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EN LA LUZ Y EN LA OSCURIDAD por Sangre Samurai

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Notas del capitulo:

Ann revela parte de su verdadera naturaleza.

Loki se salva por poco y ahora, finalmente, todos saben de su relación con Thor.

Regresaría al atardecer... eso había dicho y su palabra era su ley. Así que los nervios no tenían ninguna razón de ser... pero estaba muy nervioso desde el instante que Thor se despidió de él. Debía ser, se dijo a sí mismo, que fue porque Thor se despidió con todo su amor de siempre y él no le hizo mucho caso, aunque le repitió hasta el cansancio que no estaba enfadado, que todo estaba bien... la verdad era que si estaba enojado con el mayor por el asunto ese de su adorable mujercita.

Pero se propuso recompensar a su amante apenas regresara... Necesitaba despejarse y recuperar un poco su alegría de vivir, esa que le habían robado ocho años atrás.

La legión de asistentes a su servicio y sus eternos guardias, no le dejarían ni un solo instante, tal era la indicación del Príncipe Thor, que lo cuidaba con exageración y ahí estaban, igual que su sombra apenas asomó un poco la cabeza. Por momentos le dio la impresión de que era más un prisionero y un esclavo de lo que su amado lo había sido alguna vez.

Así que decidió no quedarse dentro de la alcoba, como había sido su primer impulso y hacer las cosas que le gustaban, además de leer. Después de desayunar, se aseó y se vistió con una túnica púrpura y un cinturón dorado cuajado de joyas. Se miró al espejo con vanidad y no pudo evitar un suspiro, deseaba poder sorprender a su amante usando sus trajes asgardianos, pero no mientras su piel fuera azul.

-Deseo montar por el bosque- le dijo a sus guardias.

De inmediato su hermoso caballo negro sería enjaezado para que el jotun paseara. Toda aquella inmediata disposición, el cumplimento del menor de sus caprichos al instante y la constante adulación de su servidumbre, en especial de las damas, que repetían con admiración sublimes adjetivos sobre su negro cabello largo y enjoyado, o sobre la tersura de su piel, o sobre el exquisito gusto de las joyas que portaba, todo eso le estaba gustando demasiado... Podía pecar de soberbio y vanidoso, pero se sentía muy bien ser adorado después de tantos años de ser maltratado y menospreciado por sus propios padres.

Anneke lo vió salir seguido de toda su corte, sus guardias, sus servidores, sus asistentes... Aborreció su porte principesco y su apariencia exótica, estaba segura que eran esas cualidades las que habían alejado a su esposo de su lado, estaba segura que lo que había visto la noche anterior solo era una especie de encaprichamiento por la curiosidad que era un Jotun en Asgard.

Desconociendo la historia entre los dos, podía creer todo, menos que existiera amor. Pero ya no quiso llorar, sentía un creciente odio por el amante y por el infiel... por la burla y el desprecio del que estaba siendo objeto y eso se clavaba en su alma, picando su orgullo latente.

-Háganlo...- ordenó con voz suave y firme.

Loki galopaba feliz, el aire fresco de la mañana, el viento en el rostro y sobre todo, el amor que lo llenaba parecían la justa recompensa a todas sus desventuras antiguas. No supo en que momento dejó atrás a los guardias o el motivo por el que se habían rezagado... detuvo a su cabalgadura casi al borde del lago, donde desmontó y le permitió descansar y beber agua... El paisaje era absolutamente maravilloso, las verdes montañas, el apacible azul del lago... el cielo de Asgard... tierras fértiles y generosas que no se parecían a las heladas tundras de Jotunheim. Pensó en Thor, en como con paciencia y perseverancia día con día le demostraba cuanto lo amaba, suspiró enamorado… también él le correspondía intensamente.

El corcel negro piafó nervioso… sacando a Loki de su ensoñación.

Oteó el aire con desconfianza... el silencio absoluto, incluyendo los cantos de los pájaros no presagiaba nada bueno. Siguiendo su intuición intentó alejarse de campo descubierto, entre los árboles del bosque podía esconderse mejor y esperar a sus guardias. Mientras intentaba calmar el nerviosismo del caballo.

