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La fruta de la pasión. por -Raiden-

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Notas del capitulo:

 

"Lo mas horrible y destructivo que puedes hacerte... es negarte a ti mismo..."

 

 

-¿Trafalgar?

 

En ese momento el moreno se estaba ahogando con la dichosa fruta que antes estaba degustando con delicia cuando vio al pálido hombre.

Eustass “Captian” Kid reacciono rápidamente cuando vio el ligero color azulado en la cara del pelinegro que trataba de respirar inútilmente.

Se coloco detrás de el abrazándolo por la cintura a lo que “El cirujano de la muerte” trato de zafarse de ese indecoroso movimiento volviendo el azulado tono en su cara en uno rojizo cuando el cuerpo del pirata pelirrojo le pegaba al suyo.

Hizo el conocido movimiento para evitar que se ahogara con el trozo de la fruta haciendo esa presión en su abdomen a pesar de que el moreno se removía tratando de zafarse de los brazos del otro, acabo cediendo al poco tiempo.

Con solo dos presiones el trozo de fruta acabo por salir de su garganta dejando a Trafalgar Law agitado con unas gotas de sudor resbalando por su cien debajo de su gorro con motas.

-¿Estas bien… Trafalgar? – pregunto el pelirrojo también agitado por el esfuerzo que fue mínimo comparado con esa fuerte musculatura que tenía y sin embargo había perdido el aliento con muy poco.

El estar tan cerca del moreno, apresarlo en sus fuertes brazos desde su espalda sintiendo su delgada figura en una posición sutilmente comprometedora le hacia perder el aliento extrañamente.

-Eustass-ya… suéltame… - pidió al sentir como recuperaba el aliento y sus fuerzas regresar a su cuerpo.

Lentamente se separaron para dejar que ese espacio entre ellos lo llenara la poderosa brisa salada del mar con el que contaba la isla.

-Room… - susurro.

La pequeña esfera en su mano empezó a crecer.

Kid sabia que significaba esa sola palabra y corrió tan rápido como pudo para salir de su rango de alcance que quizás era no menos de 15 metros… por ahora.

-Viper… - contesto a la amenaza.

La velocidad de sus poderes de las frutas del diablo estaban igualadas, a lo que el pelirrojo capitán ya tenía en sus manos la nodachi propiedad del peligroso pelinegro.

Estaban listos para la batalla solo por el simple hecho de verse ahí… los dos… solos.

-Vaya forma de saludar maldito Trafalgar. -  el primero en hablar fue Kid. Y su sonrisa arrogante no paso desapercibida por el mencionado al ver su fiel espada en manos de ese maldito pirata.

-Me gusta dar calurosas bienvenidas a los viejos conocidos, Eustass-ya. – contesto Law con una ligera sonrisa pero molesta al ver que otro solo le miraba con esa petulante curva en sus labios pintados y más por ver como estrujaba su nodachi con fuerza.

Esa espada era muy especial para él por motivos personales que obvio jamás diría ni demostraría a su adversario, pero el fornido contrincante no dejaba de mirarle con esos ojos ambarinos como si lo devoraran poco a poco.

Esa era una mirada asesina que le había gustado desde que lo conoció en aquel archipiélago.

Pero el otro miraba esos ojos grises brillando de forma desafiante y casi cabreada por quitarle algo que sabia era valioso o por lo menos indispensable para pelear como tanto le gustaba.

¡Oh!… y sabía como le gustaba rebanar los cuerpos de sus enemigos para desfigurarlos como había hecho con esos idiotas marines en Sabaody. Solo recordar aquello le sacaba una sonrisa aun más grande por ese peculiar aspecto tan macabro como él mismo.

-No pensé que nos encontraríamos tan pronto Trafalgar y menos este lugar. – afilo su mirada ambarina para tomar la daga de su cinturón de cuero en su torso.

-A mi me parece una excelente oportunidad para acabar contigo de una vez por todas, Eustass-ya – retó para sonreírle arrogantemente a pesar de no tener su nodachi con él.

-¡Jajajajaja! Acabare de un solo golpe contigo maldito “Cirujano de la muerte” – empezó a reír con esa cara de psicópata para ponerse en posición de batalla. Y Kid sabía que no sería una pelea fácil pero la disfrutaría al máximo tan solo por tocar una vez más al moreno.

