Capítulo VIII
Ciel: bien lo mío empezó hace tres días….
-------Hace tres días------
Un pequeño niño de aparentes 17 años, era despertado por su alarma. La cual apago con desgano. Bajo a desayunar y se encontraba completamente solo. Sus hermanos que son más madrugadores (según él) ya habían partido para ir al colegio.
Estaba desayunando y antes de irse agarró un sobre color crema y lo guardo en su mochila, y se fue directo a la escuela. En el camino escuchaba música. Y se encontró con cierto azabache que le tiene la cabeza confundida
Sebastián: Buenos días Ciel- dijo con aquella voz y sonrisa característica de él, que podría derretir glaciares.
Ciel: Hola Sebastián.- dijo alejándose y entrar a su salón.
Sebastián: ¿Acaso despertaste con el pie izquierdo, pequeño demonio?- le dijo a Ciel el cual ni se inmutó.- ahora el gato te comió la lengua.- le seguía de cerca hasta su salón donde una vez entraron todas las chicas se fueron con Sebastián y los chicos con Ciel.
Después de que el profesor llegó todos regresaron a sus asientos. Como siempre cierto azulino no prestaba atención en clase, o eso creían todos.
Profesora: Phantomhive! ¡Preste atención a la clase!- regaño la maestra de matemáticas. A Ciel le valió.- Si tanto le interesa conteste esta ecuación- Ciel paso enfrente y respondió todo en menos de un minuto.-
Ciel: Me regreso a mi asiento.- la maestra se quedó sorprendida pues hizo todo el procedimiento correcto con la respuesta correcta. La campana sonó y Ciel se dirigió a la azotea donde siempre estaba para pensar las cosas sin que nadie lo molestara.
Saco el sobre que traía y comenzó a leerlo por enésima vez. En el había los datos de cierta persona que le interesaba y que tal vez, solo tal vez amará.
¿?: ¿Qué haces?- el azulino se espantó y oculto el sobre rápidamente.
Ciel: N-nada que te importe, Sebastián-
Sebastián: Sabes que te saltaste la clase de historia ¿cierto?
Ciel: si, por algo me la salte.
Sebastián: bueno si hubieras estado te hubieras enterado del trabajo que tenemos por parejas.
Ciel: Después pregunto que hago y quien es mi pareja.
Sebastián: Pues ¿qué tal si hacemos el trabajo en mi casa?
Ciel: ¿De qué diablos hablas?
Sebastián: tu eres mi pareja Ciel- le dijo con una voz que hacia hipnotizar a todos, y más a un demonio como él. Si no supiera que es exorcista diría que es un demonio.
Ciel: de acuerdo, hasta entonces no me molestes. Tengo sueño.- dijo con un bostezo.
Sebastián: si gustas puedes acostarte en mi regazo-
Ciel:-con un gran sonrojo en sus mejillas níveas- ¡¿cómo si fuera a hacer eso?! ¡Estúpido, Sebastián!
Sebastián: descuida no te haré nada que no quieras.- mostrándole una sonrisa tranquilizadora que solo hizo sonrojar más a Ciel
Ciel: D-de acuerdo- dejo de reclamar puso su cabeza en las piernas del ojiescarlata, de tal forma que los ojos de ambos se encontraron haciendo más rojo su sonrojo. Cerró sus ojos y al instante se quedó dormido.
Ciel: ¿qué es esta sensación cálida?- comenzó a abrir lentamente sus ojos- se siente muy cálido, en mis… ¡¿labios?!- Sebastián le dio un apasionante beso en la boca de Ciel.-
Sebastián: ohh despertaste- Ciel tenía los ojos abiertos como platos y un gran sonrojo surco sus mejillas-
Ciel: ¡¿Qué crees que haces, pervertido?!
Sebastián:- se para y no le contesta a Ciel- en hora de irnos.- y se va
Ciel:- pone una mano en su corazón y mira al chico irse- ¿qué es este sentimiento?
Ya en la casa de Sebastián se pusieron a hacer el trabajo correspondiente, el cual terminaron en menos de 3 horas. Sebastián pidió una pizza de peperonni para los dos.
Sebastián: Sabes, siempre me han impresionado tus ojos azules.-
Ciel: ¿En serio? Siempre he creído que son una maldición estos ojos- dijo doblando su cuello hacia atrás y recargándose en el respaldo del sillón.- Como si un ángel me hubiera maldecido-
Sebastián: los ángeles son seres buenos, no maldicen a todos.
Ciel: No hables de ellos enfrente de mí, los odio.
Sebastián: Si los odias es como decir que odias a Dios jaja-
Ciel: Odio a ese dios, el me abandonó cuando más lo necesitaba. Y pensé “no hay tal cosa como Dios.” Aunque me sorprende que alguien como tu aun crea en él.
Sebastián: ¿Alguien como yo?
Ciel: Si, alguien como tú.- Sebastián no dijo nada y Ciel continuó- Sebastián Michaelis, edad 24; tu única “familia” son aquellos exorcistas. Tu madre le vendió su alma al diablo solo para matar a tu padre. Ambos murieron cuando tenias tan solo 10 años ja es realmente irónico, pero lo más irónico es que te enamoraste de un ser igual que yo un incubo pero ella nunca te amo jaja- dijo todo eso pero se sentía un poco mal.
Sebastián: si, ¿y luego? El que me haya pasado todo eso no significa que me abandono porque me dio una segunda familia y un segundo amor.
Ciel: Me pregunto quién es la afortunada, debe ser muy bella y hermosa para haber capturado tu corazón- en su interior quería que fuera él
Sebastián: de hecho es un él- Ciel lo miro a los ojos y sintió aquella penetrante mirada- tiene una piel igual que la nieve, un cabello negro azulado y unos ojos que solo pueden ser comparados con los más hermosos zafiros.- se paró y se dirigió hacia Ciel- Te amo Ciel Phantomhive, mi demonio-
Ciel: ¿d-de qué habl…?- fue interrumpido por el beso apasionado de Sebastián el cual no tardó en corresponder. Después de varios segundos reaccionó y aparto a Sebastián- ¡No me toques! ¡Tú no me amas! ¡Nadie puede hacerlo! Nadie…- dijo con la cabeza baja y esto último en un susurro- ¡Todos dicen que me aman pero es debido a que si ven mis ojos se enamoran de ellos y después que me utilizan como quieren me dejan! ¡Nadie puede amarme por estos malditos ojos!- agarró un cuchillo y casi se lo clava en el ojo pero Sebastián puso su mano y se lo enterró. Cuando se dio cuenta algo en su interior se sintió mal- Perdón yo no…- Sebastián se acerca y con su brazo derecho abraza a Ciel- ¿qué?-
Sebastián: yo no te amo por tus ojos, si es cierto me gustan pero es solo una de las cosas por las que te amo- lo besa en los labios.- por eso ámame de la misma forma en la que yo te amo
Ciel: yo…yo- se aleja de Sebastián y sale corriendo, seguido del mayor. Chocó con un señor alto de ojos verdes y cabello rubio- Perdón yo…
Señor: descuida -le sonríe amablemente- oye eres muy lindo
Ciel: gracias. Disculpe me perdí ¿me podría quedar con usted hasta que me oriente un poco?- dijo mientras sus ojos tenia cierto brillo de lujuria, en su mente pensaba demostrarle a Sebastián que nadie lo ama y no es de nadie-
Señor: claro, ven – le agarra de la cintura apegándolo a su cuerpo. Y dándole un beso apasionado cargado de lujuria. Pero no sabian que cierto azabache los miraba.