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The heart never lies por Kim Mika

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Notas del capitulo:

IMPORTANTE: Debido a una confusión quiero aclarar que Jung y Leo son la misma persona. En un principio no debian serlo pero algunas persona me han hecho ver que, leído el fic, se da a entender que si lo son. Asi que el nombre de Jung dejará de mencionarse en pos de Leo, seguramente.

Lamento las confunciones, juro que en mi cabeza tenía mucho más sentido del que le han encontrado las personas que me han comentado sus opiniones.

Espero que no altere el entendimiento del fic ni nada.

Si en los próximos dos capítulos sale nombrado Jung, no será más que un descuido en la correción.

Lo siento.

Gracias por leer

 

Nunca podría decir que me cansaba mi trabajo, lo amaba tanto como a la vida misma. Sentía la música fluir a través de mi a cada paso y giro, la coreografía que había creado para aquel grupo realmente me encantaba. Era rápida, con mucha fuerza.

 

La música finalizó y me quedé parado frente al espejo, tenía muchísimo calor. Apagué el equipo y me sequé el sudor de la frente, tomé un largo trago de agua poco después.

No debía faltar mucho para que el grupo llegase, sabía que antes del ensayo tenían un par de entrevistas. Eran buenos chicos, trabajaban muy duro para seguir ganando reconocimiento y no se amedrentaban con nada. Me trataron muy bien desde que me conocieron a pesar que sabían que yo era un coreógrafo novato. ¿Sería por qué ellos también habían debutado hace poco y podían entender mi nerviosismo?

Se muy bien que son situaciones diferentes, pero el sentimiento es parecido.

 

Me senté el sillón que había y revisé mi móvil, Jung continuaba enviándome mensajes en sus ratos libres y me encantaba leerlos, me ponían de buen humor.

La puerta de la sala se abrió y los chicos fueron entrando y dejando sus mochilas mal tiradas por cualquier lado. Me entretuve un rato hablando con ellos y luego nos pusimos con la práctica. La mayoría se sabían perfecto el primer minuto así que dediqué aquella práctica, exclusivamente, a ayudar a los que iban algo más rezagados.

No se les daba mal, pero no solían llegar a tiempo a algunos pasos.

Pasadas casi dos horas paramos las prácticas y los chicos se sentaron en corro para comer lo que su staff les había traído. Hyun alzó su mano llamándome y señalando la bandeja que habían traído para mí, así que me senté con ellos con una sonrisa en el rostro.

 

—Esta tarde empezaré las prácticas con los bailarines, así que pronto empezaréis a ensayar todos juntos. —les comenté mientras comían, la mayoría asintieron mientras devoran su comida.

—¿Son muchos? —preguntó el más joven.

—Creo que acordamos que serían ocho.

 

La conversación no se alargó mucho más y pronto les escuché empezar a hablar sobre grupos de chicas. A las que habían conocido y a las que querían conocer. Yo sólo reía.

 

—N —me llamó Hyun. Había decidido usar mi sobrenombre a mi nombre real ya que era más cómodo de pronunciar—, ¿cuál es tu tipo ideal?

Ante aquello quise reír, porque claro, no era lo más correcto contestar: pues que sea más alto que yo, de hombros anchos y voz grave, preferiblemente, WonSik. Mi ideal de mujer, en el tiempo en que aún me gustaban las mujeres, había sido una muchacha tierna, dulce e inteligente, así que contesté lo que más se acercaba a aquella definición.

 

—SeoHyun, de SNSD.

—Oh, ella es muy bonita. —contestó él, animado.

 

Las siguientes horas pasaron rápido y a media tarde llegaron los bailarines para empezar los ensayos. Los demás chicos se fueron y me puse a trabajar rápidamente.

Avanzábamos rápido, demasiado rápido diría. Eran chicos con mucha energía y ganas, mayormente aspiraban a debutar aunque había algunos que serían bailarines de apoyo toda su vida.

Me senté mientras observaba sus avances, había dos de ellos que habían aprendido muy rápido así que los recoloqué poniéndolos a ambos en los dos extremos para que los demás tuviesen tres puntos de referencia.

Las horas pasaron rápidas y cuando miré mi reloj eran prácticamente las ocho. Decidí finalizar allí la práctica y comencé a recoger mientras los chicos hacían lo mismo, cansados pero charlando sobre cosas diversas.

 

—N. —escuché que me llamaban, al girarme me encontré con Daniel, uno de los chicos que había destacado por su habilidad.

—Daniel, dime.

—Solo quería comentarte que mañana es posible que llegue algo tarde a la práctica…

 

Vi que agachaba su cabeza. Solían regañarles si llegaban tarde, supuse que estaba preocupado por si yo lo comentaba con alguien.

