-¡Kisa-san! Ese hombre te quiere alejar de mi.-se quejó Yukina.
-No exageres las cosas...
Pero hasta Shouta había notado el extraño comportamiento de Rin Mori en el restaurante. Ahora, hasta su hermana parecía una especie de santa comparada con él. Está bien, Yukina tenía razón. Ese hombre tenía ojos que parecían estar locos por devorarlo, y eso le asustaba.
-No estoy exagerando, Kisa-san...
-...Tienes razón, ese hombre es raro. Pero no te preocupes, Yukina. No me dejaré seducir ni nada, ni que fuera... fácil.
-Ah.-se quejó este.-realmente me gustaría agarrar a Kisa-san a la cama con esposas para no dejarlo ir nunca...
-Ese... ese deseo es un tanto sádico.-replicó a rastras el editor.
Yukina sonrió, haciendo resplandecer toda la habitación.
-Lo sé, pero a veces en serio me gustaría tenerte conmigo todo el tiempo, y no dejarte ir nunca... ni cuando tengas trabajo, o debas hacer algo más. No quisiera dejarte ir.
Kisa se sonrojó de una manera elevada. Chistó y luego se dejó besar por Yukina, que lo había sorprendido posando sus labios contra él. Acarició lentamente su abdomen con sus grandes manos, y luego lamió suavemente su cuello, para provocarle estremecimiento.
-No te dejaré ir, recuérdalo, Kisa-san.
Shouta asintió. No sabía qué cosas haría él mismo después.
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Misaki Takahashi Observaba a sus dos hijos, Shizuko y Keita. Los bebés apenas tenían dos semanas de nacidos, y por el momento eran bastante tranquilos. Pero por lo que había oído, luego se volverían una especie de bestias enloquecidas que solo sabían llorar y gritar. Aunque por el momento, lo único que le brindaban sus hijos era paz interior.
Escuchó una puerta cerrarse, y supo enseguida que era Usagi-san. Cuando vio su silueta larga y su cabello plateado, se dejó caer dormido. El sueño lo estaba llamando hacía rato.
Cuando despertó, se llevó la sorpresa de ver a sus hijos mucho más grandes. Ambos muchachos lucían de unos quince años, y su padre no se veía por ningún lado.
-Eh, papá, despertaste.-saludó Shizuko, con una voz realmente femenina. Era hermosa, el cabello plateado le había crecido sorprendentemente largo, y los ojos violeta le daban un aire engreído. Vestía un vestido corto y fresco, y se veía animada. Su hermano, en cambio, no despegaba la mirada de un cuaderno sobre la mesa.
-¡Keita! ¡Papá despertó! Por lo menos saluda.
Misaki se sorprendió. Keita era como él a su edad de quince años. Se veía inesperadamente tierno, pero además tenía ese aire intelectual que sólo se encontraba en su hermano, Takahiro.
-¿Qué haces? -preguntó Misaki, aún sorprendido.
-Estudio, papá. Quiero tener el mejor promedio nuevamente.-sonrió este.
¿Mejor promedio? En eso si eran diferentes...
-¿Y tú Shizuko?
-Me alisto para una cita.-respondió sonriendo la chica.-Mi novio pasará por mí en unos momentos.
-¡Novio! ¿Novio? ¡No dejes que te toque!
-¿Que me toque?-replicó la chica, con una sonrisa un tanto sádica.-¿Hm? Él no me pondrá una mano encima. En cambio, yo...
Esa forma de ser, realmente le recordaba a Usagi-san.
-¿Y tú... Keita?-preguntó Misaki, intentando sostener su sonrisa.
-No me interesan cosas como esa.-respondió secamente.
Misaki se quiso dar cabezazos en la pared. ¿En qué clase de situación estaba?
-Vamos, gemelo mío.-rió Shizuko.-últimamente hay un chico que pregunta demasiado por ti...
¡¿Un chico?!
-¡Cállate! ¡N-No me interesa! Demonios...-se sonrojó este.
Y ahora Keita se parecía a Misaki.
-¡Niños! ¡No entiendo nada!-se quejó el padre.
-Misaki, despierta y así entenderás todo.-dijo su hija, pero con una voz profunda y varonil.
-¿Eh?
-¡Misaki! ya es hora de despertar, dormilón.-gruñó Keita.
...
A los minutos estaba abriendo los ojos y sollozando. Al parecer, todo había sido un largo y extraño sueño. Usagi-san lo miraba tiernamente, y le dio un beso fugaz.
-Usagi-san... No hagas eso cuando apenas estoy despertando.
-¿Hm? ¿Acaso preferirías que lo hiciera en otro momento?
-¡No me refiero a eso! Idiota... ¿Sabes? Tuve un sueño muy raro...
-¿Por qué?
-Keita y Shizuko ya eran adolescentes...
-¿De qué hablas? Pero si nuestro hijos ya tienen quince años.
-¡¿QUÉ?!
-Es broma, debiste ver tu cara.-Rió el novelista.
-Vamos...-Misaki le dedicó una mirada de reproche.
