-Detente ¡detente!-Misaki lloriqueaba mientras el rubio hombre intentaba meterle mano.
-No puedo hacerlo, Misaki es muy lindo.
-¡No me llames por mi nombre de pila tan fácilmente!
-No intentes herir mis sentimientos, lo estas logrando muchacho.
-¡No me importa! ¡Muévete! ¡Le harás daño a mi bebé!
Su bebé. Su bebé. Esas palabras ocupaban más lugar en su cabeza incluso que el nombre de su amado. Su instinto de madre se había activado. Creía, no, estaba segurísimo, de que si seguía en esa situación su bebé terminaría dañado. Y por dios, eso no era lo que quería.
-Debes estar muy borracho para seguir diciendo esas idioteces. ¿Un hombre preñado? No me hagas reír. Tendré que deshacerme del licor que hay en tu cuerpo.
Haruka se inclinó y comenzó a succionar de los labios de Misaki, haciendo llorar al muchacho. Necesitaba a Usagi-san, firmaría un pacto con el diablo sólo para lograr verlo una fracción de segundo. Él le había prometido no dejarse tocar… ahora le estaba fallando al escritor. Tal era su anhelo por verlo, que cuando lo vio entrando a la habitación, creyó que era una ilusión.
-¡Aléjate de Misaki imbécil!
-¿Eh?
Usami, con un solo puñetazo, logró que Haruka cayera inconsciente.
…
Necesitaba correr, no, más bien necesitaba volar. ¿Dónde demonios se habría metido Misaki? Ya había pensado en un hotel, pero ¿Sería probable? Obviamente tenía que buscar por los lugares más baratos que hubiera, ya que el chico no tenía mucho dinero -o eso asumía-
Decidió usar su encanto. Usami Akihiko tenía encanto, y mucho. Pero solo cuando era conveniente. El resto del tiempo podía ser tan gruñón como quisiera, y nadie se lo reprocharía.
-Disculpa, joven.-se acercó a una muchacha, con aspecto inocente. Seguramente tendría unos veinticuatros años. La muchacha bajó la mirada inmediatamente.
-¿Sí?
-Me preguntaba sí sabías de hoteles baratos.
La chica se sonrojo, horrorizada.
-Pervertido.-murmuró.
Bien, había metido la pata.
-No es eso.-se apresuró a aclarar el escritor.-busco a una persona, por favor. ¿Eres de la zona? No hace falta que me lleves, solo dime como llegar.
La joven frunció el ceño. Parecía del tipo de chica a la que le gustaba estar sumida en libros, y no salir. Y especialmente no le gustaba hablar con extraños, aunque ese tipo parecía desesperado.
Ajustó su coleta y se arregló los lentes.
-Sí, soy de la zona. Y déjame decirte que este lugar es muy pequeño, solo hay un par de hoteles.
-¿cuál es el más cerca?
La joven le explicó cómo llegar, más sin embargo Usagi-san no entendía nada.
-¿Bien?-la chica enarcó una ceja.-Según tu cara de confundido, asumo que no has entendido nada. Yo te llevaré.
Usami no evitó sonreír.
-¡Gracias!
Y así fue como había logrado llegar. Sin despedirse, había corrido hecho un rayo hacia donde le había indicado el recepcionista. La joven se había encogido se hombros, y se había ido. Definitivamente no sabía la gran ayuda que le había brindado a nada menos que a su escritor favorito de novelas BoysLove, sin haberse percatado.
Usami solo pensaba en ver a su querido Misaki. Lo necesitaba y ya. Se frenó en seco cuando escuchó los gemidos. Alterado, prácticamente pateó la puerta. Sus ojos no lo podían engañar, algún imbécil estaba atacando a su muchacho. Sus puños actuaron antes que su cabeza.
-¡Usagi-san!-Misaki cayó de rodillas al piso, apoyándose en sus manos.-tenía, tanto miedo…
Sus brazos temblaban. Usami frunció el ceño, angustiado. Abrazó al chico por la espalda y lo atrajo hacia él.
-Misaki, lo siento tanto. No debí haberte dejado ir con Takahiro.
-Usagi-san…sí lo amas a él, yo…
-¿Eh?
El universitario se encontraba mareado. El alcohol aún retumbaba en su cabeza, y solo un pensamiento coherente rondaba por su mente.
-¿No me dejarás, verdad?
-¿De qué hablas?