-Je… Eso lo veremos “Captian-ya” – le sonrió de medio labio para también tomar su clásica pose y mostrarle su dedo corazón. Esa actitud le gusto de sobremanera, pero primero le haría sufrir un poco sin dejar pasar la oportunidad de molestarlo para verlo poner esa cara de furia que ya le empezaba a gustar.

 

Empezaría la batalla que algún día llegaría sin importar nada…

 

Kid camino tranquilamente hacia el moreno con la daga en su mano para quedarse muy cerca de esa “habitación” que rodeaba a Law para usar su poder y esperar el contra ataque de este y…

-¡¿Qué mierda haces?! – gritaron los dos al unísono.

La hermosa nodachi del moreno cayó con suavidad en la espesura esmeralda junto con la daga que el de pálida piel también sostenía en sus manos hace unos momentos.

-¡¡Suéltame!! – grito Trafalgar al sentir las enormes manos pálidas del otro decender lentamente por su cintura para posarse en su delgada cadera justo donde empezaba su moteado pantalón azulado.

-¡¡No lo estoy haciendo a posta idiota!! ¡¡Tu eres el que no me suelta!! – refuto más enojado Eustass al sentir como las tatuadas manos del moreno, se abrían paso por su pecho descubierto para acabar en su cuello en un raro abrazo.

Cuando intentaron atacarse con esa extraña tensión entre ellos, sus cuerpos se movieron por inercia y de forma totalmente involuntaria para abrazarse como si su vida dependiera de ello.

La extraña cercanía en la que ahora estaban por ese abrazo que parecía más bien una caricia de lo que no decían, o que estaba enterraban en lo hondo de su subconsciente, los hacia sentirse estúpidos.

Law empezó a sonrojarse desde lo tenue a lo más rojizo hasta las orejas y a pesar de ser moreno se veía perfectamente. Desvió su mirada al sentir como es que no podía dejar de abrazarlo y sintiendo como el otro le atraía más a su cuerpo.

Su mente se puso en blanco, olvidando todo lo que tenía pensado hacerle cuando le encontrara, como lo torturaría y le agradecería por haberle “salvado” de morir en le fondo del océano, remplazando eso por la sola necesidad de protegerlo.

¿Protegerlo? ¿Pero de que? Eso era lo que ahora se colaba en la mente de Trafalgar Law “El cirujano de la muerte”

Kid que se seguía con sus manos posadas en su delgada figura solo podía sentir como sus dedos empezaron a delinear la costura de los vaqueros del otro de forma delicada para que no se asustase o se rompiera por no usar su fuerza con moderación.

Era cierto que tenía ganas de tocarlo y por todas las criaturas del mar que tanto odiaba, agradecía poder hacerlo una vez más. Vio el sonrojado en la cara de ese bastardo que solo evitaba su insistente mirada para acercarle más a su fornido cuerpo. Ya no pensaba en nada que no fuera tenerlo cerca a pesar de ser un enemigo, un peligroso pirata tan fuerte  y cruel como el, pero que extrañamente quería proteger abrazándolo de forma calida.

Actuaban totalmente opuesto a su personalidad, una forma que no sabían que existiera en ambos… como su estuvieran poseídos.

Al cabo de unos minutos ambos se separaron lentamente, como si ya tuvieran el control de su cuerpo.

Se sentían algo agitados…

Era como si sus cuerpos hubieran estado haciendo un gran esfuerzo por controlar unos raros impulsos, pero claro que ninguno de ellos decía nada de nada.

El orgullo de pirata lo tenían hasta en el apodo.

-¿Qué cojones acaba de pasar? - otra vez, el primero en hablar fue el pelirrojo que ahora desviaba su mirada ambarina totalmente avergonzado.

Estaba casi seguro que ese cabrón de Trafalgar lo había provocado cuando le abrazo como si no supiera que mierda pasaba. Porque obviamente el jamás haría algo así por voluntad propia, claro que no… ¿o si?

-Eso es lo que quisiera saber… - contestaba el pelinegro cabizbajo muy pensativo casi como si hablara para si mismo.

Si Kid estaba confundido, indignado, y francamente sin saber que diablos le había pasado, Law esta peor que él. Su mente era un revoltijo de cosas para nada explicativas con la sola idea de proteger al capullo del “Captian” de cualquier peligro. Como si de verdad le importara… ¿o no?

El momento se puso más que tenso entre ellos.