-Lo siento, Misaki.-Usami le rodeó la cintura con el brazo y le mordió la oreja suavemente.-ahora mismo te hago sentir mejor.
-No dije que quisiera eso.-se sonrojó el de cabello castaño.
-Sin embargo, tu cuerpo dice otra cosa.
-¡Deja de mal interpretar todo!
Usami sujetó ambas manos de su muchachito rebelde y lo depositó en la cama, para luego caer sobre él y abrazarlo suavemente.
-Realmente te amo.-susurró.
Misaki cerró los ojos, y sus mejillas se calentaron. No respondió nada, pero apretó fuertemente a Akihiko contra él.
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Hiro-san se espantó ante la pregunta que le había hecho su alumna.
-Profesor Kamijo... ¿Usted es gay?
Sora Yumiko miraba a su educador con los ojos como platos. Hiro-san no veía por donde escapar, sabía que no le podía mentir a Sora. En primer lugar, era una muchacha demasiado perspicaz, y por otro lado, ya había perdido la oportunidad de mentir. Sus mejillas rojas lo delataban, y sabía que si se atrevía a soltar una palabra, iba a titubear. Pero, ¿Qué problema había en que ella lo supiera? Después de todo, Sora era de confiar.
-N-No es que lo s-sea, s-solo t-terminé enamorándome p-por casualidad d-de un h-h-hombre.-dijo con mucho esfuerzo.
-Anda ya. ¿Es el activo o el pasivo? Pero ¡Wow! ¿Usted enamorado? ¡Eso es aún más asombroso! ¿Quién es el afortunado? ¿O tal vez desgraciado?-comenzó a reír la chica, que veía la oportunidad para molestar a su profesor. Sí Kamijo hubiera tenido un café, probablemente ahora lo estaría escupiendo. No conocía ese otro lado de la joven, la Sora de la que él sabía era tranquila y callada.
-Sora-san... Esto... ¿Qué sabes tú del tema?
Esta vez fue el turno de la muchacha de quedar congelada. Su sonrisa se transformó en un movimiento de labios forzado, y se quedó estática.
-Pues, verá. Uno debe leer de todo, ¿Verdad?
Kamijo frunció el ceño.
-¿Si? ¿Cómo qué autores?
-B-bueno. Tenía curiosidad... ¿Conoce a Usagi-sensei? Es un escritor de novelas BoysLove anónimo...
-¡¿Lees ese tipo de cosas?!
-¡Fue un accidente! Lo dejaron en mi bolsa un día en la librería, y yo me lo llevé a casa sin saberlo... lo leí y planeaba devolverlo...
-¡Sora!
-¡Yo guardaré su secreto si usted guarda el mío!-soltó la chica, que no quería perder su reputación de joven tranquila y callada. Los únicos que conocían su verdadera personalidad retorcida eran su novio y ahora su profesor. Hiro-san suspiró, y asintió con la cabeza.
-Está bien...
-¡Hiroki!
Ambos escucharon una voz masculina y alta. Era Usami Akihiko, que tenía rostro de parecer perdido.
-¡Pero si usted es ese hombre...!-exclamó Sora.
Ella lo recordaba perfectamente. Hacia unos meses, se lo había topado en su ciudad natal. Era un hombre que se veía sospechoso y desesperado, y le había preguntado mucho por hoteles baratos. Hasta parecía un pervertido. Pero ella, haciendo acopio de su buena voluntad, lo había llevado al hotel más cercano que conocía, y este se había ido incluso sin despedirse. Pero ahora que lo miraba bien... ¡Era Usami Akihiko! ¡El gran novelista!
-Vaya, pero si eres esa muchacha que me ayudó esa vez... Muchas gracias, no sabes la ayuda que me diste.-se inclinó el hombre.
-¡Sensei! ¡No hay necesidad de dar las gracias! No pensé que me recordaría...
Claro que el escritor la recordaba. Era la chica que lo había guiado hasta Misaki cuando Takahiro había osado llevárselo. Él le estaba eternamente agradecido.
-¿A qué viniste, Akihiko?-preguntó Kamijo con su tono de orgullo usual.
-Hay algunas personitas a las que quiero presentarte.-sonrió.-¿Quieres venir hoy a cenar?
-Lo siento... ya hice planes.-se disculpó, sabiendo que Nowaki lo esperaba en casa. Sora le dirigió una mirada sarcástica, y él refunfuñó.
-Ya veo... Entonces, debo volver. Nos vemos.-se despidió de ambos, y se retiró.
-Bueno, yo también me voy.-añadió Hiroki, levantándose y yéndose con la cabeza en alto.
Sora soltó una risita nerviosa. La verdad es que su profesor era bastante guapo, e imaginarlo haciendo "Ciertas cosas" No era nada difícil... ¿Quién sería su pareja? ¿Él sería el activo o el pasivo? Incógnitas aún sin respuesta, pero que la inspiraban para escribir su propia novela BoysLove. Después de todo, talento no le faltaba.
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Caminando por las oscuras calles solitarias, Takano Masamune pensaba en las palabras dichas por Kirishima-san. El hombre, al parecer, era un excelente padre, y a Yokozawa le caía bien esa muchachita llamada Hiyori. Se le alegró por su amigo, y reflexionó lo que había escuchado. Por nada del mundo dejaría ir a Nagisa-kun.
