Finalmente, la incomodidad del pequeño espacio del esclavo ganó a los deseos traviesos de Loki, y tomando de la mano al rubio, lo llevó hasta su amplia y cómoda cama, donde ambos se metieron como dos niños juguetones, haciendose cosquillas y pataleando bajo las finas sábanas y las blancas pieles que usaba de cobertor. La risa del pelinegro no tenía comparación, resonaba en el corazón de Thor como música celestial, como un dulce bálsamo a todos sus problemas presentes y futuros. Loki regresaba a su vida justo en el momento más complicado, pero cuando más necesitaba una ilusión. Recordó sus sentimientos por su hermano adolescente. Recordó cuanto sentía amarlo y cuánto le había dolido la separación.
Pero ahora estaban ahí, juntos al fin, en circunstancias algo extrañas, pero reunidos. Loki se sentía tan bien, tan cálido, tan aromático bajo su lengua, que lo recorría de arriba abajo con infinito placer, casi olvidaba por completo que su piel siempre fría ahora albergaba un corazón igual, calculador y negociante, y que quizá estaba en su cama solamente porque al Jotun le daba la gana recibir placer.
-No- dijo Loki, cuando Thor llevó su boca y su lengua hasta su entrada, con la intención de prepararlo para recibirlo- No te permito eso...
A Thor no le importó, continuó con su labor de repasar con besos y lamidas todo el contorno de su periné, yendo hasta la base del pene, el cual sujetó para comenzar a acariciarlo de arriba abajo, con tanta dedicación y lentitud que hizo reaccionar a su dueño. Loki dejó de resistirse para reanudar su sesión de jadeos y las protestas entrecortadas por la agitación de su corazón se desvanecieron poco a poco. Volvió el rubio a ingresar su lengua en el cálido orificio y por varios minutos hizo gritar al pelinegro con delirio, con desesperación ante el placer.
-Quiero que me sientas ahora tú...
-Dije que no...
El apasionado momento se fue convirtiendo entonces en una lucha por el dominio, Loki seguía sonriendo pero intentaba ser nuevamente quien tuviera el control de la situación, las caricias eran rudas, esforzadas, el sudor de ambos era producto de la tensión y no del sentimiento. Loki finalmente se colocó arriba, dejando a Thor de espaldas sobre la cama y con él montado en su cintura.
En verdad jamás aceptaría que el rubio se había dejado dominar, entendiendo que si se empeñaba se iniciaría una pelea que terminaría en muy malos términos. Thor estaba cediendo por amor, Loki sentía que ganaba por superioridad.
-Quiero amarte, Loki... pero lo haces muy difícil...
-No me mientas... no lo arruines... Yo no te creo, no le creo a nadie ninguna palabra de afecto hacia mí... Ese imbécil cazador de recompensas me gritaba que me amaba creyendo que así lograría mis favores ¡Mayor idiota! Thor... has logrado acercarte a mí, me haces sentir emociones diferentes... por favor, no lo tires todo al precipicio diciendo palabras que perderán su sentido al amanecer.
***
-No deberíamos alejarnos de tu caravana, Loki... esta parte de la frontera es especialmente peligrosa.
-¿Le tienes miedo a las Valquirias?- se burló el Jotun, saliendo a galope sobre el magnífico caballo adquirido en Nivadellir, forzando a Thor para que lo persiguiera.
Loki evadió la persecución con facilidad, era tan consumado jinete como el hijo de Odín y se internó entre el espeso bosque hasta donde tuvo que desmontar para seguir a pié. Thor estaba fastidiado de seguirlo, se comportaba la mayor parte del tiempo como un chiquillo mimado, pero sabía que solo tomaba ventaja de lo que acababa de descubrir: Que lo amaba, que lo seguía amando de verdad y que no hacía falta el contrato de compra, ni el brazalete en su brazo... Su amor lo haría para siempre su esclavo.
Descubrió la montura del príncipe y desmontó de prisa lanzando una blasfemia, no era el lugar de jugar a las escondidas. Caminó solo un poco siguiendo sus huellas y lo encontró agazapado tras una roca cubierta de musgo. Cuando lo llamó, Loki le hizo una apurada señal para que guardara silencio y se acercara.
-¿Qué diablos estás haciendo?
