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Quédate Conmigo [CHANSOO] por KyuGamer13

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Notas del capitulo:

/o Dios santo, es el primer capítulo largo que me sale y ¡No tengo idea de lo que hice! 

 

¡A LEER!

 

No olviden las notas finales :D

 

Perdonden las siempre escurridizas, faltas de ortografía. 

CAPÍTULO 8


Luna, Sol y Estrellas.


 


ChanYeol corría a través de la estación para abordar el próximo tren que lo llevaría hacia KyungSoo. Estaba sudado, respirando agitadamente cuando entro al vagón y vio su reflejo en el ventanal, parecía un auténtico lunático pero estaba sonriendo, porque a pesar de que la gente lo viera con miedo por su sonrisa, estaba cerca de llegar a él.


Muchas veces le habían dicho que para algunos verlo sonreír era inevitable no sonreír junto con él, pero para otros provocaba precisamente todo lo contrario. Inclusive, hubo una persona en el pasado que le había dicho que parecía tener la misma sonrisa maquiavélica del Joker. ChanYeol no entendía porque podía provocar que la gente pensará eso de él pero justo ahora, viendo su reflejo lo supo.


Esta sonriendo pero tenía miedo.


No es que el Joker haya sido un personaje fundamentalmente caracterizado por tener miedo aun que de alguna manera ChanYeol pensaba que era así pero esto no se trata de un personaje de comics, se trata de él. Su sonrisa se fue diluyendo mientras el tren seguía su camino.


El tren seguía moviéndose pero ChanYeol solo quería quedarse ahí, inmóvil dentro del vagón.


Seguramente BaekHyun le regañaría una vez que se enterará que no pudo llegar a KyungSoo pero ahora solo miraba como se alejaba la estación en donde debió bajar para poder ir su departamento y encontrarse con él. Volvió a ver su reflejo en el ventanal y sintió repulsión. Ahí estaba otra vez esa persona que trato de olvidar, que trato de borrar. Sabía que KyungSoo había marcado su existencia pero en algún momento de la vida correr siempre detrás de él, cansaba.


La vida después de KyungSoo no fue mejor de la que tenía antes de que le conociera. Las circunstancias eran totalmente distintas, por supuesto. Antes y durante los catorce años —edad donde conoció a KyungSoo—,  la vida de ChanYeol era torturada por su apariencia y su insufrible amabilidad. Después de los catorce años dejo de ser el niño regordete con orejas extravagantemente grandes y fan de los hurones. KyungSoo lo conoció cuando aún sufría por su físico y aun así lo quiso, pero una vez que sus vidas se separaron; ChanYeol sobrellevó para bien, los cambios de la pubertad. A veces ansiaba haber encontrado al menor para que lo viera, para que se diera cuenta de que ya no era el mismo idiota del que todos se burlaban. Quería ver a KyungSoo y que este lo viera sonreír, para que le repitiera aquellas palabras que salvaron su mundo.


“Nunca vuelvas a borrar esa sonrisa de tu rostro porque con ella iluminas al mundo entero”


Pero la vida no era un cuento de hadas. La vida irónicamente es totalmente lo contrario. ChanYeol nunca dejó de sonreír, nunca dejo de pensar en que encontraría a KyungSoo y volvería a ser felices como estúpidamente lo fueron cuando fueron más jóvenes e inexpertos.


Habían pasado seis años cuando se vieron de nuevo. ChanYeol recordaba que ese día en la carrera era como cualquier otro que habría vivido, a excepción de que iría JongIn. Irónicamente se conocieron por SeHun, amigo del moreno. SeHun le apasionaban las carreras y admiraba a ChanYeol por dedicarse a eso. Una cosa llevo a otra y al final fue inevitable que ambos se cayeran bien por lo que ChanYeol gustoso lo invitó a la carrera.


Jamás pensó que su vida se detuviera cuando volvió a ver a esos dos orbes gigantes, que no lo estaban mirando ya que estaba más inmerso viendo al lugar, que en sí, viendo a las personas que había. ChanYeol sintió que su respiración se volvía más lenta, casi inexistente. Cuando SeHun y JongIn al fin se acercaron a él, con el moreno tomando del brazo a KyungSoo, prácticamente le ignoro. En su lugar se le quedo viendo directamente a aquel chico. Piel tersa, labios en forma de corazón, sus pestañas ni muy largas ni muy cortas, ese camino de lunares, esos ojos... Pero todo se vino abajo cuando la mirada de pocos amigos de KyungSoo se cruzó con la suya.


No había rastro de aquel brillo que tenía cuando le miraba. Fui ahí cuando la vida abofeteo fuertemente la cara de ChanYeol. Fue a ahí cuando descubrió que efectivamente, los cuentos de hadas no existen.


Porque KyungSoo no le recordaba en lo más mínimo.


Como era un don en ChanYeol, rápidamente cambio el semblante sombrío que sabía que lo inundaba, al elocuente de siempre. Saludo a KyungSoo, a JongIn y a SeHun. Estuvo un rato con ellos y se fue. Corrió en la motocicleta a límites no permitidos en aquella carrera pero no le importo. Quería alejar ese maldito sufrimiento que estaba invadiendo sus venas, sus células y a su corazón.


Una vez finalizada la carrera KyungSoo se había ido junto con JongIn, al menos eso fue lo que le informo SeHun.


KyungSoo se había ido.


KyungSoo se había escapado de sus dedos, otra vez.


ChanYeol volvió a ver su reflejo en el ventanal y ahí está una vez más, sonriendo porque eso era lo único que podía hacer cuando todo en su interior estaba gritando y desmoronándose. Se sentó en uno de los tantos asientos vacíos, sin importar a donde pudiera llevarlo el tren.


 


 << Q U E D A T E   C O N M I G O >>


 


No fue sencillo el haberse disculpado con el manager y los patrocinadores de ChanYeol de la fugitiva huida que había hecho su amigo pero al final, lo logró. El manager le susurró que después hablaría seriamente con ChanYeol pero una parte de él sabía que no iba a pasar más allá de una llamada de atención. Esas personas se quedaron en el lugar, aun disfrutando del lugar y de la compañía por la que habían pagado cuando BaekHyun decidió que lo mejor era también irse de ahí.


