HoSeok trago grueso sin saber qué hacer, la mayoría de los alumnos que salieron los rodearon y empezaron a murmurar sin ningún tipo de pudor alguno, el mayor por primera vez en su vida se sintió como un animal nuevo en el zoológico. Y no le gustó nada sentirse así.
— ¡JAJAJA HoSeok es un genio!—. De repente todos empezaron a reírse y aplaudir, HoSeok dejo de sentirse como la oveja negra del lugar. Jimin en cambio solo quería irse de ahí.
—E-eh…—. El pelicastaño se levantó, olvidándose de Jimin, tratando de hablar.
— ¡Eres el puto amo!—. Le gritó otro alumno en el oído mientras prácticamente se colgó en el hombro de HoSeok provocando que este casi pierda el equilibrio. — Debiste haber apostado ¿no? ¡Nadie besaría a la rata de laboratorio!—. Jimin quien estaba a punto de marcharse se quedó en piedra al escuchar eso.
HoSeok estaba a punto de negar eso, decir que en verdad lo beso por que quiso y nunca se le ocurrió apostar, pero sus labios no se movían, su cerebro empezó a interferir en los sentimientos del pelicastaño. Él tenía una reputación, y si defendía a Jimin delante de todos…nadie lo iba a respetar.
Jimin se quedó ahí parado esperando que HoSeok salga de ese montón de gente y le niegue con la cabeza… ¿Y si en verdad era una apuesta? ¿Y si fue todo una mentira? Tenía miedo. HoSeok simplemente era…demasiado perfecto como para que se haya fijado en alguien como él. Su corazón, que estaba bombeando con fuerza minutos atrás, paro de golpe al notar la realidad…lo de la apuesta tenía más sentido.
El pelicastaño miro a Jimin apenas, se sentía asfixiado por toda esa gente que lo rodeaba, y también veía ridículo que le aplaudan y elogien por una estupidez…ni que Jimin tuviera mal aliento o labios secos ¿Será que piensan eso? Apenas pudo ver como Jimin aprovechaba para salir de ahí con una mirada llena de angustia.
— ¡Jimin!—. HoSeok puso todo su esfuerzo para abrirse paso, no iba a permitir que Jimin se haga la cabeza con cosas falsas. — ¡Hey!—. Le gritó cuando se libró de esa mini montaña de gente. Jimin empezó a correr.
El pelinegro empezó a correr, tenía que salir de ese montón de gente que le miraba con desprecio y lastima, diciendo que todo era una apuesta ¿Y si tenían razón? Un dolor agudo lo recorrió de pies a cabeza haciendo despertar sus lágrimas…
— ¡JIMIN LA PUTA QUE TE PARIO DEJA DE CORRER!—. La inseguridad se fue a la mierda cuando escucho ese grito de la persona que menos pensaba, HoSeok lo estaba persiguiendo, y ese era un muy buen motivo para correr mucho más rápido, ahora tenía miedo de que HoSeok lo agarre…definitivamente no quería eso, y menos cuando está enojado, porque ese grito le dio a entender que en verdad estaba molesto.
— ¡N-no me sigas!—. Le gritó cuando salió del lugar— ¡Y-ya es e-enserio!—. Jimin corría lo más rápido que podía esquivando esas pocas personas que molestaban su camino, quería llegar al departamento…YA.
— ¡Y una mierda! ¡No hasta que te aclare eso que dijeron los idiotas!—. Jimin no quería aclaraciones, no quería ninguna explicación, después de todo él no era el indicado para estar con HoSeok y eso en verdad le dolía fuera de todas las burlas, era un dolor diferente.
<<Quizás, HoSeok planeó todo eso con sus amigos…>> Su cabeza lo estaba torturando, como si estuvieran envenenando su corazón. El veneno se iba expandiendo mientras entraba de su guarida/departamento con las lágrimas a flote.
Al ingresar azoto la puerta con fuerza, fue hacia su cuarto y se encerró en él. No quería saber nada, el dolor en su pecho lo estaba matando y las lágrimas se escapaban de sus ojos cafés. Con su espalda apoyada en la puerta de su habitación se fue deslizando hasta que aterrizo en el piso, sus brazos rodearon sus piernas flexionadas y así escondió su rostro en ella dejando escapar su tristeza acompañada de sollozos que inundaban el lugar.
