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En el internado todo puede pasar.... por Shamita

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CAPITULO III


 


Desde que lo había visto el día de las inscripciones supo que algún momento seria abrazado por los de aquel peli oscuro, no podía negar que le encantaba sentirse el centro de atención de los hombres y que muchas veces había sido esto la causa de muchos problemas con sus padres, razón principal por la cual estaba estudiando en aquel internado, pero a él eso era lo que menos le importaba tal vez si sus padres le hubiesen demostrado mayor cariño no hubiese tenido que recurrir nunca a vender su cuerpo por el “amor” de todos aquellos que lo deseaban.


Cuando llego al Internado Weston pensó que su compañero de cuarto seria como aquellos niños ricos con los que muchas veces se había encontrado, ya que muchos de los jóvenes estudiantes provenían de familias adineradas dentro de esta institución, más a pesar de que este joven venia de una familia acomodada parecía que no era como los que Alois acostumbraba conocer más no le dio mayor importancia debido a que como lo veía no podría pasar un buen rato entre las piernas de su compañero peli oscuro con reflejos azules no le molestaba tener alguien con quien pasar sus tardes libres, aquellas en las cuales no tendría quien le hiciera delirar de placer, así había comenzado la amistad entre ambos compañeros de habitación.


En la primera semana de clases no sólo se había encontrado con el joven de cabellos azabaches y ojos escarlatas sino que también logro poco a poco acercarse a Sebastian, como Ciel lo había llamado, y disfrutaba haber tenido la oportunidad en poco tiempo no únicamente de salir si no que también había podido sentir aquel miembro perteneciente a Sebastian dentro de él pero de eso ya habían pasado varias semanas y  ahora parecía que el mayor no deseaba volver a tener nada que ver con él, así que como usualmente asi se refugiaba en otros chicos que pudiesen brindarle momentos de placer más ninguno mostraba mayor interés que por su cuerpo, y si eso no era todo justo ahora estaba teniendo una discusión con Ciel debido al de tercer año.


–     ¡Sebastian no es como tú dices! –elevaba la voz Alois– ¡Él solo a estado ocupado últimamente pero yo lo esperare para ser uno con él nuevamente!


–     Alois ya te dije que tu querido Michaelis únicamente jugo contigo –se explicaba Ciel tras haber hablado con el nombrado en la sala de los dormitorios la noche anterior–, prácticamente fue lo que dijo anoche.


–     Tal vez tu lo has malinterpretado –contradijo el de cabellos rubios– ¡Todo esto es porque estas celoso de lo que tengo con Sebastian!


–     ¡¿Yo celoso?! –cuestiono el otro incrédulo– Yo no estoy celoso y menos de ti y Michaelis, lo que te estoy diciendo es la verdad.


–     Claro que no –hablo Alois–, crees que no he visto como te ve Sebastian y como lo ves tú.


–     ¿De qué hablas? –pregunto confundido Ciel– Yo no veo a Michaelis de ninguna forma diferente a la que veo a los demás.


–     ¡Ja! Eso ni tú te lo crees Ciel –hablo enfadado Alois–, yo te he visto como cuando piensas que nadie te ve te le quedas viendo, así como en el cine crees que no me di cuenta de que nos comías con los ojos cuando nos besábamos –seguía mientras mantenía la mirada en el otro– y como Sebastian pareciera disfrutar cuando están juntos, pero ni pienses que te dejare el camino libre con Sebastian, ¡él es mío y no te lo daré nunca!


–     No sé de dónde has sacado todo eso pero estás equivocado –hablo Ciel manteniendo la calma–, te puedo asegurar que yo no deseo otra cosa de Michaelis que no sea que se mantenga alejado de mí.


–     Yo sé muy bien que eso no es más que una mentira que te la debes repetir todos los días para creértela Ciel pero a mí no me engañas –hablo el rubio–, tu deseas a Sebastian para ti pero estas muy equivocado si piensas que te lo daré sin pelear.


