Aun no me atrevía a pensar qué responder, cuando Minho entraba a escena. Digamos que la situación no era de las mejores. Tenía al tipo tan cerca que solo era cosa de segundos para que me besara.
-¿Taemin qué estás haciendo?
Preguntó el recién llegado, obviamente advirtiendo la situación. En mi estado de estupefacción solo atiné a alejarme del sujeto que no conocía y miré a Minho casi como un "no te das cuenta idiota".
-Con que ya vinieron a rescatarte, princesa.
El tipo más que asustado parecía emocionado. ¿Habré encontrado al hermano diabólico de Minho?
-Taemin, ¿No vas a responder?
La bestia Minho, volvió a atacar. ¡Por Dios! ¿Qué podría decirle? Sabes que estoy en una extraña pero fascinante relación de "no somos amigos, pero tampoco desconocidos”. Con el ser más apetecido de esta universidad. Así que lo siento no puedo corresponderte".
-¡Oh Minho! No te preocupes. No tenemos que apurar a nuestro Taemin. Solo esperaré el día en que se decepcione de ti. ¿Sabes que no soy el único?
Minho lo miró casi como si el tipo fuera un insecto al que en cualquier momento aplastaría sin el más mínimo remordimiento. En tanto el sujeto se puso realmente serio y se preparó para rematar.
-Así que apresúrate y libéralo.
Tomó sus pertenencias y antes de salir se volvió para mirarme.
-Taemin, piensa en mí.
Abrió la puerta y salió.
Minho seguía parado sin decir nada, y yo sentado tratando de asimilar lo que había ocurrido. Repasemos, un tipo vino se declaró mientras comenzaba a decir cosas que no entendí del todo y se fue dejándome con una curiosidad que abastece mi cuota anual.
-¿Cómo lo conoces?
Al parecer no tendría que escuchar mis propios pensamientos, sino que ahora era la fase de interrogación, suspiré y procedí a contestar.
-Soy su ayudante.
-Desde ahora dejarás de serlo.
Su voz se había vuelto oscura y demandante. Su cara no reflejaba ningún tipo de emoción. Ese no era el idiota de siempre.
-No puedo.
Me miró tan amenazante que un pequeño escalofrió me recorrió.
-¿Por qué?
-Soy becado, debe devolver lo que gastan en mí. Además debes comprender que no haré lo que me digas.
Se acercó dónde estaba, agarro mi mano y me levantó hacia donde estaba, para abrazarme.
-Taemin, no quiero que me dejes.
Era como un niño en su primer día de escuela, agarrándose de su madre para que no lo dejara junto a esas malvadas maestras.
-Esto solo lo diré una vez así que escucha, no sé qué provocó que de pronto sea algo como un triángulo amoroso lleno de chicos. Siempre pensé que serias tú la discordia en toda esta historia.- Respiré.-Pero déjame decirte que por ahora eres el único ser humano al que puedo soportar cerca.
Minho profundizó el abrazo.
-¿Qué te hizo?
Aun no me mostraba su cara, de hecho seguía enterrado en mi cuello.
-Nada, estuvo a punto de besarme pero no lo hizo.
De pronto y sin que lo advirtiera, nos estábamos besando. Minho tenía mi cintura firmemente agarrada y su lengua recorría cada centímetro de la mía, si nuestro primer beso fue intenso este lo sobrepaso por kilómetros. Su mano comenzó a escabullirse por debajo de mi suéter tocándome directamente. Dios si alguien se atreve a entrar será mi fin moralmente hablando. Pero aun sabiéndolo no podía empujarlo ya estaba lo demasiado excitado y parar no era un opción en mi mente.
-¿Quieres saber porque a aquel tipo le gustas?
Seguía besándome casi sin respirar.
-Yo...no...lo sé.
Pude decir finalmente creyendo que en el proceso se me iba la vida.
-No pregunte eso.
“¿Quieres saber porque a aquel tipo le gustas?” mi mente volvió a procesar la pregunta inicial.
-No me interesa.
Por fin pude alejarme de él.
-Taemin deberías ser consciente de ti mismo. Así que la mejor respuesta es sí.
-No me interesa.
Volví a repetir.
-TAEMIN- elevó la voz. -Estoy tan celoso, por favor dame la sensación de que por una vez haces lo que te pido.
En cualquier momento me daba un ataque de risa que nadie controlaría, vamos que en todo este tiempo nada sale como quiero y todo por culpa del príncipe.
-Haz lo que quieras.
Me llevó por toda la universidad hasta la salida. Por más que preguntaba no decía nada, solo me subió a su auto y partimos a un lugar que no conocía.
Llegamos a una tienda extraña, extraña para mí que no tenía el maldito hábito de ir de compras.