Al estar caminando por las calles solitarias de aquella ciudad, para BaekHyun era inevitable pensar que un día volvería ese pasado tormentoso del cual apenas había salido pero no podía engañarse a sí mismo. No tenía más de tres días que JongIn le había salvado literalmente la vida y no podía darse el lujo de caminar solo, por muy patético que sonara.


Empezó a acelerar el paso para llegar al hotel y recoger sus cosas. A unos cuantos metros de poder llegar a dicho lugar, su celular empezó a sonar. Nervioso, saco el aparato de su bolsillo y contestó.


—Habla, BaekHyun.


— ¡BaekHyun, Hola! Soy JongIn—saludó—Pensé que te encontraría en casa pero solo esta KyungSoo y al parecer esta de malas ya que prácticamente cuando le pregunte por ti y ChanYeol me cerró la puerta en la cara, no sin antes decirme entre dientes que no lo sabía.


¡Maldito ChanYeol, tuve que aguantar las miradas enojadas de tu estúpido manager y tus estúpidos patrocinadores para que no fueras a ver a KyungSoo!, pensó bastante molesto BaekHyun.


—Oh, lo siento JongIn, los patrocinadores de ChanYeol querían festejar así que nos fue imposible irnos rápido pero el estúpido de ChanYeol se suponía que ya debería estar en el departamento.


Al otro lado de la línea, JongIn ponía una cara que expresaba que no entendía muy bien la situación pero se limitó a levantar los hombros, restándole importancia.


—Bueno en realidad no me interesa ChanYeol, te llamaba para saber dónde estás , ya que para serte sincero me preocupa que te encuentres con ese tipo que te perseguía la vez pasada, a pesar de que estés en otra ciudad y no en Seúl—No era precisamente esa la primer razón por lo que el moreno llamaba al chico, en sí quería invitarlo a salir pero empezó a preocuparse cuando vio a unos desconocidos rondando el edificio donde vivían pero esa parte no era necesario decírsela a BaekHyun, no quería asustarlo.


—Pues verás, de hecho estoy llegando al hotel. Voy a recoger mis cosas y me iré en el primer tren hacia Seúl, si gustas…puedes esperarme en la estación—titubeó.


—Claro, eso me parece perfecto.


—Bien, entonces colgaré ¿ok?


— ¡No, espera! — casi grito JongIn.


— ¿Qué pasa?


—Estaré más tranquilo si te tengo en la línea, no cuelgues hasta que te tenga frente a mi—BaekHyun agrando los ojos, sorprendido.


—JongIn…n-no seas exagerado, colgaré y te marcaré cuando ya vaya en camino— Por una extraña razón BaekHyun empezó a sentir un hormigueo en la palma de sus manos, por una extraña razón quería que el moreno le insistiera a no colgar.


—No, BaekHyun. Quiero escuchar que estas a salvo, quiero sentir que a pesar de estar lejos, puedo estar cerca de ti para protegerte como aquella vez—confesó sin titubear ni un segundo JongIn. Seguía sin entender por qué demonios decía estas cursilerías que años atrás le daban repulsión pero ahora con BaekHyun no podía controlarse. Las palabras salían de su boca antes de pensar bien en ellas.


—Estás loco…—susurró.


—Posiblemente pero vamos, si me cuelgas estaré marcándote a cada segundo y si llegas a apagar el celular no creas que estaré pacientemente esperándote en la estación, iré y te alcanzaré. Así me tome todo el día que coincidamos— sentenció casi autoritario.


—Está bien, —bufó— Se supone que el que debería de dar órdenes aquí soy yo, soy mayor que tú.


—La realidad es muy distinta a la que quisieras, BaekHyun— El castaño casi podía sentir como el otro sonreía y no puedo evitar hacerlo él también.


—Estás loco, no me cansaré de decírtelo—Cuando menos se dio cuenta, BaekHyun ya había llegado hasta la habitación donde se encontraban sus cosas. Sonrío con más ganas y se adentró en ella para sacar sus pertenencias y salir de ahí.


Salir de ahí e ir a un lugar donde lo esperaban.


—Voy en camino JongIn.


—Lo sé, BaekHyun y cuando llegues aquí estaré, esperando por ti.


 


<< Q U E D A T E   C O N M I G O >>


 


ChanYeol escuchó como el altavoz les avisaba a los pasajeros que habían llegado a la última estación. Salió del vagón por obligación ya que si por el fuera, hubiera pasado la noche ahí durmiendo. No entendía como sus energías de ver a KyungSoo se habían esfumado de la nada.


Quizás tenía que ver el hecho de que no se sentía seguro de lo que el menor sintiera por él. Cuando salió al fin de la estación hacia las transitadas calles de Seúl, sintió el frío aire colarse a través de su ropa, llegando hasta su piel. Extrañamente, ese frío viento le recordaron a las caricias de KyungSoo. Ansiaba tanto derretir el hielo que parecía que contenía el menor en el alma. Sabía que KyungSoo no era un chico frío en realidad, simplemente no le gustaba complicarse la vida.


A lo lejos vio un pequeño bar, pensó en pasarse de largo pero en momentos como estos, el alcohol siempre es un buen amigo.


Una vez dentro del lugar se acercó a la barra, pidiéndole al barman una copa del whisky más fuerte que tuviera.


—Aquí tiene— ChanYeol alzo la vista y observo al barman. Era un chico de cabello castaño recogido en una especie de coleta, mejillas regordetas y una mirada amable. El peliblanco lo miro extrañado ya que, parecía demasiado joven para trabajar en un bar.


— ¿No eres demasiado joven para trabajar aquí?


El castaño le sonrío amablemente. —Estoy seguro que si no tuviera la edad, no me hubieran dado el trabajo.


ChanYeol formo una clase de sonrisa que a juzgar, solo parecía una extraña mueca. Desvió su mirada del muchacho y tomo el vaso de whisky, bebiendo todo de un solo trago.


— Si quiere disfrutar del whisky, es mejor beberlo lentamente. ¿No lo cree? — ChanYeol no respondió a aquello ¿Disfrutar? ¡Puff!, él no quería disfrutar. Quería olvidar esta incertidumbre, este miedo que tenía.


— Es verdad pero en estos momentos no, sírveme otra copa por favor — ChanYeol se acercó un poco para poder visualizar el nombre que tenía el joven en su chaleco — ¿Min...Minseok?