–     ¡Ya te lo he dicho Alois a mi Michaelis no me interesa para nada! –elevo la voz el de ojos zafiro– Puedes hacer lo que quieras con él.


–     Pues si lo hago y lo seguiré haciendo porque Sebastian es mío y nadie me lo va a quitar –hablo el de cabellos rubios–, así que no te quiero ver otra vez rondándole porque si no me vas a conocer –termino por amenazar al ojí zafiro.


–     ¡Como si me importara lo que haces! –exclamo Ciel– Por mi pueden irse muy lejos.


–     Lo mismo digo, tú te puedes ir muy lejos con ese Landers –dijo Alois– y deja de meterte en la vida de los demás –termino dirigiéndose hacia la puerta de la recamara para salir por esta dejando sólo al de cabellos oscuros con reflejos azules.


Alois al salir de aquel lugar se dirigió sin pensarlo a la recamara de Sebastian e inmediatamente en cuanto llego se dispuso a tocar la puerta, necesitaba hablar con el de cabellos azabaches para aclarar todo y que las cosas volviesen a como habían sido hasta hace unas semanas atrás, más nadie le respondió al primer llamado pero aun así decidió tratar otras dos veces teniendo el mismo resultado frustrado se dirigió hacia los jardines necesitaba aire fresco ya que parecía que aquella semana no era su semana.


Y era verdad, ya que no sólo estaba su reciente pelea con Ciel sino que también había tenido que pasar por el coraje y la desilusión de que no lo dejasen entrar en la obra de teatro que preparaba el Club al cual pertenecía pero el profesor encargado le había dicho que si se esforzaba más sin duda en la siguiente puesta en escena podría participar más activamente, tal vez no como principal pero si como un personaje secundario o un extra pero sabía que por algo debía empezarse.


También estaba el asunto de Sebastian a quien por semanas había buscado pero este simplemente le decía que se encontraba ocupado o cansado y eso de verdad lo estaba desesperando al punto que el sexo entre uno que otro de sus compañeros comenzaba a saberle a nada, parecía que incluso el sexo salvaje comenzaba a ser un problema aunque también podría ser también el hecho de que sus compañeros temporales no sabían guardar el secreto ya que se comenzaba a rumorear por la escuela sobre sus encuentros y eso era un problema si quería quedarse con Sebastian pero al final era culpa de este por desatenderlo, él necesitaba mantener su cuerpo caliente y ser abrazado constantemente para poder estar feliz así había sido desde hace mucho.


Camino hasta el jardín donde se sentó en un lugar apartado de todos en esos momentos no deseaba saber de nadie aunque inconscientemente buscaba con la mirada al de ojos escarlata por si lo veía para abordarlo y poder por fin poner todo en su lugar, pasaron los minutos y a pesar de que no estaba interesado en ver a sus compañeros pasearse por el jardín mientras platicaban su mente no dejo de divagar entre cuestionamientos referentes a Sebastian y también de sus ‘amigos’ porque sabía que todos ellos se habían acercado a él solamente debido a que eran amigos de Ciel lo que provocaba que él era como una mera extensión del de ojos color zafiro debido a que tenían que compartir recamara más aun su mente viajo más allá de aquellas paredes hasta donde todo comenzara y que marcara su vida años atrás .


Flashback


Todo en su vida era normal, sus padres aunque no eran de tan alta categoría social se la pasaban intentando llegar a las altas esferas de la sociedad teniendo como resultado el abandonarlo en casa en compañía de niñeras a una edad muy temprana, por fuera se podía ver como cualquier otro de los niños de familias acaudaladas con los cuales tenía que convivir debido a sus padres más últimamente estaban pasando por problemas matrimoniales que estaban llevando no sólo al matrimonio una vida incomoda y desagradable sino también al mismo Alois que no sabía que debía  hacer para ayudar a sus padres, es decir, el sólo tenía once años así que no entendía muy bien porque sus padres últimamente peleaban mucho y muchas noches terminaban dormidos en habitaciones separadas.


