distraídamente en una silla de aspecto bastante antiguo que había por ahí igual de random que el resto de las cosas—. ¿Quién crees que ganaría en una pelea?¿Hitler o Darth Vader?.

La respuesta me salió automática sin poder pensarlo.

—Darth Vader...¡Eh! ¿Pero qué? Un momento, Yo no...

—¿Sabor de helado favorito? 

Me llevé la mano a la cabeza confundido. 

—Ehm... en realidad escojo el helado del color más raro sin fijarme en el nombre —admití ligeramente avergonzado. Mi hermana siempre me había llamado ratito por eso. A mis espaldas escuché la risita de Crystal, pero no tuve ocasión de girarme y fulminarla con la mirada.

—Del uno al diez como clasificarías las canciones que tienen un ukelele como acompañamiento.

—8..¡no, no! 7

—Muuuuuy bien ¿Qué opinas de los guisantes?

Y así siguieron las preguntas totalmente absurdas e ilógicas de aquel extraño personaje. Ni me preguntéis cómo demonios pude aguantar y responder a todas con entereza... y preguntarme menos aún por qué me molesté en contestarlas en vez de haber salido corriendo por la puerta del lugar. Al final Tarón se inclinó sobre la silla para mirarme por encima de las gafas.

El dueño de la tienda me observó durante unos instantes en silencio y pude sentir el sudor frío que me recorría por el cuello por los nervios. Al final una enorme sonrisa fue apareciendo en el rostro del anciano.

—Contratado —Parpadeé asombrado unos instantes. ¿Acaso eso había sido una entrevista de trabajo? Desvié la mirada a Crystal que me hizo un signo con el pulgar de que todo había salido genial y suspiré agotado.

—Será un placer trabajar para usted señor.

Por el rabillo del ojo pude ver a Crystal pegando saltitos de alegría y aguanté las ganas de estrangularla por haberme metido en este lío. Tarón se levantó de la silla con el mismo entusiasmo que mi amiga y corrió hacia el escritorio donde empezó a escribir cosas como un loco.

—Perfecto. Puedes empezar a trabajar cuando quieras. Me vendrá bien tener un poco de tiempo para mis hobbys.

Prefería directamente no descubrir cuales eran los hobbys de los que hablaba.

—¿Perdone? Cual sería mi horario —pregunté con educación. A mi lado Crystal soltó unas risitas y la di un codazo para que se callase. El anciano me miró divertido como si lo que hubiese dicho fuese una de esas tonterías inocentes que dicen los niños pequeños sin ser conscientes de lo que dicen.

—¿Horario? Aquí no hay horario, puedes venir cuando te de la gana

Le miré sorprendido.

—¿No teme que sea un caradura y directamente decida no venir si no me tiene controlado? —la mirada del vendedor se oscureció, clavándose en mi rostro y por un momento me hizo sentir mal por ser tan rebuscado.

—¿Tú no harías eso, no muchacho? —Aquella mirada mostraba que confiaba totalmente en mí y que hablaba con sinceridad. Tal vez por ello el remordimiento me pinchó en las tripas y me apresuré a responder.

—Por supuesto que no señor. Puede confiar en mí.

Tarón asintió con firmeza y sin apartar la mirada de mí arrancó la hoja de la libreta en la que había estado escribiendo y me la pasó. Supuse que era el contrato ( Algo muy poco fiable si lo acababa de arrancar de una libreta cualquiera, si me permitís el comentario), pero antes de poder leerlo Crystal ya estaba tirando de mi fuera de la tienda.

—¡Un placer verte de nuevo viejo! Te visitaremos pronto.

Ignorando mis protestas me sacó por la puerta de un empujón y me tropecé con una señora que pasaba por el camino la cual me gritó en un idioma que no pude entender, pero seguramente no eran una declaración de amor precisamente. Mascullando un par de insultos fulminé a mi amiga con la mirada, pero lo que no me esperaba es que ella se quedase callada observándome con una sonrisa odiosa de suficiencia. De mal humor me recoloqué la chaqueta y aparté la vista.

—¿Que miras con tanta insistencia, pelo zanahoria? 

La chica no pareció ofenderse por el adjetivo que usé y se limitó a continuar observado con esa sonrisa que me empezaba a poner de los nervios.

—Enhorabuena, estás preparado —Me giré para observarla confundido.

—¿Preparado?¿Esto ha sido una especie de ritual para entrar en una secta o algo así? Vaya, no debería haber descartado lo de comer huerfanitos tan pronto —La pelirroja volvió a bufar mientras retomaba el camino hacia la calle de las tiendas locas.

—Antes de que te encontrases con él pensé que tenías que ver a Tarón antes. Ya sabes... es como una especie de visto bueno o algo así ¿Entiendes? —Me froté la cabeza cada vez más confundido

—¿Él? ¿Encontrarme con quién? —Crystal hizo un mohín, como si le cansase mi falta de comprensión.

—Nadie te entiende hijo ¿Pero no fuiste tú precisamente el que me dijo que querías hablar con él? Si hasta me describiste sus ojos y su pelo.

Abrí mucho los ojos empezando a comprender de que me estaba hablando mi amiga. Ella en cambio siguió a lo suyo hablando. De repente el sonido de su móvil sonó. A pesar de estar distraído pensando de nuevo en pelos azules y miradas electrizantes pude captar como Crystal sonreía mirando la pequeña pantalla.

—Bueno, pues estas de suerte. Sé donde está.

 

Notas finales:

Yaaaaa está. Espero que os haya gustado ... y chaop! ( no he podido corregir los posibles errores, lo hare cuando pueda)


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