-¡Silencio, imprudente! Tienes que observar esto...- dijo el otro, señalando con la mirada hacia una pequeña hondonada a varios metros de distancia.- ¿Te parecen familiares esos degradados trolls?
Thor descubrió con sorpresa que, en efecto, sus dos interlocutores de la taberna caminaban con cuidado por la hondonada, volviendo la cabeza de vez en cuando para asegurarse que no los estaban siguiendo. Loki sonreía con malicia, clavando su mirada de fuego en ellos y tomando con fuerza la mano del rubio, como si le emocionara la escena que estaba a punto de suceder.
Los trolls movilizaron algunas ramas para descubrir un pequeño mecanismo, el cual accionaron y una enorme roca se movilizó, dejando al descubierto la entrada a algún desconocido lugar. Entraron de prisa y la roca volvió a su lugar.
-¡Gundershelm!- exclamó el Dios del trueno, reconociendo la entrada secreta hasta el reino de los trolls- Esos descastados se esconden en los terrenos del Rey Geirrodur, enemigo de Asgard... Gandrl esconde la joya en el único lugar al que no puedo ir sin provocar una guerra...
-¡La joya!- exclamó Loki enterándose al fin de lo que Thor buscaba en esos detestables lugares- Ahora creo comprenderlo todo... Tú asesinaste al demonio Erzone... los rumores acerca de que un poderoso Dios de la ciudad dorada había combatido al mortal enemigo de Gurl, venciéndolo y cortándole la cabeza son verdaderos… Pero… si fuiste victorioso, hermano… ¿Por qué eres un esclavo?
-¿Cómo sabes tú todo eso?
-Yo he preguntado primero, además... ¿Crees que mi gente es ineficaz para investigar? He buscado respuestas desde el primer instante en que te vi en el mercado de Vanaheim… ¿Por qué eres un esclavo, Thor? ¿Por qué fuiste vendido y porqué no posees el poder para llamar a Mjölnir y escapar?
Thor pareció meditar un poco sus palabras antes de responder.
-Hice un trato con Gurl... a cambio de enfrentar al demonio Erzone... cuando lo derroté, efectivamente, corté la cabeza como prenda de que cumplí mi palabra... y entonces se presentó Gandrl, diciendo que venía de parte de su hermano a comprobar mis acciones. Entregué la cabeza y él lo traicionó... ambos luchan por el poder, por ser el Consejero de confianza del rey de los trolls, ambos necesitaban la joya en poder de Erzone, y al no tenerla Gurl, me entregó a los traficantes de esclavos.
-Tu fuerza es suficiente para liberarte...
-No, Loki... mi fuerza ha disminuído junto al hechizo que retiene mi martillo... al parecer, los enanos entregaron un dispositivo que lo mantiene anclado en algún lugar, sin que pueda yo llamarlo... y cada vez que lo intento, mi cuerpo se debilita en forma tal, que he desistido de hacerlo y en consecuencia, mi fuerza cede día con día... tengo el tiempo contado... si no encuentro la joya, si no la devuelvo a Gurl... Mjölnir terminará por desaparecer y yo junto con él...
-¿Y sabes dónde está la joya y cuál es su poder?
-No... ahora gracias a ti, sé que los trolls de Gurl no están en tierras de los enanos, sino en su propio país... La cabeza de Erzone y la joya, son una sola cosa... y deben estar en el lugar a donde conduzca esa maldita caverna.
-Un Asgardiano como tú, no podría entrar a Gundershelm sin ser asesinado, Thor Odinson no podría ingresar sin provocar una guerra... pero Loki de Jotunheim y su séquito, dispuesto a solicitar a los armeros reales de los trolls un trabajo especial, si puede.
-Loki... nunca dijiste que parte de tu comisión era con los trolls.
-No me menosprecies, hermano... El Rey Laufey necesita un peto nuevo, a la altura de su realeza... y no serían los enanos quien lo fabricaran, sino los trolls... es un regalo que yo le haré a mi padre.
***
Thor abrazó al príncipe para demostrarle su agradecimiento, un abrazo demasiado efusivo tal vez, ya que Loki se quejó de que le faltaba aire para respirar. Luego de ser soltado y que recuperó el aliento, solicitó a su esclavo su mano y la entrelazó en la propia con dulzura.