Una noche de tormenta como ya era costumbre sus padres estuvieron peleando hasta que el Señor Trancy decidió irse a tomar unas copas en un bar para regresar entrada la noche, caminaba a pasos torpes por los pasillos de la su casona hasta que se encontró con un Alois que se dirigía hacia la cocina por un vaso de agua, el mayor al ver a su hijo enfundado en unos shorts de seda blanca que hacían juego con su camisa de seda de mangas cortas blanca y los pies descalzos.


–     ¿Qué haces aquí niño? –cuestiono el mayor– ¿Qué no deberías estar dormido ya?


–     Lo siento, solo iba por un vaso de agua –contesto el menor sabiendo que en realidad no importaría en lo más mínimo lo que le dijera el otro simplemente se iria sin siquiera voltear a verlo.


–     Tu no aprendes nada, no necesito un hijo que se la vive pidiendo perdón por todo –elevo la voz el hombre de cabellos rubios cenizos–. Ojala no hubieras nacido asi todo sería mejor.


–     Lo…


–     ¡Que te he dicho! –grito el mayor de los Trancy– ¿Dices que ibas a tomar agua?, entonces te daré algo mejor que el agua para ver si así aprender –termino de decir para después tomar al menor del brazo y guiarlo hacia su habitación.


 Al llegar a la habitación del niño lo aventó a la cama para después posicionarse sobre el pequeño cuerpo, mientras Alois veía con sus celestes ojos como su padre comenzaba a desabotonar su camisa para posteriormente comenzar a pasar sus dedos por la blanca piel del más joven.


–     ¿Padre? –cuestiono Alois con voz temblorosa– ¿Qué… que haces?


–     Tú quieres que tu madre y yo te amemos, ¿verdad? –hablo el mayor mientras bajaba los shorts mientras recibía el menor asentía con la cabeza– Bien entonces esta es la forma en la que te puedo amar Alois, ¿quieres que te ame?


–     Si, padre –contesto el mencionado.


Sin decir nada más su padre bajo su ropa interior para después bajar sus pantalones dejando al descubierto su miembro que comenzaba a erguirse llevo sus manos hasta el y comenzó a masajearlo hasta que se irguió completamente, dirigió su mirada hacia el cuerpo del más joven y se inclino hasta tener al alcance de sus labios el cuello de su hijo y comenzó a lamer y besar el cuerpo que se le ofrecía sin medida, comenzó a bajar hasta encontrarse con las tetillas donde se entretuvo mordiendo y lamiendo sacando suspiros y gemidos del más joven.


–     Padre, se siente extraño –logro decir conteniendo un gemido.


–     Siente Alois, este es mi amor por ti –contesto el otro sin levantar la mirada para seguir con su trabajo, guio una de sus manos hacia la pequeña hombría de su hijo y comenzó a masajearla haciendo que el otro gimiera–. Tienes un cuerpo muy lujurioso hijo, apenas te he tocado y te has puesto duro.


Alois trataba de contener los gemidos que salían de su boca mientras que su padre bajaba por su abdomen hasta llegar a su miembro erguido para llevárselo a su boca y comenzar a succionarlo mientras que una de sus manos se dirigió hacia su entrada, primero sintió como los dedos de su querido padre masajeaban aquella zona siendo que se avergonzara más no podía evitar pensar que aquello que le estaba haciendo el mayor se sentía realmente bien pero sobretodo no podía apartar las palabras que le dijera hacia apenas uso minutos atrás diciéndole que esta era la manera en que su padre lo amaba, dejo todo pensamiento cuando sintió como un dedo de su padre entraba por aquel lugar causándole dolor.


–     ¡DUELE! –grito mientras lagrimas caían por sus celestes ojos– ¡SACALO PADRE DUELE MUCHO!