— ¡JIMIN!—. El menor se quedó tieso en el lugar ¿HoSeok lo siguió hasta aquí? Imposible ¿Cómo pudo haber entrado?, reaccionó rápido en cerrar la puerta con traba al escuchar unos rápidos pasos dirigirse hacia su habitación, casi larga un grito al sentir ese fuerte golpe detrás de su espalda. HoSeok le había dado una fuerte patada a la puerta.
—Ho-HoSeok…cálmate—. Habló lo suficientemente alto para que le escuche.
— ¡¿Qué me calme cuando te estás haciendo ideas erróneas en la cabeza?! ¡Ni loco!—. Le dio otra fuerte patada a la puerta. — ¡Ahora abre para que te explique!—.
— ¿E-explicar qué? Si de seguro es la verdad…nadie se acostaría con una rata de biblioteca, a-a menos que sea por eso—. Bajó la cabeza entristecido.
— ¡Qué no!— Se acercó a la puerta como si fuera a traspasarla, mierda, definitivamente sacaría las trabas de los dormitorios. —Jimin…si me acerque a ti fue por que quise. Ahora abre la puerta, por favor ¿Estas llorando no?—. El pelinegro seco sus ojos con fuerza, le molestaba llorar por estas cosas, pero no podía evitarlo. — No me gusta que llores, déjame abrazarte—.
—S-si te abro… ¿no me harás nada?—. Pregunto el pelinegro del otro lado de la puerta. A HoSeok casi le agarra un tic nervioso, lo había escuchado tan seductor y tierno, esa voz de niño de cinco años lo estaba volviendo loco en todos los sentidos posibles.
— Jimin…si digo que quiero abrazarte…—. Trago grueso, ya se imaginaba a Jimin detrás de la puerta todo cohibido esperando respuesta, con las mejillas rosadas de la pena y los ojos lindamente rojos e hinchados por el llanto. Sacudió su cabeza desviando esos impuros pensamientos. —Es porque en verdad quiero hacerlo—. Trató de sonar lo más sincero posible, recordando porque en verdad lo había perseguido hasta su casa.
Se escuchaba tan sincero, parecía como si el enojo que tenía minutos antes se hubiera ido como si nada. Dudoso se acercó al pomo de la puerta, apretó los labios dudando si abrirla o no…y destrabó la puerta.
Lo que siguió para Jimin paso tan rápido, HoSeok se le había tirado encima como una fiera, pues claro, esa voz sincera y cálida había sido una fachada, y el ingenuo Jimin tardó en darse cuenta de eso…HoSeok en realidad lucía bastante enojado.
—Me has hecho…correr más de quince cuadras—. Dijo HoSeok a un aterrado Jimin, que solo temblaba por esos ojos de fuego que los miraba fijamente, el pelicastaño agradecía que Jimin fuera un miedoso con él, con la fuerza que tiene de seguro lo voltea de una sin problemas.
—Pe-pero—. Murmuro Jimin desviando la mirada temblando.
—Estoy todo sudoroso por tu culpa…—.
—N-no fue mi c-culpa—.
—Valla…al parecer aún tienes los huevos puestos como para contradecirme—. HoSeok tomó las mejillas del menor con brusquedad y obligo a mirarle, le pareció adorable como Jimin estaba temblando. — ¿Quién fue el que se dejó meter ideas estúpidas en la cabeza?—. Jimin, aun temblando como hoja, quitó la mano que sostenía sus dos mejillas regordetas, sintiendo dolor en ellas.
—N-no…eran estúpidas. — HoSeok lo miro con el ceño fruncido, harto ya de esa inseguridad—. N-nadie querría s-salir…con alguien feo…c-como yo—.
Y esas fueron las palabras clave para que el pelicastaño lo levantara de manera brusca y lo arrastrara hacia el baño, haciendo que se mirara al espejo de cuerpo completo…sinceramente, HoSeok tenía unas fuertes ganas de ahogar a Jimin en agua de retrete por pensar así de el mismo, pero se contuvo, no quería que lo mire con temor otra vez.
— ¡Mirate! ¡¿Ves algo feo en ti?!—. Jimin se miró fijamente, sintiendo la penetrante mirada de HoSeok detrás de él.
—Y-yo…tengo muchos defectos—.