—Claro — El castaño tomo la botella vertiendo en la copa del peliblanco otro poco de aquel liquido embriagador.


— Mi nombre es Park, Park ChanYeol— dice para nuevamente, sin tapujo alguno, tomar todo el whisky sin chistar. Sentía como el líquido quemaba en su garganta pero ese “dolor” no era nada comparado con el que sentía su estúpido y cursi corazón. Volvió a repetir el procedimiento con otras diez copas y su cuerpo empezaba a sentir los efectos de la bebida.


Su mirada estaba perdida, observando detenidamente al vaso, ya vacío, que estaba frente a él. Lo tomo entre sus manos, girándolo. Gracias a la transparencia de la copa, pudo observar su anillo; dejo la copa en la barra y alzo su mano frente a su cara.


Separo cada uno de sus dedos, no quitando la vista de su dedo anular. Ahí, estaba la razón del porque nunca desistió, el motivo por el cual nunca pudo ni quiso olvidar a KyungSoo.


— Le recomiendo parar ahora que aún no esta tan perdido— ChanYeol parpadeo varias veces confundido al escuchar aquello, para después dirigir su mirada al barman.


— ¿Disculpa?


— Vallase ahora antes de que termine borracho y empiece a llamar a su enamorada, ¿Por qué la tiene, no?, lo digo por la manera en que ve ese anillo en su dedo y por supuesto, por la forma en la que ha bebido todas su copas—Minseok no despego su mirada de la ardua limpieza que le estaba dando a cada una de las copas de la barra, cuando le dijo eso a ChanYeol.


— Ah, eso, — soltó — No sería mala idea marcarle ahorita, posiblemente me mande al demonio, ¿Sabes?, — El alto muchacho se cruzó de brazos, posicionándolos en la barra a la par que miraba al barman,  — Yo sé que me quiere porque si no, no me habría permito besarle ni meterle mano,  — río nervioso— Pero hay ocasiones en que es una maldita caja fuerte, donde cambia su contraseña a cada segundo y me es difícil entrar, entenderle ¿Me explico?


Minseok rodo los ojos ante aquellas palabras, bien le decía su madre que su trabajo consistía en ser más en un psicólogo que un simple sirve bebidas. Después de unos segundos en donde el peliblanco le dirigía una mirada, como esperando su respuesta, suspiró y asintió apenas con la cabeza.


ChanYeol sonrío ampliamente por la pequeña afirmación de su amigo Minseok, porque bueno, en el estado en que estaba, aunque no fuera de lo más alarmante, para él, ya era su amigo.


—Sabía que me entenderías— decía a la par que alzaba sus brazos al cielo, como agradeciendo a quien sea que estuviera, tal vez a dios, por haber encontrado a quien sí lo comprendiera, aparte de BaekHyun, claro. — ¿Quieres saber cómo es, verdad? ¡Te lo describiré! — casi grito. Al parecer el haber dejado de beber había hecho que todo lo que ya había consumido, empezará a hacer efecto en él.


Minseok, no le quedo más que sonreír ante aquello. No le importaba en lo más mínimo como era pero sabía que no iba a servir de nada que le dijera que no le interesaba. Al fin y al cabo, el bar no estaba tan concurrido y un poco de distracción no le venía mal. A pesar de que no le gustará tener que líder con borrachos, sabía que era parte de su labor, aunque prefería mil veces aguantar a alguien como el tipo que estaba frente a él, todo el pelo revuelto y chaqueta negra.


—Es como de este tamaño, — bajo su mano casi hasta sus pantorrillas, donde Minseok no podía ver del todo pero suponía que se refería que era bastante bajo. —Bueno, bueno no, estoy exagerando, —río ChanYeol. — Me llega como por aquí — dirigió su mano en forma de saludo militar hasta sus hombros, — ¡Espera, es casi como de tu estatura!, — exclamó. — ¡Es un maldito enano!


Minseok arqueó su ceja derecha, en modo acusador. ¿Le acababa prácticamente de llamar enano?


— ¡Pero tú no, él! — Grito nervioso.  — ¡Él es un maldito enano!, tú, tú eres más alto que él— dijo nervioso. Minseok solo cerró sus ojos y negó en silencio pero con una sonrisa en su rostro. ChanYeol se rascó nerviosamente la parte trasera de su nuca. — Pero, te confesaré algo — logro gesticular el peliblanco después de haberse sentido nervioso por llamarle prácticamente al barman, también enano. —Su estatura es perfecta, cuando éramos jóvenes me gustaba mucho abrazarlo, su cuerpo se amoldaba perfecto a mis brazos y a mi pecho— decía mientras hacia el ademán de abrazar a algo invisible.


ChanYeol quedo viendo el espacio entre sus brazos y su pecho, estaba vacío. Su sonrisa se fue diluyendo al recordar que antes era tan sencillo abrazarlo y ahora… parecía que todo se había vuelto tan complicado, tan imposible.


 —Dime como son sus ojos, —Minseok interrumpió los pensamientos del mayor. Sabía, por el cambio tan palpable que tuvo, que sus ánimos habían bajado casi un sesenta por ciento.


ChanYeol lo volteó a ver y suspiro. Recargo un brazo en la barra y sobre la palma de su mano, puso su barbilla. — Sus ojos, —susurró. — Son enormes, pero enserio enormes, parece que cuando se sorprende con algo son capaces de salirse, — ChanYeol seguía en aquella pose pero su sonrisa había vuelto y Minseok se sintió extrañamente aliviado por eso. —Siento que sus ojos son como dos lunas. Brillan tan malditamente hermoso que cada vez que hablo con él y lo observo directamente a ellos, siento como si me absorbieran, como si me hechizarán. — Su mirada se había perdido nuevamente, mirando fijamente a la parte en donde se encontraban todas las bebidas. Suspiró, por millonésima vez y se re acomodo en su asiento.


— Estas muy enamorado— sentenció Minseok.


ChanYeol solo se encogió de hombros y asintió. —Bastante, pero déjame hablarte de sus labios— sonrió aún más. — Jamás en mi vida he conocido labios tan auténticos, cuando sonríe ¡Te juro que se forma un corazón! —exclamo emocionado. —Me gusta tanto verle sonreír, es por eso que cuando me habla, aparte de hechizarme con su mirada me entran unas ganas de besarle todo el contorno de su boca, lamer, morder cada parte de sus labios y que sonría, que sonría mientras lo hago es lo más malditamente perfecto de este mundo.