–     Shh… tranquilo Alois pasara pronto –hablo el rubio mayor–, sino hago esto te dolerá más cuando te de todo mi amor.


El mayor comenzó a mover lentamente el dedo de afuera hacia adentro mientras que besaba su cuerpo dejando pequeñas marcas en él, poco a poco Alois se acostumbro a la intromisión de aquel dedo y comenzó a mover las caderas inconscientemente pidiendo más de aquellas atenciones cuando el mayor vio esto se dispuso a ingresar un segundo dedo en la pequeña entrada de su hijo quien al sentir como entraba asiendo que gimiera de dolor y nuevas lagrimas salieran de sus ojos, lagrimas que su padre limpio con sus labios para tratar de aminorar el dolor, espero paciente hasta que Alois comenzó a buscar mayor contacto con los dedos de su padre quien al sentir esto comenzó a moverlos hasta que consiguió llegar al punto que hizo gemir de placer a su hijo.


–     ¡Ah! ¡ah… pa… padre! –gemía Alois retorciéndose de placer– ¡más... más… por favor… ámame padre…!


–     ¿Quieres que te ame Alois? –cuestiono el mayor sonriendo de medio lado mientras veía el rostro sonrojado y la mirada llena de lujuria y deseo de su propio– ¿Quieres sentir el amor de papá?


–     ¡Sí! –gimió el menor– ¡Quiero que padre me ame!


El rubio más alto saco los dedos del interior de Alois para dirigir hasta su entrada su miembro duro que clamaba por atención y poco a poco fue empujando hacia adentro, pronto Alois pudo sentir todo el miembro de su padre palpitando en su interior para después sentir como este comenzaba un vaivén de afuera hacia adentro primero lento pero que al cabo de unos minutos comenzó a incrementarse tanto en velocidad como en profundidad.


–     ¡Ah! ¡Tan profundo… tan grande… te siento papá… siento tu… amor! –gemía Alois retorciéndose bajo su padre.


–     ¡Ah… ah… tan estrecho… mi niño… tan caliente… ah… ah… dioses… eres mejor… mejor… que tu… ah… ah… que  tu… madre… ah… se siente… tan bien… tan bueno… ah…! –gemía roncamente el padre en el oído de su hijo sin dejar de estocarlo en ningún momento.


Continuaron así durante varios minutos hasta que Alois termino entre los abdómenes de ambos más el mayor aun no había terminado así que salió del más joven y lo tomo las piernas para doblárselas a la altura del pecho y las sostuvo ahí quedando él de rodillas, frente a la entrada visible del otro, para después guiar nuevamente su miembro a la entrada del rubio menor y sin esperar más comenzó a estocar de afuera hacia adentro velozmente haciendo el otro gimiera al sentir como entraba y salía el miembro erecto de su padre que daba a cada momento en aquel punto que lo comenzaba a enloquecer, el mayor guio su mano hacia el pequeño miembro de Alois para estimularlo hasta que nuevamente se puso duro y firme debido a las atenciones que estaba recibiendo, duraron así varios minutos más hasta que el rubio menor sintió que nuevamente llegaría al clímax de aquella situación y su padre quien sintió las contracciones de su ano bajo una de las piernas de Alois dejando solo una apoyada en su hombro y se inclino hacia el frente dejando a su alcance los labios del menor los cuales devoró en un beso apasionado que era contestado torpemente por su hijo sin detener en ningún momento las estocadas que le daba al cuerpo más pequeño.


–     ¡AH… PA… HA…AH… DRE… PA… PADRE! –gemía fuertemente Alois sintiendo como a cada momento un cosquilleo que subía desde su vientre hasta apoderarse de todo su cuerpo– ¡más… más… padre… más… fuerte… quiero… quiero sentir… sentir… todo tu amor…!


