La joven pelirroja estaba al punto del éxtasis, aquella lengua lasciva dentro de su intimidad, devorándola, humedeciéndola, tocando con maestría los puntos más sensibles que habían permanecido adormecidos por un largo tiempo... Un esposo viejo no tenía los ímpetus de un amante joven, ni la experiencia de los siglos en el amor... y ella requería de ambos: juventud y lujuria... estaba deseosa y no había tenido ningún remordimiento en ir a meterse a la alcoba y a la cama del elegante y soberbio Jotun que era el invitado de su marido, pero que antes, años atrás, había sido su amante ocasional.
Y aún recordaba sus encuentros llenos de sexo apasionado.
Loki le estaba regalando la vivencia del placer, de sentir sus manos frías y acariciantes recorrerla por entero, de sentirse invadida por su atrevida forma de hacerle sexo oral… y por todos los infiernos de Hell... no veía la hora de que la poseyera por completo.
-Entra en mí... entra en mí ya... ¡Hazlo!- rogaba, mordiéndose las manos con delirio...
-Sería muy bueno, Tara…- gimió el jotun, deteniéndose solo un instante de su labor- Que tomaras tu forma verdadera para hacerlo...
-¡Estás loco! ¿Por qué habría de hacer tal cosa? ¿Para que me mates, como a mi princesa?
-Por placer... ¿No te atrae ese peligro? Te aseguro que tu princesa murió feliz... Tu naturaleza de fuego y la mía de hielo... ¡Son fuegos artificiales! Toma tu forma… Tara...
La esposa del Shamán pareció pensarlo detenidamente. Pero si en esos momentos estaba disfrutando, el recuerdo de disfrutar con su forma verdadera le hizo arder las entrañas...
-Aquí no hay más demonio que tú, Loki Laufeyson...
Y en un instante, la hermosa joven de cabellos rojos, Tara, esposa de Sharkosh, se transformó en una especie de demonio, un ser de piel rojiza, de ojos amarillos, de largos cabellos blancos... era un gigante de fuego y era también un cambia-formas. Loki lo conocía en sus dos personalidades y al igual que la primera vez, lo sedujo para lograr obtener información privilegiada...
-No me digas que no te gusta... que no sientes placer...- le dijo, mientras arremetía con fuerza al ser de fuego, haciendo presente su toque helado y logrando que al contacto los dos sintieran una corriente eléctrica llena de dolor y de una sensación que era igual a beber una droga extasiante...- ¿Me querías dentro? ¡Pues aquí me tienes! ¡Siénteme!
-Eres un maldito... sabes cuanto me enloqueces...- respondió el demonio, con voz gutural y jadeante.
-¿Y tu noble esposo sabe que en realidad está casado con un demonio?
-No te atrevas a delatarme... también yo sé muchos secretos sobre ti... secretos que no te dejarían bien parado ante el Dios del Trueno...
-¿En serio?- preguntó Loki, encajando su miembro lo mas profundamente que pudo en la parte trasera del ser de fuego- ¿Le creerá al gigante de fuego que lo engañó con un gigante de hielo? ¿Qué le hizo creer que era una dulce dama, cuando entró llena de lujuria a una cama ajena? ¿Arriesgarías tu felicidad con tu esposo como has arriesgado la vida ambicionando las minas de uru?
-Yo no envié a ningún demonio, a ningún gigante de fuego... En Cimmeria no hay nada calcinado, mi querido trozo de hielo... Tú lo deberías saber mejor que yo...
-¿No fue tu poder? ¿Quién tuvo esa osadía entonces? Dímelo dulzura...
Las confesiones y el sexo fueron interrumpidos por los inequívocos ruidos de la aldaba de la puerta. Tara regresó a su forma de muchacha, asustada ante el riesgo de ser sorprendida en plena infidelidad. Loki también se cubrió a toda prisa.
-¿Qué hacemos?- preguntó, con evidentes movimientos nerviosos.
-Tranquila... te enviaré a tu alcoba... De algo sirve mi magia.
Loki hizo un ademán y Tara desapareció.
Sharkosh entró entonces, observando con algo de curiosidad ciertos vapores que aún no se dispersaban del todo, ni cierto perfume a azúcar quemada en el aire... Loki se veía agitado, sus ojos rojos estaban dilatados y su cabello pegado en mechones sudorosos a su cuello...
-¿Hay algo malo, Loki?- preguntó el Shamán, seguido de sus ayudantes, guardias y emisarios del Rey Frey.
-Practicaba magia... eso me ocupa energía, mi señor...
-¡Oh, no me digas mi señor! Iguales somos, en fuerza... quizá eres más poderoso que yo en magia, pero no en capacidades... Además, servimos al mismo Rey... peleamos la misma guerra y ahora, aliamos nuestros esfuerzos en su beneficio...
-Cierto es- respondió el Jotun, haciendo un leve inclinación de su cabeza.- ¿Y a qué debo tu visita? ¿Me necesita el Rey?