— Puedo imaginarlo, así como hablas de él, hasta el ser con menos imaginación podría vislumbrar su imagen en la mente— confiesa Minseok, con una enorme sonrisa.


—Pero a pesar de todo eso, hay algo que amo con cada fibra de mi ser.


— ¿Qué es? — pregunta curioso, el castaño.


— Sus lunares, tiene un camino de lunares en su cuello, —gesticula con sus propios dedos en su cuello, mostrándole el lugar en donde están al barman. — Si sus ojos son la luna, esos lunares son las estrellas, y sus labios son el sol. Todo él es el cielo que quiero ver todos los días de mi vida…


Minseok no puede evitar contemplar como a pesar de que el alto joven decía aquello con todo el amor que una persona puede llegar a sentir por otra, hay inseguridad en cada palabra que dice.


— ¿Y qué es lo que te detiene para hacer que veas ese cielo en tus días?


— Miedo, el oscuro miedo. — confiesa ChanYeol.


Minseok casi llega a sentir lastima por él pero borra ese sentir de su cuerpo. Una de las peores cosas que puedes hacer, es sentir lastima por las personas, y él lo sabe muy bien.


— ¿Miedo a qué? — cuestionó.


— Miedo a que haya vivido una fantasía todo este tiempo. Llevo amándolo desde los catorce años, desapareció de mi vida por seis largos años y ahora que lo encuentro de nuevo, no sé cómo conquistarle. Tengo miedo de que solo en mi cabeza y aquí — señala con su dedo índice, el corazón— sea solo imaginario lo que él siente por mí.


Minseok dejo el trapo con el que estaba limpiando las copas, poniéndoselo en el hombro. Da un largo suspira porque a pesar de que ha escuchado muchas historias, está en particular le ha dado muchísima intriga y quisiera dar un buen consejo, después de todo, le gusta ayudar a esas almas en pena que solo buscan alguien que les ilumine un poco el camino.


— Verás, no puedo opinar gran cosa de tú historia pero siento que te estás dando por vencido antes de acabar la batalla. Como dices, llevas bastante tiempo enamorado de ¿él? — arquea una ceja de moda inquisitiva.


— KyungSoo, su nombre es KyungSoo.


—Bien, —asiente ligeramente con la cabeza el castaño. —KyungSoo, llevas bastante tiempo enamorado de él como para que te derrumbes ahora ¿Por qué no simplemente le dices todo esto que me acabas de decir?


— Ya lo he hecho, créeme.


— ¿Y acaso roma se hizo en un día? — pregunta en un tono bastante serio. —Mira, no puedes ir por la vida pensado el que pasará, el que mágicamente algo llegue y le haga saber a KyungSoo lo mucho que le amas, eso lo debes hacer tú y solo tú.


— No es así de sencillo, Minseok. Él ¡es como si me cerrará todas las puertas! — lloriquea ChanYeol.


— Pues ábrelas, patéalas si es necesario pero al menos lucha. Si pierdes al menos tendrás el consuelo de haber luchado por él.


ChanYeol ve a Minseok como si todo aquello que dice fuera tan sencillo. ¡Que la vida no es un cuento de hadas! Piensa pero no lo dice en voz alta. Le hace un ademán con la mano al castaño para que le sirva una copa más, este hace una mueca pero termina sirviéndole más  whisky.


—Hay veces que piensas que si algo está destinado a ser, todo el universo se alineará para que te suceda eso que tanto anhelas pero no es así, —dice mientras vierte el líquido en la copa. — No seas uno más del montón que lloriquea y que todo le sale mal, no seas un cobarde.


ChanYeol abre los ojos con asombro al escuchar aquello.


Cobarde.


Cobarde.


Cobarde.


Esa palabra se repite y taladra el interior de su cerebro. Desde lo que le paso en aquel campamento no ha permitido que alguien le diga de aquella manera y ahora un desconocido se lo ha dicho pero las razones son distintas, porque siente que el castaño lo ha dicho no para lastimarlo, sino para alentarlo a luchar por KyungSoo.


— ¿Se supone que solo yo deba luchar? He estado buscándole por mucho tiempo, nos volvimos a encontrar pero fue por un… conocido. ¡Y él ni me recordó, yo tuve que decirle quien era! ¿Qué caso tiene luchar por alguien que ni tan siquiera recuerda haberme querido? — cuestiona exasperado, tomando agresivamente la copa de la barra y bebiéndola, de nueva cuenta, de un solo sorbo.


Minseok se ha quedado en blanco. No sabe que decirle al alto muchacho para alentarlo porque aquello sí que le sorprendió. Inhalo todo el aire que pudieron retener sus pulmones para después exhalar y servirse él mismo una copa del whisky que le estaba sirviendo a ChanYeol.


— Me has dejado en blanco— confiesa Minseok.


ChanYeol suelta una ligera risa que más que eso pareciera que ha hecho un sonido de lamentación. Minseok da un pequeño trago a su bebida, observa como ChanYeol le está mirando, esperando lo que sea que le fuera a decir. El castaño, toma un trago más grande y deja la copa sobre la barra.


— Verás, dicen por ahí que una lucha de amor no precisamente tiene que ser de una sola persona, que debe de haber dos involucrados para poder vencer pero la vida real no es así ¿Lo sabes, no? Sé que lo sabes— afirma con seguridad Minseok, mientras ChanYeol apenas y asiente ligeramente. — Si sientes que estas llegando al límite en esta lucha donde él único que ha puesto interés eres tú, estas en todo tu derecho de parar.


ChanYeol baja la mirada, deteniéndose a mirar la barra de madera como si fuera la cosa más interesante del planeta. Su respiración se ha vuelto lenta, bastante lenta por qué no sabe si se ha cansado ya de ir tras KyungSoo.


— Siempre me he imaginado corriendo de tras de él, siempre tratando de que mis dedos puedan alcanzar su piel y vuelva a ser mío como alguna vez lo fue pero te mentiría si no he pesado en rendirme pero cada vez que lo hago, veo mis manos agarrando la parte trasera de su playera, aferrándome de nuevo a él y no dejar que su recuerdo se pierda en lo más recóndito de mi memoria.