Un silbido agudo rompió el aire, Loki se alertó, pero casi de inmediato su hermoso corcel cayó al suelo, derribado por una certera flecha en el cuello que le mató en pocos instantes.

Comenzó a correr rumbo a la espesura, un frío sobrenatural se sintió en el ambiente… un frío que el jotun conocía de sobra: Cerca de él había gigantes de hielo… y al parecer, ninguno tenía intenciones amistosas con el hijo de su Rey.

No veía a nadie, pero estaba seguro que le seguían... que le pisaban los talones y que su vida estaba en riesgo... sin montura para escapar con rapidez y aún sin encontrar a sus guardias, Loki comenzó a entrar en pánico... el corazón le saltaba con violencia dentro del pecho y la respiración era rápida y agitada... un dolor intenso se clavó en su pierza izquierda, obligándolo a aullar de dolor y a claudicar en su loca carrera...

-¡Le dí, Milady! ¿Debo matarlo ahora?

-¡No! No le maten... no merece el alivio de una muerte tan rápida y piadosa... oblíguenlo a seguir corriendo...

Los ojos de fuego descubrieron a sus atacantes... no daba crédito a lo que estaba observando. Se concentró en la herida de su pierna, debía extraer la flecha y continuar huyendo, pero no como su presa de caza, tal y como deseaban... sino que era necesario salir de su vista de inmediato.

-¿Dónde está? ¿Dónde se metió ese maldito monstruo?

-Cuidado como te refieres a un gigante de hielo, mujer...

La comitiva era variada: Dos Jötnar de castas inferiores, deducido por su tamaño considerablemente menor a la de otros gigantes de hielo, al menos una docena de Elfos de Luz y trolls… eso era lo que alcanzaba a contar... Los elfos llevaban consigo sus prodigiosos arcos, cuya proverbial puntería los convertía en cazadores casi infalibles.

-Aquí hay sangre, Milady...

-¡Búsquenlo! ¡Búsquenlo ahora! No pudo desaparecer el maldito...

-Su naturaleza de hielo lo hará fácil de rastrear...

El gigante tenía razón, era absolutamente vulnerable… de la misma forma que él supo de la presencia Jötnar, ellos podían saber de él… necesitaba recordar como usar su magia y pronto...

***

Thor se detuvo por un par de minutos en una de las calles de la ciudad dorada, solicitó a una vendedora que le mostrara algunas cadenas de oro y piedras preciosas... quería regalarle algo a Loki cuando se encontraran juntos en la cama. Amaba su sonrisa de niño pequeño al agregar una joya más a su ya amplia colección y lucirla sobre su cuello para que Thor lo besara y mordiera a su gusto. Además, sería una buena manera de reconciliarse, ya que por supuesto, el rubio no quería pasar un instante más distanciado de su amor.

Al no decidirse por alguna en especial, las compró todas... y sonriente, regresó a su comitiva para llegar a Valhalla. Se sentía algo cansado y apaleado por la incursión de ese día, pero le hacía ilusión llegar y ser confortado por el dueño de su corazón.

-Alteza... la Reina lo solicita con urgencia- exclamó un heraldo, que apuraba a los guerreros a regresar- Ha ocurrido una desgracia.

-¿Es sobre Loki?- preguntó el rubio, palideciendo.

-Si, Alteza... el señor Loki salió esta mañana a pasear y no ha regresado... Sus guardias... sus servidoras y sus asistentes fueron hallados asesinados en el bosque...

Un grito desgarrador salió de la garganta del Dios del Trueno, quien de inmediato acudió con su madre tan solo para corroborar lo que ya había escuchado.

-No es posible, madre... no es posible que no le permitan a Loki vivir en paz... ¿Cuál ha sido su pecado? ¿Acaso es que está destinado a sufrir?

-Búscalo, hijo mío... búscalo... el corazón me dice que aún vive… que está en algún rincón del bosque... quizá herido y con miedo... esperando por ti…

Thor asintió, y se dispuso a salir nuevamente. De reojo, sus ojos de zafiro descubrieron a Anneke, quien con una mirada de altivez que no recordaba haberle visto antes, escuchaba su conversación con la Reina mientras esperaba, aparentemente tranquila, que su esposo decidiera al fin, ir hasta ella y hablar sobre sus asuntos pendientes.