Hablaron sobre los últimos informes llegados del campo de batalla, y sobre las noticias de Cimmeria y sus ejércitos... Acordaron estrategias para hacerlas llegar a los generales y también hablaron sobre ciertos hechizos de resistencia para las tropas.
Después, cuando degustaban una taza de té frente al fuego, Sharkosh informó que dos emisarios más habían llegado ese día, y tenía dos paquetes que entregarle.
-¿A mí?- preguntó el jotun, enarcando la ceja.
-Ahh, mi bella esposa...- suspiró Sharkosh, accediendo a que Tara, quien fingía inocencia y se hacía la recién llegada se uniera a la conversación- Ven para que atestigüemos el momento en que nuestro invitado abra los regalos que los dos generales le han enviado.
Tara se sentó haciendo ademanes cariñosos a su esposo, dirigió a Loki una elocuente mirada de complicidad y después, puso su atención a los dos paquetes que le fueron presentados... según el Shamán, dos emisarios de los campos de batalla trajeron los paquetes, los dos iban dirigidos a Laufeyson... uno provenía de Volff, el otro provenía de Thor.
Los guerreros, como generales de los ejércitos vanir, seguían luchando brazo a brazo, hombro a hombro, juntos por el bien del Rey Frey... pero también corrían una loca y desesperada carrera por reconquistar el corazón del de Jotunheim... los dos no le olvidaban… y aquellos regalos eran una muestra.
-Abre primero este... tiene una envoltura brillante y un hermoso lazo de seda...- dijo Tara, entregando la tarjeta que venía adjunta- ¿De quién es?
-De Volff...- respondió Loki, abriéndolo y encontrando un estuche de terciopelo. Su contenido era espectacular: Un grueso torsal de oro, con varias gemas incrustradas. El vanir conocía el amor que los Jötnar tenían por las joyas, por los adornos... y Loki no ostentaba ninguno desde que lo conocía, así pues su regalo era tan valioso como bello y significativo... el Jotun lo vió y lo sostuvo entre sus dedos... sonrió enternecido y después lo devolvió al estuche.
-Volff ha ganado fortuna con su valor y sus servicios, el pago de nuestro soberano es generoso... pero ha gastado en ti una gran cantidad... debe amarte mucho...
-Lo sé, Sharkosh...
-Abre ahora el de Thor...- agregó Tara- para el hijo de Odín diez joyas como esta no significan nada en sus bolsillos... seguro te ha enviado algo que opaca el brillo de estas gemas... ¡ábrelo, Loki! Muero de curiosidad.
El hechicero accedió, haciendo a un lado el estuche de terciopelo y guardando dentro la tarjeta, en la que leía las reiteradas protestas de amor por parte del valiente guerrero, así como su esperanza en lograr que el obsequio fuese de su agrado y allanara un poco el camino de su corazón.
Tomó el siguiente regalo y lo desenvolvió... era un papel más sencillo, sin brillos y sin adornos, algo típico de Thor, que muy poco cuidaba delicadezas como aquellas. Una simple caja de madera de sándalo, sin grabar, aunque ricamente perfumada con los aceites naturales de origen. Dentro estaba un delicado y transparente velo de seda, de color blanco... también estaban dos espigas de trigo maduro.
-¿Qué significan estos presentes tan simples? Un trozo de tela… unos cuantos granos que quizá estaban dentro de la caja al guardar ese velo... O el príncipe tiene muy poca imaginación o es un avaro…- rió el Shamán, bromeando amistosamente.
-Tal vez tengan un significado más allá del costo en oro... ¿No es así Loki?
-Puede ser...- murmuró, tomando con visible emoción la prenda, sintiendo su suavidad con la yema de sus dedos y después, llevándola a los labios para besarla tiernamente, mientras los ojos de fuego se llenaban de lágrimas contenidas. Guardó el velo, y puso encima, no sin antes depositar también un beso en cada una de las espigas de trigo.
Era sencillo ver a quien pertenecía el corazón de aquel gigante de hielo. Loki no pudo ocultar la emoción que aquellos presentes le causaba. Era sencillo también adivinar la enorme complicidad que existía con el rubio y el enorme grado de ventaja que le llevaba a Volff... Lo que era inexplicable todavía, consistía en enterarse porqué se le negaba, porqué insistía en estar alejado de Thor, cuando su presencia sin duda estimularía su lucha y lo empujaría a actos todavía más heroicos y contundentes.
***
-Dime porqué te han emocionado tanto estos simples artículos, Loki... porqué parece que desprecias la magnífica joya que Volff te ha obsequiado.
-¿Quieres saberlo, Tara?- sonrió el pelinegro, guardando ambos obsequios en su armario, mientras Sharkosh se despedía dejando a su inquieta esposa saciar su curiosidad.
-Me matan las ganas de saberlo...- replicó en tono travieso, mientras besaba al Shamán en la mejilla, prometiendo alcanzarle en sus habitaciones apenas Loki terminara su relato. El mago se fue confiado, dejandola junto a su dama de compañía.
