Capítulos 2
El resultado de un deseo
El olor de huevos fritos y pan tostado invadió las fosas nasales, del hombre que dormía plácidamente. Comenzó a removerse de manera perezosa, lunes el día más odiado por muchos, el inicio de una exhausta semana laboral.
Esa semana comenzaban los exámenes en la universidad, suspiro con cansancio para levantarse, pero algo andaba mal, el lado izquierdo de su cama estaba vacío
Frunció el ceño, el exquisito olor, provenía de su cocina, y eso era realmente extraño. Se levantó rápidamente acomodando una bata negra. Al bajar las escaleras y llegar a la cocina, su mandíbula cayó al piso.
El chiquillo estaba comiendo un exquisito desayuno, mientras leía el periódico, los ojos grises de su amante se encontraron con los del mayor, este miro extrañado al ver un brillo diferente en los ojos del menor.
-Buenos días Miyagui- San. - Dijo el mocoso de manera educada, tomando algunos sorbos de ¿Café?, ¿Desde cuándo Shinobu tomaba café?, Sin mencionar que el desayuno se veía realmente apetecible.
Algo andaba mal. - Prepare el desayuno. - Comento el rubio, parándose de su cómodo asiento y sirviéndole al mayor un plato con huevos y pan tostado. r Hoy llegare tarde, debo realizar un trabajo con un compañero para literatura. - Comento con calma, lavando los platos y cosas que utilizo para el desayuno. - Además estuve pensando que deberíamos turnarnos por día, la limpieza, la cena y los desayunos para llevar una convivencia más tranquila. ¿Qué opinas?
Miyagui no sabía cómo actuar, o responder esa pregunta, el chiquillo que estaba junto a él, era el mismo que ha vivido durante un año en su casa, pero algo era diferente. Muchas veces habían discutido, pero era la primera vez que Shinobu se comportaba de esa manera.
- Bu..eno. - Comenzó titubeante. - Creo que es una idea fabulosa. - Shinobu asintió, tomo su mochila, El azabache también se percató de la ropa que vestía el mocoso, no era la usual que él llevaba, vestía unos pantalones formales y una camisa negra con los primero tres botones desabrochados, se veía muy bien, debía de admitir.
- Bueno me debo ir no quiero llegar tarde a la primera hora, Kamijou- San es muy estricto. - Miyagui se levantó rápidamente de su asiento, para detener al menor ante que abriera la puerta
- Shinobu espera, ¿No nos iremos juntos? - Pregunto realmente preocupado, el chico se soltó de su agarre con molestia.
- Miyagui deberías de ser más independiente y menos empalagoso, se suponer que tú eres el adulto de la relación. - El profesor sintió como si un balde de agua fría cayera en su cuerpo, el chico se fue sin decir más.
- Algo andaba muy mal.
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Podía sentir unos suaves labios alrededor de su pecho, un suspiro salió del escritor al sentir una cálida mano en su pene, el cual ya necesitaba atención. Los masajes eran lento, sacando ligeros sonidos.
Abrió los ojos con pereza, encontrándose con unos orbes esmeralda con un brillo diferente, y una sonrisa algo siniestra.
- Ya era hora viejo pervertido. - Susurro el menor en su oído. Este lo miro sorprendió por el atrevimiento del muchacho.Pero no pudo decir mucho el chico comenzó a masturbarlo con violencia.
r ¡Misaki dios!, de..tenete, me, me vengo. r Comento de manera aturdida y placentera.
-Vamos Akihiko vente para mí. - Eso fue el detonador que basto para que el hombre llegara al clímax en la mano del pequeño. - Eso fue rápido. - Ser burlo el menor.
El oji violeta, luego de recuperar su respiración, miro detenidamente al chico sobre él, que solo llevaba un bóxer. Que le habían hecho a su dulce Misaki. - ¿Misaki estas bien? - Pregunto inseguro al ver la sonrisa traviesa del chico.