— En ese caso, eres demasiado persistente, eh— dice Minseok en un tono casi burlón. Lo ha hecho para liberar un poco la energía negativa que parece que se ha instalado en la conversación que están teniendo. Observa como ChanYeol deja de mirar a la barra para mirarlo a él, y puede percibir un poco, solo un poco del brillo, que sabe, por años de experiencia en esto, significa buen augurio.


—Lo soy, — admite. — Solo por él lo he sido.


— Entonces ahí tienes tu respuesta, cuando sientas que tus manos al fin liberan ese agarre, será hora de admitir que tu persistencia se ha acabado.


ChanYeol siente que aquello es la verdad. Relaja sus hombros y mueve su cabeza para destensar su cuello, puede escuchar unos leves crujidos al moverle de lado a lado pero siente como la tensión se está yendo de su ser.


— Dame el teléfono de ese tal cabeza hueca, llamado KyungSoo— suelta Minseok, poniendo su mano frente a la cara de ChanYeol en señal de que le diera el número que solicitó.


— ¿Para qué quieres el teléfono de KyungSoo? — cuestiona el peliblanco.


— Para conquistarle ¿Para qué más? — suelta burlón Minseok.


ChanYeol frunce el ceño ante tales palabras. —Estás loco si crees que te voy a dar el teléfono de mi KyungSoo.


El castaño suelta una estruendosa carcajada y ChanYeol siente como su mandíbula se tensa, porque el idiota ese, el enano se está burlando de él ¡Y el que pensó que había hecho un amigo nuevo! ¡Puff, que va!


— Si eres así de idiota, ya me imagino lo exasperante que eres para ese pobre KyungSoo— dice mientras se contorsiona de la risa. — No seas imbécil, te voy a ayudar un poco.


— ¿A-ayudarme? — tartamudea, incrédulo ChanYeol, tratando de ignorar las palabras insultantes con las que se refirió el castaño a su persona.


— Sí, a-y-u-d-a-r-t-e. — deletrea como si pensará que ChanYeol se hubiera vuelto un retrasado.


— ¡No me deletrees las palabras, estoy casi borracho pero no idiota, eh idiota! — le apunta con un dedo acusador a Minseok. Este solo se vuelve a reír.


—Ay, — dice con las manos en su estómago tratando de mitigar el dolor que ha sentido debido a tanto reír. — Mira, te explicaré mi plan. Llamaré a KyungSoo, le diré que estás en este bar y que estas taaaan borracho que eres incapaz de llegar a tú casa solo. Él vendrá, posiblemente molesto pero vendrá. Y ya después, todo quedará en tus manos, ¿Qué dices, inteligente, no?


ChanYeol lo ve como si lo que le acaba de decir fuera lo más increíble que le han dicho en días pero después de unos segundos de contemplar el rostro iluminado del castaño suelta una carcajada tan enorme que casi medio recinto voltea hacia su dirección.


— ¡¿Tú crees que eso funcionará?!—pregunta entre carcajadas ChanYeol. — ¡Estás loco, seguro te colgará al instante que le digas que venga por !


— ¿Apuestas?


ChanYeol trata de controlar su risa, quitándose unas pequeñas lagrimas que se han asomado en las orillas de sus ojos, por reír tan estruendosamente. — Claro, ¡Apuesto lo que sea a que KyungSoo no vendrá!


— ¿Lo que sea, eh?


— Lo que sea— afirma muy seguro de sí mismo ChanYeol y mucho más calmado.


Eventualmente, ChanYeol le da el número telefónico a Minseok para hablarle a KyungSoo. El castaño toma el teléfono, marcando lentamente cada uno de los números que le ha dado el peliblanco. Sostiene el auricular con una sola mano, mientras que con la otra, le sirve un poco de whisky, a ChanYeol. 


ChanYeol siente como sus manos han empezado a sudar de una manera rapidísima. Inclusive deja su palma en la barra y la quita al instante y puede observar como deja la forma de su mano en ella.


Minseok luce totalmente seguro pero se está empezando a exasperar al ver que no consigue respuesta alguna del otro lado de la línea. Han pasado uno, dos, tres tonos y no ha contestado. Mira como ChanYeol está tratando de controlar sus nervios, tontamente tomando otra copa de whisky, esta vez, sirviéndosela él mismo. Los tonos de la llamada dejan de sonar y solo se escucha la contestadora, así que Minseok cuelga.


— ¿Lo ves? Ni tan siquiera te ha contestado— murmura casi con dolor ChanYeol.


— ¿Si sabes la hora qué es, verdad? ¡Es tardísimo! Seguro está durmiendo, le marcaré otra— pero antes de que pudiera acabar la oración, ChanYeol le interrumpe.


— Déjalo así, no es como si… fuera algo que me sorprendiera, ¿Sabes? KyungSoo ha de estar durmiendo, sin siquiera pensar en mí.


— ¡Lo estás haciendo de nuevo! — le regaña Minseok. —Otra vez ese tono y esos ojitos de cachorro abandonado. Le marcaré una vez más y si no contesta, bien, haré lo que quieras. Apuesta es apuesta y tengo palabra de hombre.


Antes de que ChanYeol pudiera replicarle, Minseok vuelve a tomar el teléfono, marcando esta vez con toda la velocidad que sus dedos pueden darle. Y otra vez, uno, dos, tres tonos y no hay respuesta alguna.


— Te diré que es lo que quiero, ya que perdiste la apuesta— le sonríe con tristeza ChanYeol a Minseok.


El castaño lo ve y siente que algo le duele dentro del estómago, como si sintiera el dolor del peliblanco y duele, duele bastante. Justo cuando está apunto de colgar y dejar de insistir en esto, para no lastimar más al chico de lo que ya está, escucha como el tono de llamada se detiene siendo remplazado por una voz bastante profunda.


­— ¿Bueno?


— ¡Bueno!, ¡¿Hablo con KyungSoo?! — grita emocionado Minseok y ChanYeol casi se cae del banco en el que estaba sentado al escuchar la manera en que contestó Minseok y sobre todo por escuchar… aquel nombre.


— ¿Sí? — contesta inseguro KyungSoo. — ¿Quién habla?


— Oh, disculpa mi tono de voz pero he estado tratando de comunicarme contigo muchas veces—miente. — ¿Tú eres amigo de ChanYeol, no? Park ChanYeol.