-Te lo diré- dijo Loki, bajando de nuevo el obsequio del rubio y abriéndolo, dejando a las dos damas presentes con un gesto de inmensa curiosidad, acomodándose sobre la cama para escuchar mejor- Es tan sencillo como esto: No son regalos... son promesas.
-¿Promesas?
-Promesas, si... el cofre de sándalo… de madera preciosa, simboliza su promesa de darme un hogar...
-¿Thor te promete darte un hogar con ese obsequio?
-Son costumbres asgardianas muy antiguas... casi sagradas...
-¿Y que significa el velo?- dijo Tara, tomando la prenda con delicadeza.
-Darme amparo... protección, no pasar nunca inclemencias... arroparme… y el trigo, por supuesto, significa que traerá abundancia a nuestro hogar. Trigo con el que se hace el pan, pan sobre nuestra mesa… amor, pan y calor...
-Loki es lo más precioso que he escuchado jamás... Thor te propone unir su vida a la tuya.
-Así es... lo ha propuesto. Sin menospreciar los esfuerzos de mi querido Volff, bien puedes ver que lo que Thor me dice sobrepasa mis sueños y mis ambiciones.
-¿Y tú lo amas, Loki?
-Debo aceptarlo... Lo amo con todas las fuerzas de mi ser.
-Pero hay un detalle que no te explica... Thor está casado… bien casado... el día de mi boda te despreció cuando su esposa llegó. ¿Thor te ha explicado como salvará ese pequeño obstáculo?
-Por eso estoy aquí y no a su lado, querida... por ese solo detalle. Pero sí... hay una historia muy interesante para eso.
- Pues quiero escuchar esa historia, si no es buena, entonces son promesas vacías... desperdicias tu talento, querido, en un tipo casado.
-Mis talentos ambicionan más que eso, Tara ¿No lo has notado?
Tara sonrió, haciendo una pausa en la charla para solicitar a su dama de compañía, que bajara hasta las cocinas y subiera con ciertos dulces para comerlos mientras conversaban. La dama, que más quería seguir escuchando que cumplir con el encargo de su señora, se resistió un poco, pero no tuvo más opción que acudir. Tara calculó que disponían de una hora al menos de privacidad, antes de que la servidora volviera.
Estaba decidida a ganar la voluntad de Loki esa noche.
-Podrías, si quieres, reconquistar tus influencias en Jotunheim y dominar la ruta de transporte del uru... Después de todo, serías ideal para negociar, pues conoces a tu gente... sabrías darnos ventajas...
-¿Cómo sería eso? Traicionar a mi raza... ¿Qué tendría que hacer?
-¡Sabía que conservabas tu ambición, querido Jotun!- rió Tara, volviéndo a acercarse insinuante para sentarse en las piernas de Loki y enlazarle los brazos al cuello- Me diste esa impresión hace unas horas... antes que el viejo nos interrumpiera...
-Veo que tampoco tu sed de placer quedó saciada...
-Ayúdame, Loki... a controlar el paso de las rutas de uru por Vanaheim... Ayúdame y serás bien recompensado...
-Puedo hacerlo si conviene a mis intereses...- rió el otro malignamente, mientras comenzaba una nueva sesión de besos con la joven, o con el demonio de fuego en su forma femenina.
-Me tendrías a mí en primer lugar... y conmigo un porcentaje de uru que nos daría riquezas increíbles... poder... influencias... sobre todo, podríamos incluso sobrepasar a aquellos que me han invitado a este ambicioso plan, hacerlos a un lado y quedarnos con todas las ganancias...
Loki seguía besándola, acariciándola… haciendo que el placer le soltara más aún la lengua.
-¿Y a quién haríamos a un lado? ¿A Cronan... a Frey?
-A Gurl... a Gurl y su atado de trolls, que disfrazados de gigantes han provocado esta guerra, en la esperanza que Vanaheim quede tan debilitada, aún ganando a los cimmerios, que después los esbirros de Geirrodur puedan conquistarla fácilmente y controlar las rutas de uru... pero tú y yo le daríamos el triunfo a los vanir, y destronar a Frey, quitar del medio a Sharkosh… ¡Tendríamos un reino juntos, Loki! ¡Nunca más serías un exiliado y yo jamás volvería a estar sometida a nadie!
-Tienes grandes sueños... querida Tara... Nunca sospeché de Gurl...
-¡Y más han crecido mis sueños cuando te vi aquí! ¡Únete pues a mí, únete y seremos los soberanos! Tú a mi lado, yo en mi forma de demonio de fuego... tu como el hielo... ¡Grandes y poderosos soberanos!
Loki se detuvo, mirando con altivez a la muchacha... Tara sonrió con coquetería y con deseo. Esta vez, terminaría de saciar su apasionamiento con el hijo de Laufey.
-Así que ni siquiera eres mujer para llamarte zorra traidora...- dijo solemnemente la voz de su esposo, resonando terrible a sus espaldas.- Especie de demonio cambiaformas.
Tara giró aterrorizada... acababa de descubrir sus planes frente a Sharkosh y también, mirándola sorprendido... frente al Rey Frey.
-¡Loki... usa tu magia! ¡Huyamos de aquí!