-¡Hermano! ¡No lo hagas!
Misaki gritaba desgarradamente, mientras su hermano tiraba de su cintura, intentando meterlo en su auto.
Todo había sucedido de manera tan extraña, tan rápido.
Takahiro había descubierto a Misaki y Usami, desnudos, abrazados sobre el sofá. Sí los miraba detalladamente, era una visión bastante tierna. Pero las manchas blancas que decoraban el piso, y lo peligrosamente cerca que se encontraban sus cuerpos, lo había enfurecido. Sin pensarlo dos veces, comenzó a sacudir el brazo de Misaki, con intención de despertarlo.
-¡Hermano!-había gritado Misaki, despertando a Akihiko.
-¿Qué demonios hicieron ustedes dos?-espetó el sobre protector hermano. Obviamente no podían mentir.
-Takahiro...-murmuró Usami. Todos habían comprendido la gravedad de la situación.
-Misaki, ve ahora, y sin protestas, a ponerte ropa.
-¿Hermano?
-¡Ahora Misaki!
Misaki había mirado a su hermano con temor, obedientemente había subido a su habitación.
Escuchó los gritos provenientes de los dos adultos. Se llevó las manos a los oídos, intentando aislar todo. Se sentía culpable, de alguna manera. Por su culpa ahora su hermano y Usagi-san perderían una bella amistad de años. Pero, por primera vez en su vida, no pensaba en los demás. Pensaba en él, y en Usagi-san. Y en su dulce hijo. ¿Qué sería de ellos?
-¡No puede hacer esto!-exclamó, dando un puñetazo a la pared. Asumía que su hermano se lo llevaría, y estaba seguro de tener razón.
Se vistió rápidamente, apenas fijándose en lo que se ponía. Y bajó los escalones de dos en dos, provocando que se cayera.
-¡Tsk!-chistó. Usami y Takahiro lo miraron, preocupados. Misaki había caído de boca, golpeándose en pleno rostro.
-¡Misaki!-Akihiko había intentado acercarse, pero había sido bloqueado por Takahiro.
-Nos iremos ahora.
Misaki estaba ensimismado, pensando en si el golpe le haría daño al bebé. Creyó que eran los brazos de Usagi-san los que lo levantaban.
-Escucha, Misaki aún tiene diecinueve años, aún no cumple la mayoría de edad. Si haces algo, llamaré a la policía.
El escritor observó como alejaban a su muchachito rebelde de su persona. Pateó el sofá con furia, frunció el ceño. Encendió un cigarrillo e intentó pensar en algo.
Misaki, que ya había recuperado el habla, ahora intentaba con todas sus fuerzas el alejarse de su hermano, y no entrar al estúpido auto. Se retorcía, pero de un empujón Takahiro logró meterlo. Misaki lamentó ser tan débil.
-¡Es por tu bien!-le gritaba su hermano.
-¡No lo es! E-e-estoy, ¡Estoy embarazado!
Misaki se llevó las manos a la boca, arrepentido de haber dicho eso.
-Misaki, invéntate una excusa menos pobre.-fue lo único que respondió su hermano.
Le puso seguro al auto, y aprisionó a Misaki. El chico comenzó a llorar.
-Vamos, Misaki...
Pero el muchacho ya se había decidido a no dirigirle la palabra a su hermano. Se encontraba profundamente dolido.
Misaki se encontraba profundamente dormido para cuando habían llegado, por lo que Takahiro lo cargó hasta lo que sería su habitación, y lo acostó en la pequeña cama sin molestarse en desvestirlo, y ver el cuerpo, que según él, Akihiko había depravado.
-Hola...-Lo saludó Manami, su esposa. Miraba tristemente a Misaki.
-Hola.-Takahiro besó a la mujer de cabellos castaños.- ¿Qué te sucede? ¿Estás muy impactada por lo que te he contado por teléfono?
-Siento que Misaki-kun tiene un rostro sumamente triste...eso es todo.
-No los puedo dejar juntos.
-Parece que Misaki ama a Usami-san.
-Lo sé.
-Entonces, ¿Por qué los separas?
-Porque no le haría bien a Misaki el estar con él.
-¿Cómo puedes saberlo?
Takahiro se quedó en silencio.
-No lo sé...pero por favor, por ahora solo déjame pensar.
...
Misaki despertó en medio de la madrugada. Primero mantuvo los ojos muy cerrados, intentando reconocer el lugar donde estaba. Pero al no sentir el aroma de Usagi-san, abrió los ojos de golpe. No había sido un sueño, como él había creído.
Se llevó las manos al estómago y se comenzó a acariciar.
-Tranquilo bebé, pronto estás con tu papá.-susurró. Se levantó a ciegas y encendió la luz. Buscó su celular, pero como había creído, su hermano lo había despojado de todo medio de comunicación con el escritor. Por lo que se decidió a salir de la habitación, procurando dar pasos silenciosos. Como precaución no se había puesto los zapatos.
No le fue difícil lograr salir a la calle sin despertar a su hermano. El frío le daba de lleno en todo el cuerpo, y había comenzado a tiritar. Calculó que serían las tres de la mañana. Caminó a la una de las pocas tiendas que conocía, que resultaba ser de veinticuatro horas. Entró y revisó sus bolsillos. Tenía algunas monedas. Rápidamente se dirigió al teléfono público, y marcó los números que se sabía de memoria.
Después de algunos momentos escuchó como atendían.
-¡Usagi-san!-gritó.
-¿Misaki?
-S-soy yo, lamento mucho haberte despertado.
-Idiota, no es momento para disculparse, además no he dormido.
