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Un regalo inesperado. por Tomoyoka

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Notas del capitulo:

¡Hola chic@s! espero que les guste este nuevo capítulo n.n

-Shizuko-chan.-gruñó Misaki a su hija, al ver que la pequeña no despertaba.-Shizuko, es hora de que te levantes para ir a la escuela.

-¡No quiero!-se quejó la niña mientras tomaba sus sábanas y se cubría la cabeza con ellas. Misaki refunfuñó y le acarició la cabeza.

-¿Quieres que llame a tu padre?

-Él dejará que me quede aquí.

-Bueno... en eso tienes razón. Vamos, Keita ya está desayunando. Se reunirá con Nagisa-kun para que se vayan todos juntos a la escuela.

-Sólo arruinaré el ambiente...

-¿A qué te refieres? vamos. Si no lo haces, te quitaré todos tus mangas.

-¡¿Qué?! ¿mis mangas? no puedes hacer eso...

-Estás advertida.-dijo Misaki, sonriendo al ver una reacción de obediencia en su hija. Salió de la habitación para dale privacidad y la adolescente se levantó de mala gana. Se duchó rápidamente y vistió su uniforme, que al menos le gustaba. Con el cabello goteando se dirigió al salón, donde se sentó al lado de su hermano y se sirvió un tazón de cereales, todo con una expresión de muerte. Keita giró los ojos y al tiempo en que suspiraba fue a por el secador de cabello, tomando por sorpresa a Shizuko.

-Te vas a resfriar.

-No tengo tiempo para hacerlo, debo desayunar.

-Yo lo haré por ti.-murmuró el chico, conectando el aparato y secándole el cabello a su hermana. La niña se dejó hacer, pero sospechando de esa amable reacción.

Keita pensaba en Nagisa. Él le había dicho que tratara con más cuidado a su gemela, ya que al parecer, estaba pasando por una crisis emocional. "Tal vez no lo demuestre, pero se siente sola" le había dicho el de cabellos rojizo "por eso te molesta, está buscando una excusa para acercarse a ti" Keita en un principio había escuchado reacio tales sugerencias, pero luego notó los mismos síntomas que le había indicado su amigo en su hermana: Ojos tristes, actitud aún más egocéntrica de lo común. Por lo que, y tras dejar su orgullo de lado, decidió mimar a Shizuko.

-¿Estás trenzándolo? -preguntó la joven luego de sentir como su cabello era manejado por no unas muy delicadas manos.

-Eso intento...

Cuando terminó, Shizuko se miró en un espejo y estalló en una carcajada. Keita había dejado un desastre en su cabeza, por lo que solo se hizo una coleta. Luego de despedirse de sus padres, ambos niños salieron a la calle para encontrarse con Nagisa. El chico les ofreció una gran sonrisa, y además un helado a cada uno. Shizuko se llevó el de naranja, Nagi sabía que ella amaba ese sabor. Para Keita era de chocolate, y para él, de crema. Así los ánimos solo crecieron, y la adolescente logró olvidar su mal humor.

Pero eso duró hasta que se tuvo que separar de su amada familia e irse a su clase. Nagisa era dos años mayor que ellos, y Keita estaba en el salón "C" mientras que ella estaba en el salón "A". Al entrar, todos voltearon su mirada hacia ella, como siempre. ¿Qué esperaban de la hija de Usami Akihiko? por supuesto que la chica era muy guapa, aunque eso traía consecuencias. Ninguna mujer le hablaba, y los hombres se le acercaban demasiado. Tras un par de años de estar en el mismo salón, sus compañeros de clase habían aprendido que ella prefería estar sola. Pero aún habían algunos idiotas que no entendían.

-¡Usami-san!-exclamó un joven alto y sonriente,  Arima Shuu. Era la persona más insistente con ella, alguien realmente molesto. Incluso había hablado con Nagisa, preguntándole si eran novios.  Su "hermano mayor" hubiese dicho que si con gusto solo para que Arima no la molestara más, pero Keita observaba la situación con ojos inocentes, por lo que no había sido capaz de mentir. Por esa misma razón, Arima seguía hablándole como si nada.

-¿Cómo estás hoy, Usami-san?

-No me hables, estoy ocupada.

-¿Ocupada? pero si no haces nada...

-¡Shizuko!-escuchó una voz, que identificó enseguida. Era Nagisa, llamándola desde la puerta. Sostenía una bolsa de papel marrón y sonreía tranquilamente. Muchas chicas del salón giraron su cabeza solo para observarlo, y luego asesinaron con la mirada a Shizuko. La de cabellos plateados se levantó de buena gana y fue hasta donde estaba su amigo.

-¿Qué sucede, Nagi-kun?-preguntó dulcemente, sabiendo que sus compañeras se enojarían por el simple hecho de que ella podía llamarle por su nombre y el resto se conformaba con decirle "Onodera-san"

-Se te ha quedado tu almuerzo.-en realidad, Misaki se había molestado en hacer el almuerzo para los tres y Nagisa se había ofrecido a cargar el de Shizuko, dado que la muchacha llevaba un bolso muy pesado para meter más cosas.

-¡Gracias!-exclamó la joven, dándole un pequeño abrazo. Le divertía la reacción de las demás personas, y Nagisa lo sabía. Pero era como una hermana menor consentida, por lo que le permitía hacer todo lo que deseara. Además, Nagisa sabía que Shizuko conocía muy bien sus límites, y nunca haría algo que realmente lo enojara. Cómo decirle sobre sus sentimientos a Keita.

Nagisa siempre había sido un muchacho alegre y travieso, hasta que cumplió catorce años. Entonces dejó de hablar mucho con sus compañeros, y es que tenía sentimientos muy extraños recorriendo su interior. Una audaz Shizuko de doce años logró ver a través de él, y adivinar sus pensamientos.

