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El color del mar por OlivierCash

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Notas del capitulo:

Antes que nada recordar que la obra original fue escrita y dibujada por Masami Kurumada y el Lost Canvas por Shiori Teshirogi

La tarde llegó y avanzó con una lentitud que Asmita creía imposible. Manigoldo se había ido hacía unas horas. Él,había hecho ya todo lo que tenía por hacer en su casa,había sacado a Spica a dar una vuelta,incluso había ido a visitar a Hasgard,para ver como iba con el catarro. Y con todo eso todavía no eran las ocho. Era frustrante saber que en un día cualquiera,eso le habría entretenido más que suficiente y le hubiera llevado mucho más tiempo del que le llevó ese día. No sabía como,pero se las apañó para acabarlo todo demasiado pronto.

 

En ese momento estaba esperando a que llamara Aspros,estaba tumbado en el sillón,incluso estaba vestido para la ocasión. Realmente no se había puesto nada del otro mundo,llevaba la misma ropa con la que solía ir de normal. Había intentado leer,pero su cabeza era un lio y no podía concentrarse,comenzaba a darle mil vueltas a todo. Hasta se había puesto el anillo de compromiso y eso que solo lo llevaba cuando tenía a Aspros cerca.

 

En el fondo,comenzó a sentirse un poco nervioso,no demasiado,pero era una pequeña sensación de intranquilidad que hacía acto de presencia. Como el sonido de un grillo en mitad de la noche,se la pasaba toda la noche de fondo y no llegaba hasta el primer plano,pero estaba ahí sin cesar.

 

Podría ser posible que estuviera tan tranquilo porque veía ese encuentro como algo lejano y hasta ese momento,no le había afectado. Quién sabe. Lo cierto es que conocer al hermano de Aspros le daba curiosidad,Degel había dicho que se llevaba bien con él y poco más. Hubiera deseado que Degel le contara como era,pero por alguna razón,se lo calló,como no queriendo mencionar nada del tema.

 

Y por fin,a las ocho en punto,exactas,Aspros llamó a la puerta. Asmita casi se levantó con ganas. Cogió el portero automático y le dijo a Apros que ya bajaba. No lo hizo esperar mucho,se llevó lo necesario y se lo metió en los bolsillos. Se aseguró de que Spica tenía agua y comida y se despidió de él acariciándole la cabeza. Luego bajó.

 

Aspros estaba inquieto y cada segundo que pasaba esperando a Asmita en la puerta solo aumentaba su inquietud. Se imaginaba que a Defteros le caería bien Asmita,pero que a Asmita le cayera bien Defteros era algo mucho más complicado. Y sobre todo,deseaba que Asmita no se fuera en ningún momento de la lengua. Para su desgracia,eso era lo más parecido a una cita que había tenido desde que todo comenzó. Aspros se dio cuenta de que tenía que corregir eso más adelante.

 

—Hola—saludó Asmita,mientras salia por la puerta del portal. No se le notaba muy animado.

 

—Hola.

 

Por el contrario,Aspros estaba muy contento de verlo. Le saludó con un suave beso. Aunque Asmita no quisiera ver nada bueno en Aspros,no podía negar que era tierno y cariñoso cuando lo besaba. Aspros se subió a su coche,el cual había logrado aparcar frente al portal de Asmita,Asmita se subió en el lado del copiloto.

 

—¿Esta muy lejos?—preguntó Asmita,se le escuchaba serio y seco.

 

—A un cuarto de hora en coche—contestó Aspros mientras arrancaba el coche—Esta en lo alto del acantilado,es un lugar increíble,seguro que te gusta—explicó—Además,hoy hace muy buen día.

 

Asmita asintió un poco desinteresado,no estaba muy por la labor de hablar. Aspros,de vez en cuando quitaba el ojo a la carretera durante unos segundos para ver a Asmita,no lo hacía por nada en especial,solo por el gusto de hacerlo.

 

—¿Y tu hermano nos esperara ahí?—Aspros se sorprendió que fuera Asmita el que rompiera el silencio.

 

—Si,él irá directamente ahí—dijo Aspros,ilusionado—Hoy tenía que trabajar hasta estas horas,por eso va directamente.

