Campaña Adiós al lector pasivo
Porque un “me gusta”, un “continúalo”, o una crítica constructiva, siempre es bienvenida, acabemos con el lector pasivo. Deja un comentario en las historias que lees, un autor te lo va a agradecer de corazón.
Ahora si, a leer!.
Capitulo seis
Aguanta todo y tenle paciencia, ya verás que vale la pena
Ocho meses y medio, y las últimas dos semanas Draco se las había pasado durmiendo, su doctor nos había dicho que era normal, que su cuerpo estaba juntando energía para el esperado día, además de que Draco al ser primerizo tenía el factor miedo muy latente, y su mente prefería desconectarse antes que seguir pensando en lo que sucedería pronto.
Eran medio día, y estaba preparando el almuerzo mientras Draco, adivinen lo que estaba haciendo, exacto, ¡dormía!, aunque no lo podía culpar, si yo tuviera que expulsar de mi cuerpo un bebe de tres kilos, también trataría de desconectarme del mundo. Mi pobre rubio estaba muerto de miedo.
Cuando estaba sirviendo ya la bandeja para llevársela a Draco, el timbre de la puerta sonó. Corrí a abrir, no quería que mi rubio se despertara. Al otro lado de la puerta estaban mis amigos, Hermione y Ron, los deje pasar enseguida.
– ¡Harry! – gritaron ambos emocionado, no nos veíamos hace unos meses, porque ellos se habían tomado una muy, muy larga luna de miel.
–Shhh – los chite – no griten, Draco está durmiendo – los guie a la sala y les serví un café, el almuerzo podía esperar, después de todo, si yo no despertaba a mi rubio, no se iba a levantar hasta que le dieran puntadas – ¿Qué los trae por aquí, chicos?
– ¡Vas a ser papá!, ¿cómo no nos avisaste? – se quejó Hermione.
–Estaban de luna de miel, no los quería molestar – me excuse. Sabía que mentía, Draco no se llevaba muy bien con ellos y no quería estresarlo demás con sus visitas, aunque a mí me habían hecho mucha falta, todo sea por mi rubio hermoso.
Estuvimos un rato poniéndonos al corriente de las ultimas noticias, Hermione, que se había graduado el mismo año que yo, pero de Leyes, ya había encontrado un empleo muy bueno, y Ron, bueno Ron seguiría trabajando por la eternidad en la tienda de sus hermanos Fred y George.
Cuando me decidí a ir a despertar a Draco para que comiera, un grito me dejo helado en mi lugar.
– ¿Que fue eso? – pregunto Hermione.
–Creo que fue Draco, voy a verlo – me levante rápido y mientras caminaba a la habitación un nuevo grito con mi nombre me hiso correr.
– ¡Harry! – cuando entre en el cuarto, mi rubio estaba sentado en la cama, con su carita muy roja y las sabanas mojadas.
– ¿Draco, porque las sabanas están mojadas? - le pregunte, guardando la esperanza de que se hubiera orinado, aunque sabía que no era eso.
–Creo... – Empezó a hablar, pero se cortó en mitad de la frase, soltando un alarido. Me acerque corriendo a su lado y vi que Hermione y Ron se encontraban parados en la entrada de la habitación. Draco se calmó y volvió a hablar – Creo que él bebe ya viene.
Sabía que diría eso, pero no pude evitar paralizarme y comenzar a balbucear.
–Pero... aun, aun no es. Todavía no es tiempo – Logre decir al final – ¿Que debemos hacer?
–No, no lo sé – Draco me miro tan o más asustado de lo que estaba yo, no tenía idea que hacer, todo se me había borrado de la mente, los años de universidad no me habían preparado para esto. En realidad si lo habían hecho, pero cuando es tu propio hijo quien va a nacer, creo que no cuentan todas las horas de clases.
–Tenemos que llevarte al hospital, ahora – Hermione tomo el control de la situación, preguntando todo lo que debía preguntar, arreglando las cosas y dando órdenes, como si ya hubiera pasado antes por esto. ¡Dios bendiga a todas las Hermiones que estén allá afuera!, no habríamos podido sin ella.