Cuando por fin llegó a su departamento, pudo escuchar los gritos de forcejeo desde el ascensor. Asustado, salió rápidamente del elevador y con asombro pudo notar que el sonido venía desde su hogar. Las palabras de Ritsu sonaban atropelladas, y el llanto de Nagi-kun era oído por todo el lugar. Los vecinos miraban ansiosos a través de sus puertas, rogando por un detalle que los hiciera sabedores de la situación. Takano avanzó rápidamente entre la multitud, y abrió la puerta de un tirón.
Adentro había un par de hombres, y a Ritsu se le veía discutiendo con ellos ferozmente. Sujetaba a su sobrino como si su vida dependiera de ello, y este lloraba, sin saber de la situación.
-¿Qué sucede aquí?-preguntó alzando la voz.
Onodera se percató de su presencia por primera vez, y le dirigió una mirada herida. Masamune reparó en que sus lágrimas aullaban por salir, pero se estaba conteniendo.
-Takano-san...-sollozó.
El hombre de ojos gatunos sintió como se le partía el corazón.
-¿Usted quién es?-preguntó uno de los hombres.
-Soy un amigo cercano de él.-mintió. Si revelaban su situación de pareja, probablemente se verían envueltos en un problema peor. -Quiero saber que sucede aquí.
-Bueno... Si usted es su amigo, ayúdelo. Le hemos dicho un montón de veces que nos debemos llevar a Nagisa-kun, pero él...
-¿Qué se lo deben llevar? ¿Por qué?
-B-bueno.-el hombre se veía intimidado por Masamune.-su madre biológica ha puesto una demanda, y mientras se ven todos los asuntos legales, debemos llevar al niño a un hogar de menores...
-¿Es qué acaso están locos? ¿Se les ha ocurrido pensar que haría un niño de dos años ahí? ¿Y la madre? No me hagan reír. Esa mujer no se veía apta para cuidar a un niño. ¿Y se lo quieren quitar a Ritsu? Dios... No saben como lo ha cuidado.-Takano-san se veía frustrado, y además se estaba exaltando.
-Señor, debería calmarse.
-Yo no necesito...
-Takano-san.-interrumpió Ritsu.-tranquilo.
Masamune tomó una larga bocanada de aire y luego suspiró.
-No me quiero ir.-sollozo Nagi-kun, con las lágrimas húmedas aún brillando en sus grandes ojos.-¿Por qué estas personas me quieren llevar?
Los hombres sintieron la tristeza del niño, que era demasiado pequeño para comprender en su totalidad la situación, pero que tenía claro el significado de "irse"
-Es una orden, del juez, ¿Sabe? No nos gusta esto, pero hasta que el juicio esté resuelto, no está en nuestras manos con quién se quede el niño. Sólo será por unos días, ¿No se lo dijimos? El juicio será llevado a cabo esta misma semana...
Takano tenía la mirada impasible, audaz. Ritsu evitaba a toda costa el derramar lágrimas, no quería llorar frente a Nagisa.
-Escuche, ya vimos cuanto atesoran a este niño... en el hogar de menores, tengo una amiga que lo va a cuidar perfectamente. No se preocupe. Además, si fueras un mal padre.-se dirigió a Onodera.-no habrías luchado tanto por no soltarlo. Pero si no coperas ahora, las cosas se podrían volver en tu contra.
-Ritsu...
-Ya entendí.-sollozó el editor de manga. Soltó a Nagisa-kun y lo depositó en el suelo.-Nagi, sé que esto no te gustará para nada... Pero ¿Sabes? debes ir un par de días a un lugar que está lleeeeno de niño para jugar. Serán como unas pequeñas vacaciones sólo para ti.
-¿Para mí? Mami y papi vienen conmigo, ¿Verdad?
El pequeño sujetó con sus pequeñas manos los dedos de los mayores, y los miró a ambos alternadamente, de manera inocente. Onodera observó con reproche a uno de los hombres y este añadió rápidamente.
-Puede recibir visitas...
-Ahí no se permiten adultos, es un lugar sólo para niños. Pero iremos cada día a verte, y a llevarte cosas deliciosas. No es así, ¿Takano-san?
El de cabellos oscuros tardó en reaccionar, pero luego asintió lentamente.
-Debes ser fuerte, Nagi. Y esperarnos tranquilamente. Ya vamos a ir a por ti, te lo prometo.
-¿En serio, en serio?-preguntó el niño bajando la cabeza.
-Yo nunca rompería una promesa hecha hacia a ti.-sonrió Onodera, esforzándose.
-Sí es así...
La despedida fue algo que conmovió a todos. Ritsu no quiso entrar en detalles cuando se lo contó a su madre, que estaba horrorizada "¿Cómo se atrevió esa p***a a hacer algo como eso?" Pero por lo menos sabía que la mujer que lo había dado a luz estaba de su lado, y eso era tremendamente bueno. Aunque, incluso si las posibilidades se veían múltiples, era casi imposible ser optimista.