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The heart never lies por Kim Mika

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Notas del capitulo:

¡¡Buenas!!

A partir de ahora actualizaré cuando tenga acabado o este acabando el capítulo siguiente, así que es posible que el tiempo entre capítulo y capítulo aumente~~

 

La idea de hablar con HakYeon, sin embargo, desapareció al día siguiente. No fue, sino, hasta la tarde, un poco después de la hora habitual a la que solía venir.

Aquel día había pasado horriblemente lento. No pude dejar de pensar en las palabras que había oído de HakYeon el día anterior. Ambos estábamos siendo orgullosos, dejando que la poca relación que quedaba entre nosotros se extinguiera por no bajar la cabeza y aceptar que fue algo que pasó y que no había forma de arreglar, que debía quedar como un mal recuerdo.

Su convicción sobre si yo le perdonaría o no me había dolido demasiado. Dolía escucharlo decir que estaba seguro de que yo no le quería, cuando la verdad era una muy diferente. Él ya no quería esperar, ya no daría otro paso… ¿tan poco me quería como para pelear tan poco por mí?

Aún y con mil dudas sobre aquello pensé un largo y elaborado discurso de lo que quería decirle. Todo lo que me había guardado aquellos años, lo que dolía, todo lo que lo había extrañado… Me repetía una y otra vez las palabras exactas, acababa mi discurso y volvía a empezar, no podía dejarme nada. No pensaba dejarlo hablar hasta que hubiese soltado todo el dolor que tenía dentro, luego él debía explicarse y yo… Yo no sabía que ocurriría después de eso. Todo parecía muy claro y demasiado caótico a la vez.

Eran cerca de las ocho de la tarde y apenas quedaban clientes. Me puse a limpiar un sector de mesas vacías cuando sonó la campanilla de la puerta. En aquel momento todo el discurso que me había preparado se borró de golpe y fue sustituido por unas desagradables palabras que tenía ganas de gritar a HakYeon y a aquel chaval que sonreía como una colegiala cada vez que le miraba.

N hablaba animadamente con Leo, presentándole al chico, sin dar señal de que hubiese notado que yo estaba allí. Con la rabia recorriendo mi cuerpo, recogí la mesa de las últimas clientas y dejé las cosas sobre la barra de mala manera. No me quedé a verificar que lo habían notado, me metí en el pequeño vestuario y me cambié.

Al salir, solo me encontré con Leo, que contaba el dinero de la caja. Se giró a observarme pero no dijo nada, pude ver decepción en sus ojos antes de que volviese a su trabajo.

Me acomodé la mochila al hombro y salí murmurando un escueto “hasta mañana”, sabía que estaba molesto por mi actitud, pero yo estaba demasiado enfadado como para hablar con él sin discutir. Fuera me encontré a HakYeon hablando animadamente con aquel tipo, se giró cuando oyó mis pasos pero no dio mayor muestra de interés antes de volver a girarse y seguir a lo suyo.

Resoplé y crucé la calle para comprar algo de cena en el restaurante que había ahí. No es que no hubiese uno más cercano a mi casa, pero me agradaba la comida de allí, igual que a toda mi familia. Al salir, cargado de pesadas bolsas, no vi señal de HakYeon ni de aquel chico. Inicié el camino hacia la estación y, pasado un rato, visualicé a N caminando con las manos en sus bolsillos. Aceleré, quería pasarlo y olvidarme de aquel día y de lo que me había propuesto hacer. Si tan seguro estaba de que quería olvidar todo lo que acontecía conmigo, yo no era nadie para impedírselo.

Pude notar la esencia de su perfume cuando pasé casi rozando su hombro y tan solo quise girarme y besarlo… pero no era tan fácil. ¿Por qué no podía ser más fácil…? Quizás si él no se hubiese ido todo sería diferente, quizás yo ahora cogería su mano en vez de tratar de ignorarlo, quizás él sonreiría en vez de tener esa apariencia triste y cansada, quizás no fuésemos pareja pero si grandes amigos… En cambio, todo estaba mal, en aquel momento estaba más enfadado de lo que estaba dispuesto a admitir y demasiado cansado de todo como para razonar algo más allá de querer agarrar a golpes al chico que se había atrevido a robarme a HakYeon… Y a pesar de eso, no pude evitar clavarme al suelo cuando su voz llegó a mis oídos.