Usami sentía su chaleco húmedo. Significaba que Misaki lloraba.
-Mi… hermano…
-¿Qué hay con Takahiro?
-Mi hermano tenía sentimientos por ti.-susurró.
El hombre parpadeó, perplejo. ¿Takahiro había estado enamorado de él?
-Imposible.
-¡No lo es! Encontré algo que escribió él… No es imposible…
-¿Misaki?
-Sí sientes algo por él… Usagi-san…
-¡No seas idiota! ¡Y deja de balbucear tanto!
-¿Huh?
-Misaki, ¿Cuándo entenderás que eres el único al que amo?
El muchacho se sonrojó. Usami hizo ademán de acercarse, cuando tocaron la puerta.
-¡Disculpen! Hemos escuchado ruidos extraños, y…
Se vieron interrumpidos por Usami Akihiko, que abrió la puerta inmediatamente.
-Sí, éste hombre se ha desmayado, creo que por falta de comida. Por favor ayúdenlo.
Entraron dos hombres, sorprendidos, y se llevaron a Haruka. Luego cerraron la puerta suavemente, intuyendo que los dos hombres trataban con un asunto delicado. Misaki suspiró con alivio.
-Usagi-san…
-Misaki, eres la única persona que amo. Siempre debes tenerlo en cuenta.
-Estoy mareado, me iré a la cama.-murmuró el chico, y se levantó.
-Espera.-dijo agarrándolo del brazo. -Es a ti a quien amo, no a Takahiro.
-No tienes porque repetirlo.
-Tienes que saberlo...eres la única persona capaz de influir en mis sentimientos. Él único al que amo.
El corazón del Misaki comenzó a latir fuertemente, ahora más consciente de las palabras que le dedicaba el escritor. Usami tiró del brazo del muchacho, y lo besó con fuerza.
-No permitiré que te alejen de mí de nuevo, jamás.-susurró.
-Usagi-san...
-Extrañaría hacer esto.-el escritor besó su cuello, y fue subiendo hasta llegar a la boca de Misaki, introduciendo su lengua. Recorrió la boca del muchacho y Misaki corroboró. Metió su mano bajo la chaqueta de Misaki, y comenzó a acariciarlo. Lo acorraló contra la pared de la habitación, y le bajó el cierre de la chaqueta, para luego quitársela. Se inclinó y comenzó a besar su pecho desnudo.
-U-Usagi-san.-jadeó el muchacho, y se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el piso con las piernas estiradas.
El escritor se colocó a gatas y comenzó a chupar los pezones del muchacho. A lamer y a chupar. Misaki se estremecía de placer, y acariciaba el cabello del escritor. Usami tomó de los hombros a su muchachito rebelde, y lo colocó bajo suyo, así quedando él sobre el joven. Mordió su oreja y luego lo besó en la boca, haciendo uso de toda su pasión. Exploró cada centímetro, impregnado su ADN por doquier. Le mordió y lamió el labio, provocando gemidos de parte de Misaki.
-Te amo.-le susurró Usami.
-Hm.-jadeó el chico.-Yo... yo también.
El escritor bajó hasta el miembro de Misaki. Primero acarició sobre la tela y luego desabrochó los dos botones que impedían el toque directo. Se deshizo de toda ropa y dejó al muchacho desnudo. Hacía algo de frío, mas sin embargo el calor que desprendían sus cuerpos los mantenía calientes.
-Mmhh...
Usami tomó el miembro del chico entre sus dedos y le dio una lamida. Luego de ver la excitante reacción del muchacho, comenzó a chupar, encendiendo el miembro del chico, que estaba erecto. Entonces, comenzó a masturbarlo mientras con sus dedos se abría paso hacia la entrada del muchacho.
-Hnn.-Misaki inhaló. Después de tanto tiempo, casi ni dolía.-Más...mas rápido.-suplicó.
El hombre lo complació con gusto, y añadió placer extra al chupar su miembro. Misaki alentó a Usami moviéndole un poco la cabeza, por inercia.
El hombre comenzó a desnudarse, mientras el chico observaba ruborizado su perfectamente esculpido cuerpo. Bajó la mirada y se mordió el labio. Una vez hubo terminado, tomó al muchacho de la barbilla y le plantó un suave beso en la boca.
-Eres mío.-le susurró.-nadie más podrá tocarte como yo te toco. No lo permitas, Misaki.