¿Se atacarían nuevamente?

¿Pasarían de todo como si nada?

Y lo más importante… ¿Por qué mierda fue que se abrazaron?

Los minutos pasabas tan lentamente como si fuera una eternidad, y ya empezaba a hacer incomoda la situación y en lugar de moverse, parecían estar congelados del miedo como una nenazas.

Así que… contra todo pronostico alguno.

-Room… - volvió a susurrar el moreno para crear con rapidez la esfera en su mano izquierda.

-Viper… - le imito el otro por ver como ya tenía en sus tatuadas manos su valiosa nodachi.

Atrajo su daga a una mano derecha para empezar a girarla como si fuera una pequeña hoja sobre su palma. Si Trafalgar Law quería diseccionarlo, el también sabía como arrancar partes humanas de un solo tajo.

 

Volvieron a sus posiciones de batalla como al principio.

 

Intentarían atacarse nuevamente con el único propósito de hacerse daño de verdad, incluso asesinarse de una buena vez cuando algo similar volvió a suceder.

-¡¿PERO QUE COÑO PASA?! - grito con desespero Kid al ver como ahora cargaba en brazos al moreno como si fuera una linda princesa y lo llevaba hasta el puto árbol de las frutas de los cojones.

-Bájame… - pedía Law con un hilo de voz abrazando el cuello del otro ocultando su rostro violentamente sonrojado bajo su gorro moteado.

Habían terminado peor que antes.

Parecía que los muy imbéciles lo hacían con toda la intención pero ellos no lo podían controlar.

Cuando llego al árbol. Le bajo con sutileza sosteniéndolo de la cintura para evitar que su peso cayera con brusquedad en el verde césped, y el otro también se sostenía de su descubierto hombro para descender con cuidado tocando con la punta de su zapato la vegetación.

Era oficial…

Solo con dos veces tuvieron para tomar sus propias armas y separarse a una distancia prudente.

No se dirigieron la palabra, ni siquiera se miraron para ver como tomaban rumbos distintos, buscando perderse en la espesura de esa salvaje selva, de esa ahora no tan deshabitada isla.

 

-Estúpida isla de mierda… Estúpido árbol de los cojones… Estúpido Trafalgar… - rabiaba el pelirrojo para llevarse una mano a su melena roja, peinándola con algo de rudeza sintiendo lo sedoso que era su cabello.

No podía creer que otra vez tuvo en sus manos a Trafalgar Law de un modo más que comprometedor, totalmente sumiso, correspondiéndole de un extraño modo que nunca había visto y sobre todo ese puto sonrojo que ya le empezaba a gustar.

-¡¿Qué coño me pasa?! - gruño frustrado para jalar un poco sus mechas rojizas haciendo que sus gafas bajaran un poco tapando sus ojos.

 

-Mierda… - susurraba Law cada tres pasos que lograba dar sin sentirse mareado de todo lo que tenía en cabeza.

Le había abrazado… Y no solo eso… parecía que le gustaba hacerlo cuando su rostro le ardía por ese simple hecho.

Ya sentía que le daba un paro cardiorrespiratorio por tenerlo tan cerca, pero la vergüenza le ganaba a todas las emociones que se jactaba de controlar. Que idiota se sentía.

-Espero que no vuelva a verlo hasta mañana. - pidió por lo bajo casi como si fuera una suplica, porque sabía que en algún momento tenía que volver a toparse con él y para ese entonces no le daría tiempo ni para respirar cuando lo atacara.

 

Pero ese lugar era el “Nuevo Mundo” y esa era una isla desconocida, en pocas palabras nadie podía predecir nada con seguridad de lo que pasaría a continuación:

Lluvia…

Más bien una “ligera” tormenta que empezaba azotar a la isla en medio de la tarde, que antes parecía ser un hermoso día de verano.

-Lo que me faltaba… - ironizó cuando el agua empezó a caer sobre su gorro.

Law corrió para refugiarse en la cueva que antes había despertado esa madrugada. No estaba muy lejos y pudo ubicarse fácilmente por los cortes que había hecho cuando salió del bosque.

De hecho, la isla parecía más pequeña de lo que aparentaba.

Ya podía ver la entrada de la rocosa cueva cuando escucho un extraño quejido muy cerca.

La tormenta apenas comenzaba. Y la llovizna que era tupida y constante empezaba a tomar más fuerza conforme pasaban los segundos.