-Volvamos ahora a la caravana... Y pongamos rumbo a Gurdershelm.
-No sé como pagarte esto... mi querido Loki...
-Solo quédate a mi lado mientras puedas- respondió melancólicamente el jotun.
Thor comprendió que con esa frase, Loki aún daba por un hecho que un día no muy lejano, todo se terminaría. Cerró los azules ojos con fuerza, no sabía de donde sacaba ese claro y verdadero presentimiento... quería confesarle todo, pero no podía... no si no quería que en realidad, ese fuera el último instante juntos. Y lo amaba tanto...
-Si fuera por mí... jamás me alejaría de tu lado...- murmuró, apretando más su mano fría y delicada, para enseguida soltarlo e ir a desatar los caballos.
La cabalgata de regreso al camino fue lenta y la mayor parte del tiempo en silencio, de vez en vez, uno volvía la mirada y sorprendía al otro en la misma contemplación, sonreían y apretaban más todavía esa manos que se negaba a soltarse.
“Dicen que las mejores palabras de amor se dan entre quienes no se dicen nada”
Loki sabía que Thor ocultaba todavía parte de su verdad, Thor sabía que si confesaba, lo perdería... pero al mismo tiempo, la nobleza innata de su alma lo impulsaba a ser absolutamente sincero. Trató de convencerse que daba lo mismo contarle en ese instante que en otro... lo haría y eso era cuestión de tiempo.
-Thor... mira...- dijo Loki, señalando a dos hombres que yacían en el suelo, con sendas flechas clavas en distintas partes del cuerpo- Son los cazadores...
El rubio pidió que se quedara sobre su cabalgadura, mientras él se acercó a revisarles. Uno de ellos estaba muerto y el otro, gravemente herido. Aún así, intentó detener la hemorragia de su costado, por la que se le vaciaba la sangre y la vida.
-¿Quién les hizo esto?- preguntaba, mientras ataba un cinturón sobre la herida, sin lograr contenerla del todo.
-Berthold los ha vendido...- murmuró el moribundo- Las valquirias los buscan... y nos han traicionado...
El cazador expiró después de estas palabras, Thor y Loki se miraron significativamente.
-Mi gente...- dijo el pelinegro, dando espuelas para alcanzar a la caravana.
-¡No, Loki!- gritó Thor saliendo tras él- Espera, no debes exponerte...
Detuvo el caballo del menor justo antes de salir a descubierto.
La caravana entera de los gigantes de hielo se encontraba detenida, vigilada por un escuadrón entero de mujeres guerreras que montaban blancos caballos alados. Los guerreros de Jotunheim se contenían de la pelea porque las mujeres les amenazaban con hacer daño a su príncipe, el cual aseguraban, se encontraba en su poder.
Desde la espesura del bosque, Loki pudo darse cuenta que las guerreras buscaban afanosamente entre los carromatos. Frente a su comandante apilaban toda clase de armas, joyas y artefactos los cuales eran revisados cuidadosamente, sin que al parecer, satisfaciera la necesidad de lo que habían ido a buscar.
-No estamos del lado de la frontera que les pertenece- murmuró Thor- están violando el honor de su gente...
-Cúbrete el rostro, Thor- ordenó Loki, tomando la cadena dorada con la que solía sujetarlo de la guarnición de su montura- Y recuerda esto: veas lo que veas, escuches lo que escuches... eres mi esclavo y no debes hablar ni descubrirte. ¿Entiendes?
-No pretenderás salir a descubierto, esas arpías no te respetarán...
-¡Obedéceme!- concluyó, colocando la cadena al cuello y saliendo a paso tranquilo del bosque, ante la mirada atónita de los guerreros y las Valquirias.
Detuvo los caballos frente a la guerrera que ostentaba el casco de comandante, hizo una inclinación sin desmontar y saludó preguntando inocentemente a qué se debía aquella revisión imprevista.
-¿Eres el dueño de esta caravana?- preguntó la mujer, alzando su rostro con altanería y amenazando al Jotun.
-Soy el hijo de Laufey, Rey de los gigantes de hielo- respondió Loki, dominando la sorpresa al instante, al reconocer a la Valquiria- Paso con mi gente con el permiso oficial del Rey Eitri, señor de este país y demando que mi gente sea liberada.