—Siempre que no sea por una tontería, no has de preocuparte. Has aprendido muy rápido hoy así que dudo que te cueste retomar el hilo mañana.

Vi que su rostro cambiaba y una sonrisa se acomodaba en su rostro, parecía que acababa de quitarle un gran peso de encima.

—Muchas gracias hyung.

Hizo una leve inclinación y se marchó corriendo con la mochila al hombro.



Aquel día no pasé por el bar y tomé una larga ducha antes de cenar algo ligero e irme a dormir. Sentía que mi cuerpo pesaba muchísimo.

Allí tumbado me puse a pensar en WonSik. Me había acostumbrado a pasar por el local antes de ir a casa y así al menos poder disfrutar de la compañía de mis amigos, ni que fuese durante un rato. WonSik, sin embargo, había tomado la costumbre de salir por pies apenas terminaba de limpiar.

Sabía perfectamente que mi presencia le incomodaba pero aquella forma de ignorarme resultaba hasta insultante. Las pocas veces que había hecho contacto visual, él había acabado girando su rostro con demasiada rapidez.

Empecé a notar que dejaba de importarme. No es que le quisiera menos, aunque posiblemente no le quisiera tanto como hacía años, pero su indiferencia me había golpeado tan fuerte que empezaba a plantearme que no era sano guardar sentimientos y esperanzas por alguien a quien ya no importabas.

Él tenía sus razones y yo las mías. Yo había cometido el error de no contárselas antes de irme y él tampoco me había querido escuchar al volver. Y al intentar, tan siquiera, saludarlo me había girado la cara y enviado lejos de su vida con su actitud. Yo lo había intentado… ¿qué sentido tenía seguir haciéndolo?

Recibí un mensaje de Leo poco antes de dormir, preguntándome si estaba bien y porque no había ido. No llegué a contestar.

 

--------o--------

La semana pasó volando y los bailarines ya ensayaban junto al grupo en aquella pequeña sala. Les observaba interactuar, moverse, bailar… Se lo tomaban muy en serio.

De tanto en tanto sentía la intensa mirada de Daniel sobre mí, lo que me hacía poner nervioso.

Era joven, esbelto. De pelo rubio y rebuelto, sus facciones aún no habían cambiado a las de un adulto, por tanto su rostro lucía algo intantil en algunos gestos. Y eso solo lo hacía más atractivo. Tenía mucha energía y entusiasmo por lo que hacía, mucha pasión… Por un momento me vi reflejado en él. Tenía tantas ganas de comerse el mundo que esperaba que le diesen la oportunidad de mostrar de lo que estaba hecho. Muchos se llevarían una gran sorpresa.

Aquel día acabamos las práctica pronto y los mandé a descansar para que estuviesen con las pilas cargadas para el siguiente que sería muy duro. Mientras ellos salían dejando oír despedidas y charlas sin sentidos, yo recogía mis cosas con tranquilidad. Cuando acabé de apagar el equipo y guardar las cosas en mi mochila me dispuse a irme, pero vi que Dan aún estaba por allí.

 

—¿No vas a casa Dan? —le pregunté, llamándolo por el diminutivo que él me había pedido que usara.

—Eh, claro —asintió con una sonrisa—, solo me distraje un poco.

Abrió la puerta y me hizo una señal para que saliese yo primero, y así lo hice. Subíamos las escaleras en silencio. Al llegar a la calle me giré para saludarle.

 

—Bueno nos veremos mañana entonces.

—Eh… Sí, claro, por supuesto.

Vi que sus manos temblaban y las frotaba una contra la otra para intentar ocultarlo, también miraba en todas direcciones.

—¿Ocurre algo? ¿Te encuentras mal? —él me miró, primero sorprendido, luego agachando la mirada con una sonrisa.

—Mm… no. Me preguntaba… —pareció vacilar un momento pero respiró profundo antes de continuar — Me preguntaba si querrías ir a tomar algo conmigo. Se que conocemos poco y que soy tu alumno, en cierto sentido. Pero… me gustaria conocerte algo más.

 

Le miré con ternura. Sus mejillas habían adoptado un ligero tono rosado y se rascaba distraídamente un lado de la cabeza, evitando mi mirada. ¿Qué daño podría hacer una pequeña cita? Se notaba que le había costado horrores decidirse a soltar aquello a pesar de aparentar una gran confianza en sí mismo. Le miré, intentando valorar los pros y contras de aquella situación. Puede que hubiese muchas contras y a mi no se me ocurriese ninguna en aquel instante. WonSik acudió a mi mente en un intento de apartarme de aquello pero opté por ignorarlo.

 

—Claro —asentí sonriendo—, me encantaría.