 

Como respuesta,Asmita soltó un simple “ajá”. Quedaba poco para llegar y Aspros veía que tenía que seguir intentando sacarle más de dos palabras a Asmita,quería demostrarle que valía la pena y aunque le hubiera obligado un poco,era lo mejor que le podía pasar. Pero ya no sabía como,seguían igual que el primer día,o incluso peor.

 

—¿Qué tal tu día?—probó.

 

—Bien.

 

—¿Cómo te ha ido en la panadería con Hasgard?—reintentó.

 

—Esta malo,así que he estado con Dohko—su voz era fría,no le respondía más de lo necesario.

 

—¿En serio?—preguntó y Asmita asintió—¿Qué le pasa?

 

—Nada grave,solo un catarro.

 

—A ver si voy a visitarlo,hace mucho que no me paso por la tienda—se lamentó—A Hasgard hace siglos que no le veo,suelo coincidir más con Sísifo.

 

—Antes Sísifo se solía pasar más por la panadería,pero últimamente no ha venido—comentó Asmita—Aunque El Cid si que se ha pasado un poco estos días,pero él no es alguien precisamente hablador.

 

En ese momento Asmita pudo notar como la mención de El Cid no fue nada grata para Aspros y también recordó que hablando con Degel y Hasgard en la panadería,comentaron que la relación entre esos dos,no era precisamente buena. Lo que no sabía era el porqué.

 

—Si te digo la verdad,me sorprende que El Cid y Sísifo sigan juntos—dejó caer Aspros con cautela,sin quitarle el ojo a la carretera.

 

El camino se había ido poniendo más y más empinado. Asmita supuso que ya estaban subiendo por el acantilado y que no quedaría mucho para llegar.

 

—Conozco a una pareja por la que no hubiera dado nada y ahí están—Asmita no quiso decir sobre quienes hablaba,ya se sentía un poco mal por decirle algo así a Aspros—A veces las personas que menos te esperas que se junten,acaban siendo una pareja fantástica—no había mucho animo en sus palabras.

 

—De vez en cuando pasa,pero no se,a esos dos sigo sin verlos.

 

La conversación se acabó. Llegaron por fin hasta el restaurante. Aspros aparcó el coche en el parking del lugar. Al salir,Asmita pudo notar como le daba de lleno la brisa salada,el ambiente olía a mar. El Sol ya se había ido y el ambiente estaba fresco,podía escuchar la gente del bar,había muchas más personas de las que se imaginaba. A priori parecía un lugar agradable.

 

Aspros tomó a Asmita de la mano,con ternura,pero con fortaleza y decisión. Comenzó a andar y Asmita se dejó llevar. El camino era de piedra,Asmita pensó que debía ser un lugar bonito. Aspros habló con una de las camareras. Era una mujer muy alta y corpulenta.

 

—Síganme—les pidió.

 

Ella les llevó hasta la mesa que tenían reservada. Estaba en una terraza abierta,con un porche de madera. El suelo y las mesas eran de piedra. Y el lugar estaba prácticamente sobre el borde del acantilado. Ambos se sentaron,todavía no había llegado el hermano de Aspros,se estaba haciendo de rogar.

 

—¿Qué te parece?—preguntó Aspros,realmente expectante.

 

—Es agradable—contestó Asmita,miró hacía el mar para sentir la suave brisa marina,era muy agradable.

 

El silencio volvió a reinar entre ellos,pero esta vez no fue tan tenso como en el coche. A lo mejor fue por el efecto que tenía ese lugar.

 

—Mi hermano estará al venir—comentó Aspros,le echó un ojo al móvil para ver si su hermano le había mandado algún mensaje.

 

Asmita asintió,sin apartar la mirada de la dirección del mar. Podía escucharlo,bajo el bullicio y las conversaciones que había en ese apacible lugar. Se preguntaba tantas cosas,como si el cielo estaría estrellado,o como sería la niña que estaba jugando con sus muñecas,también se preguntaba,de que color era el mar.

 

—Aspros—su voz era mas suave,con cierta melancolía. Aspros le miró ilusionado,esperando que cediera de alguna manera—¿Cual es el color del mar?

 

Su gozo se fue a un pozo.

 

—Azul—respondió,como si fuera algo obvio para Asmita y un poco molesto por la desilusión que le había resultado esa pregunta.

 

—Eso ya lo se—ahora Asmita estaba visiblemente molesto y Aspros no sabía que mosca le había picado.

