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La misión por Shiro0

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Notas del capitulo:

Hola... e.é

10. Señales 

Han pasado ya dos meses y medio desde que ingreso al instituto y las cosas que ha vivido hasta el momento, no se pueden comparar con la otra parte de su vida— solitaria y ambigua—  las personas que ha ido conociendo de mala gana según pasan los días, le han demostrado la calidez que se puede sentir al tener compañía con las que conversar,  aunque sean pequeños e insignificantes detalles del día, o hasta pasar rumores como que el profesor de química cuando joven era perteneciente a un grupo yakuza y por estar metido en una pelea se había hecho aquella horrenda cicatriz a un lado de su rostro.

Todo aquello era nuevo para él y tan sorprendido como fastidiado se dio cuenta de que esos absurdos momentos de quietud e intercambio de palabras sin importancia era algo agradable y hasta cierto punto acogedor. Si tuviera que sincerarse seguramente se daría cuenta de que  estaba adaptándose con gran rapidez a un estilo de vida casi sin preocupaciones aparte del estudio, claro está. Y que sin darse cuenta, cierta persona estaba calando profundamente en él, su estúpida risa y su cara sonriente a cada minuto del día era algo a lo que sin darse cuenta se había acostumbrado, a pesar de ello, últimamente había estado pensando en esa persona más de lo normal, a veces y sin razón al tan solo divisarlo a la distancia su corazón comenzaba a latir con rapidez ¡maldita sea la pubertad y los cambios hormonales! Sin embargo, sabía que de cierta forma desde un comienzo le había parecido alguien atractivo, y él al ser como es, era claro que no admitiría tal cosa jamás, a pesar de ello, en esos momentos se destrozaba la cabeza pensando en cómo es que llego a tal punto de sentirse jodidamente nervioso cerca de Antonio.

—  ¡Romano! ¡Nee, Romanito!

Sus pensamientos son cortados por el reiterado grito de su nombre, se voltea para ver al responsable y,  por gracia del destino era la misma persona en la cual no paraba de pensar. Romano se sonroja  con tan solo verlo y en parte también por la forma en cómo lo llamaba sin importarle que las personas alrededor escucharan.

— Nee, Roma— Dice feliz una vez a su lado.

 — Qu-Qué quieres bastardo…— No puede evitar desviar la mirada, pensando que de seguro su cara debería estar viéndose estúpida con lo caliente que la sentía, pero no podía evitarlo ya que el muy masoquista de Antonio estuvo a su alrededor como insecto  atraído por la luz desde el primer día que llego al Instituto. Era cierto que nunca tuvo a alguien como aquel chico, que siempre estuviese a ahí para él,  pero la verdad es que no sabía cómo actuar cuando ese otro ser era cálido e inocente, cuando no cargaba con un oscuro pasado.

— Romano ¿Me escuchas? — Pregunta  al ver que el otro no le prestaban atención.

Pestañea para despejar su mente, al mirar hacia el frente se encuentra con la mirada directa de Antonio— ¿Eh? — Dice tratando de calmar sus erráticos latidos “¿¡Vamos que me pasa ¡?”

— Decía que Gilbert nos invitó a su cuarto para la fiesta que va hacer esta noche, pero no me escuchabas—Hace un mohín— Parecías en otro mundo… ¡Aguarda! — Aguándosele los ojos— ¿¡CON QUIÉN ME ESTAS ENGAÑANDO?!

Avergonzado — ¿! Qué tonterías estás diciendo ¡? —Pero al ver que el otro no lo escucha por estar dramatizando una  infidelidad, grita sin proponérselo- ¡NO TE ESTOY ENGAÑANDO IDIOTA! — Y entonces Antonio deja la escena para mirarlo con lágrimas falsas y su típica cara de idiota feliz.

— ¡Roma! — Se tira a sus brazos, refregando su mejilla contra la del contrario. —Ya sabía que no eras de esos. Me alegra confirmarlo. — Romano por su parte, trata de disimular los desenfrenados latidos de su corazón,  haciendo disminuir la cercanía que mantenían los cuerpos mientras grita que odiaba que traspasaran su espacio personal, su burbuja de aire. El otro solo ríe a la vez que le dice  ronroneando que no era cierto.

— ¡Qué sabes que es cierto y que no! — Alega en vano. — ¡Suéltame!

