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Un regalo inesperado. por Tomoyoka

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Notas del capitulo:

Holaas n.n ¿Cómo están? kjhghjk well, aquí les traigo el capítulo nuevo *-* Ojalá lo disfruten :33

Nota: demoré un poco más de lo normal, pero terminé subiéndolo de todas maneras el sábado xd ¿La razón? no tenía muchas ganas de escribir, el ánimo lo tengo un poco por el suelo xd y si iba a escribirlo, no quería que fuera por un acto "mecánico" quería escribirlo con sentimiento, para hacer un bueno capi xd Buano, gracias a tod@s por seguir leyendo esta historia<3

Usagi-san suspiró. Misaki se había dormido en sus brazos.

 El chico parecía tener un rostro verdaderamente apacible, y una sonrisa se curvaba por sus labios. Supuso que debía tener un buen sueño. Y también supuso que en el sueño, él estaba obviamente presente. Sonrió después de haber sacado tal conclusión. Y predijo que aunque Misaki soñase con él, nunca llegaría a admitirlo.

Su teléfono celular comenzó a sonar con estridencia. Temiendo interrumpir el estado de paz del muchacho, solo atinó a contestar enseguida, sin siquiera ver el nombre de la persona que se había atrevido a interrumpir sus pensamientos.

-¿Si?-preguntó de mal humor.

-¿Akihiko? Hola…

Era Takahiro.

-Ah, buenas noches.-saludó él de cabello plateado, al mirar por la ventana y ver el cielo oscuro.

-Llamaba para confirmar nuestra salida…

-¿Lo de mañana? Si, Takahiro, podré ir.

-Bien… realmente es importante lo que te debo decir…

¿De qué se trataría? Por la cabeza de Usami cruzaban muchas ideas, pero todas relacionadas con su muchachito rebelde. ¿Acaso planeaba quitárselo de nuevo?

-¿Usagi-san? -la voz de Misaki resonó suavemente en los oídos del escritor, que decidió dar por acabada la conversación.

-Bien, adiós, cuídate.-dijo rápidamente, y apagó su teléfono, sin dar tiempo a Takahiro de replicar.

-Usagi-san… ¿Quién era?

-Oh, Nada importante, cosas de trabajo.-mintió, sin saber por qué. Las palabras salieron atropelladas de su boca.

-Ah…vale. Bueno, voy al baño.-dijo Misaki.

Pero la verdad es que se había despertado cuando escuchó el timbre del teléfono. Simplemente no tuvo la fuerza para abrir los ojos, por lo que, en su estado adormilado, solo fue consciente de algunas palabras. Mientras caminaba con pasos lentos hasta el baño, iba reflexionando sobre lo que había escuchado. Takahiro, ¿Eh? Así que  Usami había hablado con su hermano mayor… y al parecer habían quedado en algo. Su corazón no estaría tan agitado si Usagi-san le hubiera dicho la verdad. ¿Por qué demonios le había mentido? ¿Se traía algo entre manos? ¿Tenía alguna razón para haber ocultado la verdad?

-Ah…-suspiró, cerrando la puerta tras de sí. Se mojó la cara, y la refregó con fuerza, intentando despertar. Quizá así podría pensar más claro. Pero algo le decía, que consciente o no, aún así sacaría malas conclusiones.

-¿Por qué…?-se preguntó. Quizá… ¿A Usagi-san le gustaba Takahiro? Bueno, él había sido su único amor por diez años… ¿De verdad había creído que su pareja se iba a olvidar de eso tan fácilmente? que tonto había sido… Solo quedaba resignarse a esperar, y quizá seguir a Usagi-san… no es que dudara de él, sólo para asegurarse…

Hiroki Kamijo estaba concentrado en leer los informes de sus estudiantes de la universidad. Algunos eran simplemente basura, nada más qué decir. ¿Por qué demonios estudiaban literatura si tenían un talento tan poco basto? Otros eran regulares. Tenían el potencial, si, pero aún les quedaba mucho por mejorar. Y luego estaban esos trabajos excelentes, que sin embargo eran mínimos. Aah… ¿Por qué sus alumnos no apreciaban más literatura? Y además tenía que llevar esos trabajos a casa…

-¿Hiro-san?-Preguntó un amable Nowaki, entrando a la habitación.  Hiroki había estado ahí encerrado toda la tarde, sin dar muestras de vida alguna.

-Ah, Nowaki, ¿Qué necesitas?

