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Un regalo inesperado. por Tomoyoka

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Notas del capitulo:

Bueño, como dije, tendría un capítulo nuevo en corto tiempo e.é

Ahora, no demoraré mas de dos semanas en actualizar D:

espero que les guste UvU Se agradecen comentarios u.u gracias por su apoyo<3 son todos muy cools<3 

 

Misaki dio un suspiro, intentando que las palabras no salieran quebradas.

-Ayer saliste… y me dijiste que eran por motivos de trabajo.

-¿Me seguiste?

Misaki evadió la  pregunta.

-Te vi junto con mi hermano. Él…-No tuvo la fuerza para terminar la oración. Simplemente evitó mencionar la parte en la que Usami y Takahiro habían compartido labios.-Y tú le correspondiste...

-Misaki, realmente tengo una explicación para eso.

-Pues quiero escucharla.

-Ese día Takahiro confesó sus sentimientos. Tenías razón, lo siento.

El chico apretó los labios.

-Entonces te besó, y tú lo besaste también.

-No es cómo crees.

-¡Quiero que me expliques!- El castaño comenzó a llorar con todas sus fuerzas, después de todo, dolía demasiado. Nunca había creído eso de Usagi-san. ¿Y si después de todo él realmente era el reemplazo de su hermano? ¿Y si todo se acababa? ¡Definitivamente no lo quería así! Deseaba darle una buena infancia a sus hijos, junto con Usagi-san. Además, había cumplido seis meses, y el resto del tiempo de espera no lo quería pasar separado de la persona que amaba. Anhelaba desesperadamente que Akihiko lo envolviera en sus brazos, pero él hombre solo lo miraba angustiado. El escritor bajó la cabeza, y susurró.

-Yo…me odio. Por haber hecho llorar a Misaki, me odio.

Usagi-san  avanzó hacia su muchachito rebelde, y lo besó en la frente. Misaki observó que sus ojos estaban brillantes, en señal de querer llorar. La angustia y la pena no desaparecían, sin embargo.

-Dime todo.-pidió Misaki.-No me ocultes nada…

-Haré todo lo que me pidas, ¿No te lo había dicho?

-Entonces dime tus razones para haber hecho lo que hiciste…

Akihiko suspiró.

-Recibí una llamada de Takahiro el día anterior, me había pedido que nos reuniésemos. Yo acepté. Pensé que quería que hablásemos de ti, por lo tanto, no te dije. No quería que te alteraras.

<<Takahiro me citó a un parque. Yo acudí, y estaba realmente ansioso. De verdad creía que me iba a decir que te tendrías que alejar de mí, por alguna estúpida e inexplicable razón. Fui, y él parecía bastante inquieto. Le pregunté que le sucedía, pero sólo comenzó a temblar.

"Akihiko… he estado enamorado de ti todos estos años"

No pude más que sorprenderme. Después de todo, lo que yo había creído un amor fallido, había sido mutuo. Pero sólo sentí tristeza. ¿Qué no se suponía qué él tenía esposa? ¿Qué ya no tenía una vida feliz? Además, yo no lo amaba, ya no. Ahora te amo a ti, Misaki. Y eso nunca cambiará.

"Lo siento, pero yo amo a Misaki"

Eso fue lo que respondí. Entonces el tiró de mi corbata, y me besó. No sé desde dónde demonios estabas mirando, pero yo no lo besé de manera voluntaria. Intenté zafarme, pero él me sostenía con fuerza>>

-Cuando nos separamos, le pedí que nunca más lo hiciera de nuevo-terminó diciendo Akihiko, y luego se acercó al muchacho, para envolverlo en sus brazos, sin soltarlo. Misaki estaba procesando todo lo que había escuchado.

-Además, ¿Quién me crees para hacer algo cómo eso? Yo te amo a ti, y a nadie más… tu cambiaste mi vida, Misaki.-dijo el escritor, y besó al joven en la frente, para luego acariciar su cabello.-Lo siento tanto… no te quería hacer sentir así. Realmente, realmente me odio por esto.

-Estúpido Usagi-san...-Las lagrimas recorrían el rostro del chico, que respiraba con dificultad. Después de todo, nunca antes se había sentido tan inseguro y angustiado. Pero, finalmente, esas sensaciones habían desaparecido. Le creía a su pareja, ¿Y cómo no? Le creía, y siempre iba a hacer así. Sus brazos lo reconfortaban, y el cálido beso que le dio después le hizo sentir una deliciosa sensación en el pecho. Sonrió con felicidad, y luego recordó la buena noticia que le tenía al escritor.

-¡Usagi-san! ¡Tendremos gemelos!

-¿Huh? E-Eso es… Misaki… ¡Que felicidad!

Ambos estaban tan absortos en el otro que no notaron la presencia del rubio doctor, que los miraba con reproche.