–     ¡Te voy a llenar… todo… todo… de mi… amor… Alois! –gemía roncamente– ¡Vas a sentir… todo el amor… que papá… te ha guardado… durante todo… este… tiempo… hijo… te… voy a llenar… todo de… mi esencia…!


Pocos minutos bastaron para que tanto padre como hijo llegaran al orgasmo con un gemido hondo y profundo, el menor en su vientre mientras que el mayor lo hizo dentro del otro después de varios minutos en los que estuvieron recuperando la respiración hasta que el mayor salió del interior de su hijo, se quedo viendo como de este salía semen y un poco de sangre haciéndole saber que era el primero en poseer el cuerpo de Alois, sin decir nada subió sus pantalones para posteriormente acercarse al de ojos celestes y llevarlo hacia el baño donde lo metió a la tina para después abrir la llave del agua caliente.


–     Báñate y después acuéstate –dijo el hombre–, ¿Alois quieres que papá te siga dando su amor?


–     ¡Sí! –contesto el otro tratando de mantenerse despierto– ¡Quiero que padre me ame!


–     Bien, entonces promete que no le dirás nada a mamá, ¿está bien? –hablo el mayor.


–     Como tu digas papá –respondió el más joven.


–     Buen niño, ahora haz lo que te dije yo hare lo mismo en mi habitación –dijo el rubio mayor para después irse dejándolo solo en la habitación.


Al día siguiente el padre de Alois se comportaba como si todo fuera normal, cosa que causo que el más joven de la familia sintiese que todo lo que había pasado era un sueño pero el dolor en su parte baja le confirmaba que todo aquello realmente había sucedido, los días pasaron y siguieron su curso mientras que la familia Trancy continuaba viviendo con tranquilidad e incluso algunas veces sus miembros se veían como simples extraños pero en algunas noches Alois recibía el amor de su padre.


Los días siguieron transcurriendo y se convirtieron en meses, pero Alois comenzó a desear mayor amor no sólo de parte de su padre sino también de otros hombres así que siguiendo las enseñanzas de su padre comenzó a dar y recibir amor con su cuerpo, porque ese era el único amor que hasta entonces había recibido.


Fin del Flashback


Regreso de aquellos recuerdos cuando se dio cuenta de que la tarde había avanzado lo suficiente para que los últimos rayos del sol se vieran en el terreno de la institución, así que decidió que se iría hacia el comedor después de todo tenía que ir sino quería que alguno de los prefectos lo regañase. Después de la merienda se dirigió a su habitación e inmediatamente se dirigió al baño para dormirse antes de que llegase Ciel a la recamara ya que lo que menos quería era volver a discutir sobre su relación con Sebastian, lo que a su vez lo frustraba debido a que aun no había sido capaz de hablar con el susodicho y eso de verdad que le molestaba.


Los días pasaron lentos para Alois ya que todo parecía avanzar lentamente y es que desde que se peleara con Ciel había dejado de hablarle a este y a sus amigos, sabía que ellos no tenían nada que ver pero al haberlos conocido debido a su compañero de habitación tenía conciencia de que en cualquier caso se pondrían del lado del de ojos zafiro y para evitarse todo eso había preferido dejar de hablarles o sólo platicar cuando fuese muy necesario y de vital importancia, sus días ahora transcurrían entre los preparativos de la obra que estaba montando el Club de teatro y sus clases, y una que otra actividad física fuera de los horarios de las clases de deporte.


Aquel día había optado por ir y plantarse en la puerta de la habitación de Sebastian, ya que parecía que el peli azabache estuviera sacándole la vuelta, y justo en ese momento se encontraba recargado en la pared frente al cuarto que indicaba con una placa Michaelis S. y T. Spears W., esperando a que de sus habitantes llegasen o salieran no es que no hubiera tratado de llamar pero parecía que no había nadie y en el mejor de los casos podrían estar dormidos, siguió en aquel lugar hasta que un chico de cabellos oscuros cortos, con lentes y ojos de color verde amarillo que vestía impecable su uniforme, el cual indicaba que estaba en el último año, se aproximo a la puerta y con una llave procedió a abrirla.