El muchacho sonrió y se acercó al profesor, que estaba sentado sobre la cama, aparentemente descansando. Se inclinó y apoyó ambas manos a los costados de Hiro-san, para luego acortar los centímetros que los separaban. Sus labios se estaban rosando cuando respondió:

-Te necesito a ti, Hiro-san.

-¡Idiota!-gritó Kamijo, para luego empujar al estudiante de medicina. Su rostro había cambiado de color, transformándose completamente a un tomate.  

-¿Qué? ¿Acaso te molesto?

-N-no es eso, idiota. D-debo terminar esto…-Replicó el nombrado "Demonio Kamijo" apodo dado por sus alumnos.

-¿No podrías hacerme un rato? Has estado ocupado con eso prácticamente todo el día, Hiro-san…

-No se puede evitar, es mi trabajo.-respondió Kamijo cruzándose de brazos.

-Vamos, ¿por favor? La cena está lista.-pidió Nowaki con ojos suplicantes.

Al ver esa expresión en el hombre, su semblante no pudo hacer nada más que aflojarse.

-Ah, está bien…lo hago sólo para comer, quiero dejar eso claro.-accedió el hombre, dejando de lado  su orgullo.

-¡Bien! ven, Hiro-san.-Nowaki Agarró de la mano a Hiroki, haciendo caso omiso a sus protestas.  Lo llevó hasta el comedor, en donde le sirvió un cuenco de arroz y vegetales, junto con algo de carne. Hiroki frunció el ceño.

-Gracias por la comida.-murmuró, para luego llevarse a la boca un trozo de carne. Delicioso.

Nowaki sonrió y miró fijamente a Kamijo. El hombre sólo pudo enrojecer y desviar la mirada.

-Eres muy lindo, Hiro-san.

-¡Agh! ¿Quién demonios te crees para llamarme así?

-Pero es la verdad.

-Vete al diablo.

El estudiante de medicina sonrió nuevamente, divertido. Amaba esa faceta de Hiro-san.

Una vez terminaron, Nowaki lavó los trastos y Hiroki continuó trabajando. Suspiró aliviado cuando por fin puso nota al último informe, que había sido muy bien escrito y era dueño de un gran contenido. De hecho, fue la mejor calificación. Se alegró de que ese fuera el último trabajo leído, ya que lo había dejado con una extraña sensación. Cerró los ojos, vencido por el cansancio, y cayó de espaldas en la cama. Lo último que sintió fueron unos brazos delgados y fuertes abrazándolo, y cubrirlo con el cobertor. "Nowaki" pensó, y se dejó seducir por el mundo de los sueños.

 

Misaki Takahashi se concentraba en intentar comer. Ya era un nuevo día, y el objetivo de hoy era aparentar. Aparentar no estar inquieto, aparentar no estar nervioso, aparentar encontrarse feliz. Aparentar estar bien. Usami no había notado nada extraño en su muchachito rebelde, ya que la actuación de Misaki había superado los límites. Le había anunciado al universitario "Saldré a ver unas cosas con la editorial" Y luego Misaki le había deseado suerte. Había decidido seguir al hombre.

-Muy bien, me iré. ¿Hay algo qué quieres que te traiga?

-No, gracias Usagi-san. Que te vaya bien.

-Ten cuidado.-dijo Usami, y revolvió el cabello del chico, como solía hacer. Misaki forzó una sonrisa.

Cuando Akihiko salió, Misaki se guió hasta la ventana, y descubrió que el escritor no andaba en auto, solo caminaba. Rápidamente fue hasta la puerta, para seguirlo. Pero, ¿qué demonios haría con su panza? ¡Agh! ¡A quien le importa! Sólo salió, pensando en si realmente estaba bien espiar a Usagi-san… pero no se podía evitar, la inseguridad lo invadía.

Lo alcanzó en unos minutos, y se mantuvo a una prudente distancia, ocultándose tras cualquier cosa lo suficientemente grande como para pasar desapercibido. Los transeúntes lo miraban extrañados, y no se los podía reprochar. Sí el viera a un adolescente con aspecto de estar embarazado, también le llamaría la atención.

-Debe ser un acto para defender a la mujer…ponerse en sus zapatos.-murmuraban unos.

-Repugnante. ¿Acaso no tiene vergüenza?-casi gritaban otros.- ¿No es llegar muy lejos el ponerse una panza artificial para sentirse mujer preñada? ¿Será travesti?