En diez minutos estábamos en el hospital, a Draco lo habían acomodado en una habitación y nos dejaron ahí, porque según ellos "aún no estaba listo". ¡Si hay alguna deidad que me escuche, deme paciencia!
****
Llevábamos cuatro horas ya en la habitación del hospital, y según el doctor que vino a revisarlo hace una hora, aún faltaban un poco más para que estuviera listo. Si Draco no moría antes de dolor, yo iba a ser asesinado por él. ¡Mi pobre, hermoso y adolorido rubio, no me mates!
– ¡Potter! – me grito, apretando mi mano tan fuerte que creí que me rompería unos cuantos huesos – ya no puedo más – susurro quedo cuando el dolor se fue. Las contracciones eran cada vez más seguidas y de lo poco que me acordaba en esos momentos de mis estudios, eso significaba que pronto tendríamos a nuestro bebe en los brazos.
–Tranquilo, cariño, ya falta poco – intente tranquilizarlo, aunque sabía que no lo lograría. Mi pobre rubio.
–No me tranquilices, no tienes idea lo que ahhgg – Draco volvió a tomar mi mano para apretarla, mientras yo apoyaba la otra en su vientre, intentando inútilmente quitarle el dolor. Sentía sus músculos contraerse con fuerza bajo mi palma, y supe que si él estaba sufriendo tanto por traer a nuestro bebe al mundo, yo podía aguantar todas y cada una de sus manías sin chistar.
Cuando iba a hablarle, a decir cuanto lo amaba y le agradecía por el esfuerzo enorme que estaba haciendo, entro su médico a la habitación. Espero que ya sea el momento.
–Estás listo – dijo el médico, después de revisarlo – te llevaremos a la sala de partos.
Draco me miro con miedo, y yo apreté la mano que seguía unida a la mía. Todo fue en cámara lenta desde ese momento, la preparación que tuve que hacer para entrar con él, las últimas contracciones antes de que le dieran la indicación de que podía comenzar a pujar.
Y quince minutos y una cantidad increíble de gritos después, ella estaba con nosotros. Una pequeña cosita de cuarenta centímetros, rosadita y arrugada, pero que para nosotros era la perfección hecha persona.
–Es hermosa – dije, cuando al fin la teníamos, limpia y arropada, acurrucada en los brazos de Draco.
–Claro que es hermosa, es mi hija – me sonrió con cansancio, pero con una felicidad que le salía por los poros. Estaba radiante, cansado, sudado y con sueño, pero radiante. ¡Lo amo más que antes, y yo pensaba que eso era imposible!.
–Tenemos que ponerle un nombre – acaricie la pequeña cabecita, cubierta de pelusilla oscura, espero que solo herede el color y no lo rebelde de mi cabello – Tiene cara de April.
– ¿qué?, no le pondremos a nuestra niña el nombre de un mes, no seas poco elegante – Se quejó, como siempre se quejaba de todo, con su tono irónico y mueca despectiva, pero ya nada de eso importaba, aun así es perfecto.
–entonces, ¿cómo?
–No lo sé – y en ese momento abrió los ojos, dejándonos a ambos impresionados.
–Esmeralda – susurramos, ambos al mismo tiempo. Sonreí y lo bese.
–Te amo – le dije con nuestras frentes juntas – aun que me hagas rabiar, aunque no me dejes caminar descalzo, ni desordenar la casa, aunque critiques mi forma de limpiar y digas siempre que soy un desastre – hiso un puchero, que me saco una carcajada – por este momento, vale la pena todo lo demás.
–Eres un cursi Potter – se quejó, pero me atrajo hacia el para besarme, Esmeralda soltó un quejido, apretada entre nuestros cuerpos.
No soy la persona con más tacto o paciencia, pero soportaría cualquier cosa porque este momento junto a ellos sea eterno.
FIN
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