Este rodo los ojos con aburrimiento, bajando del cuerpo del adulto y acostándose a un lado. - No entiendo tu pregunta, según la novela que leí tu personaje sueña con ser despertado así. - Sonrió con malicia. - Y como buen amante quise realizar tu sueño. - Comentó mirando al hombre con lujuria. r Deberías estar agradecido, Akihiko de que sea tan complaciente.
El mayor frunció el ceño. - ¿Desde cuándo me llamas por mi nombre? - No es que le molestaba, al contrario le encantaba, pero Misaki insistía en las formalidades y amaba que le digiera usagi-san.
- Me aburrí de las formalidades, además no le veo el caso, ya hemos tenido sexo un montón de veces. Así que pensé que era hora de pasar a otro nivel. - Decir que Akihiko estaba sorprendido era poco, el hombre no sabía quién era el chico que estaba frente a él. Misaki jamás diría la palabra sexo sin que se le subieran los colores al rostro.
-Creo que iré a darme una ducha. - Comenzó de manera provocativa, quitándose lo único que lo cubría, sin ningún pudor. - ¿Por qué no me acompaña?- Comento caminando al baño. - O el viejo ya está muy cansado. - Y con una sonora carcajada se fue dejando a un escritor completamente helado, con una erección enorme, y grandes ideas para su nueva novela BL.
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Con gran sobresalto despertó de manera apresurada y algo agitado, se había quedado dormido. Inmediatamente se fijó en el otro lado de la cama pero este estaba vacío.
El lugar estaba frio, por lo cual llego a la conclusión que su amante se había levanta hace bastante tiempo y eso era muy extraño en Hiro-san.
Camino de manera lenta por el departamento, llego a la cocina y quedo pasmado a ver tal imagen el profesor, que habitualmente era malhumorado. Estaba preparando comida en un recipiente para ambos, la casa estaba impecable y el desayuno servido.
Cuando su pareja se percató de su presencia lo recibió con una gran sonrisa. - Buenos días Nowa – Chan. - El joven pediatra casi se cae, al escuchar su nuevo y reciente apodo. Lo hermosos ojos caramelo tenían un brillo, de inocencia e ingenuidad. - Prepare el desayuno, no te quise despertar esta semana fue muy dura para ti. - Comento el mayor sirviendo arroz y colocando el pescado en la mesa. - ¿No desayunaras? -Pregunto de manera temerosa, Nowaki vio el nerviosismo en sus ojos.
Por lo que prosiguió a sentarse de manera inmediata. El desayuno estaba realmente delicioso. - Hiro-san, esto está muy rico. - Comento feliz, su corazón casi sale de su pecho al ver la gran sonrisa del profesor.
-Eso me hace muy feliz Nowa-chan. - Comento el castaño sonriendo, Nowaki lo vio nervioso como si quisiera decirle algo. -Etoo Nowa-Chan. -Comenzó el mayor de manera titubeante, hacienda que el joven pediatra se derritiera de ternura.
- ¿Qué sucede? - Pregunto curioso y ansiosos por saber que tenía a su amante tan nervioso.
-Bueno, escuche que a dos estaciones de aquí. - Suspiro para calmarse. -Abrieron un acuario y yo… pensé que podríamos ir, ya que es tu día libre y yo salgo temprano. - Nowaki no respondía, estaba realmente sorprendido por lo que acababa de escuchar.
Hiroki al no escuchar respuesta se paró de manera rápida y comenzó a lavar los platos. - Pero si no quieres, no importa además debes estar cansado fue tonto de mi parte. -No pudo terminar la frase porque lo fuertes brazos de su amante lo apretaron con fuerza atrayendo su espalda ala del más joven.
-Me encantaría ir contigo Hiro-san, no sabes lo feliz que me haces. -Hiroki se dio vuelta con una sonrisa correspondió el abrazo tímidamente.
