Me dormí enseguida se marcharon, tenía tantas cosas en mi cabeza, tantos recuerdos olvidados y tantos sentimientos encontrados.
Desperté muy tarde, el abuelo me había dejado dormir más de lo normal por lo que ayer había pasado. Me bañe y fui directo hacia el trabajo. No podía faltar, no estaba enfermo así que tenía que ir para distraer mi mente.
Llegue y entre por la puerta trasera eran las 3:00 de la tarde y brook uno de los meseros estaba haciéndolo de host. Me le acerque para así intercambiar de puesto, lo cual aceptó sin molestia alguna.
Me pase toda la tarde atendiendo a los comensales hasta que apareció el. Mi corazón se comenzó acelerar al verlo entrar.
-que sorpresa encontrarte aquí- me dijo acercándose
-no podía quedarme en mi casa así que decidí venir a trabajar- conteste con una tierna sonrisa.
-me alegra que estés bien- me dijo acariciando mi cabeza. Me gustaba sentir la manos de Zoro.
-gracias por defenderme ayer-
-no hay problema, soy almirante es mi obligación proteger a los presente u créeme que no me hubiera perdonado otra pérdida- dijo sentándose en su habitual puesto y viendo la lluvia caer.
-Zoro ¿porqué te gusta tanto la lluvia?- me aventure a preguntarle.
-creo que es por el simple hecho que he vivido momentos hermosos bajo la lluvia-
-¿momentos?-
-si, momentos que guardo en mi corazón, como cuando yo decidí besar por primera vez a kuina, fue un beso bajo la lluvia, o cuando le propuse matrimonio ese día estaba lloviendo, o cuando te conocí-
Eso hizo saltar mi corazón de alegría, yo estoy en sus recuerdo preciados, en esos momentos que guarda en su corazón, eso me hace sumamente feliz.
-......la lluvia es hermosa- ahora entiendo la hermosura que conlleva, no es simplemente el agua cayendo del cielo, son todos los recuerdos forjados que vienen y que van, es La Paz en tu interior que deja cuando termina.
-lo sé, sabes ayer estuve recordando muchas cosas sobre nuestra infancia. Me recuerdo cuando peleabas con kuina por que tu serias mi esposa, Decías "yo seré la esposa del marimo" luego yo me enojaba por tu apodo y te decía cejillas. Fueron momentos inigualables.
-recuerden también cuando lo llamaste marimo y lo besaste por segunda ocasión- agregaba Robin la cual había escuchado nuestra plática.
-tu solo te acuerdas de los besos- hablaba Zoro poniéndose de pie y quitándole el abrigo.
-claro por que son los mejores- reía silenciosamente.
-porque mejor no pasamos a nuestra mesa- decía Zoro, agarrando la mano de Robin.
-si, pero antes contéstame ¿ya te decidiste con quién rehacer tu vida?-
-Robin, creo que tengo una idea de quién puede ser, pero aún necesitare un poco más de tiempo-
Creo que en este punto todo ya esta claro, el y ella hacen una pareja perfecta, amorosa, tierna. No creo que en ningún sentido yo le pueda gustar a Zoro, los dos somos hombre, el es mayor 8 años que yo y es un almirante de la navy. No tengo oportunidad para estar a su lado, ser la persona que lo haga feliz, que esté con el en sus momentos difíciles, el que le desea los buenos días al despertar o las buenas noches al dormir, el que lo despierte con un beso o con el aroma del desayuno ya hecho. Mi amor por el sólo quedara en el silencio de mi corazón.
Los dirigí hasta la mesa de siempre diciéndoles lo habitual sobre los platillos y dejándoles vino. Me rompía el corazón verlos juntos, me rompía el corazón el saber que yo podría ser el que este sentado con el estos momentos pero se que nunca podría ser así.
-Zoro, pronto tendrás que decir lo que sientes- escuche decir a Robin cuando me di la vuelta para retirarme.
Por lo menos tengo la satisfacción de que Zoro será feliz, creo que si el esta feliz yo podré manejar mi tristeza. Estaré bien sabiendo que sonríe todos lo días, sabiendo que su corazón ya no guarda tristeza.
Regrese a mi puesto de host para poder atender a los clientes que entraban.
-Sanji puedo hablar contigo un segundo- escuche por detrás mío.