Capítulo 2: No puede ser.
-Hola ¿Qué sucede?- Contesto el teléfono celular que hacía poco había comenzado a sonar.
-Yuu, que bueno que contestas, ya está todo listo con el story board, necesitare tu ayuda para mañana ¿A qué hora crees poder?- Hace poco había hablado con Yuu, habían quedado de avisarse sobre el trabajo, Yuu siempre había sido una trabajador espectacular, siempre encontraba la forma de acomodar su horario para ayudarle, pero después de tanto tiempo inactivo, Chiaki no era capaz de llegar y exigirles a todos que hicieran las cosas como a él se le antojaban.
-¡Ah, qué bueno que ya este todo listo!- Exclamo con tono jovial- Bueno mañana yo creo…
-Ups- Interrumpieron del otro lado de la línea.
-¿Sucedió algo?- Pero antes de que Chiaki fuera capaz de decir cualquier cosa el llanto de un bebe cruzo por sus oídos.
-Lo siento, es que aproveche de llamarte mientras alimentaba a Hatsumi, pero me descuide y se cayó el biberón al piso- Explico, mientras el llanto de fondo no apaga su intensidad- Calma mi vida- Hablaba Chiaki con su bebe que no dejaba de llorar.
Yuu sonrió, parecía extraño imaginarse a Chiaki cuidando tan afanosamente de un ser tan pequeñito e indefenso, pero sabía de sobra que su amigo estaba haciendo un excelente trabajo.
Chiaki por su parte había vuelto a dejar en la carriola su hija y corrió hasta la cocina apresurado para lavar el biberón en caso de que quedara con residuos de polvo.
-Está bien, lo siento mucho Yuu ¿En que estábamos?_ Pregunto al tiempo que volvía a tomar a su bebe entre sus brazos y le ofrecia nuevamente el alimento que tanto deseaba.
-Oh, sí, mañana em… ¿A qué hora has citado a las demás?- Pregunto.
-La gran mayoría puede en la tarde, hemos quedado que para comenzar nos juntaremos a las 3:00 pm ¿Puedes hacerlo?- pregunto preocupado.
-A las tres, claro, no te preocupes allí estaré, tengo un regalo para Hatsu- Anuncio para luego soltar una suave risa.
-¿Oíste mi vida? Yuu te tiene un regalo- Comento el peli marrón con su bebe hermosa- Gracias Yuu, no vemos mañana entonces- Se despidió.
-Bien, adiós y nos vemos- Corto la llamada.
La nena alcanzo a beber poco más de media botella, cuando un llamado a la puerta provoco que su madre se moviera, dejándola nuevamente en la carriola, alejada de su leche, esta vez no lloro, se quedó un rato en el cochecito, observando el biberón en el mueble y estirando las manitas creyendo que podría alcanzar el alimento.
Chiaki corrió hasta la puerta, ya era la hora de llegada de Hatori, supuso que sería el, pues hacia un par de horas le había enviado un mensaje diciéndole que se le habían quedado las llaves y que no saliera de casa.
-¡Ya voy!- Exclamo, apresurado hasta la puerta-¿Había mucho…- su voz se cortó la instante, estaba por preguntar cómo estaba el tránsito, pero descubrió que la persona tras la puerta no era quien el esperaba, en su lugar una mujer mayor le lanzaba una mirada de odio.
-¡Que cara tan espantosa es la que has puesto!- Exclamo la mujer.
-¿Qué has usted aquí?- Pregunto a su suegra medio atemorizado.
-¿De dónde has sacado esos modales?- Reprocho aún más molesta la señora.
Chiaki estaba dispuesto a rebatir cuando nuevamente se escuchó el llano de Hatsumi por toda la habitación, seguro ya se había aburrido de esperar a que Chiaki volviera para darle de comer y se había puesto a llorar para llamar la atención de su madre.
-¿Ese es el engendro? Seguro esa aberración de la vida tendrá tus mismos modales, debiste haber abortado cuando estabas a tiempo- pronuncio con veneno y luego le observo sin una pizca de remordimiento por sus espantosas palabras.
-¿no sé qué clase de persona es usted? ¿Cómo es capaz de llamar de esa forma a un pequeño ser, que no tiene culpa de nada y que además posee su misma sangre? ¡Es su nieta!- Exclamo.
-¡ESA BASTARDA NO MERECE SER MI NIETA!- Grito colérica.
Chiaki no se dio el tiempo de meditaciones, luego sintió el escozor en mi palma derecha y la cara de la mujer volteada levemente, de apoco se comenzaba a enrojecer la zona que el mismo había golpeado.
-¡¿Cómo te atreves?!- Exclamo molesta.
-¡NO VUELVA A DECIR ESO DE MI HIJA!- Exclamo- dígame todo lo que quiera a mí, poco me importara, pero mi hija usted no puede hablar, no señora, eso no se lo permitiré- Asevero fuerte y claro hacia la mujer.