Varios minutos tuvieron que pasar, junto con varios insultos de parte del Italiano para que el Español se decidera por fin soltarlo de su agarre y ve al otro que ya no podía ser más parecido a un tomate con el sonrojo en sus mejillas. Enfadado, Romano se aleja refunfuñando, en parte culpa de Antonio ya que al verlo en ese estado no puede evitar soltar una pequeña risilla y también de esos extraños sentimientos.

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“No debería estar aquí” se repetía una y otra vez “Una persona con clase no realiza este tipo de actividades.” Pero ahí estaba, ayudando a decorar la habitación que en unas horas más se vería repleta de otros estudiantes, todo porque a cierto albino se le había ocurrido celebrar los puestos en los exámenes del día anterior, y él. Él pues siendo tan caballeroso como es, no pudo decirle que no a alguien que pide por su ayuda… Está bien, seamos sinceros ¿Pedir? Gilbert prácticamente arrastró a Rodrich hasta su habitación y lo puso a decorar mientras que él, veía los detalles como la comida y lo que  iba haber para beber. Así que, tras indicarle los lugares por donde quería que pasaran tiras de serpentinas se fue, habiendo pasado más de cuarto de hora desde su partida. Cansado tira el último pedazo de papel  sobrante al suelo, para luego cruzarse de brazos y mirar el excelente trabajo realizado.

Sonríe orgulloso mientras que con una mano se arregla los lentes. — Je, así es como se deben hacer las cosas. — Pero su sonrisa de inmediato se borra cuando nota una pequeña diferencia en el largo de una serpentina con otra en la esquina de la habitación, tomando el pedazo  que había tirado y con un poco de cinta adhesiva, pega los extremos de las cintas para resolver el problema. — Ahora sí. — Levanta la vista feliz por no haber  desperdiciar nada. Al contemplar su labor, un repentino portazo le recuerda porqué  estaba ahí. Con el ceño levemente fruncido, se voltea para encontrarse con un albino, que difícilmente podía mantener el equilibrio en una pierna ya que con la otra intentaba cerrar la puerta tras sí. El de lentes suspira y se acerca a ayudarlo.

— ¡Aaah!!— Dejando la comida sobre una improvisada mesa que había hecho el Austriaco minutos antes. — Gracias Rodrich.  

— ¿Qué es todo eso? — Cuestiona sin mucho interés.

— ¿Esto? —Mirando las bolsas. —  Son las cosas para comer y beber en la fiesta keseses que no es obvio. — Ríe para añadir mirando su cuarto — Buen trabajo con las decoraciones. —Levanta el pulgar.

El castaño bufa pretendiendo que había sido  un fastidio. —  Solo lo hice por modales

Ignorando monumentalmente el comentario. —  Va hacer la mejor fiesta desde aquella vez cuando el tipo de gorro se emborracho y canto sobre la mesa keseses. Me encanta cuando el director no está— Emocionado.

Entrecerrando los ojos— Es cierto que desde hace tiempo que el director no ha salido del instituto y que solo ha venido aquí esa persona. — sobándose el mentón como si estuviera analizando algo.

Gilbert lo mira enarcando una ceja. — ¿Y eso qué? Solo dice que no ha tenido asuntos importantes o vacaciones keesese

— ¿Es que no te has parado a pensar qué es lo que hace o a donde va cuando sale?

Al ver el punto del asunto. — Mmm, es cierto que nunca me lo he  preguntado, pero y que tal si son asuntos personales porque vamos, hasta sujetos como él deben tener familia.

Asiente al encontrarle sentido a la respuesta, pero  no convencido del todo decide olvidarse del tema y enfocarse en ayudar al enérgico albino que en esos momentos sacaba con impaciencia los comestibles recién comprados de las bolsas.

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— ¿Entonces vendrás? —Pregunta con una suave sonrisa en la cara, mirando como el aludido da un respingo a la inesperada pregunta.

— Sabes que nunca antes he ido a ese tipo de fiestas. — Dice con su habitual tono suave. Lo había comenzado a tutear luego de que cierto día, el Canadiense lo hubiese tratado como si de un extraño adulto se tratase,  entonces el Francés mirándolo con el ceño fruncido y con una mueca de disgusto le pidió que lo tratase como tú.

 —  Y por lo mismo deberías ir. — Matthew mira indeciso a su interlocutor que no hace más que sonreír con la mejilla apoyada en su mano.

—... Creo que mejor…— Pero no alcanza a rechazar la invitación cuando el otro agrega.

