Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Como sobrevivir a tu obsesivo y embarazado novio por HaaruuChaan

[Reviews - 96]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Como estan?, yo bien. feliz, por todos sus comentarios, soy feliz *------*!!!.

Agradecimientos a Annie, que pronto nos tarera el epilogo de "special needs" *---*, que nervios!

MARLED FUNARO, Yuki100, lightuke4ever, genesis, floOrecIitaA, y a Don(a) Anónimo. Mil gracias por sus comentarios!.

Desclaimer: Nada es mio, todo es de JeiKei, y asociados, y totalmente sin fines de lucro.

Capitulo Dos


Jamás critiques y/o niegues sus antojos nocturnos



–Mi amor… –Lo escuché a lo lejos, había tenido una semana de mierda y lo ignoré. No quería terminar de despertar–. Harry, cariño –me movió el hombro, por Dios, que se canse y me deje dormir–. ¡Potter! –Está bien, ya no podría seguir durmiendo.

–Ggmmhh, ¿qué pasa, cielo? –Mi voz sonaba adormilada, de verdad quería seguir durmiendo. 
¡Por favor que no fuera un antojo!.

–Tengo un antojo –me dijo suavecito y besó mi mejilla. Era tan tierno cuando quería, el muy cabrón.

–Mmjj... ¿Qué quieres? –Suspiré tan fuerte, que las plantas de alrededor se quedaron sin oxígeno. Me levanté.

–Quiero chocolates rellenos de menta y pepinillos americanos –lo miré confundido por la gran sonrisa en su cara.

–Te odio, ¿lo sabes, cierto? –Salí de la habitación directo a la cocina para ver si había algo de eso en el refrigerador. Abrí la puerta y, como era obvio, no había ninguna de esas cosas en él–. Alguien allá arriba, debe odiarme. –Salí de la casa, con pijama y pantuflas, poniéndome sólo una chaqueta sobre los hombros.

Me demoré casi diez minutos en encontrar un local abierto, hasta que lo encontré a unas siete u ocho cuadras de nuestro departamento; por obra y gracia de alguna deidad desconocida, en el local había pepinillos y chocolate. Al acercarme a pagar a la caja, el señor me miró con incredulidad.

–Antojos de embarazado –dije y él simplemente se rio, empaquetando las cosas.

Caminé lo más rápido que pude, hacía mucho frío afuera y tampoco era muy seguro andar a las dos de la madrugada caminando con tranquilidad. Al llegar a casa, corrí a la habitación y le entregué su antojo a mi ansioso rubio.

–Gracias, cariño. –Me dio un beso, yo sólo me acosté y recé por poder dormir lo que quedaba de la noche.

La verdad estaba más que cansado de todo, había empezado a trabajar hace dos semanas en una clínica privada y estaba más que agotado, no sé en qué estaba pensando cuando estudié pediatría. Mis horarios no eran tan malos, pero no estaba muy acostumbrado a levantarme a las seis de la mañana y, para rematar, mi “querido” rubio, al que ya empezaba a odiar con todas mis fuerzas, me despertaba casi todas las noches por sus estúpidos, ridículos y asquerosos, en su mayoría, antojos. 

Draco estaba más molesto que nunca, tenía cinco meses y tuvo que dejar la universidad para no poner en peligro a nuestro bebé con los químicos con los que trabajaba. Me culpaba cada cinco minutos de sus tobillos hinchados y de que su libido se fuera al caño, como si yo no sufriera ya por eso, ¡no habíamos tenido sexo en semanas! Para lo único que me mantenía despierto era para que le trajera sus extrañas comidas.

– ¿Ya te vas a dormir? –Me preguntó, con su elegante ceja levantada ¡Maldito y sexy rubio del demonio!.

–Sí, ya me voy a dormir. –Restregué mi cara con la almohada. Era viernes, tenía 25 años y lo único que quería era dormir, cuando debería salir de juerga o montármelo con mi novio toda la noche. Pero no, lo único que deseaba era dormir hasta que mi espalda no me dejara seguir acostado.

–Tengo un antojo. –Se sentó a mi lado, quitándome la almohada.

–Pues ve por él.

–Ya no queda, ¿puedes ir a comprar?.

–No, voy a dormir.

– ¡Pues yo quiero helado!.

–Pues yo quiero dormir –me giré para darle la espalda.