— ¡¿Qué mierda?! ¡Eres perfecto! ¡¿Qué no entiendes que me vuelves loco?! ¡Eres un sexy anfitrión que provoca orgasmos con la mirada!—. No le había dejado terminar, quería hacerle entender a Jimin lo bello que era. Aflojó su agarre acariciando al menor por la espalda. —Tus piernas carnosas y sexys, esos abdominales y cuello tan masticables, más esa cara de bebé que tienes y esa voz de niño… ¡Dios!— A HoSeok le valió mierda si lucía como un pervertido, en verdad le gustaba Jimin hasta tal punto de darle semejante declaración—.
—Pe-pero…no todos piensan como tú—. Dijo Jimin con un notorio sonrojo, nadie se le había declarado con semejantes halagos, sinceramente nunca pensó eso de él mismo. Hasta le dieron ganas de irse por lo lascivo que sonó. Podía jurar que HoSeok estaba babeando.
— Mejor, estoy feliz de ser el único que conoce tu lado lindo—. Volteó a Jimin de manera brusca y unió sus labios un segundo —Yo nunca pensé en una apuesta, me acerque a ti por curiosidad…y luego esa curiosidad, se convirtió en-en algo mas—. Desvió la mirada, el pelinegro lo observo con curiosidad ¿HoSeok se había sonrojado?—Yo…quiero que seamos algo, quiero intentarlo—. Miro a Jimin de reojo, este tenía una carita de esperanzado hermosa, trago grueso.
—Pero…ya-ya viste lo que pasó—. Bajo su cabeza entristecido, ellos habían pensado que fue todo una cruel apuesta ¿acaso era malo que él salga con alguien genial como HoSeok? ¿Será que él no era el adecuado para estar con HoSeok? ¿Cómo puede hacer para estar al nivel de HoSeok y así poder tener una relación normal?
— ¡Eso no importa! Bueno…algo sí—. Dudó
—E-entiendo...Tienes una reputación que cuidar ¿No?— Jimin no aguantaba esa realidad, era tan injusto…HoSeok estaba a punto de decir algo, hasta que su celular inoportuno tuvo que sonar con esa típica tonada de despertador.
—Discúlpame—. HoSeok atendió el celular enseguida y salió del baño, seguido por Jimin quien lo observaba detrás. — ¿Ahora? Hum…está bien…comprendo…si,si…ustedes sólo sigan con lo que les ordené, ya estoy yendo—. Dicho esto corto la llamada. Volteó a punto de darle a Jimin una explicación…
—No tienes por qué hablar...te esperan ¿no? Pa-parece importante—. Dijo Jimin nervioso frotando su brazo con fuerza, HoSeok sonrió enseguida, el menor se quedó tieso al recibir otro dulce beso de parte del mayor.
—Después seguimos hablando ¿te parece?— Jimin sólo asintió perdido, aún no se acostumbraba a esos besos sorpresa, no podía prepararse mentalmente, pasaron minutos y recién ahí pudo salir de su trance, HoSeok ya se había ido…segundos después empezó a sonar el teléfono del lugar, Jimin corrió abajo buscando donde estaba, apenas le habían llamado cuatro veces en los dos años que se encontraba viviendo ahí, por eso se olvidó dónde estaba el maldito teléfono.
— ¿Ho-hola?— Preguntó con un tono de cansancio— ¿Mamá?... ¿Qué haces en el hospital?— Jimin se había alarmado enseguida, pero se relajó en segundos cuando su madre le dio una rápida explicación
— ¡estoy bien bebé no te preocupes! Sólo pido que me traigas ropa para quedarme en el hospital, ya sabes que el padre de V quedo internado ¿Recuerdas?— Jimin afirmó mientras la escuchaba, aún recuerda el gran susto que se llevó V cuando supo que su padre se había desmayado en la puerta de su casa, que suerte que estaba ahí su madre para socorrerlo. —Bueno, como su mujer no está, me pidió que lo cuidara o al menos le haga compañía, me dijo que se siente muy solo…— Jimin suspiró, su madre era muy bondadosa y le costaba mucho decir que no, sinceramente, no le gustaba la idea de que su madre se la pase todos los días con un hombre que apenas conoce.