— Sí, ¿Qué pasa con él? — pregunta no pudiendo evitar sonar preocupado.


Minseok le sonríe con picardía a ChanYeol, y este solo lo observa con ojos bien abiertos. — Verás, esta en el bar “La Catarina”, cerca de la salida de la última estación del tren. Ha tomado demasiado y es incapaz de irse solo, ¿Podrías venir por él? Es que no ha dejado de mencionar tu nombre, así que supongo que son muy cercanos. — el tono con el que ha dicho aquella última palabra ha hecho que las puntas de las orejas de ChanYeol se vuelvan rojas debido a la vergüenza y a juzgar por los sonidos de pez fuera del agua a través de la línea, sabe que KyungSoo esta igual o peor que el peliblanco.


— ¿No…n-no ha dejado de mencionar…mi nombre? — titubea KyungSoo.


— ¡Oh por dios! No ha dejado de decir KyungSoo esto, KyungSoo el otro. — le contesta en un tono fingido de sufrimiento. — ¡Hasta te describió! Porque todo mundo debe saber cómo es mi KyungSoo. — ChanYeol estira todo su cuerpo para alcanzar a Minseok y quitarle ese maldito teléfono y deje de decirles esas cosas a KyungSoo porque ¡dios, que vergüenza! ¿Qué va pensar de él? Pero Minseok es más rápido y mucho más fuerte y aleja rápidamente las manos de ChanYeol, pegando todo su cuerpo a la vitrina que esta detrás de su espalda.


— Ese maldito idiota —susurra KyungSoo pero Minseok sabe de alguna manera, que el chico no está enojado, sino todo lo contrario.


— Entonces, KyungSoo ¿Vendrás por él?


— No tengo más remedio que ir por ese costal de papas, gracias por llamar. Por favor vigílalo mientras llego, y — hace una pequeña pausa. —Ya no le des más bebida y sobre todo no le creas una sola palabra de lo que diga.


— Claro, KyungSoo. Dalo por hecho, te esperamos aquí. — Minseok ve a ChanYeol con una sonrisa de oreja a oreja cuando cuelga el teléfono. Siente que a pesar de todo lo que ha escuchado de ChanYeol, lo malo y lo agrió de su relación con ese tal KyungSoo, hay amor.


Un amor de idiotas, pero al fin y al cabo amor.


— ¿Ve-ve-vendrá? — pregunta tartamudeando ChanYeol, sentándose de nueva cuenta en aquel banco porque siente que sus piernas se están volviendo más débiles, su manos tiemblan, ¡Su corazón se quiere salir de su cuerpo por lo fuerte que late!


— Nunca dudes del poder de un barman, ChanYeol. — contesta sin modestia alguna el castaño. — Ahora bien, mi apuesta. Gané.


— ¿Qué es lo que quieres?


— Pues veras…


*….*


 


Eran casi la una de la mañana y KyungSoo estaba manejando. ¡Por la madrugada! Solo para recoger a ese idiota, orejas grandes, de Park ChanYeol. Aun que inexplicablemente estaba sonriendo. KyungSoo lo supo cuando vio en el espejo retrovisor su reflejo, estaba sonriendo. ¿Por qué?


“Verás, esta en el bar “La Catarina”, cerca de la salida de la última estación del tren. Ha tomado demasiado y es incapaz de irse solo, ¿Podrías venir por él? Es que no ha dejado de mencionar tu nombre, así que supongo que son muy cercanos.”


Sentía que apretaba el volante más de lo necesario pero no podía controlar a sus estúpidas emociones. Justo esa noche, le llamo y le contestaba BaekHyun y ahora resulta que estaba en un bar ¡de Seúl! ¿Cuándo es que regreso?


A lo lejos pudo visualizar el letrero de color rojo, parpadeando a un ritmo rápido. Se estaciono enfrente del lugar y sin más entro al establecimiento. El lugar no olía mal pero tampoco es que tuviera el mejor olor del mundo. Agudizo su mirada por todo el lugar para poder ver la cabezota, ahora blanca, de ChanYeol. Se regañó mentalmente por no haberse puesto los lentes, pero una vez que encontrará al peliblanco podía desquitarse con él porque todo esto era su culpa. Entrecerró los ojos y pudo ver que alguien cerca de la barra le hacía señas con la mano en alto.


KyungSoo supuso que ese era el chico que le hablo para recoger a ChanYeol. Camino hasta ese lugar y efectivamente, ahí estaba. Minseok lo miraba con una gran sonrisa en su cara y ChanYeol estaba de espaldas. Finalmente cuando estuvo a un lado de ChanYeol, este lo volteo a ver y sus miradas se encontraron. Y ahí estaban de nuevo, sin decirse nada verbalmente pero sus miradas, sus miradas trataban de expresar lo que su boca no podía.


—Coff, Coff. — tosió Minseok maléficamente para romper la ensoñación de aquellas personas. Y con esto, no le cabía ninguna duda al castaño que este par se amaba pero como siempre, eran demasiado tontos para creérselo.


Ambos voltearon a ver al castaño, con un notable rubor en sus mejillas. ¡Que adorables! Pensó Minseok pero se contuvo. Volvió a su papel serio, como se supone que debería de ser y aclaro su garganta.


— Supongo que tú debes ser KyungSoo. — cuestiono alzando una ceja, Minseok.


— Así es, soy yo— afirmo el menor.


ChanYeol desvió la mirada, dirigiéndola al suelo. ¿Cómo se supone que iba a actuar como un vil borracho? Sí, había bebido bastante pero con la plática que tuvo con Minseok prácticamente se le había bajado un treinta por ciento.  Justo estaba por alzar de nueva cuenta su mirada cuando sintió un duro golpe en su cabeza.


—Eres un idiota, Park. — sentenció KyungSoo con la mirada afilante. — ¿Cómo se te ocurre venir a un bar a estas horas? ¿Qué crees que soy? ¿Tú niñera? Levanta ese inexistente trasero y vamos a casa.


ChanYeol tenía ambas manos en la cabeza, sobándose del golpe que le había propinado el menor pero no podía evitar sonreír. KyungSoo lo miro con el ceño fruncido, y con una mirada interrogativa.


— ¿Me has visto el trasero, KyungSoo-shii? — ChanYeol con el temor de ser golpeado se acerca al menor, casi ronroneándole al oído aquella pregunta.