— Estaré yo, no tienes nada de qué preocuparte. — Lo mira con dulzura. — Y me haría muy feliz si vas tú también.

En los meses que llevaban de conocerse era como si Francis hubiese podido aprender todo del rubio y las formas en que este no pudiese rechazar alguna invitación u oferta que apareciese, y ocupando algunas cuantas palabras claves,  Matthew no podía negarse a ir.

Suspirando derrotado, le devuelve la sonrisa.

— Está bien, iré— Pero antes de que el Francés pudiese celebrar, añade—…Pero…Prométeme que te quedarás conmigo…—Abraza con fuerza a Kumajiro en brazos avergonzado por su propia petición. No sabía de dónde había reunido el valor para pedir aquello tan egoísta de su parte.

Entre sorprendido y feliz por tomar la iniciativa de pedir. Asiente sin evitar que una sonrisa complacida aparezca en su rostro. — No tienes porque pedirlo. — Y asunto zanjado, luego de eso, comenzaron a hablar del pronto cumpleaños de cierto presidente gruñón.

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Sin darse cuenta, la tarde había desaparecido tras la ida del sol, dando paso a una noche estrellada. Novedoso descubrimiento ¿Las constelaciones siempre fueron así de brillantes o era solo su imaginación? pues desde hace mucho que no dirigía su vista a aquella bóveda celeste que estuvo sin falta sobre su cabeza y que en ocasiones la contaminación de la ciudad en la que estuviese no dejaba ver.

A pesar de siempre tener aquel deslumbrante escenario sobre sí, desde que se separo de su hermano, no había vuelto a mirar hacia arriba. Sin embargo ahí estaba y había descubierto que desde aquel sitio podía ver los astros con una claridad impresionante, el viento nocturno no era precisamente helado pero lo suficiente como para dejar en claro que el invierno de apoco iba llegando, sin poder evitarlo algunas memorias que creía olvidadas vuelven a su mente.

Flash back

 Eran de él y de Matthew de pequeños. Cuando decidieron acampar en un parque tras escapar de la discusión que mantenían sus padres que ni cuenta se dieron cuando desaparecieron  sus hijos. Era una noche tan helada que el frio calaba los huesos, pero en esos momentos no importaba que tan congelada estuviera la noche ya que la vista que tenían y la paz que les proporcionaba el parque interrumpida de vez en cuando por los automóviles, era irremplazable. Sobre sus cabezas un hermoso escenario de titilantes luces lejanas que pretendían cuidarlos la noche entera se alzaba ante ellos, sin interrupciones,  ambos hermanos se acostaron sobre una manta traída por Alfred y tiritando se abrazaron a sí mismos, para ver aquel espectáculo de luces de mejor forma. Pasaron gran parte de la velada hablando y riendo hasta que el cansancio del día los venció. Desde entonces, no habían podido volver a ver las estrellas ya que a la mañana siguiente Matthew había despertado con fiebre, Alfred corriendo lo llevo devuelta a casa y tras las maldiciones y reclamos de parte de la madre de ambos  y los insultos del padre, Alfred decidió ser más precavido con la salud de su hermano menor y por tanto no volvieron a presenciar el cielo nocturno.

Fin flash back

— Así que aquí estas—Dice alguien interrumpiendo sus pensamientos. No gira la vista, pues no había necesidad,  conocía muy bien de quien pertenecía aquella voz como para molestarse en mirarlo.

— Aquí estoy— Responde sin apartar la vista del cielo. Romano llega a su lado sin comentar nada. En silencio mira la misma escena que su amigo. Sin importarles que la presencia del recién llegado signifique algo, dejan que el silencio se instale. Hasta que no sabiendo hace cuanto tiempo es que están en la misma posición, el castaño repentinamente suelta.

— Respondió— Solo eso, una palabra y Alfred había entendido que finalmente habían mandado órdenes que efectuar ¿Cuánto tiempo tendrían ahora? ¿El mismo, quizás más o tal vez menos? Lo importante era que podrían actuar de una vez por todas, habían encontrado otra pieza de un gigantesco puzle, ahora tendrían que actuar con cautela y precisión si no querían que sus seres queridos se viesen involucrados.

Notas finales:

Emmm bueno... Lo mismo de siempre Gracias por leer :D

Y dejen reviews de esa forma me dan animos para escribir con mayor rapidez :3

Gracias y nos leemos ;)


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