—¿En serio? —volví a asentir y una gran sonrisa se extendió por su rostro— ¿Mañana, después del ensayo?

—Por mi genial.

—Pues, hasta mañana. —dijo con mucho entusiasmo para luego hacer una inclinación y salir corriendo en dirección contraria a la mía.

 

Le vi correr hasta que se volvió un punto al final de la calle y me giré, comenzando a caminar con mucha lentitud. Me pesaban mucho los hombros, estaba agotado. Media hora después llegaba a la esquina del abarrotado Angel Café.

Me senté en mi sitio habitual, que había pasado de ser una mesa alejada o uno de los últimos asientos de la barra. Desde allí veía todo y a todos y podía hablar con Leo siempre que no estuviese demasiado ocupado.

Me trajo un café y se fue a seguir atendiendo. Yo saqué mi agenda para ver cuánto podría dormir aquel día antes de irme a los ensayos.

Mi mirada se distrajo para mirar a Ravi, cosa que venía siendo normal. Yo le miraba él y él tan siquiera miraba hacia donde estaba yo. Había pasado de tratar de ignorarme a hacerlo por completo. He ahí otra de las razones que me había llevado a aceptar la petición de Dan. ¿Qué sentido tenía seguir esperando por WonSik? Ya me había dejado claro que no me quería ni ver.

Pasé lo que quedaba de tarde allí, hablando distraídamente por el móvil u ocasionalmente con los que había por allí.

 

—Tienes unas ojeras considerables. —dijo Leo cuando el último cliente se marchó.

—Duermo poco, ya lo sabes.

—Acabarás enfermándote.

—Y ahí estarás tú para cuidarme. —dije sonriendo, y él me lanzó un trapo a la cara.

—¿Tienes algo pensado para hacer mañana? Podrías venirte a cenar a casa.

—Mañana no puedo, he quedado.

 

Los chicos ya habían acabado de limpiar por tanto no había nadie por allí. Me extrañaba que Ravi no hubiese salido ya para evitar a toda costa verme más de lo imprescindible.

 

—¿Trabajo? —preguntó, pues era frecuente que me juntase a cenar con algunos compañeros de trabajo.

—Privado. —murmuré. Él miró hacia la puerta de la trastienda antes de volver a girarse y mirarme con una ceja alzada.

—¿Puedo saber quién es?

—De todas formas no le conoces.

—¿Le? Es un chico. —quise pegarme por no saber quedarme callado.

—Eres un maldito cotilla Leo.

 

Este sonrió, siempre había sido así. Acabó de limpiar unas cuantas cosas y salió de tras la barra para venir a sentarse a mi lado. Me miraba serio.

 

—Sea lo que sea que te ronde la cabeza, puedes preguntarlo. —dije, incitándolo a que dijese lo que no dejaba de rumiar.

—Si es privado es que es una cita. Y… —hizo un gesto con la cabeza, señalando la trastienda. Entendí más que rápido que se refería a WonSik, así que opté por bajar la voz al contestar.

—No lo voy a estar esperando por siempre. Las cosas cambian y las personas también. Él es muy diferente a como era y se que no me ha perdonado lo que hice, también se que dudo que lo haga en un futuro.

—Eso no puedes saberlo. —dijo, poniendo mala cara ante mi afirmación.

—Lo se porque en sus ojos no he visto más que frialdad y odio hacia mi persona. Porque me gira la cara y ni me mira cuando estoy por aquí. Me ignora completamente.

—Eso  es que está dolido solo…

—Yo también lo estoy Leo —le corté—, pero he intentado hablar con él, le he dejado espacio por si quería pensar. No me ha dado ninguna señal de que vaya a querer arreglarlo. No voy a estar yendo tras suyo rogando su perdón.

 

Leo suspiró y me dio aquella mirada de madre que sabe que su hijo no lleva la razón y no sabe qué decirle al respeto. Pude ver hasta cierta decepción en sus ojos y aquello no me gustó.

 

—Creo… que será mejor que me vaya. —dije, y me levanté apresuradamente.

 

No quería discutir con él y decirle cosas hirientes solo porque no pensara igual que yo en aquel asunto, puede que él no lo hubiese vivido en carne y hueso, pero había estado allí para apoyar a WonSik así que, en cierto modo, es normal que estuviese  más de su parte que de la mía.

Salí y me quedé apoyado en la puerta, justo cuando iba a marcharme escuché la voz de Leo.

—No deberías escuchar a escondidas. ¿Qué vas a hacer?

—No lo se, realmente no lo se.

—Le perderás…

—¿Lo tuve alguna vez?

—Eres un estúpido WonSik.

Notas finales:

Gracias por leer, nuevamente.

Cualquier detalles, agradecería que me lo hicieseis saber con comentarios :3


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