KyungSoo le vuelve a golpear, no en la cabeza, sino en las costillas haciendo que el mayor se retorciera del dolor. —Deja de decir estupideces, vámonos.


Minseok ve divertido todo aquello. Porque solo aquellos que entiendan que es mejor ver las cosas desde una afuera, podrán conocer la gloria y él, él la esta sintiendo en este momento. Porque observa como la sonrisa de ChanYeol es más brillante que la que hizo cuando platicaba con él, porque ve como KyungSoo trata de evitar sonreír pero el brillo de sus lunas lo delatan.


La gloria de ver la felicidad, la gloria de saber que a pesar de lo oscuro que puede llegar a ser luchar por un amor, siempre, siempre habrá esa luz que ilumine el camino de los que están destinado a estar juntos, y la luz que ahora ve y hasta siente por parte de esos dos, es cegadora.


KyungSoo toma la oreja izquierda de ChanYeol, tirando de ella, para levantar a este de su asiento y llevarlo a la salida. Justo cuando van caminando hacia a fuera del recinto, KyungSoo se voltea y le agradece a Minseok por haberle llamada. Este simplemente le sonríe y se despide alzando la mano; pero justo cuando KyungSoo se voltea, ChanYeol, a pesar de estar encorvado debido a que el menor le está jalando la oreja, alcanza a hacerle una seña con su dedo pulgar al castaño.


Y Minseok vuelve a sonreír de oreja a oreja porque sabe que esa insignificante seña, significa fuerza, significa un voy a luchar, hasta que ya no pueda más.


—Cumple la apuesta, ChanYeol.


 


*….*


 


El camino al departamento ha sido todo silencio. KyungSoo no aparta la vista del camino, inclusive cuando siente la mirada de ChanYeol sobre él. Este sin embargo, trata de formular las palabras correctas para poder expresárselas al menor pero parece como si se hubieran atorado en su garganta.


KyungSoo se detiene, debido a que hay una intermitente de color rojo. Y todo lo que escuchan son las respiraciones de ambos, lentas y pausadas. ChanYeol abre la boca pero solo salen de ella, sílabas que no forman ni una palabra.


— ¿Dijiste algo? — se atreve a preguntar KyungSoo, no volteando a ver a ChanYeol.


El peliblanco se revuelve en su asiento, nervioso. Siente como el cinturón de seguridad lo está apretando, lo está asfixiando pero no puede quitárselo, sabe que si lo hace, el menor se enfadará y no quiere discutir. Enserio que no.


Dirige su mirada nuevamente a KyungSoo y observa por la ventana al rio Hangang. Es un gran manto, brillante por la luz de la luna. ChanYeol piensa que quizás, es el mejor lugar para conversar con el menor.


— Vamos al rio Hangang, ¿Sí?


— ¿Qué?, ¿Estás loco? Es noche ChanYeol, tengo que ir a trabajar mañana y me has quitado horas de sueño solo para venir a recogerte a ese lugar— KyungSoo se muerde el labio inferior porque sabe que ha sonado como un completo idiota.


—Por favor, Soo, te lo pido… solo esta vez— suplica, mirando como KyungSoo sigue sin voltearlo a ver y agradeciendo a los dioses que esa luz no se haya convertido en verde aún. — No será mucho tiempo, ¡Míralo! Se ve tan hermoso— y KyungSoo por un momento piensa que ChanYeol no habla precisamente del río, no cuando voltea verlo y sus miradas, nuevamente se cruzan.


Suspira, resignado. —Esta bien, pero solo un rato ¿ok?


—Ok.


KyungSoo gira el volante y toma un atajo, para poder llegar al muelle más cercano de donde estaban. Se bajan del automóvil y por un momento se quedan ahí, parados solo observando al río. Pueden escuchar como el agua choca con las piedras, como la luz de la luna bañaba todo el esplendor del río.


— Me llamaste.


— ¿Qué? —KyungSoo voltea ver a ChanYeol, incrédulo.


—Me llamaste y te contestó BaekHyun pero no volviste a llamar ¿Por qué KyungSoo?


El menor siente como sus manos se han vuelto más frías y no sabe si es por el clima o por el nerviosismo que esta sintiendo en esos momentos. Decide frotarlas para darles calor antes de contestar. — No vi la necesidad de marcarte de nuevo. Según la prensa, estabas bastante bien acompañado — ¡maldición! No quería sonar celoso pero ahí estaba, casi escupiéndole todo su enojo a ChanYeol en esa frase tan sencilla.


—Oh, por favor KyungSoo. La prensa solo busca vender, han estado tras de mi buscando, tratando de encontrar a alguien pero nunca han podido porque sencillamente no hay nadie, nadie.


Pero parece que KyungSoo no entiende de razones. — Pensé que me dirías que fuera contigo pero ¡ja!, solo me lo propusiste una vez y después de la nada me entero que te fuiste, no me dijiste ni un “hasta luego” y después aparecen tú y él, en televisión nacional, —dice casi sin respirar, tratando de decir todo aquello porque quiere aprovechar que ChanYeol no está en sus cinco sentidos, quiere aprovechar soltar todo esto y hacer al día siguiente como si nada hubiera pasado.


ChanYeol lo ve, sonriendo. Y KyungSoo quiere borrarle esa sonrisa porque el muy idiota se esta riendo cuando él esta sincerándose ¡Al diablo si el idiota no esta en sus cinco sentidos! Se acerca y le intenta dar un golpe, pero ChanYeol le detiene justo a tiempo. Sus miradas se cruzan por tercera vez en esa noche y ChanYeol esta sonriendo. Sonriendo de oreja a oreja; jala del brazo de KyungSoo y lo pega a su cuerpo, con una mano sigue sosteniendo su brazo y con la otra lo agarra fuertemente de la cintura.


— Estas celoso, Do KyungSoo.


¡Puff, Celoso! KyungSoo trata de zafarse, trata de ver a ChanYeol con esa mirada penetrante que todo mundo dice temer pero parece que nada funciona, ¿Por qué nada funciona con él?


— Estas demente si crees que estoy celoso— gruñe. — Suéltame Park, estas borracho.


—Puede ser— sonríe altanero. —Puede que este borracho, puede que no, pero eso no es excusa, vamos admítelo. Estas celoso de BaekHyun. — KyungSoo lo ve sorprendido y odia a su cuerpo porque sabe que sus orejas están rojas, que su cuerpo ya no se siente tan frío con la cercanía que ahora siente.


