Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un regalo inesperado. por Tomoyoka

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola :) sé que les dije que subiría un dibujo, pero por ahora aún no lo tengo. Cuando pueda, lo haré

Aquí está el capítulo

Usagi-san sostuvo a Shizuko mientras Misaki acariciaba a Keita. Las enfermeras habían hecho todas las cuestiones necesarias, y finalmente los habían dejado solos. Hablaban sobre su futuro, y sobre como los educarían. Por supuesto, Usami ya había anunciado que "Irán a la mejor escuela de todo Japón" al tiempo que Misaki aceptaba, resignado. Después de todo, estaba inmensamente feliz.

-Shizuko se parece a ti-susurró Misaki.

-Y Keita se parece a ti.

-¿Tu crees?

-Lo creo. Es imposible no darse cuenta. Tiene tus ojos, y tu-

-Color de cabello-interrumpió Haruka-san, entrando a la habitación.-Buenos días, Misaki.

-Buenos días…

-Escucha, sobre tu cuerpo.-Haruka sólo hablaba para el joven, ignorando completamente al escritor.-estás perfectamente bien, lo que nos sorprende. Aún así, con fines médicos, te iré a visitar cada semana para controlar tu estado.

-¿Huh? ¿Por qué?

-¿Acaso no entiendes lo extremadamente peligrosa que fue tu operación?  Tu caso es bastante raro.

Misaki calló por un segundo, y luego sonrió, resplandeciente.

-¡Muchas gracias! Es un excelente doctor.-Añadió, con ternura.

El hombre de cabellos rubios se ruborizó y bajó la cabeza, frunciendo el ceño. Usagi-san se percató, y, enojado, preguntó:

-¿Cuándo nos podremos marchar?

-Ya lo dije, en cuanto el chico se reponga. Quizá esta tarde.-contestó, de manera hostil.

-¿Sólo es eso? ¿Nada más qué decir?

-No.

-Entonces, ¿Podrías dejarnos solos?

-¡Usagi-san! No seas descortés.-Misaki parecía toda una esposa corrigiendo a su pareja, y Haruka chistó. Se fue sin decir nada.

-Ese hombre me da mala espina.-comentó Usagi-san.

-No seas tonto.-Misaki suspiró.-pero ha dicho que me puedo ir esta tarde, ¿no? ¡Lo espero con ansias!

Ambos sonrieron, y miraron a sus hijos con ternura. Misaki aún no salía del impacto de haber tenido gemelos. Pero era realmente bueno, ya que no había posibilidad de que embarazara de nuevo…

Pero por las dudas, usaría protección.

-En todo caso, es extraño. Casi te viola.-Usagi-san refunfuñó.

-Ya…pero las personas cambian. En todo caso.-Misaki sonrió tiernamente.-Estoy contigo, y ya no me siento inseguro. Creo que eso es lo único en lo que pienso.

-Realmente te amo, Misaki.

El chico enrojeció.

-No hace falta que lo digas… ya lo sé.

 

Hiro-san miró a Nowaki, atónito.

No lo podía creer, realmente aún lo estaba asumiendo. Nowaki… él… ¿Matrimonio?... ¡¿Matrimonio?! Dios… Le habían pedido matrimonio, siendo que él pensaba que si eso sucedía, y no es que lo hubiese pensado, él sería el que se propusiera. Justo en su orgullo.

Pero ahora, eso no le importaba del todo.

-Nowaki…

-Hiro-san, sé que esto es muy, muy repentino. Pero yo te amo, y quiero compartir mi vida contigo, quiero darte todo, quiero que seas completamente mío, y yo quiero ser tuyo.

Hiroki Kamijo enrojeció. En esos momentos, ¿Realmente era digno de ser llamado "demonio Kamijo"? Se llevó la mano a la frente, y bajó la cabeza.

-No tenemos qué hacerlo.

El corazón de Nowaki se detuvo. Parpadeó, sorprendido. No esperaba que se negara.

-¿Eh?

-Sería muy complicado…Nowaki.-Levantó la cabeza, y, dejando de lado todo su orgullo, susurró.-yo ya soy tuyo, idiota. No hace falta hacer algo tan complicado…pero, si te hace feliz…

-¿Sí me hace feliz?

-Entonces… vale, acepto.

Nowaki sonrió, de manera resplandeciente. Sentía sus acelerados latidos, y sus ganas de llorar. Se levantó de la mesa y besó a Hiroki en los labios.