-S-sí...
El joven universitario rezongó cuando Usagi-san lo puso de rodillas, y lo afirmó fuertemente de la cadera, para poder penetrarlo. Lo hizo lentamente, y con delicadeza, temiendo lastimar al joven. Cuando entró en él, comenzó con las frenéticas embestidas. Se movía de adelante hacia atrás, con rápidos movimientos, mientras al mismo tiempo masturbaba al muchacho. Él chico movió sus caderas, buscando más placer.
Sintió una presión que lo oprimía. El semen estaba aullando por salir. El chico intentó aguantar, ya que siempre se corría primero. Pero le fue imposible. Terminó ensuciando las manos del escritor.
-Ah…-jadeó.-Lo siento mucho…
Usami aumentó el movimiento. Misaki se sentía tan bien. Aunque hubieran sido tan solo unos días, el estar separado de Usagi-san le había destrozado el corazón, y no quería volver a repetir esa situación, jamás. Se aseguraría de decirle con todo detalle a su hermano que no pensaba volver con él, y que no aceptaría lo contrario. La fuerza se apoderaba de él, dándole valentía.
Usami salió del muchacho, e intentó retomar la respiración. Misaki, ruborizado, inclinó la cabeza y tomó el miembro de Usagi-san entre sus dedos. Abrió la boca y cerró los ojos. Comenzó a chupar, provocándole al escritor un inminente cosquilleo por todo el cuerpo. Se corrió dentro de la boca del chico.
-¡Usagi-san!-Misaki se había visto obligado a tragar todo.
El escritor sonrió sensualmente, y tomó al muchacho de las axilas, para atraerlo hacia sí, y besarlo con pasión. Lo depositó sobre la cama, y con un último beso, lo abrazó con fuerza. Definitivamente no lo iba a dejar ir nuevamente.
Por la mañana, ambos decidieron que era hora de hablar con Takahiro. Cuando se estaban yendo del hotel, vieron al rubio doctor hablando con un empleado. Misaki se escondió tras su amado, y el hombre frunció el ceño, con furia.
-Escucha, idiota.-le dijo una vez se quedaron solos-te vuelves a acercar a Misaki, y prometo que te haré la vida imposible.
-Tsk, ¿Sabes con quién estás hablando? Soy un reconocido doctor, no me puedes ganar.
Usami sonrió, enarcando una ceja.
-¿Y sabes quién soy yo? El gran escritor Usami Akihiko. Ahora, vuelvo a repetir, sí no quieres problemas, desaparece de mi vista en este instante.
El hombre bajó la mirada, y chistó.
-En todo caso, ya me iba…
-Misaki, vamos a hablar con Takahiro.
-Si…
Cuando llegaron al hogar del sobreprotector hermano de Misaki, se encontraron al hombre en la calle, mirando hacia todos lados. Parecía no haber dormido mucho, ya que sus ojeras lo delataban. Cuando vio a Misaki soltó un grito, y corrió a sus brazos.
-¡Misaki! ¿Dónde estabas?
El chico se esforzó por no corresponderle.
-Hermano, necesitamos hablar.
Takahiro logró componer un rostro preocupado, y entraron a la casa.
-Escucha, no quiero estar aquí, quiero estar con Usagi-san. -dijo firmemente Misaki, y entrelazó sus manos con el escritor, para asombro de su hermano.
-Misaki…
-Estoy a punto de cumplir la mayoría de edad, Hermano, por favor…
-Takahiro, se razonable.-pidió Usami.
-Además, sí Usagi-san no hubiera llegado, quizás que me habría sucedido…
-¿Eh?
-Atacaron a Misaki.-informó Usami, mordiéndose el labio.
-¡¿Qué?!
-Y Usagi-san me salvó, por lo tanto… por favor…
Takahiro se llevó una mano a la cabeza.
-Bien, supongo que acabas de demostrar que estás mejor con él.
-No es eso…
-Misaki, se feliz.-Takahiro sonrió débilmente.-Ahora, Sí le haces algún daño a Misaki, ten por seguro que no habrá una segunda oportunidad.-dijo, dirigiendo su mirada a el escritor.
-Sabes que no lo haré.
Misaki sonreía radiante. Abrazó a su hermano por última vez, y luego fue con Usami hasta la estación de tren. Juntos, y sin soltarse las manos, iniciaron el camino hasta casa.