Pero Thor no estaba de momento dispuesto para discutir, era mucho más urgente salir al bosque y recorrerlo centímetro a centímetro hasta encontrar a Loki. Y olvidando su hambre y su cansancio, encabezó a un nuevo contingente de guerreros que le ayudarían a buscar.

La mirada de la muchacha se ensombreció, al verlo partir sin dirigirle una sola palabra. Reconoció que a pesar de todo, en su corazón, aún amaba al Dios del Trueno y se resistía a perderlo... se resistía a dejar su lugar.

-Maldito Jotun- murmuró, mientras rabiosas lágrimas recorrían sus blancas mejillas- Maldito seas porque has logrado arrebatarme el cariño de mi esposo... ¡Pero no me rendiré con facilidad, lo juro! Nadie sabe de que es capaz una mujer por defender su casa, su honor y a su esposo...

Las huellas junto al lago eran lo bastante claras para alarmar al corazón del hijo de Odín, el ojo experto del cazador que lo acompañaba descifraba cada rama doblada, cada hierba pisada y cada minúscula pista aparentemente invisible para el resto. Pero las noticias que daba al Dios del trueno eran malas... siguió la huella del caballo de Loki, se internó en el bosque y no tardó en encontrar el cadáver del magnífico animal.

-¡Oh, por todo lo eterno! ¿Y Loki?- exclamó el rubio, palideciendo al observar las manchas de sangre seca que se alejaban del equino.

-Está herido... camina con dificultad, probablemente arrastra la pierna izquierda...

Las pesquisas prosiguieron y varias horas después, dieron con otro hallazgo nada agradable: Cinco cadáveres más, pertenecientes a cuatro elfos y a un troll… Thor no sabía que pensar... ¿Quiénes eran aquellos que intentaron hacerle daño? ¿Era contra Loki o era contra alguien más? ¿Era contra Asgard o contra Jotunheim?

-Fueron atacados ¿Con que clase de arma?- preguntó, revisando los cuerpos destrozados y ensangrentados.

-Fue el ataque de una fiera... es difícil precisar, pero hay huellas y desgarres producidos por mordiscos... y por garras... fue una muerte lenta y dolorosa...

-Oh… Loki…- murmuró Thor, cerrando los ojos, estremeciéndose ante la posibilidad de una tragedia. Si los atacantes habían sido sorprendidos por una enorme fiera, entonces no quería ni siquiera imaginar la suerte de su adoración... solo, herido quizá y perseguido doblemente.

Antes del anochecer, los guerreros avisaron que era prudente suspender la búsqueda hasta contar nuevamente con la luz del sol, pero el cazador avisó al rubio que se hallaban cerca de la madriguera de la fiera… que se trataba de un enorme Lobo y a juzgar por su aspecto, se encontraba herido y asustado, lo que lo convertía en una terrible amenaza si no era exterminado pronto. El lobo, además, había dejado restos de los ropajes de los elfos y trolls que había atacado, muy cerca de sí… por lo que no dejaba lugar a dudas de su peligrosidad.

-Si esa fiera le hizo daño a Loki... ¡Preparen las ballestas!- ordenó a sus guardias.

En efecto, el lobo se hallaba refugiado en su madriguera... era un enorme macho plateado, de ojos inyectados de sangre y hocico espumeante. Jadeaba y gruñía como si sufriera de un cruel dolor... el instinto le avisó de la cercanía de los asgardianos y alzó la cabeza, oteando con las puntiagudas orejas y mostrando los dientes con ferocidad.

-Está en la mira, Príncipe Thor… a su indicación le traspasaré el corazón...

-Primero debo asegurarme que Loki no está cerca.

Thor levantó la mano... cuando la bajara, sellaría el destino de la bestia. El Lobo sin embargo, no dejó su actitud amenazante, clavando sus ojos sangrientos en los de zafiro que le miraban con odio... entonces fue cuando creyó ver en ellos un brillo de inteligencia, una súplica y un mensaje a un tiempo.