—Mama…entiendo que quieras ayudar— Jimin cambió su tono de voz a uno serio, aunque era difícil notar la tensión en su voz por lo fina y dulce que era. —Pero no sabes las verdaderas intenciones que tiene ese hombre, y además…está casado. — ¿Qué no puede contratar enfermeras especiales o algo? Era rico… ¿Por qué justo le pidió a su madre que se quedara ahí? Tenía un mal presentimiento
Sin embargo su madre era terca y… cuando decidía algo, jamás cambiaba de opinión, además si se negaba sabía que ella misma iría por sus cosas y él no podría detenerla… por diversas razones.
—Está bien, está bien…te llevaré algo de ropa— Dijo entre los gritos chillones de su madre a travez del telefono, luego pudo escuchar un “si” muy contento, como si hubiera cambiado su carácter rápidamente…mujeres, quien las entienden.
***
—Oh…está despierto—. Escuchó decir el pequeño niño de trece años que apenas volvía a retomar conciencia luego de ese fuerte sedante que brindaron en su conciencia, abrió los ojos al enterarse rápidamente de su realidad, esa habitación con paredes grises y sucias, esas voces lascivas y llenas de maldad que perfectamente conocía, se horrorizo de nuevo esperando ya lo peor…porque lo sabía…también sabía que ellos amaban violarlo cuando esta consiente…solo para atormentarlo.
— ¡Pero miren que niño más lindo~! ¿Enserio es un chico?—. Preguntó un hombre morocho con burla. YoonGi no dijo nada…como siempre, sabía lo que le esperaba, pero a pesar de todo no podía soportarlo, trato de moverse, pero su cuerpo estaba excesivamente agotado y demacrado, además las cadenas no ayudaban en nada.
— ¡Te juro que es un chico! ¡Yo no podía creer cuando lo vi! Encima su interior es tan…mmm…—. El menor de piel pálida ya se imaginaba la cara que puso, todos hacen la misma cara con él, lo odiaba, más se sorprendió cuando abrieron sus piernas de golpe— Mira ¿ves? Pague para toda la noche…—.
El menor ya se refería a que decían con eso de “pagar” se aterró, quería salir de ahí, quería morirse, quería que otra vez lo droguen para así salir un poco de su sufrimiento…era tan humillante, vergonzoso, asqueroso, se sentía como un agujero vacío que nació para ser llenado con algo doloroso, como si le clavaran pinches en esa parte que desconocía...
— ¡YOONGI!— Abrió sus ojos claramente alterados llenos de lágrimas, con el rostro pálido por la pesadilla que vivió segundos atrás, su cuerpo se removió violentamente y fuertes arcadas sintió en su estómago amenazando con devolver lo poco que comió el día anterior.—Ven…te llevar…—.
— ¡NO ME TOQUES!— Gritó empujando a NamJoon…sin haber captado quien era en realidad, su mente esta fundida en esa pesadilla, las arcadas se hicieron más fuertes y él con toda la fuerza que sentía en sus piernas camino de manera torpe al baño…a devolver todo. NamJoon lo miro de lejos, si no se hubiera alejado lo suficiente juraría que le pegaba una bofetada, de nuevo. Le daba tanta rabia e impotencia no poder acercarse a su novio.
—Y-yoongi…por favor—. Se acercó a la puerta del baño observando a YoonGi con precaución mientras agarraba una toalla del lavamanos, por suerte el baño era pequeño.
—Nam-namJoon—. Dijo mientras vomitaba y sentía ligeros espasmos…el peligris ahí se acercó a ayudar a YoonGi…—Lo siento… ¿te golpee…o algo? —Pregunto apenas terminó, NamJoon le ofreció rápido la toalla para que se limpie, tosió un poco agotado por la fuerza que hizo su estómago.
—No, solo me empujaste, por suerte no me golpeaste como la última vez—. Dijo con una sonrisa comprensiva, sabía por todo lo que pasó YoonGi, por eso nunca rechistaba ni nada, además, lo amaba hasta tal punto de aceptar cualquier golpe proveniente del mayor.
—Ugh…soy un asco de persona—.
— ¡¿Qué?! ¡No! YoonGi escucha, eres perfecto ante mis ojos, además muy atento conmigo, enserio no puedo pedir nada más que a ti en esta vida— Dijo NamJoon manteniendo una distancia adecuada, el blanquecino se acostumbró a los pequeños besos, pero aún le agarra miedo cuando toca cualquier parte de su cuerpo.
— ¿Enserio? ¿Enserio soy perfecto para ti? ¿No te parezco repugnante? Mi…mi cuerpo está sucio—. Se volteó mirando a NamJoon con sus ojos cristalinos.
