Me considero una persona bastante normal. Me gusta el helado de chocolate, las matemáticas (a lo mejor eso no es tan normal), las galletas con chips. Una taza gigante de café por las mañanas, dormir hasta tarde un sábado y al parecer también había adquirido el gusto por esfumarme.
***
Algunos años después.
Lo de “desaparecer” fue una cosa bastante real. Me las arregle para que me dieran en tiempo récord una pasantía de intercambio. Y me fui a otro país a estudiar, debo aclarar que en el proceso no fui más a la universidad, después de todo tenía el apoyo de quien menos me lo esperaba.
La verdad es que no se si Minho intentó buscarme, cambié mi número y solo me comunicaba por correo. Solo dos personas sabían mi paradero, uno de ellos era el profesor Kwan, ya que como cosa del destino me había ido a vivir con su hijo a Londres.
Pero debía volver, no quería, pero debía hacerlo.
El vuelo salía a la medianoche y nada se me hacía más desalentador que volver donde prácticamente estaba él. Si es verdad aun no lo superaba pero me decía a mí mismo que ya no era el Taemin de ese tiempo.
***
Después de desempacar y recuperarme del jet lag. Me fui a la universidad. Lo que me reconfortaba era que a esa altura Minho ya se habría graduado y podría prolongar el reencuentro hasta el infinito.
Debía presentarme, a primera hora, ante el profesor Kwan quien me daría las instrucciones para continuar siendo su ayudante.
Nada había cambiado y eso era lo que más perturbaba.
El pasillo seguía siendo un largo camino y como siempre se me hacía interminable.
-¡TAEMIN!- escuche un grito e inmediatamente me di la vuelta, mientras veía como Key se acercaba a mí. No sacaba nada con correr, percibía que ese chico era un hueso duro de roer. En fin de alguna u otra forma estaba aliviado que no fuera Minho. Por lo tanto me quede esperándolo. Al acercarse, levanto su mano y me golpeo.
-¿?- Puse mi mano en la mejilla.
-¿Dónde has estado, maldito?- Fue lo primero que salió de su boca y la verdad no entendía nada. -Te hemos buscado por todos los malditos lugares, nadie, ni siquiera tu familia, sabia de ti.- Se dio un tiempo para respirar -Y si no fuera por el profesor Kwan, ni siquiera sabría que hoy estarías aquí.- finalizó.
Lo acepto, estaba sorprendido. No, más que eso, impactado.
-Hola, ¿yo? he estado muy bien, Key.- Traté de iniciar algo. -Ahora ¿a qué se debe la grata bienvenida?
-Tú- Se acercó -Has cambiado bastante- Me miró de pies a cabeza. Si teñir mi pelo de negro y perforarme algunas parte de mi cuerpo era “cambiar bastante” pues si lo había hecho.
-Y supongo que no es por eso que me gané un golpe.
-No, claro que no.- Hizo una pausa –Desapareciste.- Repitió.
-Eso ya lo hemos dejado en claro.
-Minho, él, nosotros te buscamos.- Aún no entendía hacia dónde iba esta conversación.
-Key, habla claro.- Encendí un cigarrillo.
-¿Ahora también fumas?- Me miró sorprendido.
-Y también puedo comer, dormir y respirar -puse un segundo el cigarro en mi boca y aspiré. - Termina.
-Debes hablar con Minho, nada de lo que pasó esa noche fue su culpa.- se quedó pensando lo que venía -Fue mi culpa, yo puse a esa chica en la habitación. Fue toda mi culpa.- Dijo casi con desesperación.
¿Qué demonios había pasado en mi ausencia?
-Eso no fue tu culpa- Me lleve nuevamente el cigarro a la boca - Pudiste haber encerrado a la misma Gisele Bündchen y no pasar nada. Si lo permite es su responsabilidad.
-Tú debes verlo.- Dijo con convicción.
-No lo haré y tú tampoco le dirás que he vuelto.
-¡NO LE VOY A MENTIR!- Me gritó.
-Nadie habló de mentira, solo omite.- Lo miré directamente- Me lo debes.
-No puedo hacerle eso.
-Si te pregunta, puedes decirle lo que quieras. Mientras eso no pase, no le digas nada.- Apagué lo que quedaba del cigarro. -Por cierto ¿No te habías graduado?
-No, Minho y yo vamos en el mismo año que tú.- Me corrigió. -Cuando estábamos en secundaria, fuimos estudiar a EE.UU. Es una larga historia, pero para resumir. Nos atrasamos algunos años.
-Eso quiere decir…
-Que Minho y yo seguimos en la Universidad.- término de completar lo que ya me temía.
-Dios.- Y pensar que mi idea de felicidad estaba siendo lentamente arrancada. -Debo irme.
-¿Vas a volver a desaparecer?
-No sería una mala idea.
-¡NO PUEDES!- Volvió al griterío.
-Key, cálmate, pareces una chica histérica.- Respiré- Aunque quisiera, no podría irme. Al menos no inmediatamente.
Comencé a caminar dejando solo al histérico, mientras la pregunta inicial volvía a mi cabeza.
¿Qué demonios había sucedido?
***
Toqué la puerta y esperé el “pase” para poder entrar. Este llegó unos minutos más tarde.
-Profesor si me necesita, no me haga esperar.
-Taemin.- Se llevó la mano a su cabello. -Te queda bien.
-¿Me llamó solamente para decirme lo bien que me veo?
-No.- Suspiró. -Te has vuelto insoportable.
-Por favor, no siga, me hará sonrojar. - Quise prender otro cigarro.
-Aquí no puedes matarte. Apaga eso. -Obedecí. El siguió hablando.- Empecemos.
Me dijo todo lo que necesitaba saber sobre el asunto de las ayudantías. La verdad es que no había variado tanto. Solo era enseñar, a los nuevos niños, lo maravillosas y poco traicioneras que eran las matemáticas.
De pronto se abrió violentamente la puerta.
-Kwan, lamento llegar tar…
Si, era Minho.
Y no podía creer mi mala suerte, tomando en cuenta que este era solo mi primer día.
Continuará...