-¡Esperen! No hagan nada...- dijo el rubio, extendiendo su diestra hacia el animal, quien de inmediato arriscó el hocio espumeante, provocando que nuevamente los guardias apuntaran sus ballestas hacia él- ¡Basta!- gritó Thor, imperando que bajaran las armas y sin dejar de mirar al lobo, así como sin dejar de aproximarse con imprudente actitud- No te harán daño... ¿Lo comprendes?... Bien mío, yo te reconozco... Te reconozco en esta fiera herida... nadie te hará daño...

-Príncipe... tenga cuidado…

-No pasa nada... Corazón mío... nadie te dañará... soy yo... yo... ¿Me reconoces, Loki?

La mención de su nombre causó un estremecimiento en el animal, quien gruñó y se quejó como si un dolor muy grande lo aquejara. Una intensa luz verde, que cegó momentáneamente a todos se desprendió del cuerpo y Thor corrió para abrazarle, sin importarle el riesgo que corría y sin interesarle como la sangre que manchaba la plateada piel manchara también sus finos ropajes.

Una forma aesir fue la que dejó en su lugar el lobo, y al reconocerle, los guardias se apresuraron a solicitar los caballos para transportar al herido Dios del Caos.

-¡Pronto! ¡Pronto!- imperaban, acercándose a la pareja.

-Yo le llevaré- respondió Thor, cubriendolo con su capa y levantando en brazos a Loki. Revoleó su martillo para regresar a Valhalla.

***

Loki abrió los ojos sintiéndose descansado y fuerte. No estaba en el cuarto de sanación, sino en su propia alcoba... poco a poco los sucesos del día anterior llegaron a su mente. Recordó la herida en su pierna izquierda y la movió un poco solo para confirmar que, aunque curada, aún sentía dolor.

-Hey, ten cuidado... la herida es grande... tardará un poco en sanar.

Loki volvió su mirada hacia el otro lado, donde la voz de Thor le hizo sonreír. El príncipe regresaba a su lado tras hablar un poco con los guardias y cazadores, que continuaban buscando a los culpables del ataque.

-Hey, grandote... Me reconociste... arriesgaste tu vida al acercarte mientras tenía una forma de fiera... con sus instintos... pude hacerte daño ¿Lo sabes?

-El amor que nos une es más fuerte. Tú no me harías daño alguno y yo te reconocería bajo cualquier forma que tomes...

Thor se acercó y besó los labios del jotun, quien se sentó un poco sobre su lecho para brindarle mejor sus caricias. Entonces se dio cuenta que no traía puesta camisa y que su piel no era del azul peculiar a los jotun... sino que estaba en su forma asgardiana completa... lo que le provocó una exclamación de júbilo.

-¿Desde cuando estoy así?

-Desde anoche, cuando dejaste de ser Lobo...

Loki reflejó su felicidad. Así era como mejor se sentía, sin los complejos que le causaba sentirse un gigante de hielo de baja casta. Aunque Thor le repitiera hasta el cansancio que lo amaba igual, el pelinegro no disimulaba cuanto le gustaba no parecer un jotun.

-Te amo, Thor...- le repetía en voz bajita- Te amo...

-Dime algo, mi amor... ¿Quién te atacó? ¿Puedes decirme en estos momentos cualquier dato que me ayude a dar con el o los culpables? Te juro que este daño no se quedará sin cobro... ¡Nadie se atreverá siquiera a mirarte sin mi permiso de aquí en adelante!

-Esa parte es aún muy confusa...- mintió Loki, maravillado de sentirse la piel sin tatuajes y los ojos verdes reflejados en los azules de Thor- Apenas recuerde algo te lo diré...

-Espero que pronto puedas recordar... no quiero forzarte, pero es importante toda la información que puedas darme.

-Yo... me siento algo cansado...

Esa frase bastó para que el rubio ordenara a todos dejarlos a solas. Loki volvió a acostarse e intentar dormir. En parte porque en realidad necesitaba descansar y en parte porque ya no quería ser interrogado.

-Dormiré a tus pies- le dijo Thor, acariciando cariñosamente su larga melena oscura- Como cuando era tu esclavo...