—Para mí no eres nada repugnante, eres mi novio ahora dejando de lado todo lo que viviste, estamos en el presente, y juro que no voy a dejarte ir por nada, lo de tu cuerpo me importa poco—. A YoonGi le sorprendió la seguridad de NamJoon con la que dijo esas palabras, tan hermosas para sus oídos…se lo dijo a los ojos con tanta sinceridad que no pudo evitar temblar de felicidad. Olvidando el sueño que tuvo minutos atrás.
—Te amo— Dijo NamJoon otra vez luego de propinarle un ligero beso en los labios.
—Yo también te amo…y gracias— Dijo el mayor con una pequeña sonrisa, la sonrisa era pequeña pero no forzada, y eso era un comienzo. —Por cierto…acabo de vomitar y tú me besaste como si nada—. NamJoon, sinceramente, se había olvidado completamente de eso, relamió sus labios sin tomar mucha importancia al asunto y lo beso otra vez, YoonGi se sorprendió, pero no se alejó, ahora estaba bastante seguro de que NamJoon nunca lo dañaría, su corazón palpito con fuerza, era como si las telarañas y polvo que manchaban su órgano se hayan ido por completo en ese mismo momento…y le encantaba esa sensación.
***
Está bien, ahora mismo Jimin no sabía muy bien cómo reaccionar ante esta situación…y mucho menos V, quien lo había encontrado en el pasillo del hospital yendo directamente a ver a su padre, miraba la situación con intriga
— ¿Pasa algo hijo?– Pregunto el mayor sacudiendo su pelo grisáceo acomodándose en la cama de hospital. V lo miró serio, como diciendo “ya sé que estabas a punto de hacer”.
— ¿Bebé?— La que habló segundos después fue Jimin versión femenina, viendo cada reacción de su hijo…este aún estaba en un pequeño trance
—“¿Acaso vi mal?”—. Pensó el pelinegro, juraría haber visto como su madre posaba su rostro cerca del padre de V, como si quisiera besarlo….de seguro vio mal ¿no? Aunque su madre estaba con un pequeño tono carmesí en sus mejillas. Hay algo raro en ellos dos, por un segundo dudo que ambos se desconozcan.
— ¡Oh! Con que ese joven muchacho es tu Hijo Jimin—. La voz masculina lo sacó de su trance, V solo los observaba, sinceramente no le importaba que su padre se busque a otra mujer…pero ya la madre de Jimin…eso cambia las cosas. —V, hijo, me lo hubieras presentado—.
—Iba a hacerlo papá…— V se acercó hacía su padre seguido de Jimin quien se desvió para quedar al lado de su madre. Miro al hombre y luego a su madre, esta estaba nerviosa. — ¡Pero bueno te lo presento ahora!—. La voz de V cambió a la típica alegre que ponía siempre, como si no hubiera visto nada — Papá él es mi amigo Jimin, Jimin este es mi papá—.
—M-mucho gusto…—. Le extendió la mano para saludarlo, el hombre de pocas arrugas le devolvió el gesto.
— ¿Jimin? Tienes el mismo nombre de tu madre ¡y eres adorablemente parecido a ella!— El hombre sonrió, su voz era increíblemente gruesa, mucho más que la de V.
—G-gracias—. Asintió apenado, le gustaba que le digan lo mucho que se parece a su madre, estaba feliz por eso.
—Por cierto bebé, me olvide decirte, él era mi profesor particular—. Dijo la única mujer con algo de nerviosismo, sintiendo sus mejillas arder.
— ¡¿Enserio?!— Dijo V sorprendido, Jimin también se sorprendió…sólo que no lo demostró mucho ¿No que su madre era pobre? Y el padre de V pertenecía a una de las familias más importantes…algo no cuadraba…y sinceramente, quería respuestas
—Sí. Aunque dejé el secundario a los quince años…pero bueno, eso es otra historia—. Sonrió nerviosa, mientras la expresión nostálgica y triste se hacía presente en el rostro de Daehyun…— ¡Igual volví a recuperarme con el estudio y termine todo! Claro que me falta terminar la universidad…pero estoy de vacaciones por suerte—. Jimin ya sabía eso, se sentía muy orgulloso de su madre, aunque quería saber la otra parte de la historia…en la noche hablaría con su madre, algo le decía que ese hombre era importante para ella, y no le gustaba eso.