– ¡Harry! – No, ¡los gritos de nuevo no!–. ¡Desde que entraste a trabajar ya casi no pasas tiempo con nosotros, y en las noches siempre estás enojado conmigo! Tu hijo quiere helado –sentí cómo cruzó los brazos, esto iba para largo, pero estaba cansado y, quiera él o no, yo iba a dormir.

– ¡Claro que no paso tiempo en casa, si estoy trabajando, para que tú tengas todos tus malditos antojos y caprichos! –Me levanté de la cama, sabía que no debería estarle gritando pero necesitaba descansar, ahora YA–. Y sí, siempre estoy enojado contigo, porque no piensas más que en ti y en tus malestares. No me importan tus antojos, no me importan tus tobillos, no me importa si moví el maldito perro de la sala al comedor y a ti no te gustó –Tomé mis pantuflas–. ¡Ahora si no es mucha la molestia, me voy a dormir! –Salí indignado de la habitación, dando un fuerte portazo.

Ya en la sala, me tiré sobre el sofá. No quería ir a la habitación de huéspedes, porque si la desordenaba, Draco pondría el grito en el cielo y tendría que estar todo el día de mañana poniéndola como estaba. Traté de tranquilizar mi ira. Cuando mi enojo bajó me di cuenta de que lo arruiné; claro que me importaba Draco, lo amaba como a nadie y amaba a mi hijo, pero el cansancio de las últimas semanas, mis salidas de noche para ir a comprarle alguna chuchería y que él viniera y me criticara el que no paso en casa, fue más fuerte que yo.

Suspiré, desganado, pensando en qué debería hacer para ganarme su perdón: si comprarle todo el helado del mundo o darle un masaje de pies cada noche. Pero mis pensamientos se vieron turbados por el ruido de cosas arrastrándose en la habitación. Me levanté rápido y me acerqué a la puerta, podía escuchar a Draco rezongando mientras arrastraba algo. Entré.

– ¡Maldito hijo de puta! –Me gritó nada más verme.

– ¿Qué haces? –Le pregunté al ver una maleta a los pies del armario.

– ¡Me voy a la casa de mis padres! –Y, para darle más énfasis, sacó su ropa y la echó a la maleta. Yo estaba más que sorprendido, no esperaba que quisiera irse.

Las posibilidades pasaron por mi mente, algunas noches de sueño tranquilo, y de calmada paz en casa no me vendrían mal... ¡No! Harry Potter, tú no eres así, no puedes dejar que se vaya como si nada, me critiqué a mí mismo, no podía creer que pensé en dejarlo salir de la casa. Me acerqué y lo abracé. El trató de soltarse con fuertes golpes.

–Quédate quieto, y no, no vas a salir de esta casa. –Me pateó la espinilla el muy maldito, pero aun así no lo solté.

– ¡Si yo quiero me voy! Ahora suéltame –Se removió más fuerte, pero no lo iba a soltar.

–No, no te vas y no te suelto –Lo apreté más en mis brazos.

– ¡Suéltame! Me voy, para no molestarte más con mis antojos, caprichos y estupideces –Trató con más fuerza de soltarse y me dio un pisotón, créanme cuando les digo que casi me reventó el pie. Siguió gritando y despotricando contra mí, estaba en todo su derecho, no debí decirle que no me importaba.

–Hey, hey, cálmate –le dije después de un rato de escucharlo gritar–. Perdón, fui un estúpido, no debí decirte nada de eso –me miró. Sus ojitos grises estaban cristalinos, casi me rompieron el corazón, ¡era un maldito hijo de puta! –. Te amo, amo a nuestro bebé, y claro que me importa todo lo que te pase. –Besé su frente.

–Entonces, ¿por qué dijiste todo eso?.

–Porque estoy cansado, no he dormido bien, y el trabajo me quita energías. Perdón.

–Está bien, yo también lo siento, estoy muy sensible. –Apoyó su cabeza en mi hombro. Dios, como amo a este hombre.

Lo llevé a la cama y nos recostamos y, por primera vez en semanas, dormí por toda una noche.

Notas finales:

Bueno, ¿Les gusto?, yo amo a Draco *-*!.
El proximo yo creo que sale para el fin de semana,
asi que Esperenloo!

Gracias por leer!, que tengan una linda mañanatardenoche.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).