Esa mañana fue dura, triste y vacía.
El sueño de la noche anterior lo había despertado tan agitado que no tuvo problemas para pararse de la cama y prepararse para un día largo como los demás, la rutina matutina siguió tal como debía seguir a diario, cepillarse los dientes, pan tostado para el desayuno, vestirse con el uniforme, tomar su maleta y rodear su cuello con los audífonos.
Salió de la casa como todos los días y empezó a andar con paso lento, quería reflexionar varias cosas antes de llegar al sitio en el que Yamaguchi lo esperaba todos los días para caminar juntos el trayecto hacia la escuela.
« ¿Qué diablos significan todos esos sueños?» Ese fue su primer pensamiento y automáticamente empezó a recordar fragmentos de otros sueños que había tenido anteriormente. Recordaba esos sueños lindos (como el que había tenido esa noche), esos lo hacían sentir vacío. Recordaba los sueños que lo hacían despertarse húmedo y lo obligaban a cambiarse la ropa interior, esos lo hacían sentir frustrado y deseoso. Los que más dolían eran los sueños tristes que lo hacían despertar agitado en medio de la noche; en esos soñaba cosas terribles…Yamaguchi se muda, Yamaguchi se cambia de escuela, Yamaguchi camina al lado de alguien más. Esos lo hacían sentir triste.
Recordó uno que especialmente lo hizo sentir frustrado.
Estaban los 2 tirados sobre el pasto, la noche estaba estrellada y la luna era lo único que los iluminaba, tenía a Yamaguchi acostado sobre su pecho, el silencio del momento era cómodo. Un momento perfecto.
—Nunca te dejaré solo, Tsukki. — Dijo Tadashi con una tímida sonrisa.
—Como si fuera a dejar que lo hicieras— le susurró Tsukishima al oído, lo que hizo que Yamaguchi se estremeciera un poco.
Ese sueño terminó de manera abrupta, el despertador actuó ese día más rápido que sus fantasías.
«Si tan solo tus promesas no terminaran cuando acaban mis ilusiones» Fue lo primero que pensó al recordar el sueño en cuestión. Pero la pregunta más importante que debía hacerse era: “¿Por qué?”.
Todos esos sueños los empezó a tener desde hacía ya varios meses, al inicio los trató como divagaciones irrelevantes que tenía mientras descansaba tranquilo en el Reino de los sueños.
Pero cuando se empezaron a hacer más y más frecuentes empezó a plantearse que es lo que estaba pasando. Pero una parte de él ya sabía que querían decir todos estos sueños. Pero otra parte lo negaba o simplemente pasaba por alto una conclusión por demás obvia.
Se empezaba a hartar de aquella situación, de tanto soñar y soñar y al final quedarse sin nada, solo con un amargo sabor en la boca. Se dijo a sí mismo que le diría a Yamaguchi que es lo que pasaba, lo que sentía, incluso podía decirle lo que soñaba…o al menos contarle sobre sus sueños más inocentes.
Pero no, Tsukishima era una persona orgullosa y no hablaría de sus sentimientos abiertamente aunque en realidad…la verdad era otra, ¿y si sus peores sueños se hacían realidad?, ¿Y si Yamaguchi se asustaba y se alejaba de él?...¿quien caminaría a su lado todos los días?, ¿Quién iba a seguirlo fielmente a todos lados?...¿quien le haría compañía? Odiaba realmente todo ese asunto.
Se sacudió las preguntas y las inseguridades para darle paso a la realidad cuando vio a Yamaguchi (sí, el de carne y hueso, no al de humo y sueños) parado en la esquina de la acera. Al verlo, Tadashi caminó rápidamente para alcanzarlo.
«Aquí viene, solo tranquilízate» Logró decir para sus adentros a manera de auto-ayuda.
Cuando lo tuvo en frente, Yamaguchi le dedicó una sonrisa amable y calurosa.
—Buenos días, Tsukki. —empezaron a andar los dos.
—Buenos días. —atinó a responder y a mirarlo por el rabillo del ojo. «Tan lindo como siempre»
—Hey, hey, dime Tsukki… ¿dormiste bien hoy? —preguntó Yamaguchi caminando detrás del más alto— ¿Tuviste algún sueño interesante?
Al escucharlo, sintió un escalofrío que le recorría la columna vertebral.
—No, yo no sueño. —La mentira le salió de los labios y continuó caminando, acelerando un poco el paso
«Ah, la ironía» Pensó.