Misaki logró hacer una expresión preocupada. Usagi-san definitivamente necesitaba dormir. Tenía que trabajar en sus manuscritos, y ya estaba alcanzando la fecha límite.
-P-pero...
-No te preocupes. Escucha, Misaki. ¿Es un teléfono público?
-Así es...
-¿Takahiro te ha quitado el teléfono? Ya me lo esperaba...espera, ¿Tienes idea de la hora qué es?
-Algo así...
-¡Misaki!
-¡Era la única manera de comunicarme contigo!
El escritor suspiró.
-Hay que idear un plan.
-Mi hermano no me dejará marchar, mañana estará muy atento a mí, estoy seguro.
-Yo también lo estoy.
-Intenta convencerlo. Sí no lo logras, te iré a recoger.
-P-pero Usagi-san.
-No te preocupes, no dejaré que Takahiro nos separe. Ya vete a dormir, es peligroso andar sólo a tal hora. Te amo.
Misaki sintió vergüenza, por lo que solo asintió. Pero recordó que Usagi-san no lo podía ver, por lo que murmuró:
-Y-yo también...
Usagi sonrió al otro lado de la línea, y Misaki colgó, con el corazón acelerado.
Aún se sentía triste, pero tenía un vago sentimiento de esperanza.
Volvió tan silencioso como había salido e intentó conciliar el sueño, entre lágrimas, y sin mucho resultado.
Muy lejos del desconsolado muchacho, se encontraba Usami Akihiko. Aún pensaba en la pelea que había sostenido con la persona a la que antes podía llamar mejor amigo.
-¡No puedo creer que hayas hecho algo así, Akihiko!-Exclamaba Takahiro.
Usami se había sentado en el sofá y se había tapado con uno de los cojines, recordando que estaba desnudo.
-Yo no le veo el problema.-murmuró.
-¿No le ves el problema? ¿Acaso eres idiota?
-Puede ser.
-¿Es así? Entonces me llevaré a Misaki.
-¡¿Qué?! ¡Takahiro, no puedes hacer eso!
-Te he hecho reaccionar, ¿No? ¡Sí puedo! Y lo haré.
-No te lleves a Misaki.-suplicó el escritor.
-No tengo otra opción.
-¡Está a punto de cumplir la mayoría de edad!
-Por ahora sigue bajo mi custodia.-Una vez hubo dicho eso, escucharon como Misaki bajaba rápidamente las escaleras, y el sonido hueco de su caída.
Cuando vio como Misaki caía, pensó en su hijo. Y luego en revelarle a Takahiro sobre el embarazo, pero luego decidió que eso lo empeoraría más. Así que, había observado como alejaban a la persona mas amada para él de sus brazos.
-No puedo creer que lo dejé ir-Murmuró, mordiéndose el labio. Aguantando el dolor que conllevaba el estar lejos de su uke. Le faltaban sus enojos, sus reproches, sus besos. Maldijo, muy a su pesar, a Takahiro.
Ya de día, la familia Takahashi intentaba disfrutar un desayuno, tarea imposible, dado las miradas de tristeza que Misaki le dirigía a Takahiro.
-M-Misaki-kun, ¿Te gusta la comida?-preguntó Manami, en un intento de hacer desaparecer la tensión.
-Hm.-respondió Misaki, sin hacer uso de sus buenos modales, aunque no los había olvidado.
-Eso...-dijo la mujer, confundida por su respuesta.
-Me iré a trabajar.-interrumpió Takahiro.-Misaki, me entero de que...
-¿De qué? ¿Crees que intentaré escapar? No tengo dinero, o si no lo hubiera hecho anoche.-replicó Misaki, tajante.
Takahiro suspiró.
-Está bien.
-Yo también debo ir a trabajar.-dijo Manami.-adiós, Misaki-kun-Sonrió.
-Adiós.
Una vez se hubieron ido, Misaki se sintió realmente mal por lo que planeaba hacer.
-Lo siento, hermano.-murmuró. Y fue a su habitación.
Comenzó a revolver entre sus cosas, hasta que dio con el dinero suficiente para un viaje en tren. Suspiró. De verdad que no le quería robar a su hermano, pero dada las circunstancias, tenía que hacerlo.
Sin querer volteó una caja, curioso, vio el contenido.
Dentro de la caja, había un montón de papeles y fotos. Muchas de ellas eran de Takahiro y sus amigos, pero destacaban las imágenes en donde Usagi-san y su hermano compartían abrazos, y al escritor se le veía peligrosamente cerca de Takahiro. Misaki refunfuñó, pero algo le llamó la atención.
Era un papel algo arrugado. Desde lejos, pudo contemplar cómo cada letra había sido escrita de manera rápida y con trazos furiosos. Tomó el papel, e inevitablemente, comenzó a leerlo.
"No puedo evitar estos sentimientos por Akihiko.
Sé que tengo novia, sé que me casaré con ella, pero aún así, mi corazón no evita palpitar con fuerza cuando pienso en él.
¿Es qué estos sentimientos nunca se irán?"
Misaki miró la hoja con el corazón congelado. Su hermano... ¿Enamorado de Usagi-san?, Lo que el escritor había pensado no correspondido, ¿Era amor?
Y lo peor: Tal vez Takahiro seguía enamorado de Akihiko.
¿Qué haría Misaki sí fuera así?
Por el momento, intentaría volver a casa. Guardó todo donde debía, y fue hacia la estación de trenes, con el dinero robado y sin dar aviso a Usagi-san de que iría hasta allá.
Un solo pensamiento rondaba por su cabeza, ¿Y si el escritor escogía a su hermano? ¿Y sí lo dejaba solo?
Solo sabía una cosa: Definitivamente, dolería.