—No tienes ningún derecho a enfadarte por nada WonSik. Ningún derecho. —sus palabras eran duras pero no había ni enfado ni reproche en su voz. Lo había dicho tan tranquilo que hasta parecía que no le afectase.

—¿Quién está enfadado? —le cuestioné.

—¿Quién ha golpeado cosas y resoplado como una niña celosa solo porque otra persona se ha dignado a sonreírme?

Sentí que mis mejillas ardían, no se si por vergüenza o por pura rabia. Aquella frase si había ido con mala intención pero, razonando, era normal que se hubiese molestado.

—Creo que tenemos que hablar. —murmumé girandome para mirarlo a los ojos.

Vi sorpresa en ellos, luego solo bajó la mirada y se giró para entrar en su bloque. ¿Me estaba ignorando? Momento después vi que no, que mantenía la puerta abierta invitándome a pasar. No me miró en el corto trayecto en ascensor, ni cuando abrió la puerta de su piso y la mantuvo abierta para mí, tampoco cuando me indicó que me sentara en el sofá mientras él se alejaba por un pasillo.

Su piso era acogedor. La puerta de entrada daba a un gran salón/comedor con una cocina americana a la izquierda de esta, a la derecha había un sofá y dos sillones dispuestos junto a una mesita baja, tras estos había una mesa demasiado grande para una sola persona. Al fondo de la sala había un arco que daba a un corto pasillo con varias puertas.

Las paredes estaban llenas de estanterías atestadas de libros. Algunas tan solo con miles de fotos, otras con un gran equipo de música los parlantes del cual estaban en el suelo ya que medían un metro de alto. Todo estaba impecablemente limpio, nada fuera de su lugar.

Dejé las bolsas junto a la puerta y mi mochila con ellas, yéndome a acomodar al sofá tal como me había dicho HakYeon. Le escuché caminar por el pasillo pero fue directo a la cocina.

—¿Sigue gustándote tanto el café? —le oí preguntar.

—No hace falta que me prepar… —vi entonces su mirada y rectifiqué— Si.

Le vi prepararlo todo, ambas tazas y una azucarera sobre una bandeja roja. Cuando se acercó me percaté de que se había cambiado de ropa, ahora vestía unos simple pantalones negros de chándal y una camiseta de algodón vaporosa, de aquellas que si eran blancas dejaban poco a la imaginación, pero esta era negra y tan solo dejaba entrever su figura ya que se pegaba a su piel.

Una vez hubo dejado la bandeja sobre la mesilla se sentó en uno de los sillones, esperando. Cogí mi taza una vez hube terminado y él se apresuró a hacer lo mismo, subiendo las piernas al sofá para pegarlas a su pecho.

—Tú dirás.

Mi gran elocuencia se fue al traste. Parecía tan cansado de todo. Sus ojos estaban fijos en algún punto entre el sofá y la pared, sus manos se afianzaban fuertemente a la taza, no parecía que fuese muy consciente de lo que ocurría a su alrededor, pero yo sabía que estaba más atento de lo que parecía en realidad.

¿Y que debía decir yo en aquellos momentos? ¿Te he echado de menos? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué no me llevaste? ¿Me quisiste como lo hice yo? Cada pregunta era menos oportuna que la anterior, mi mente cada vez se hacía un lío más grande y él tan solo esperaba… vagando de tanto en tanto su vista de un punto a otro de la sala.

—¿Por qué? —dije entonces. Quizás un por qué resumía todo lo que quería saber. HakYeon, sin embargo, me miró sin entender. ¿Qué debía decir entonces? Al final la opresión de mi pecho pudo conmigo y concentré mi mirada en la humeante taza de café —¿Por qué te fuiste? ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué has tardado tanto en volver? ¿Por qué has vuelto? —sentía mucha rabia y mucha desesperación en aquel momento, mi cuerpo no dejaba de temblar— ¿Por qué te crees con derecho a destrozarme la vida y, cuando pienso que todo vuelve a estar bien, vuelves para seguir destrozándomela? ¿Quién te crees que eres HakYeon?

Vi entonces que él había fijado su mirada en mí completamente sorprendido, luego dolido y al final hasta un tanto enfadado. Su entrecejo estaba fruncido y había bajado las piernas del sofá. Cuando habló, sin embargo, lo hizo con mucha calma.