- No elijas nada, yo lo haré por ti-
No me dio tiempo de responder cuando una de las dependientas se acercó a hablar con él.
Por mi parte me fui alejando y comencé a mirar todo lo que había. Dios esto excedía mi presupuesto de un año, no de una década.
- Yo creo que mejor nos vamos-
Le dije a la bestia Minho, pero él no hacia ningún ademán por sacarnos de ahí.
-Toma, pruébate esto- me ignoró mientras me pasaba una chaquetas y una par de jeans.
- Quiero irme- me rebelé.
- No te irás hasta que te los pruebes y elijamos-
Me miró desafiante.
-¿Qué pasa si no lo hago?- repliqué.
- Aquí mismo te doy un beso que nadie de esta maldita tienda olvidará- Sonrió perversamente para agregar- ¡Ah! y cariño, los dos sabemos que te harás muy popular después de eso-
Agarré lo que tenía en la mano y me metí a un probador. Si es con esa motivación no podía negarme. Comencé el proceso de quitar y poner. Después de un tiempo le grité que estaba listo.
-Si estás listo sale, quiero verte-
Dios jugar a los modelitos me iba a costar 5 años de mi vida.
-Si, si ya voy-
Minho no dijo nada, solo me quedo mirando
-Te diste cuenta que esto no es para mi verdad, te dije que no era buena idea trae...- antes de que me diera cuenta estaba de vuelta en el probador con Minho abrazándome.
-¿Hasta cuándo me harás esperar?-
-¿Qué? ¡Estás loco!, suéltame-
-Tae, quédate conmigo.- Me abrazaba aún más fuerte.
-Maldición Minho, te dije que no me iría, ¡ahora suéltame!.- Y como si la iluminación divina lo hubiera tocado, me soltó.
- Tae-
-¿Qué pasó?, Dios nunca pensé que fuera posible pero, estas actuando demasiado extraño - me miró.
-Ese tipo, no te acerques a él. Estoy tan malditamente celoso.
-Te dije que eso no era posible, pero si te sirve de algo tratare de no quedarme a solas con el- traté de negociar.
-Voy a decirle a todo el maldito mundo que eres mío.
-Estas completamente loco, vamos tu familia no aceptará que tengas un "novio".
-Así que somos novios- me sonrió
-Por algo lo dije entre comillas.- Me atrapó.
-Hoy ve a la fiesta de Key, estaré esperándote.
-No iré- me volví a rebelar.
-Tae, mi Tae. Estaré esperándote, siempre-
Me besó tan delicadamente que sentía como parte de la determinación “no te acerques a la bestia” se desvanecía en el proceso.
***
Aun me debatía si la decisión de ir, habría sido la mejor. Intuía que si me quedaba en casa la bestia Minho no lo dejaría pasar por el resto de mi vida.
Al llegar me percate que la casa de Key era enorme. Tanto así que ocupaba casi una cuadra entera.
¡Solo era gente con dinero!
Toqué el timbre y una de las sirvientas del lugar me atendió. Entré e inmediatamente busqué al señorito voluntarioso. Solo me encontré con Key que me miraba. Se acercó a mí.
-Taemin ¿Buscas a Minho?- Preguntó lo obvio.
-Supongo, ¿Lo has visto?
-Si- volvió a sonreír - Sube está en el segundo piso, primera puerta a la derecha.
-Gracias.
Fui donde me indicaba, encontré la dichosa puerta. La abrí.
Por un instante el mundo dejó de girar, y de pronto recordé por qué no debía acercarme a él ¿No lo dije? La bestia Minho me destrozaría completamente. No es solo cosa de ser adivino, estaba en su naturaleza. Todo lo que temía, figuraba frente a mí, teniendo mi humanidad como único espectador.
¿De qué hablo?, pues fácil. Minho con una chica rubia estaban besándose como si no hubiese un mañana.
De alguna forma, mi presencia fue advertida por los dos.
-Lamento molestar.
Fue simple, traté de que mi cara no reflejara que mi corazón se quería salir de mi pecho. Cerré la puerta y bajé lo más rápido que pude.
-Taemin, ¿Lo encontraste?- La mano de Key me detuvo.
-Tú lo sabias ¿cierto?
-Ven acompáñame, no es el lugar para hacer un escándalo- Así como estábamos me llevó fuera.
-No entiendo- Admití.
-Taemin.- Me miró.- Minho es así. Un idiota, te lastima sin que lo sepas cada vez que puede. No quería que te hundieras más en esto.
Supongo que esa no era la primera vez. Y yo que me debatía entre él y mí sentido común. Esto me enseñará a nunca menospreciarlo.
Sonó mi teléfono, era Minho.
-¿Qué vas a hacer?- Lo miré un breve instante.
-Desaparecer.
Continuará...