–     Disculpa –llamo Alois al recién llegado haciendo que voltease hacia él.


–     ¿Sí? –hablo el otro de manera seria y fría.


–     Bueno, me preguntaba si se encontraba Sebastian Michaelis –dijo Alois aguantando la fría mirada del otro.


–     Bien, Michaelis –hablo el más alto volteando hacia el interior de la habitación que se había encargado de abrir– parece que no está, tal vez se encuentra con ese chico de primero que le da los apuntes.


–     Bueno entonces ya no lo molesto más –se despidió el otro sin dejar ver al otro la molestia de saber que Ciel se encontraba con su amado Sebastian.


Ya que el más alto no dijo nada más y se adentro a la habitación decidió ir a verificar que Ciel no estuviera demasiado cerca de su amante, sabía bien que había pocos lugares donde esos dos se sentaban a que el de primer año le pasase los apuntes así que se dirigió primero a la sala de estar de los dormitorios ya que algunas veces los había visto en aquel lugar.


Al llegar a la sala observo cuidadosamente a sus compañeros tratando de distinguir a Ciel o Sebastian y es que, que todos vistieran de maneras similares no ayudaba mucho cuando se buscaba a una persona en particular, sin mucho éxito se fue del lugar para dirigirse ahora hacia la biblioteca ya que según lo que le contase su compañero de cuarto en ciertas ocasiones ese era un lugar que utilizaban frecuentemente para sus actividades ‘académicas’ con el de tercer año aunque al llegar al lugar lamento que Ciel no le dijese si preferían algún lugar exclusivo ya que la biblioteca no era un sitio muy pequeño además de que había muchas mesas para trabajar entre los estantes llenos de libros, suspiro resignado a que tendría que darse una vuelta por el lugar si quería dar con los otros dos.


Caminaba distraídamente observando a los distintos estudiantes que se encontraban en las diversas mesas de trabajo y aquellos que estaban en busca de algún libro en los estantes cuando de repente escucho unos reproches que a pesar de que querían pasar por desapercibidos no lograban hacerlo del todo o tal vez era que no podrían pasar inadvertidos por él ya que aquellas voces las conocía muy bien y una era de su compañero de cuarto y ex amigo,  y la otra era de su querido Sebastian, se dirigió directo hacia donde provenían las voces hasta que dio con una mesa que se encontraba en medio de dos estantes que le daban cierto aire a privacidad lo cual causo molestia en el rubio.


–     ¡Sebastian! –llamo el rubio acercándose rápidamente con una mirada encendida.


–     Si, Alois ¿que se te ofrece? –hablo calmadamente el nombrado dirigiendo su mirada escarlata hacia el rubio.


–     Necesito hablar contigo a solas –dijo Alois enfatizando las últimas palabras sin siquiera dirigir una mirada a su compañero de habitación.


–     ¿No ves que estoy ocupado? –cuestiono irritado el mayor haciendo énfasis en la última palabra mientras miraba con fastidio al menor.


–     Pues yo tengo muchos días tratando de hablar contigo pero nunca tienes tiempo para mi –dijo el rubio– pero pareces tener todo el tiempo del mundo para Ciel –termino de decir sin ocultar su molestia para con su compañero.


–     Si quieren hablar porque no van a otro lugar –hablo Ciel interviniendo por primera vez en la conversación–, toma Michaelis cuando termines de hablar con Alois puedes copiar estos apuntes en tu cuarto y cuando acabes puedes regresarme mis cuadernos –continuo acercando sus cuadernos al lado del peli azabache para después levantarse de su asiento–. Nos vemos más tarde Alois.