—Ay, KyungSoo no sabes lo que me has hecho sufrir hoy, más que en los seis años que llevo enamorado de ti. — confiesa y se siente tan bien. ChanYeol se siente tan bien de decir aquello. — BaekHyun me contó que llamaste y fue él quien me ayudo a buscar fuerzas y venir a verte pero en algún momento, en la soledad de mi camino hacia ti, me detuve.


KyungSoo ha dejado de forcejear y ve directamente los ojos de ChanYeol.


—Vi como el tren seguía su curso y yo estaba dentro, sin moverme. Miles de pensamientos negativos de apoderaron de mí. Tuve miedo porque sentí que estaba perdiendo las fuerzas para luchar por ti. ¿Sabes lo horrible que se siente? ¿El querer alcanzarte y no poder hacerlo? — quito el agarre de su brazo y dirigió temblorosamente sus dedos hacia el rostro de KyungSoo, tocando con su pulgar la mejilla de este.


— ¿Qu-qué estas tratando de decir?


— Que siento que no me quieres, siento que el único que lucha aquí soy yo. Cuando JongIn nos presentó pensé que me ibas a reconocer enseguida pero no. Ese día fue uno de los más amargos de mi vida, fue ahí donde la vida real me dio una cachetada a guante blanco directo al rostro.


KyungSoo no sabe que decir. No hay manera de que pueda justificarse porque si, había olvidado todo aquello porque sencillamente ya no quería seguir atado a recuerdo que dolían.


—Pero mágicamente encontré ese bar y al platicar con Minseok me di cuenta de algo— KyungSoo trago en seco, la mirada de ChanYeol le estaba perforando el alma.


—Tus ojos, KyungSoo. Tus ojos son dos lunas que brillan y deslumbran; tus labios, tus labios son ese sol que ilumina toda oscuridad, y tus lunares— con su dedo pulgar acaricia cada uno de ellos— tus lunares son estrellas, estrellas que guardan cada uno de mis anhelos de tenerte.


KyungSoo no sabe qué decir, no sabe qué hacer cuando nuevamente ChanYeol le ve de esa manera. Todas sus defensas se desactivaron, todas sus fuerzas de no aferrarse de nuevo a él se están lleno por el desagüe.


— ChanYeol…


— Te amo, Do KyungSoo. Te amo tanto que tengo miedo, miedo de que todo esto sea una fantasía y que al despertar te escapes de nuevo sobre mis dedos. Te amo, KyungSoo, te amo más que cuando teníamos catorce años, te amo más de lo que pudiera soportar, y duele, duele el verte y no poder tener las agallas de decírtelo, porque si las hubiera tenido, te lo hubiera dicho cuando nos despedimos en aquel campamento, y te lo hubiera dicho cuando nos encontramos de nuevo, aunque tú no me reconocieras y me llamarás loco, pero no lo hice porque así como tanto te amo, también tengo miedo.


KyungSoo siente como todo a su alrededor esta girando, siente que la tierra se esta moviendo y quiere absorberlo. Siente como su pulso se ha vuelto más errático. No puede creer todo lo que esta escuchando porque no, no es para él. Todo esto no es para él, él quien siempre huye, el que siempre calla.


— Estas borracho, ChanYeol. N-no sa-sabes lo que estas diciendo.


—No KyungSoo, por favor no— y el menor siente como esas palabras le perforan el alma porque están cargadas de tanto dolor que quema, quema tanto como las manos de ChanYeol sobre su cuerpo. — No trates de huir otra vez, no quiero perderte de nuevo, no podría soportarlo…estoy a punto de … soltarte y no quiero, no quiero— y lo abraza, lo abraza como si fuera la persona más especial del planeta, como si fuera el aire que respira, el agua que bebe, la sangre que hace bombear a su corazón.


Y KyungSoo no sabe qué hacer, sus manos están a sus costados, inmóviles. Solo siente como los dedos de ChanYeol se clavan en su espalda, como la mandíbula del mayor choca contra su hombro. El peliblanco gira su cabeza para encontrar el oído de KyungSoo y ahí, sus labios pegados a él, le susurra veinte veces más lo mucho que lo ama, porque es así.


Siempre será así.


KyungSoo siente como esas palabras se adentran sobre su oído, transitan a través de su garganta, viajando hacia sus venas, alcanzando su corazón y ahí, ahí se quedan. Cada uno de los te amo que le repite, se quedan ahí y hacen bombear su corazón tan deprisa que sabe que nunca en su vida se ha sentido tan vivo, nunca tan vivo como cuando esta con él, con ChanYeol.


El último sentimiento susurrado a su oído es acompañado por un beso, y un pequeño mordisco en su lóbulo. ChanYeol lo jala un poco y lo succiona, lo vuelve a soltar y le besa.


Le besa la mandíbula, le besa la mejilla y sus miradas se encuentran por cuarta vez en la noche, pero esta vez más cera. Más profundo. No espera que KyungSoo haga algo pero le sorprende cuando este, junta sus labios. Y es un beso cargado de emociones que no saben que hacer. Más que seguirse besando.


—Te amo— susurra sobre los labios de KyungSoo y este sonríe, con esa sonrisa en forma de corazón y ChanYeol se siente el hombre más feliz de este planeta porque lo tiene, sabe que lo tiene. 


Y KyungSoo lo besa de nuevo, tratando de decirle con sus labios que sí, que él también le ama. 

Notas finales:

¡Yaaaaaaaaaaash!

Unas frases de acá las dije en un grupo x'D jajaja.

 

Muchas Gracias a los que leen esta cosa llamadao fanfic. En realidad no sé que paso para que pudiera escribir tantas palabras. Siempre han sido cortos, inclusive pensé en dividirlo en dos pero ¡Nahh!  (Me emociono con más de 7,000 palabras TuT </3) 

Muchas gracias enserio, gracias por leer, por dejar comentarios, por todo. Es MUY grato saber que hay alguien que lee esta cosa mutante, llamada fic. Por qué esto si es de mi cabeza, de mi mafufa cabeza, je. 

 

¡No olviden el festival ChanSoo! (LINK

 

¿No me tarde tanto, o si?

¡Nos leemos! 


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