Pasan los días desde que admití la razón de mi enfado, no he sido capaz de presentarme en la escuela, me levanto con pocas ganas y solamente consumo algo de beber una vez al día, estoy confundido, no sé si debería o no conversar con alguien de esto, tengo miedo y me siento desesperado por encontrarme con este sentimiento.
Escuche de pronto el toque de la puerta, no quiero abrir, a pesar de que siempre estoy solo y no me gusta estarlo, hoy no quiero ver a nadie, al menos, sé que si mis padres estuvieran viviendo en esta casa, no me dejarían permanecer tanto tiempo aquí, sin embargo, han pasado más de dos años desde que vivo sin ellos y ya me he acostumbrado, definitivamente, no quiero abrir la puerta.
Nuevamente ese maldito sonido, no ha parado de sonar desde hace una hora, es tan fastidioso, me molesta que no me dejen en paz, pero, no deseo seguir escuchando el timbre, será mejor que abra la puerta.
Me levanté despacio de mi cama, camine con flojera a la puerta, y la abrí.
-Renji, ¿Qué haces aquí?-
Lo deje pasar y lo guie a mi habitación puesto que deseaba recostarme de nuevo, pero ambos terminamos sentados en la orilla de la cama, mientras él dirigía su mirada a la ventana.
-fui a la escuela ayer, y pregunte por ti, me dijo tu kohai que no has ido a la escuela en una semana, que han hablado y has dicho que estas enfermo, pero conociéndote mejor que nadie, sé que eso no puede ser verdad-
-solo quiero estar solo-
-¿Qué ha sucedido para que pienses así?-
-nada, tan solo quiero distraerme y descansar-
-te conozco mejor que nadie, pero lo que más me preocupa, es que pienso que solo hay una razón para que estés de ese modo-
-sí, ¿Cuál?-
-estás enamorado, ¿verdad?-
Me sorprende lo bien que me conoce, como es posible que él se diera cuenta sin tanto esfuerzo de mis sentimientos, me aterroriza que él sepa mejor que yo lo que me pasa.
-Sadaharu, te conozco completamente en lo que se refiere a tu forma de pensar, además, yo igual estoy pasando por una situación similar, es alguien a quien he querido siempre, y nunca he podido superar esos sentimientos, sin embargo, si no me quiere no puedo hacer nada, porque me conformo con ver en su rostro una sonrisa-
-yo igual me conformo con eso, es solo que…-
-¿Qué es lo que te preocupa?-
-me siento solo, sé que yo lo decidí así, aunque me frustra el hecho de que no le importo-
-dime, en realidad, tú ¿no quieres estar solo?-
-no, quiero tenerlo a mi lado, me di cuenta en un mal momento-
Mientras apretaba mi mano para confirmar esos pensamientos, recordé muchas de las veces que estuvimos juntos hasta tarde, las muchas ocasiones que lo mire trabajar fuertemente, inconscientemente, sé que lo conozco casi por completo, muchas veces lo he visto sin camisa, y lo que más me atrae es ver que el esfuerzo que realiza, ha formado su cuerpo, el cual para mí, ya es bastante maduro.
-¿quieres arriesgarte?-
-¿a qué te refieres?-
-Kaidoh, no es una persona fácil de entender, y tampoco es muy sociable, de todos tenías que escoger al más complicado-
-en verdad eres mi maestro, más brillante de lo que imagine-
-dejando eso de lado, quiero que realices una prueba conmigo-
-¿Qué clase de prueba?-
-quiero confirmar que tanto es cierto eso de que “un clavo saca otro clavo”-
-me estas proponiendo cosas que sabes que yo no voy a aceptar-
-mm, no estoy tan seguro de eso, yo pienso que dirás que si-
-¿Por qué aceptaría?-
-porque quieres mantener controlados esos sentimientos, y la mejor manera, es desquitarlos con alguien más-
-pero…-
-yo solo quiero ver que tanto te conozco, eso es todo-
-no lo sé-
-hagamos una prueba, será solo eso-
Tan solo me quede callado por unos momentos, en ese momento solo pensaba en la forma en que yo me sentía, era un egoísta, quizá a él le costaba más proponerme esa clase de relación para ambos.
De pronto, lo vi acercándose a mi rostro, estaba tan cerca de mí, que para evitar cualquier reacción innecesaria, cerré los ojos, esperando lo que ya sabía que venía.
-piensa que soy el-
Me deje llevar por sus tormentosas y profundas palabras, y yo fui el primero en recargarlo contra el suelo, deje salir un ser de mi alma que desconocía, mi descontrol total, le arrebato un beso apasionado, me desconcierta lo que soy.
Mi mejor amigo debajo de mí, yo besándolo como un animal, y el únicamente dejándose llevar, sé que lo estaba lastimando, porque lo sujete con demasiada fuerza, y también sé que él no pensaba pasar más allá de un beso, pero yo simplemente no quería que terminara así, había sufrido mucho en una semana, y ahora estaba en un momento crítico.
Cuando baje por completo el cierre de su chaqueta, y estaba a punto de quitarle la playera, sonó el maldito timbre, creo que esa fue la razón de su suspiro, que parecía decir “justo a tiempo, me ha salvado la campana”, por supuesto baje en mis fachas a abrir, sin camisa y sin lentes, porque los olvide justo en el tocador.
Al abrir la puerta me sorprendí demasiado, me encontré con una cara que rápidamente se ruborizo, era nada más y nada menos que Kaidoh.
-¿Qué haces aquí?-
No quise dejarle pasar, porque no quería que viera mi desorden.
-he venido porque todos los sempais están preocupados, y me han estado preguntando por ti-
-lamento las molestias-
-no es ninguna molestia-
-pero viendo que estas bien, tengo curiosidad de tu reciente actitud-
-mm…, la verdad es que ahora ya estoy bien-
En ese momento escuche una voz que hizo que me pusiera nervioso por dentro, mas no lo demostré.
-Sadaharu, ¿Quién es?-
Lo vi bajar por el pasillo, y se retranco en mi hombro, como esperando que me volteara a abrazarlo, hasta que vio a Kaidoh enfrente de mí.
-pero si es el pequeño-
-no soy ningún pequeño-
-basta los dos, Kaidoh, mañana ya voy a ir a la escuela, así que diles que no se preocupen, y además, ya no importa si Tezuka me pone a correr 234 vueltas por no ir una semana-
-está bien, si esa es su elección, me voy-
Lo vi irse, aunque también lo vi voltear, que fastidio, tenía que ser justo en el momento en el que Renji estaba agarrando mi cintura, pero ya había decidido que lo iba a sacar de mi mente, y como parte del plan, continúe, sin darle importancia, no está de más decir, que no pasó nada entre mi profesor y yo, tan solo se quedó en los primeros besos que nos dimos.
Esta terrible sensación de querer más, este ser salvaje que está dentro de mí, es la primera vez que siento la tentación de tener a alguien entre mis brazos para olvidar mis sentimientos, no puedo creer en lo que me he convertido.