 

—Entonces,¿por qué me lo preguntas?—preguntó extrañado.

 

Asmita no pudo llegar a responderle,aunque por la cara de pocos amigos que le puso,mejor. La razón por la que no siguieron con la conversación,fue porque Aspros vio a su hermano llegar y se levantó para indicarle que estaban ahí. Notó que el hermano de Aspros venía a su espalda,pero como no le iba a servir de nada darse la vuelta,esperó a que este llegara.

 

Defteros no podía creérselo,incluso una pequeña parte de él,no quería creérselo. Había tardado más de la cuenta en llegar,pero cada segundo que pasaba se sentía más y más ansioso por conocer a la persona que le había robado el corazón a su hermano. Nunca se habría imaginado que Aspros tuviera a alguien tan especial como para casarse con él. Y no negaría que le molestó que su hermano lo llevara tan en secreto,incluso para él. Pero tampoco podría decir que no lo comprendía. Lo hacía y ahora solo quería conocer a esa misteriosa persona.

 

Cuando llegó al restaurante,casi fue corriendo hacía la mesa,sabiendo que su hermano y prometido ya estarían. Pero cuando vio esa melena dorada como el maíz la había visto en más de una ocasión. Lo reconocía hasta de espaldas y a cierta distancia. Era el mismo que paseaba al cachorro de su perra. En el fondo quería que no fuera así y que fuera otro,pero lo había estado mirando demasiado bien como para no reconocerlo. Y dolía,porque era el hermano gemelo de Aspros y ese chico nunca le había mencionado nada.

 

Intentó dejar todo eso atrás e ir sonriente hacía la mesa,como si no pasara nada,como si ese chico al que le había echado el ojo no fuera el mismo que estaba comprometido con su hermano. Se sentía culpable,pero no se iba a permitir dejar que el resto lo notaran. Caminó con la cabeza bien alta hasta la mesa.

 

—Buenas noches—saludó,un poco cortado.

 

—Hermano—Aspros sonó muy contento.

 

Se levantó para abrazar a su hermano,se dieron unas palmaditas en la espalda y se quedaron mirando,ambos sonriendo.

 

—Defteros,este es Asmita—lo señaló—Asmita,este es mi hermano Defteros.

 

Asmita reconoció esa voz al instante,era el dueño de la madre de Spica,el mismo con el que tantas veces se había cruzado. El mismo con el que siempre se olvidaba de preguntar o decir su propio nombre. Sintió que le habían jugado una broma muy pesada,de esas que no tienen ninguna gracia y que te dejan con un sabor amargo. Eran gemelos,¿cómo iba él a saberlo? Solo sabía que sus voces eran diferentes,que sus presencias se le hacía diferentes. Defteros se le hacía mil veces más agradable que Aspros.

 

Extendió su mano hacía donde estaba Defteros,para saludarlo. Este se la estrechó,fue un apretón muy corto. Pero pudieron notar el contraste entre sus manos,las de Defteros,eran fuertes,grandes y robustas,con mil cicatrices,nada suaves. Por el contrario,las de Asmita eran pequeñas y suaves,parecían las manos de una mujer. Defteros sintió el anillo de compromiso y se sintió como un idiota por no haberlo visto antes.

Cuando separaron las manos,tanto Aspros como Defteros se sentaron. El único consuelo que pudo encontrar Defteros,es que por fin conocía el nombre de Asmita.

 

—Ya nos habíamos cruzado antes—comentó Defteros.

 

Aspros le miró muy interesado.

 

—¿En serio?

 

—Si,mientras paseaba a Meb,él adoptó uno de los cachorros de Meb—no quiso hablar sobre lo de que Asmita no había dicho nada sobre que era el prometido de su hermano gemelo—Así que paseando a los perros nos hemos cruzado alguna vez.

 

—Pero ni nos dijimos los nombres—intervino Asmita,mirándolo con una suave sonrisa.

 

—Bueno,otro cualquiera se hubiera dado cuenta inmediatamente de que eramos gemelos—Aspros colocó su mano sobre la de Asmita con cierto cariño—Menos tú—lo miraba ilusionado,como si eso fuera lo más fantástico del mundo—Me imagino que desde tu situación,nuestras voces son muy distintas.

 

En otra ocasión,Asmita habría apartado la mano y mirado mal a Aspros. Pero sabía que le convenía no hacerlo,por lo que se dejó hacer como si no pasara nada.