-Eso no...

-Te juro que no me importa...

-Pero a mí sí... duerme a mi lado.

-¿Es una orden?

-Sí lo es... es una orden...

Fue casi de madrugada cuando Thor por fin concilió el sueño, cansado por la búsqueda y más que nada, por la posibilidad vivida de perder a su adoración. Loki fingía dormir entre sus brazos y cuando sintió que finalmente el rubio se abandonaba al descanso profundo, bajó lentamente del lecho, procurando no despertar a su compañero y echándose una bata encima, salió decidido fuera de la alcoba.

Sabía exactamente a donde ir y donde lo esperaban... era algo que sentía dentro de su cabeza. Ni siquiera el dolor en la herida le hubiese detenido por acudir a esa cita.

Ella lo miró con sus ojos color miel llenos de desdén. Esperaba burlarse de un jotun de piel azul, de ojos rojos… conocía los complejos del amante de Thor y pensaba aprovecharse de ellos. Pero a cambio, apareció un elegante y atractivo varón de ojos verdes, cabello negro y piel nívea. Alto y estilizado, que caminaba con firmeza y miraba con soberbia...

-Así que te transformaste en Lobo y así... asesinaste a mis guerreros, Laufeyson...

-Así que ahora te revelas como eres, es mejor que pasar por una dulce dama.

- No me afectan tus palabras, Thor es mi esposo todavía y no pienso renunciar a él.

-Me alegra tenerte por rival fuerte, Ann... confieso que me dabas algo de lástima y ahora, que casi me asesinas... veo que puedo enviarte a Hel sin remordimientos.

-Aún no sabes de lo que soy capaz... pero de la misma forma entérate que no te tendré piedad... eres un asqueroso jotun, repulsivo y frío... Thor se cansará de ti muy pronto.

Loki sintió el deseo de responderle con un insulto similar al que acababa de recibir. ¿Él era repulsivo? ¿Acaso no había visto el aspecto de su padre? ¿Y qué tal si tenía un hijo con cara y cuerpo de troll? Sacudió la cabeza, también sería un hijo de Thor y troll o no... no soportaba la idea de que Thor tuviese un hijo con nadie.

-Me parece que muy cansado está... pero no como tú deseas.

-Despídete de tu amante... Thor es mi esposo y no lo perderé, lucharé por conservar su amor y por nuestro matrimonio, Thor te repudiará. Y no me digas que no te he advertido.

Ann le dio la espalda a Loki y regresó a sus habitaciones, dejando al jotun pensativo y sorprendido. Por supuesto que vió claramente a la mujer que comandaba el ataque: Se trataba de Ann de Asgard, la esposa de Thor... ella mandaba a los trolls y a los elfos, ella pactaba con los gigantes de hielo por su cabeza y casi la conseguía de no haber sido por su habilidad para transformarse.

Ahora, ambos se reconocían abiertamente como fuertes adversarios...

***

Thor ni siquiera sospechó de la salida de Loki en la madrugada, al despertar lo encontró acurrucado a su lado, apacible y relajado. Conservando su aspecto asgardiano. Era bueno saberlo, no le importaba mucho, pero a Loki si… así que procuraría halagarlo un poco más pero sin exagerar, para que no pensara que su aspecto jotun le desagradaba.

Se bañó, se cambió y al regresar, Loki ya le esperaba despierto.

-¿Dónde será la reunión?

-En la sala privada de mi Padre.

-¿Qué le dirás a Ann?

-Procuraré no decir nada... no deseo parecer grosero con ella.

-Ella se ha portado bien siempre contigo...

-Si, Loki… ha sido dulce y paciente. Pero hay cosas que no tienen solución... como ya te dije, apenas salí en tu búsqueda ella corrió a quejarse con Padre, no sé que tanto sepa y que tanto hable, así que debo acudir a esta cita y esperar lo peor.

Thor lo miró con ternura, sabía que estaba celoso y que prefería no decir nada más, guardaba silencio por orgullo. Fue hasta él y le dio un beso en la frente, acariciando su mejilla.

-No tardes... por favor...