Nowaki podía sentir que explotaría de la felicidad. - Bueno que te parece si me busca en la universidad a las 15:00 a si podemos almorzar ante de ir. r-Comento el hombre mientras tomaba sus cosas.
- Te deje la comida lista solo debes calentarla nos vemos Nowa-Chan.
Y con eso se fue, dejando al menor con una sonrisa de idiota que si hubiera un concurso de seguro ganaba el primer lugar.
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Miyagi llego a la universidad de mal humor, Shinobu no contesto sus llamadas. Y le envió un mensaje de texto diciéndole no le llamara en clase y que dejara de acosarlo tanto. ¿En qué momento se habían invertidos lo papeles?
Al ingresar a la oficina, se encontró con su compañero, sonrió, camino sigilosamente para molestarlo, lo abrazo por dé tras como acostumbraba, pero grande fue su sorpresa.
- Miyagi-san, buenos días. - Una hermosa sonrisa adornaba el rostro del profesor más joven. - ¿Sucede algo profesor?
Miyagi no sabía que responder primero Shinobu y ahora Hiroki ¿acoso era un complot contra él?
-Nada. - Fue su respuesta, el castaño lo miro y siguió con su trabajo, ¿Tarareando una canción?
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Un auto deportivo estaba excediendo el límite de velocidad, pero a su acompañante universitario parecía importarle muy poco, este estaba con los pies arriba del auto, mientras conversaba con el escritor.
Akihiko por su parte tenía una sonrisa de oreja a oreja, de solo recordar lo que paso en la bañera. - Oye Akihiko. - El escritor lo miro de reojo, sin quitar la vista de su camina, debía dejar a su niño en la universidad e ir a la junta de la editorial, ya que Misaki prometió hacer algo especial si cumplía con sus obligaciones. - Pensaba que este fin de semana es largo por que no vamos a la playa, quiero ver el mar. - Comento con tranquilidad.
Akihiko miro al chico detenidamente, mientras esperaba que el semáforo diera verde nuevamente. Él siempre tenía que rogarle al menor para que pasaran tiempos juntos.
- Hey viejo despierta, el semáforo esta en verde. - Akihiko retomo el camino y frunció el ceño, no le agradaba la actitud mal educada del castaño.
-Me parece perfecto lo del viaje, - respondió, estacionándose fuera de la universidad. El chico ante de bajar le dio un apasionado beso, importándole poco que los demás estudiante lo miraran.
Ante de que este pudiera reaccionar, el chiquillo bajo caminando con la cabeza en alto y saludando algunos compañero. Mientras que el afamado escritor tenía un pequeño problema que resolver.
- ¡Este mocoso intenta matarme!
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No muy lejos de todo ese caos, una joven mujer de ojos celeste. Fumaba de manera tranquila mientras observaba en tres espejos la diferente realidades aquellos deseos de los tres hombres habían causado.
En el primer espejo, el cual era ovalado, con marcos plateados. Se podía ver a un dichoso hombre de hermosos ojos lilas, que hablaba por su teléfono celular y reservaba un avión privado.
El segundo espejo era rectangular con marco negro, se podía apreciar un hombre alto, de apariencia relajada. Organizando una pequeña cena, para su amante adolescente.
Mientras que en el tercer espejo el cual era redondo con un marco azul, podíamos ver al joven pediatra, revisando una revista de restaurantes en busca de un que cumplieras sus expectativas para llevar a comer a su querido Hiro-san.
La mujer sonrió complacida, las cosas marchaban como siempre. No era la primera vez que ayudaba a las personas. Ya que los seres humanos necesitamos constantemente que nos demuestren que, el amor no se moldea como uno quiere, que uno ama a la persona con esos defectos que a veces nos molestan, pero son esos defectos lo que lo hacen diferente.
-Espero que lo entiendan ante de que sea demasiado tarde. - Apago el cigarrillo y fue en busca de sus llaves, sabía que en poco tiempo esos tres querían comunicarse con ella.