Hiroki Kamijo suspiraba, realmente apenado. Nowaki estaba quedándose en su casa, y esta vez por razones diferentes a las anteriores. Al parecer, algo había sucedido, y ese algo había dejado su hogar inhabitable. No estaba seguro de que era, ya que realmente no había prestado mucha atención cuando Nowaki le había hablado de ello. Pero si estuvo completamente atento cuando el chico mencionó que viviría un tiempo con Hiro-san.

-¡No decidas esas cosas por ti mismo!-pidió entonces el profesor de literatura.

-¿Huh? ¿A hiro-san le molesta mi presencia?-preguntó el estudiante de medicina.

-N-no es eso, idiota…

-¡Entonces está decidido!

Nowaki sonrió deslumbrante, y el hombre no pudo más que acatar a su petición. Realmente, no es que estuviera incómodo o algo, pero Nowaki lo ponía en modo nervioso, y eso lo desconcentraba de sus tareas. Ahora esperaba impacientemente que el chico llegara a casa. Últimamente demoraba mucho más en llegar que antes, pero Hiroki había supuesto que era por época de examenes. Cuando suspiró de nuevo, escuchó el sonido de una llave en la cerradura, y entonces Nowaki entró a la casa, cansado, pero animado, como siempre.

-Estoy de vuelta, Hiro-san.

-Bienvenido.-el demonio Kamijo bostezó.-bueno, ahora me voy a la cama.

-¿Eh? ¿Me estabas esperando? Que dulce eres, Hiro-San.

-¡No es eso!-el castaño enrojeció.

-¿Entonces qué?

Nowaki se acercó imprudentemente al profesor de literatura, que estaba sentado en el piso junto con un par de libros esparcidos por ahí. Se inclinó y lo agarró de la muñeca, tirando de ella y haciendo que se parara de golpe. Realmente tenía fuerza.

Rodeó a Hiroki por la cintura, y lo atrajo hacia sí.

-Te ves realmente lindo sonrojado, Hiro-san.

-¡Para con eso! Yo no soy lindo, idiota…

Nowaki sonrió y lo besó. Hiroki, avergonzado, correspondió el beso, estirándose un poco. Luego el demonio Kamijo bajó la cabeza.

-Eres realmente molesto…

-Si te molestara tanto, no estarías ahora conmigo.

-C-Cállate.

Luego de que Nowaki cenara, ambos se fueron a la cama. El cansancio los había consumido, por lo tanto ya estaban dormidos a tempranas horas de la noche. Sin embargo, Hiro-san despertó repentinamente, debido a un prominente dolor de cabeza. Se levantó y tropezó con la ropa de Nowaki, que no se había molestado en ordenarla.

-Ese idiota.-chistó.

Tomó la medicina correspondiente para apaciguar el dolor, y comenzó a ordenar la ropa de su pareja. Dentro de los bolsillos de los pantalones del hombre, había un papel que sobresalía. Hiro-san lo tomó con curiosidad.

Un número de teléfono estaba escrito en él, y un nombre desconocido. Hiro-san tuvo intrigas, pero para cuando se despertó definitivamente, ya lo había olvidado. Por esa semana, ya no se sabría más del asunto.

Hana Mori, la nueva y guapa mujer que trabajaba en el departamento esmeralda, insistía en agarrarse del brazo de Kisa Shouta, mientras él la acompañaba a casa. Según ella, estaba totalmente mareada, y las nauseas la querían convertir en su víctima. Kisa-san ponía los ojos en blanco en cuanto la mujer no lo miraba, que por cierto, era casi nunca. Se sentía completamente obligado, después de todo, apenas conocía a la mujer. Lo único que sabía de ella era que aún era joven, y que realmente le ponía ganas a su trabajo. También era consciente de que le desagradaba a Takano-san, y que el hombre no lo ocultaba. Después de todo, Hana Mori a veces se le acercaba demasiado a Onodera, y todos sospechaban que había algo entre el editor en jefe y el novato. Pero la mujer también era de esa manera con todos, por lo que la mayoría ya se había acostumbrado. Aunque últimamente estaba muy cerca de él…

-Kisa-chan.-Hana Mori sollozó. Ella estaba colgada de su brazo, y estaban entrando en el metro. Era hora pico. Shouta contestó lo menos cínico que pudo.

-¿Sucede algo?

Entraron. Dentro estaba lleno de gente, y no les quedó más remedio que juntarse completamente. Kisa se encontraba demasiado incómodo, ya que  la joven se había apegado mucho a él, y sus pechos quedaban aplastados contra él. No sabía cómo decirle que se alejara.

-Bueno, realmente te estoy agradecida… Eres como un príncipe, ¿Sabes?

"Si me conociera como me conoce Yukina"-pensó el hombre, con una sonrisa torcida.

-Sólo estoy cumpliendo con mi deber moral.-contestó Kisa.

La joven se apegó más a él. No era muy alta, por lo que sólo le llegaba al cuello.

-Escucha, Mori-san… creo que estás muy cerca.

-¡Ah! ¡Lo siento! ¡Soy demasiado distraída!-replicó la mujer, enrojeciendo.