—Soy una persona que ha perseguido sus sueños como todo el mundo debería hacer. Que vio su oportunidad y tomó la decisión que le garantizaría un futuro. He vuelto porqué este es mi hogar y tengo todo el derecho a vivir en él, he vuelto porque aquí están todas las personas a las que he querido y quiero. No se como te atreves a preguntarme qué por qué he vuelto. Me preguntas quién creo que soy, ¿quién eres tú para cuestionar mis decisiones WonSik? —hablaba sin elevar su voz, pero el tono que había adoptado era incluso peor — ¿O es que acaso piensas que todo ha sido un maldito camino de rosas? ¿Crees que he estado de fiesta por ahí? ¿Crees que a mi no me dolió tener que irme? También tengo corazón WonSik, que parece que no lo sepas.

Estaba anonadado. ¿Cómo había acabado la conversación así? ¿Acaso no me había preparado para llevar aquel asunto con calma? HakYeon estaba furioso y yo, simplemente, no sabía reaccionar. Le vi levantarse y sacudirse el pelo con desesperación.

—¿Qué querías que hiciera WonSik?

Quedarte. Aquella era mi egoísta respuesta. Porque yo siempre quise que fuese solo mio, que estuviese a mi lado.

—¿O querías que te antepusiera a mi sueño?

Si, yo había querido aquello… Pero quizás era porque en aquel entonces yo no sabía qué significaba luchar por algo, no tenía un sueño que me empujase lejos tan solo por conseguirlo.

—No eres más que un egoísta. —le oí decir.

—¿Egoísta? ¿Me llamas egoísta a mi? No me hagas reír —ante aquello sólo levantó una ceja, cuestionándome—. Puedo entender que te fueses siguiendo tu sueño, pero ¿acaso aquello te impedía avisar antes de irte? ¿Pensaste en los demás antes de hacer las jodidas maletas y coger el primer avión que pudiste? Me acusas pero tu fuiste el primero en no pensar en nadie más que en ti mismo aquella vez. Te importó un bledo lo que dejabas atrás, luego no llamaste, no supimos nada de ti en en todos estos años. ¿Quién es más egoísta HakYeon?

—Eso no es así. —murmuró con la cabeza gacha.

—¿Ahora dirás que no es verdad? ¿Qué no te fuiste sin decir nada?

—No es como tu crees.

—¡ENTONCES ILUMÍNAME! —no pude evitar gritar cuando la desesperación me superó — ¿QUÉ DIABLOS PASÓ ENTONCES? ¿NO MERECÍAMOS SABER POR QUÉ TE IBAS?

—Lo sabían… —dijo entonces, en un tono tan bajo que pensé que me lo había imaginado.

—¿Qué has dicho?

—Todos lo sabían. Todos menos tú.

Sentí entonces que el poco razonamiento que me quedaba se iba al traste. Mi mano se estrelló contra su mejilla antes de que me diese cuenta de que la había levantado. El golpe hizo que HakYeon girase gran parte de su cuerpo, a punto de perder el equilibrio.

—No se porqué no te lo dijeron —habló entonces, con la voz atragantada—, yo solo… no tuve valor para mirarte y decirte que tenía que irme… Lo intenté, cada día desde que supe que me iría. Pero no pude…

Miles de lágrimas salían de sus ojos. Quise acercarme pero dio un paso atrás, con los hombros caídos.

—Creo que debes irte. —dijo entonces.

—Pero…

—No quiero seguir hablando, no ahora. Vete.

—HakYeon… yo… —al menos quería disculparme. No quería pegarle.

—Vete WonSik, por favor.

Me resigné. Cogí mis cosas y salí cerrando la puerta tras de mí. No llegué al ascensor, tuve que apoyarme en la pared y me dejé caer hasta quedar sentado en el suelo. Me pasé las manos por la cara y acabé tirandome del pelo. ¿Cómo podía ser tan idiota? ¿No venía a arreglar las cosas con él? Sentí unas inmensas ganas de llorar pero me contuve. No merecía llorar. No después de lo que acababa de pasar.

Volví a casa sientiendo que el mundo se me venía encima. Al dejar las cosas vi mi móvil y tardé poco en cogerlo para llamar.

—¿Puedes ir a casa de HakYeon? —me limité a decir apenas escuché que Leo atendía.

—¿Eh? ¿Por qué?

—Tú solo ve… Yo…

Colgué antes de decir más y apagué el teléfono. Tirado en mi cama solo alcancé a sofocar con la almohada el grito de frustración que no pude contener.

Notas finales:

Los comentarios aníman mucho, eh ;;;

No es obligación ni nada but, se agradece.

Espero que lo hayáis disfrutado :3


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