-Loki... aunque tú no estés presente debes saber que mis pensamientos siempre son para ti... eres lo último que desean ver mis ojos antes de dormir y lo primero que anhelo ver al despertar... eres lo único por lo que cabalga mi sangre y late mi corazón. Nada hay en los nueve mundos que me haga olvidarte un segundo...

La reunión de la que hablaban había sido convocada por Padre de Todo, un poco cansado de notar como la armonía de la joven pareja era una completa falsedad. Aunque no lo aceptaron ninguno de los dos, se les notaba a las leguas... sobre todo en las horas de convivencia familiar y como todo lo que proviniera de la sangre gobernante de Asgard, afectaba políticamente a los nueve reinos… su Soberano había decidido intervenir.

Ann se presentó vestida de blanco, con su cabellera hermosamente trenzada y usando el mínimo de joyas, como símbolo de humildad.

Thor se presentó solo, Frigga evitó acudir y Odín solo atestiguaría lo que ahí se hablara sin intervenir en su papel de regente de Asgard, estaba ahí como padre y suegro de la pareja.

-Ann de Asgard, habla ahora. Habla sobre las inconformidades que tengas sobre tu marido... estamos solos, ustedes son mis hijos y yo soy su Padre, para mí no hay nada oculto y el amor que los unía ya no puedo percibirlo... es urgente hablar con la verdad e intentar conciliar sus diferencias, por graves que sean.

La joven Princesa miró al rey con precaución y luego, fijó sus ojos de miel en su esposo. Thor le dijo con voz tranquila, que hablara, que dijera lo que sentía y nada más.

-Thor Odinson ha sido siempre un esposo modelo, amable y fiel, Padre de Todo. Nunca nada falta en mi casa, nunca lo vi tener deslices ni siquiera por diversión...- comenzó a decir la dama- Siempre es cauteloso con mi corazón, siempre cuida de mí... no tengo motivos de queja, señor... Yo no tengo ningún motivo de mal hacia él... tan solo mi amor, devoción y fidelidad que juré como esposa y que mantengo con firmeza, porque sé cuan limpios son mis sentimientos.

Thor se ruborizó al escucharla.

-Hijo mío... ahora quiero escuchar lo que tú tengas que decir…

-No tengo nada que decir...

-No puedo creerte, Thor. No cuando todo Valhalla y muy pronto toda Asgard estará llena de rumores acerca de tu infidelidad... debes decírmelo, no eres cualquiera, no eres un anónimo ciudadano... eres el heredero y se te juzga severamente, cada paso que das, cada acción de tu vida pública y privada pesan... Si tienes una amante, esta es tu oportunidad de decirlo o de corroborarlo. Tu esposa lo sospecha, ella me lo ha dicho antes de entrar tú... así que habla.

El rubio aún no quiso hablar, sentía respeto por la que había sido su esposa por tres años. Desconociendo sus acciones contra Loki, no quería verla lastimada.

-No hay nada que decir, padre... lo repito.

-Pero tienes un amante. Di su nombre sin miedo, querido esposo. Puedes confesar ante tu padre quien es el culpable de que tu corazón se encuentre frío hacia mí, que tanto te amo. Di su nombre o lo diré yo.

-Ann... no debieras nombrarlo.

-¡Diles quien es el causante de mi dolor! Tu amante, dices que me respetas y solo me has lastimado de la peor manera… insultándome, humillándome, trayendo a vivir a nuestra casa a tu amante.

Breve y reseca fue su presencia, pero Thor juzgó suficiente con lo que sabían. No lo iban a obligar a nombrar a Loki, no lo iban a forzar a decir que sí, que era su amante y que estaba en su casa por su voluntad... Ann continuaba soltando la boca, ella sola labraba su desgracia y su dolor, porque él no se afectaba en lo más mínimo, ni el amor que sentía por Loki cambiaría.

-¿Es verdad lo que tu esposa dice, Thor? ¿A quién no debe nombrar?

-Si Ann sabe algo, que ella se lo diga.

Notas finales:

Comparto con ustedes este fic porque me sentía en deuda.

Pero ahora realmente lo amo.. es lo mejor que he escrito.

Gracias por leer.


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