-¡Hey!

-Hiro-san, realmente te amo.

-Ah, eh…

Nowaki lo tomó de la mano, y, sin que él otro alcanzara a decir palabra, lo llevó a la habitación. Ahí dentro, se quitó la camisa e hizo que Hiro-san cayera sobre la cama. Le agarró la muñeca e hizo que tocara su pecho, donde debía estar su corazón.

-¿Sientes mis latidos, Hiro-san?

-L-Los siento…

-Estos latidos sólo te pertenecen a ti.

-V-vale.

Nowaki sonrió, y cayó sobre Hiro-san. Primero le besó el cuello, bajando hasta sus hombros. Le quitó la camisa y besó su pecho.  Hiro-san intentaba no soltar gemidos.

-N-Nowaki, basta. Déjame…

-No quiero.

El de cabellos negros tomó ambas manos del demonio Kamijo, impidiéndole que forcejeara,  y cayó sobre él. Lo besó apasionadamente, al tiempo en que su lengua se abría paso en una dulce danza de múltiples movimientos. Hiro-san correspondió el beso con entusiasmo, muy a su pesar, ya que la vergüenza lo invadía. Cerró los ojos con fuerza, y sintió con más poder la cálida respiración de Nowaki, y el entusiasmado movimiento de sus lenguas. Pronto, Nowaki llevó su mano hasta los rosados botones de Hiro-san, y comenzó a presionarlos levemente, para luego hacerlo con más fuerza. Hiro-san dio un gemido.

Nowaki levantó al profesor de literatura, y lo acorraló contra la pared. Lo tomó de las muñecas, y suavemente, se las sujetó, para poder besarlo con más fuerza. Lamió su cuello y sonrió, complacido ante los sonidos que provocaba en su pareja.

-Parece que esto te gusta mucho, ¿No?

-¡No es así!

-Entonces, ¿Quieres qué haga algo más?

-N-N-N-No ¡No!

Pero Nowaki sonrió, y lo sujetó fuertemente de las caderas. Hiro-san no se resistió.

-Lo que haces y lo que dices son cosas muy diferentes.

Hiro-san chistó, avergonzado.

 

Takano Masamune abrazó con fuerza a Onodera, mientras que Nagisa-kun seguía con sus juegos. Pronto, Ritsu tomó al niño y lo unió al abrazo.

-Nagi-kun.-susurró.

El niño levantó la cabeza, y al ver al editor, sonrió.

-Mamá.

-Así es, soy tu madre.

-Papá.

Esta vez miró a Takano, y el hombre suspiró.

-¿Sabes? Nosotros te amamos demasiado, no pensamos dejarte ir.

-¿Dejarme ir? ¿Por qué?

-No es nada, eres muy pequeño. Sólo debes saber que siempre, siempre, estaremos contigo, ¿No es así?

-Por supuesto.-replicó el editor.

Ritsu alargó sus labios por un momento, y luego comentó:

-¿Cómo estará Takahashi-san? Creo que deberíamos ir a verlo.

Takano enarcó una ceja.

-Podemos llevar a Nagisa-kun. ¿Sabes? en serio creo que deberíamos ir, ya que me tiene algo preocupado. Esa vez se veía muy triste.

Masamune sonrió. Sí había algo que le gustaba mucho de su pareja, era su amabilidad. Pero en algunos casos, eso lo hacía sentir celoso. ¿Por qué demonios debía ser tan bueno con todos, y no sólo con él? En todo caso, también admiraba eso de él…

-Bien, entonces vamos a ver a Takahashi.

Pero una vez llegaron al hospital, no se encontraron con un rostro triste. Ambos se sorprendieron cuando lo vieron con un hombre de cabellos plateados y ojos violeta. Onodera lo reconoció enseguida. Era Usami Akihiko, un muy conocido novelista que había sido parte del lugar en donde anteriormente trabajaba.

-Sensei…-lo saludó. Pudo además ver que él sostenía a un pequeño, y Misaki a otro. Sonrió, con sus grandes ojos brillando.- ¡Nacieron! Es increíble, Takahashi-san…

-Onodera-san, ¡Gracias por venir! y, ¿Takano-san? ¿Verdad?

-Lo soy.

-¿Quién es ese pequeño?-preguntó Misaki a Ritsu, señalando a Nagisa, que miraba atentamente a los bebés. Para él era algo curioso.