Ciel dejo a los otros sin esperar a que los otros le contestasen nada, dejando a los otros dos solos para poder hablar, Sebastian por su parte siguió con su mirada al de cabellos oscuros con reflejos azules mientras se alejaba y sólo cuando lo tuvo fuera de su rango visión dirigió su fría mirada hacia el otro a quien no le había pasado desapercibida la mirada que le dirigía el mayor a su compañero de habitación.


–     Bien, ¿Qué es lo que quieres? –hablo el mayor mientras se levantaba de su asiento sin dejar de ver al menor.


–     ¿Qué es lo que quiero? ¿Quiero que me digas que es lo que está pasando? ¿Por qué no me has buscado? ¿Sabes que te he estado esperando? –dijo Alois sin dejar de ver al más alto– Tu me dijiste que volveríamos salir y yo he estado esperando mientras tú te diviertes con Ciel.


–     ¿Me has estado esperando? Si tú te la has estado pasando abriéndote de piernas a cuanto chico se te cruzaba –hablo fríamente el mayor– cosa que realmente no me importa una mierda pero parece que tendré que ser claro contigo, yo jamás me interese en ti, tu sólo serviste para pasar un buen rato pero solamente eso –continuaba mientras miraba sin ninguna expresión al rubio–. Todos lo saben Alois, no eres más que una puta barata que se abre para todos, así que no me vengas a decir que me esperabas ni nada y simplemente para que dejes de estar molestando te diré esto ¡Aléjate de mi y más te vale no interfieras en mi relación con Ciel!


–     ¡Yo te di mi amor! Y así es como me recompensas –hablo dolido Alois– yéndote con Ciel, ya sabía yo que todo lo que ese hipócrita me había dicho era sólo para quedarse contigo pero ya verá cuando me lo encuentre como le va a ir, sabrá qui…


–     ¡Tú no le harás nada a Ciel! ¡Le tocas un pelo y te aseguro que será lo último que harás en tu vida! –alzo la voz  interrumpiendo Sebastian mientras sujetaba los antebrazos del rubio y lo agitaba con fuerza– ¡Entiendes! ¡Te matare si le llegas a hacer! ¡Entiendes! –termino mientras lo lanzaba al piso


–     ¡Eres cruel! ¡Yo te amaba! –grito Alois desde el suelo importándole poco donde se encontraban y atrayendo las miradas de los que se encontraban cerca– ¡No se qué te haya dado Ciel que yo no pero te aseguro que él jamás te podrá complacer como lo hice yo!


–     Si quisiera una puta buscaría la mejor y Alois siento decepcionarte pero esa no eres tu –siseo el mayor–, y déjame decirte otra cosa yo no quiero ni deseo tu “amor”, así que deja de molestarme.


–     ¡Eres un idiota! –grito el rubio– ¡Yo lo único que quería era darte mi amor!


–     Ya te lo dije no me interesa nada que tenga que ver contigo –hablo fríamente el más alto– y si eso era todo me voy –continuo tomando sus cosas para después comenzar a alejarse del más joven.


–     ¡Espera! –llamo el rubio– ¿De verdad jamás me amaste?


–     Jamás lo hice y jamás lo hare –respondió sin siquiera voltear a mirar al chico que seguía en el piso de la biblioteca.


Alois simplemente miraba como se alejaba el de cabellos azabache sin siquiera mostrar un rastro de culpa o remordimiento por haber herido sus sentimientos, mientras que lagrimas surcaban sus mejillas comenzó a reír por lo tonto que había sido al creer que alguien podría amarlo, su padre al final después de haberle hecho creer que lo amaría por siempre lo había hecho a un lado como siempre antes de que le entregase su cuerpo al igual que durante años posteriores sucedió con tantos otros chicos a los cuales amo mientras que estos parecía que únicamente estaban con él para algo de un rato más el siempre deseaba algo mucho más profundo ya que él les estregaba su amor como su padre años atrás le había pero parecía que nadie entendía lo que él les daba a manos llenas.


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