 

—Hay personas que tienen la voz parecida y no son ni familia ni de edades parecidas. No me guio por la voz para suponer los parentescos de las personas—explicó,luego miró hacia donde sabía que estaba Defteros,desde que lo había conocido,sospechaba que desconocía de su ceguera.

 

Y no estaba desencaminado. Fue esa conversación la que le hizo ver que Asmita era ciego. Se sintió un estúpido,lo había juzgado mal,cuando Asmita no tenía la culpa de no poder verlo y no poder reconocerlo,pero en el fondo,eso lo alivió. Le miró fijamente a los ojos,eran tan azules,como el mar. Y estaban ciegos,Defteros había sabido que en él había algo diferente,algo que le hacía particular,ahora,paradojicamente,él podía verlo.

 

—Comprendo—dijo Defteros—¿Desde cuando...?—la curiosidad le pudo,pero temió ofender a Asmita con eso.

 

—Soy ciego de nacimiento—respondió Asmita sin tapujos—No me molesta que hablen de eso ni que lo digan tal cual,no puedo ver,soy ciego,es así de simple. Pero digamos,que tengo mi particular modo de ver el mundo—eso último lo dijo con cierto halo de misterio.

 

—Bueno,creo que hay muchas cosas de las que hablar,pero,¿que tal si pedimos la cena?—propuso Aspros. Estaba contento,parecía que a Asmita le había caído bien su hermano,era sin duda,un alivio.

 

Pidieron la cena y no tardó mucho en llegar. Hablaron de pequeñas cosas,sin importancia,incluso mientras comían siguieron hablando. Aspros estaba contento,no había cruzado en su vida tantas palabras en total como las que estaban cruzando en ese momento,casi hasta parecían la parejita feliz que pretendía que fueran.

 

—¿En qué trabajas Defteros?—preguntó Asmita,verdaderamente intrigado. Aspros había mencionado más de una vez que su hermano estaba trabajando,pero en ningún momento concretó el trabajo.

 

—Soy repartidor,de correos—contestó Defteros ilusionado—Es un trabajo simple y muchos piensan que es aburrido,pero a mi me encanta,puedo recorrer toda la isla y la gente se alegra cuando ve que le llegan según que paquetes—estaba un poco más comedido.

 

—Suena bien—dijo Asmita—¿Te sueles pasar mucho por la panadería?

 

—De vez en cuando lo hago,pero no soy muy de dulces.

 

—Será de vez en cuando,pero tiene delito que hasta tú te pases más que yo por ahí—dijo Aspros con muy buen humor—Tengo a Hasgard demasiado abandonado.

 

—Por días será,hermano.

 

La conversación siguió su marcha,el tiempo comenzó a pasar y llegaron a los deliciosos postres. Estos llevaron a otra conversación y poco a poco se iba haciendo tarde. La gente comenzó a marcharse poco a poco y el lugar se fue quedando más silencioso. Hasta se podía escuchar el sonido del mar y a los grillos.

 

—¡Que tarde se ha hecho!—comentó Aspros sorprendido.

 

—El tiempo se pasa volando cuando uno se lo pasa bien—dijo Defteros.

 

—Si,por eso me da pene que me tenga que ir,mañana madrugo—se lamentó.

 

—Yo también—admitió Defteros.

 

—Si los dos tenéis que madrugar,lo mejor será irse ya—dijo Asmita,como si fuera obvio—Eso si,habrá que pedir la cuenta—comenzó a buscar en su bolsillo,para sacar su cartera,pero Aspros le agarró de la mano.

 

—No,invito yo—aseguró.

 

—¿Qué?—preguntó Defteros—Ni en broma.

 

—Venga,dejadme,ya que casi no puedo veros por el trabajo,al menos dejadme el gusto de invitaros—pidió con cierto melodrama.

 

Esa noche,ni Defteros ni Asmita estaban de humor para discutir con Aspros por una chorrada,así que le dejaron que cumpliera su capricho de pagar la cuenta. Se fue al interior del restaurante para hacerlo,dejando a Defteros y Asmita solos.

Estaban en silencio,no sabían que decirse y Defteros estaba algo inquieto.

 

—Oye—habló,para lograr la atención de Asmita—Lo de pasear juntos a nuestros perros,¿sigue en pie?

 

—Por supuesto.


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