-Nuestro hijo.-dijo Takano-san, sin dejar que Ritsu abriera la boca.

-Es mi sobrino, pero lo considero mi hijo. Takano-san me ha ayudado a criarlo.

-Somos pareja.

-No digas cosas innecesarias…

Misaki sonrió. Onodera aprovechó de preguntar por Usagi-san.

-Sensei, ¿Qué hace usted aquí? Oh, lo siento. Mi nombre es Onodera Ritsu, he leído todos sus libros.

-Un gusto.

-¿Son parientes? Usted y Takahashi-san, me refiero.

-No. Misaki es mi esposa.

-¡Usagi-san! No digas eso.-Misaki chistó. Onodera movió ligeramente la cabeza hacia un lado, sorprendido. Pero sonrió, alegre.

-Entonces, ¿Usted es el padre? ¿Y cuáles son sus nombres?

-Esta de aquí.-Misaki miró a su hija. Observó sus tiernos ojos cerrados, y su blanca y delicada piel.-es Shizuko. Y él.-Esta vez miró al niño que sostenía Usagi-san, tranquilo.-es Keita.

-Son nombres son hermosos.-reconoció Onodera.-Y creo que Nagisa-kun  tiene cierto interés por ellos, dado que no los ha dejado de mirar.

-Bueno-Misaki rió.-de ahora en adelante, puede que vayan a ser muy buenos amigos.

 

-¡No es necesario que hables con Hana Mori!

Kisa Shouta intentaba convencer, sin mucho éxito, a Yukina Kou de que lo dejara. Le había confesado lo que la mujer había intentado hacerle, y para evitar problemas. Pero había obtenido lo contrario, más complicaciones.

-¿Por qué lo harías? ¿Eres tonto? ¿Acaso no sabes qué me puedo cuidar sólo? Dios, eres imposible.-lo tomó de los hombros, e intentó hacerlo reaccionar. -escúchame, Yukina. ¿Por qué demonios vas a ir a hablar con ella? ¿No confías en mí?

Kou lo quedó mirando, atónito. Cuando estuvo a punto de contestar, escuchó la puerta.

"Toc  toc"

Ambos se miraron, confusos. Yukina y Shouta se separaron, y el de cabellos negros abrió la puerta.

Era Hana Mori y Rin Mori.

-¿Huh? ¿Qué hacen aquí? ¿Cómo demonios han sabido dónde vivo?

-Recuerda el trabajo que hago…-susurró Hana. Se le notaba avergonzada.

-¿Quiénes son, Kisa-san?

-Ah…-Lo observó dudoso. Después de un "Bah" lo soltó.-Es de quien te he hablado antes…

-Ah.

Aunque Kisa había creído, por la reacción que había obtenido antes de Yukina, que iba a hacer algo precipitado, el hombre sólo sonrió, de manera congelada.

-Ya veo.

-Escuchen.-esta vez habló Rin, el increíblemente guapo hermano de Hana.-me vengo a disculpar por la conducta de mi hermana. Ella está comprometida, un matrimonio arreglado. Y desde eso se ha esforzado por seducir a cualquier hombre con el fin de que suspendan su matrimonio. Ella realmente está muy estresada, espero que la comprendan. Yo tampoco apoyo el que la obliguen a casarse, pero no he podido hacer nada más que dejarla vivir conmigo.

Kisa suspiró. ¿Así qué de eso se trataba?

La mujer sollozó. Cuando habló, se notó que lo hizo de manera sincera.

-Lo siento mucho, Kisa-san.-Esta vez no lo llamó "chan"- No suelo ser así, de hecho, odio usar este tipo de maquillaje y este tipo de ropa, pero pensé que si iba a su departamento podría seducir a alguien, he sido muy egoísta.  En todo caso, nadie cedió ante mis "encantos" debí haberte causado más problemas, puesto que tienes pareja.

-Ah…-Shouta enrojeció. Repentinamente recordó lo que le había dicho a Hana Mori: ¡Era mi NOVIO!" cuando la chica le había preguntado quien había llamado.

-Queríamos invitarlos a cenar, un día de estos, si les apetece.-Rin sonrió.

Yukina, que no había dicho nada hasta el momento, asintió.

-Claro, ¿Por qué no?

Shouta volteó los ojos. Yukina no podía ser más extraño. Sin embargo, de esa manera lo amaba. 

Notas finales:

Gracias por leer :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).