-¿Y tú quién eres para amenazarme?- pregunto ella molesta- Te hace falta escuchar un par de verdades, tú no eres madera para mi hijo y esa niña no merece llevar el apellido de mi familia- Apunto hacia adentro, Hatsumi lloraba con más fuerza dentro de la carriola, pero Chiaki no deseaba abandonar su lugar en el marco de la puerta, pues tenía miedo de que esa mujer entrara en su casa y se atreviera a hacerle daño a su hija.
Chiaki había quedado en blanco, nunca en su vida unas palabras le habían cargado de tanta amargura y dolor, la mirada afilada de la mujer le apuñalaba con fiereza, se sentía devastado.
-Si solo ha venido a desmerecerme como persona, pues ya lo ha hecho, ahora por favor retírese señora, no hay nada que usted puede obtener de mi hogar, váyase de mi casa- Indico con tono de voz firme pero apagado.
-Tienes razón, de esta casa yo no quiero nada, pero mi objetivo aun no lo he cumplido- Recito- Lo que yo quiero es que te vayas, vete de este país, llévate al engendro contigo, y lárgate muy lejos si sabes lo que te conviene, cosas muy malas te pueden pasar a ti o la ratita, así que más te vale largarte ahora que aún es posible- Ella disfruto de la expresión que puso Chiaki en ese momento, luego de aquello giro sobre sus tacones y volvió a casa por el mismo camino que había tomado para llegar, dejando al joven parado en el borde de la puerta con un expresión de absoluto temor.
Observo a la delgada figura cruzando su jardín y pasando rauda por el portón de su casa, luego de eso un gran vacío quedo en su interior y luego de por reiteradas veces el llanto de su bebe volvió a entrar en la casa apresurado por dar consuelo a su pequeña.
-Tranquila mi amor, aquí está tu biberón-Susurro con voz encantadora.
Estaba dándole de comer a su hija cuando unos pasos tras de él se escucharon y giro a observar la figura con terror, para pronto descubrir que era Hatori.
-Lógico que te asustes, no deberías dejar la puerta abierta- Reprocho el castaño observando a su pareja, blanca como un papel.
Chiaki le observara aterrorizado, había apretado a Hatsumi contra su pecho y la aferraba a su cuerpo, como si estuviera protegiéndola de su propio padre.
-¿sucede algo?- Pregunto preocupado.
-¿Qué?- Susurro Chiaki un poco desconcertado, poco a poco alejo a su bebe de su pecho y contesto:- No, no está pasando nada, es solo que me asuste cuando escuche unos pasos detrás de mí.
-Claro, has dejado la puerta abierta, debes tener más cuidado- Reprocho Hatori.
-Sí, creo… Seguro la deje mal cerrada cuando vino el cartero, Hatsumi estaba llorando, asi que apenas termine con él, corrí a ver a Hatsumi.
-Vaya ¿Y qué le pasaba a esta nenita llorona?- Pregunto un poco más relajado.
La bebe observo a su padre atenta con sus grande ojos azules, sin dejar de beber el concho de leche que le quedaba.
Al día siguiente fue a casa de su amigo, tal y como lo había dicho llevo el regalo de hatsumi, una pequeña muñeca de trapo, con cabellos de lana negros y brillantes botones azules como ojos, la nena observo la muñeca unos segundos y luego de la llevo a la boca.
-Jajajajaja, suertuda ella, quiere comerse una muñeca y yo hace día que no puedo echarme un bocado sin devolverlo al instante- Comento con pesimismo.
-¿Estas enfermo?- Pregunto Chiaki, mientras hacía trazos y miraba de reojo a la bebe.
-Sí, hace unos dias, parece que he cogido un virus estomacal, o algo de lo que he comido me ha caído mal- dijo agarrándose el estómago.
-Vaya ¿Estás seguro de querer trabajar? Deberías descansar en casa- Indico levantando la vista de sus trazos y mostrando una expresión preocupada, se levantó de su lugar y toco la frente de su amigo- Parece que no tienes fiebre- Susurro.
Los ojos de Yuu se abrieron de sobre manera, estaba hasta cierto punto impresionado, no esperaba esa reacción de su amigo, pero su nueva faceta “Chiaki en versión mama gallina” no solo era factible para Hatsumi, sino para todos a su alrededor.
-No te preocupes, la verdad ahora me siento bien, es como una cosa que viene y va…- Musito pensativo.
-¿Qué será? ¿No has pensado en ir al médico?- Pregunto interesado en el tema, volviéndose a sentar en su escritorio.
-Sí, lo he pensado, de hecho tengo una cita para hoy en la tarde.
-Que bien, espero que solo sea algo pasajero- Chiaki sonrió y ellos continuaron con su trabajo, Yuu no estaba preparado para lo que unos horas más tarde le sucedería.
Sentado en la camilla del consultorio, el médico le observaba consternado.
-Yanase-san, esto es un poco complicado de explicar, usted no padece enfermedad alguna…
-¿Y entonces?
-Usted está embarazado.