-A ti te gusta mi hermano, ¿verdad?

El chico se había preparado para negarse, pero simplemente no pudo. La niña asintió con la cabeza y una resplandeciente sonrisa apareció en su rostro.

-¡Vale! yo te ayudaré con él, ¿está bien? ¡Así podremos ser familia de verdad!

Y a lo largo de los dos años que habían transcurrido Shizuko había hecho lo posible por cumplir su palabra, aunque a veces siendo demasiado obvia. Los dejaba a solas a propósito, se insinuaba ligeramente a Nagisa para provocar celos a su hermano, con resultados factibles. Alejaba a cualquier chica que se acercara a Keita en actitud coqueta, y lo mismo hacía con Nagisa. Por eso apreciaba enormemente a la adolescente. De hecho, era la única mujer que se había ganado un lugar en su corazón. No se sentía a gusto si ella estaba triste.

-¡Así que si viven juntos!-la voz de Arima lo sobresaltó. Giró los ojos y se preparó para tener una charla con el molesto hombre que no hacía nada más que irritar a Shizuko.

 

Mientras tanto, Keita deambulaba por la escuela en busca de Nagisa, o como última opción a su hermana. Tenía amigos en su clase, pero aún así prefería estar en compañía de su amigo de la infancia o de Shizuko. No los encontraba en ningún lado, por lo que decidió volver a su salón. En el camino vio una conmoción, muchos alumnos cuchicheaban y señalaban intentando ser disimulados. "Ambos son muy guapos... como la odio" "Debo reconocer que hacen muy buena pareja" Keita se acercó al centro del problema y lo que vio lo dejó con la boca abierta. Nagisa estaba en una posición muy cercana a Shizuko, algo complicada. Le costó entender lo que hacía, le estaba besando. Sólo veía su cabeza, y a su gemela con ojos sorprendidos. Sin pensar avanzó hacia ellos y se dio cuenta de que Nagisa había puesto su mano sobre sus bocas de forma en que todos pensaran que realmente se estaban besando, ¡pero no lo hacían! ¿qué significaba? al parecer sólo él se había dado cuenta. Confundido, volteó su mirada hacia todos lados hasta reconocer un rostro familiar, que se mostraba casi deformado. Era Arima Shuu, el principal pretendiente de su hermana.

"Ah, de seguro se ha hecho pasar por su novio para que el muy imbécil la deje de molestar"

Pero de pronto se dio cuenta de lo mucho que le molestaba la situación, y no sabía por qué. Cuando Nagisa se separó de Shizuko, dejándola con el rostro caliente y rojizo, exclamó con voz titubeante.

-P-por eso, no te le acerques más a... a mi... Shizuko.

Keita frunció el ceño. "Se está pasando con el teatro" pensó. Su corazón latía como loco, en una mezcla de furia y nerviosismo. Su cuerpo actuó antes que su cabeza cuando se dirigió a Nagisa y le tocó el hombro para luego sonreírle.

-¡Nagisa-kun! ¿Así que ahora estás saliendo con mi hermana?

-Keita...

-Vale, vale. Creo que debiste decirme antes, ¿no? ¡Ven! vamos a tener una charla de hombre a hombre.

Keita frunció el ceño y tomó de la muñeca al muchacho para arrastrarlo consigo. Antes de alejarse completamente pudo divisar los ojos culpables de Shizuko, tristes. Sin darse cuenta ya estaba en el baño de hombres, encerrado en una cabina junto a Keita. Era extraño, nunca lo había visto así.  Sus mejillas estaban mucho más rojas de lo común, y su expresión se veía contradictoria. De pronto, bajó la cabeza y con actitud avergonzada murmuró:

-Lo siento... no sé que me ha pasado.

Nagisa suspiró. Posó una mano en la pared, extendiendo su brazo para detener a Keita, que tenía intención de salir. Acercó su rostro hasta el cuello del muchacho y apoyó su cabeza en su hombro.

-Quédate conmigo, ¿quieres?

Keita no respondió nada, su pecho estaba agitado y su respiración estaba acelerada. Observó con los ojos entrecerrados como la boca de Nagisa se dirigía a sus labios, y luego sintió abrumado como se juntaban. La sensación de ese beso fue demasiado para él. La lengua de Nagisa de pronto estaba dentro de su boca, y se movía tan bien que lo dejaba sin respiración. Su cuerpo se estremecía haciéndose esclavo por completo de esos seductores labios. Nagisa depositó sus manos en las caderas de Keita, y lo atrajo aún más a él. Sus cuerpos comenzaban a calentarse de manera más fuerte, tal vez producto de la situación, o probablemente debido a los deseos acumulados. La pierna de Nagisa se posó en su entrepierna, provocándole un jadeo que no hubiese evitado soltar si su boca no hubiera estado ocupada. Por lo que sólo logró dejar salir un pequeño sollozo, avergonzándose. Nagisa, al escuchar ese sonido, soltó al muchacho. Lo tomó de la barbilla e hizo que lo mirara directamente a los ojos.

-Lo siento, no me pude contener.

Keita no respondió. Atrajo de nuevo a Nagisa y lo abrazó, posando su cabeza en el pecho del joven.

-Vamos lento, ¿está bien?

El de cabellos rojizos sonrió abiertamente. Su amor no consumado por fin estaba dando frutos, y eso lo alegraba enormemente. De hecho, estaba tan inmerso en su felicidad que se olvidó de Shizuko, quién había prometido volver con ellos a casa.

La joven no apareció en toda la tarde.

 

Notas finales:

 

El título de este capítulo significa "primer beso" está en latín, y lo puse en ese idioma para que no sea muy obvio e.e 

Bai bai, por ahora


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