-¡Loki!- exclamó la mujer, sin disimular la sorpresa- ¿Tú eres el emisario del rey?
-Y su hijo, mi querida Lady Sif... a quien saludo con la ternura de todos estos años de no verte...
-No pertezco más a Asgard, Loki.
-Tampoco yo. Eso no nos hace menos conocidos, aunque mi aspecto no sea precisamente el que recuerdas.
-Dejen libre a los gigantes- indicó la guerrera. Respondiendo al saludo del Jotun.
-Veo que buscas mis joyas... o quizá el oro con que pago mis negocios... jamás pensé que las guerreras mas temidas de los nueve mundos tuviesen problemas económicos.
-No me ofendas, Jotun... un cazador de nombre Berthold ha informado que transportas algo muy preciado y que ha salido de sus minas. Brunilda me ha ordenado conseguirlo a cualquier precio, ya que su valor sobrepasa a todo lo que hasta ahora he encontrado.
-¿Te refieres que transporto Uru? ¡Por favor, Sif! Me haces reír... ese metal es solo reservado para los asgardianos, solo ellos lo pueden poseer, comprar, o utilizar... por orden del Padre de Todo está prohibido comerciar con uru... ¿Crees que me arriesgaría con semejante tesoro?
-Los cazadores han dicho que lo posees, que uno de tus guardias se los confesó...
Loki reflejó su enfado con un rayo homicida en sus ojos de fuego, la indiscresión le costaría la vida al culpable. Si lograba salir airoso del problema. Sonrió con burla a la severa Sif, y después abrió el arcón secreto de su carruaje personal.
-Apuesto que ni siquiera tus hábiles mujeres lo habrían descubierto... Mira, Sif... esto es todo lo que transporto... y puedes ver que ya casi está vacío. He gastado el oro de nuestras minas consiguiendo ayuda para mi pueblo, que se repone de una guerra larga y cruel... no tengo uru, ni siquiera puedo llegar a pagar por la herramiento necesaria para extraerlo a los trolls... solo me resta lo suficiente para solicitar la hechura de un regalo para mi padre...
-¿Sigues siendo el embaucador de siempre, Loki?- preguntó ella, tratando de adivinar lo que escondía la amabilidad del Jotun.
-Trato de llegar a salvo con mi gente hasta la frontera de Jotunheim... solo eso.
Thor comprendió entonces el plan de Loki al mantenerlo con el rostro cubierto: Si la antigua Lady Sif, ahora un temible valquiria lo reconocía, sus propios planes serían historia. Pero para su buena fortuna, la guerrera ni siquiera se volvió a verlo, una sola mirada de desprecio hizo que lo identificara de inmediato como lo que era: un esclavo, un sirviente, un juguete que el Príncipe llevaba de la mano con una cadena.
Finalmente, Sif pareció convencerse y ordenó la retirada. No se disculpó por haberlos atacado fuera de sus fronteras, ni explicó la muerte de los cazadores bajo sus flechas, tampoco le importó destrozar algunos carromatos de su comitiva. Sencillamente cumplía su orden y solo eso le importaba.
Loki agradeció su comprensión y la invitó a beber un tarro de hidromiel “directamente de asgard, reservada solo para invitados especiales” La mujer aceptó, ya que echaba de menos tal delicia desde que abandonara la ciudad dorada. Loki y ella bebieron sentados bajo la sombra de los árboles, mientras sus guerreras velaban y los gigantes reordenaban para seguir su camino.
-Luces bien como un Jotun, Loki- dijo Sif, admirando los magníficos ropajes y las valiosas joyas que adornaban el cabello y el cuerpo del príncipe.
-Gracias. Pero no puedo decir lo mismo de ti... esperaba un día verte formando una familia y no vistiendo la armadura de la gente de Brunilda.
-Me uní a las Valquirias por lo que lo hacen todas...
-¿Huiste de Thor?
-Si... Thor está perdido para el amor... Nunca ha amado a nadie porque una vez amó mucho, me lo dijo un día... Y ahora, no sé que tan feliz sea con su esposa... a la que nunca ve y nunca visita, por estar siempre alejado en comisiones del Padre de Todo.
-¿Thor se ha casado?- preguntó Loki con azoro.