Misaki se tragaba las respuestas. Por suerte, Usagi-san parecía tan ensimismado en su mundo que no se dio cuenta de los groseros comentarios que volaban a su alrededor. Caminaron cerca de media hora, media hora en que los mareos del muchacho se multiplicaron y las revueltas en su estómago aumentaron. Además, se le había antojado helado de menta. Tenía unas ganas inimaginables de comer helado de Menta.

-Ah…-suspiró. Justo pasaban por una heladería. Se llevó una mano a los bolsillos y contó los billetes. Le bastaba y le sobraba… Pero perdería de vista a…

-¡Akihiko!

¿Su hermano? ¿Era la voz de su hermano? Levantó un poco la cabeza y pudo ver a Takahiro abrazando a Usagi-san. ¡Abrazándolo! y Usagi-san le correspondía. ¿Cómo podía ser eso? Al final tenía razón en lo que respectaba a su hermano…Pero, no. No podía sacar conclusiones tan rápidamente. Ellos comenzaron a caminar y Misaki fue tras ellos. Hasta que llegaron a un parque. El universitario se escondió tras un árbol cercano, en donde le llegaban vagas palabras de su conversación.

-…Tenía que decirlo… podía reprimirlo.

Ese era su hermano, si. Por lo que escuchó pudo deducir que le iba a contar algo que no podía mantener guardado. ¿Qué sería?

-Sólo dilo.-pidió Akihiko.

Misaki escuchó murmullos, seguramente una larga explicación que daría Takahiro antes de decir lo que era definitivo. Pero pudo escuchar claramente la última frase.

-¡Estoy enamorado de ti!

¿Eh?... ¡¿Eeeeeh?! Su corazón dio un tumbo, tuvo que ahogar un grito. Dios, ¡tenía razón! Su hermano seguía enamorado de Usagi-san, y de seguro iba con intenciones de quitárselo. ¡Pero no podía permitir eso! Bajó la cabeza mientras fruncía el ceño, intentando recobrar la respiración. "Cálmate. Cálmate" se decía a sí mismo. Pero no pudo más que inquietarse cuando levantó la mirada y los vio besándose. Sí, besándose, y Usagi-san le correspondía. ¡Le correspondía!

Observó atónito la escena. ¿No era él el que le había dicho que no se dejara tocar por otros hombres? ¿Qué nunca le dejaría sólo? ¿Qué era SUYO? Y, ¿ahora besaba a Takahiro? Sus piernas temblaban, las lágrimas habían comenzado a caer con rapidez. ¿Acaso había una explicación lógica para que Akihiko no pusiera resistencia?

-Usagi-san…idiota.-murmuró por lo bajito. Y comenzó a caminar de vuelta a casa. Luego lo enfrentaría. ¿Lo haría?

Pasó por la heladería. Demonios, aún seguía con el antojo. Supuso que un helado de frambuesa y menta lo haría sentir mejor. Ahora llamaba incluso más la atención. Con sus lágrimas escurriendo por sus mejillas, y además su enorme panza, no había manera de que las miradas curiosas no se posaran en él. Pero no le importaba.

-¡Takano-san!-Misaki escuchó un grito mientras hacía la fila para comprar su helado. Un hombre bajito y de cabello castaño forcejeaba con un hombre alto y de gafas. Parecían amantes, quizá lo fueran.

-Vamos Ritsu, dame algo de tu helado.

-Tú tienes del tuyo, idiota.

Las personas se encontraban sentadas en una mesa, junto con un niño pequeño. El chico parecía tener tres años, y su cabello rojizo era adorable. Él sonreía frente a los adultos, y su carita estaba cubierta de helado de chocolate. Misaki sonrió. Pensó en su hijo, y que le gustaría que tuviese una cara tan alegre como él de cabello rojizo siempre.

Pero los pensamientos adorables duraron la nada misma. Pronto un dolor profundo abarcó su vientre. Dolía, dolía como mil demonios. Soltó un grito y todas las miradas se dirigieron a él.

-¿Estás bien?-el hombre de cabello castaño había sido el primero en acercársele, seguido de la persona de gafas.

-Si…-pero nuevamente el dolor atacó, despojándolo de sus sentidos.

Lo último que escuchó antes de caer inconsciente fue "¡Takano-san! ¡Ayúdame!"  Y entonces perdió el conocimiento.   

                            

 

Notas finales:

Weño, (si, weño xD) Quiero hacer un concurso (?) Chic@s, ¿Qué nombre les gustaría para el pequeño bebé de Usagi-san Y Misaki? Porque ya va a llegar e_e Así es, dejaré que ustedes escojan B) el nombre más repetido vale (?) 

Comenten que nombre les gustaría e.é 

 


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