-No importa…

El resto del tiempo no mencionaron palabra. Y además, en el camino a casa de Hana, no se encontraron con ningún supuesto acosador. La chica dijo que aparecía sólo de vez en cuando, pero que aún así le asustaba.

-Después de todo, ¿Quién no se aprovecharía de una joven guapa y débil como yo?-dijo entre risas.

Shouta estaba realmente cansado. Le había mandado un mensaje a Kou, explicándole la irritable situación. Yukina le había respondido "Animo, Kisa-san. Iré a tu casa, y te llevaré la cena" aunque Shouta estaba feliz, pensó que Yukina se habría podido haber puesto algo celoso, tal vez. Pero ambos estaban muy seguros de su relación, por ahora. En todo caso, ya estaban llegando, y finalmente se podría devolver a casa.

-Kisa-chan, ¡Muchas gracias! Por favor, entra a mi casa, para agradecerte correctamente.

-No es necesario, Mori-san. Me voy.

La muchacha agarró la muñeca del hombre.

-¡Espera! Creo que… hay algo en mi habitación.

Shouta suspiró.

-Está bien, pero luego me voy.

Entraron a la casa. Estaba elegantemente decorada, y parecía grande. Llegaron a la oscura habitación, y la mujer, en un arrebato, agarró de los hombros a Kisa-san, lo lanzó a su cama y se subió encima de él. Antes de que el hombre pudiera replicar, Hana Mori ya lo estaba besando descontroladamente.

Onodera Ritsu sonreía mientras observaba a su hijo. Bueno, era su sobrino, pero ya lo veía como un hijo. Nagisa-kun jugaba con un autito de carreras, regalo de Takano-san. El muchacho se veía bastante grande, ya que sólo le quedaba la mitad del año para cumplir tres años. Pensando en eso, Ritsu recordó a Misaki.

-¿Cómo estará Takahashi-san?-murmuró, taciturno. El día anterior Misaki realmente se había visto triste, por lo que se dispuso a llamarlo. Tomó su teléfono celular, con la idea de tener una larga conversación con el chico. Pero entonces el aparato comenzó a sonar. Era su madre.

-¿Si?-contestó, ansioso.

-Ritsu.-la mujer hablaba duramente.-Hemos encontrado a la madre de Nagi-kun.

-¡¿Huh?!

-Ella… se lo quiere llevar.

Onodera soltó el teléfono, sin poder creérselo.  Miró al chico, y frunció el ceño, incrédulo.

Misaki sentía demasiado dolor. Las patadas se habían multiplicado, y los cólicos habían aumentado su potencia. Se había visto obligado a quedarse en el hospital Evol, sin poder transferirse a su hospital predilecto, ya que su estado era muy delicado. Usagi-san estaba en busca de algo decente para que el comiera, y Haruka-san intentaba calmarlo. Después de todo, ese era su deber. Cuando Misaki pasó el susto; el hombre, entre susurros, le preguntó:

-¿Tuviste algún problema con Akihiko Usami?

-No es de tu incumbencia, Haruka-san…

-Sin embargo, yo podría hacerte mucho más feliz…-Murmuró.

-¿Eh?

El hombre rubio arqueó las cejas hacia abajo. Durante el tiempo en que no había visto al chico, realmente había pensado mucho en él, sorprendiéndose a sí mismo. Nunca antes alguien había permanecido tanto en su cabeza, era irritable. Cuando Misaki apareció en su hospital, y además con una gigantesca panza, en serio había quedado pasmado. Por ahora, debía olvidarse de él. Pero había algo que le impedía salir de la habitación. Se acercó a Misaki y se inclinó. Lo miró directamente a los ojos:

-Aún pareces algo triste.

-¿Eh?

-Ayer te veías como si hubieras visto un fantasma.

-Ya veo…

-¿Tan mal me veo?

-¿Huh?

-Quiero decir, ¿Tan mal aspecto tengo cómo para qué te asustes así?

Misaki comenzó a reír, a pesar de que esa no era su intención. Haruka sonrió, satisfecho. Ninguno de los dos había notado que Usagi-san entraba a la habitación, junto con una bandeja llena de comida. Había olvidado traer algo, por lo que se decidió a volver. Pero en ese momento escuchó un gemido de parte de su muchachito rebelde.

-¡Misaki!-gritó.

Haruka lo sostuvo, y retiró las sábanas que lo cubrían.

-Dios mío…¡Este chico está a punto de dar a luz!

 

Notas finales:

Bueno, eso es todo por ahora é.é

Como soy chilena, a vecen me dan ganas de poner cosas como "No weí" o  ya saben xDD chilenos me entienden (?) UvU a pesar de que el chilenismo es causa de burla en otros países, a mi me causa gracia lkjhghjk

Ah, por cierto, sé que muchas de ustedes van a odiar a Hana Mori e.e yo también :D pero hasta ella tiene sus secretos $-$ apareció básicamente por que tenía ganas de meter un personaje del tipo "perra" lkjhgfdfghjkl

ahora me voy a contestar comentarios :D

gracias por leer n.n 


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