Esos ojos ya no lo miraban igual.
Eso fue lo primero que Yamaguchi Tadashi pensó al caminar detrás de Tsukishima de camino a la escuela. La manera en la que lo miró cuando se saludaron ese día en ese cruce de la calle lo había dejado un poco intrigado. Una mirada algo gélida como era de costumbre, pero esta vez parecía estar cargada de algo más… ¿de que?
«Era como si me examinara…pero realmente, ¿Qué me veía?» La pregunta le rodó por la cabeza varias veces, y también varias respuestas le deambulaban en sus pensamientos.
«Tal vez solo quería mirar que llevaba puesto» Fue lo que pensó cuando intentó concentrarse en el profesor de matemáticas al frente de la pizarra.
«No, tonto, siempre usas el uniforme, ¿Por qué querría Tsukki ver que llevo puesto si siempre es lo mismo» Fue la contestación inmediata que se dio a sí mismo.
«Tal vez no era nada» Fue otro de los pensamientos que se formuló, y ese lo logró tranquilizar un poco más que los demás planteamientos imaginarios que concebía esa cabeza suya. Pero pasó un rato, durante la clase de Geografía y entonces razonó y razonó y llegó a una conclusión que le pareció que justificaba la mirada que Tsukki le había dirigido esa mañana.
«Tal vez se cansó de mí»
Tadashi era la clase de persona que sacaba conclusiones apresuradas y muchas de las veces, conclusiones exageradas. Aún asi, el pensamiento le nubló la mente como una tormenta.
«Pero…¿Por qué? Soy su único amigo, y él es el mio…muy a su manera, pero soy su amigo…¿no?¿Lo soy, verdad? ¿Lo soy?» Y para cuando las clases terminaron, los pensamientos parecían ahogarlo. Ahora solo le quedaban la práctica del equipo y después de eso podría caminar de nuevo con Tsukki y asi comprobaría que todas las teorías que se había planteado durante el transcurso del día eran mentira. Tal vez comprobara que todo eran imaginaciones suyas y todo volvería a la normalidad, ¿verdad?
Llegó al gimnasio de la escuela y todo fluyó como a diario lo hacía, se la pasó sentado en la banca la mayor parte de la práctica y desde la banca pudo ver que nada iba muy bien con Tsukki. Tal vez nadie más lo notaría, pero Yamaguchi con el tiempo que pasaban juntos había logrado descifrar un poco las expresiones de Tsukishima, y también lo que reflejaban sus ojos de vez en cuando.
Con lo poco que sabía leer al más alto, se dio cuenta.
Tsukishima se encontraba bloqueando balones en el centro como normalmente lo hacía. Todo bien hasta que uno miraba sus ojos…se veían perdidos, Yamaguchi pudo entonces deducir que Tsukki solo estaba de cuerpo presente en aquella práctica, su cabeza claramente estaba en las nubes, o en otro lado.
La práctica ya estaba terminando cuando todos se despidieron y fueron a vestirse para volver a casa. Yamaguchi ya estaba de por sí preocupado por la mirada de Tsukki en la mañana y ahora tenía que pensar en qué tenía al rubio tan preocupado.
Ambos salieron del gimnasio y de la escuela para adentrarse en las calles nocturnas del pueblo.
La manera de andar de Tsukishima era algo tensa, como nerviosa, Yamaguchi no tardó en notarlo. Le hubiera encantado preguntar que pasaba…pero era mejor seguir observando.
Entonces, Yamaguchi pudo escuchar su voz por primera vez después de la mañana de ese mismo día.
—Oye…¿quieres ir a comer algo? Yo invito. — habló con voz algo suave y pausada, no era la típica voz que siempre le dirigía…aquella voz tan genial, esta era más…¿amable?
—¿E-Eh? Ahh…supongo que si, esta bien — algo confundido en sus pensamientos balbuceó un poco al inicio de su respuesta.
Las lámparas de la ciudad los iluminaban a los 2 en ratos, a veces pasaban por una luminaria fundida, o una apagada. Las luces encendidas bañaban de luz a ambos y la misma luz delataba el caminar tenso de Tsukishima. Yamaguchi decidió seguir observando.
Llegaron entonces a un pequeño restaurante de comida rápida.
—Ve y busca una mesa, yo voy a ordenar. — dijo mientras se alejaba a la caja. Yamaguchi vio una mesa al fondo, la esquina en la que se ubicaba estaba algo menos iluminada que el resto de las mesas…pero decidió ir ahí.
Tsukishima volvió luego de unos minutos con hamburguesas para ambos, una malteada de fresa para él y un té helado para Yamaguchi, la orden de Yamaguchi tenía una ración de papas fritas extra. Tsukki sabía lo mucho que le gustaban, que recordara ese detalle hizo que una tímida sonrisa bailara por los labios de Tadashi.
Comieron por un rato, no hubo mucha conversación, ese día no había sido tan interesante como otros días pasados.
Al terminar de comer, una pequeña mancha de salsa de tomate le dejó manchada la mejilla. Tsukishima poso su pulgar en el sitio de la mancha y se la limpió, no sin antes acariciar casi inconscientemente su mejilla mientras lo miraba…¿dulcemente?
Las pecas que le cubrían las mejillas se enrojecieron levemente con el contacto.
Entonces decidió que ya no era momento de observar.