-Me tienes que estar jodiendo… - dijo para sentir el agua en su frente y rostro pálidos.

Claro… La puta vida tendía a cobrarle en el momento menos oportuno, solo para tocarle los cojones y burlarse a carcajadas de su miseria la muy perra.

El agua ya escurría por su cabello y que las gafas con las que siempre usaba para alguno que otro trabajito, estuvieran impidiendo su vista, no era lo mejor para estar en una vegetación que apenas conocía y caminando casi a ciegas no le ayudaba mucho.

Para cuando bajo sus gafas a su cuello, estaba por caer al acantilado del cual no estaba enterado, hasta que sintió como pisaba el vacío de la nada lanzando un ligero gruñido acompañada de una maldición a su puta suerte.

Alcanzó a engancharse de una fuerte raíz salida de una palmera silvestre.

Pero no resistiría mucho tiempo en esa posición, donde sus botas apenas podían aferrarse al lodo que empezaba a escurrir por acción del agua, y sus manos mojabas haciendo más resbaladiza la gruesa raíz para clavar sus oscuras uñas como si fuera un felino.

Por un momento pensó en llamar a Trafalgar pero primero muerto antes de pedir su ayuda.

Se resbalaba cada vez más… y cuando supo que ya no había salida de esa caía segura en las escasas rocas del fondo donde el agua ya se arremolinaba…

-Room… - era la tercera vez que escuchaba esa puñetera palabra en menos de medio día.

-Shambles… - ya estaba otra vez en la orilla del desfiladero, donde antes la palmera que había tomado su raíz para no caer.

-Eustass-ya, debes tener más cuidado. El único que puede matarte soy yo. – podía escuchar su voz algo ronca cuando le dijo aquello mientras se quitaba su eterno gorro moteado ahora empapado de la lluvia.

-Ah si… Pues nadie pidió tu puta ayuda Trafalgar. Y dudo mucho que puedas matarme, maldito imbécil. – le contesto arrogantemente para acomodar su gabardina de pieles sobre sus hombros mojados.

No le agradecería ni en un millón de años y tampoco quería mojarse más de lo que ahora estaba.

Law estaba por decirle un par de insultos más para hacer enojar al cabronazo de Kid, cuando un fuerte relámpago rompió el cielo haciendo que el moreno diera un pequeño salto sobre sus pies y soltara su valiosa espada al lodo que se llevaba la lluvia a una muerte segura.

Asustado aún más por perder su única y más valiosa posesión en los dos mares de ese mundo, trato inútilmente de correr tras ella resbalándose con la disuelta tierra.

Ya esperaba el golpe, la risa de ese idiota pelirrojo pero solo sintió que lo tomaban del brazo para alejarlo de la tierra, que ya veía muy próxima a su morena cara, y sentir la fuerte brisa de la tormenta.

-Ten cuidado idiota… - era el turno de Kid para salvarlo de caer al desfiladero por sus descuidos.

-Kikoku… - apenas dijo ese nombre para ver como su nodachi se resbalaba por el acantilado con todo ese mar de lodo.

Si perdía esa espada, no solo se mataría así mismo del modo más horrendo conocido por el hombre, si no que se llevaría a todo el mundo con el por ser un gilipollas que le daban miedo los malditos relámpagos…

-Viper… - escucho la voz ronca casi en un gruñido del pelirrojo a su lado.

Su hermosa nodachi, que estaba llena del barro subía lentamente como si algo la atrajera, levitando sutilmente hasta quedar en las pálidas manos de Kid.

-Toma… - le decía extendiendo su mano para que tomara su arma preferida

-Es… por haberme ayudado… creo… - ahora todo parecía ser más calmado a pesar de que ahora la tormenta ya azotaba la isla con ferocidad.

La lluvia ya caía con pesadez, los fuertes vientos soplaban con fuerza para intentar arrancar las palmeras desde la raíz así como todo ser vivo que estaba a su alcance.

Y aun así, Kid empezó a caminar para buscar un refugio donde pasar la tormenta.

-Hay una cueva por allá, podemos compartirla… si quieres, Eustass-ya… 

Ninguno de los dos se creía lo que acaba de decir, como si de verdad se preocupara por el o algo así…

-Creo que será lo mejor… Trafalgar…

Tampoco se creían la respuesta que acaba de dar como si nada.

 

Y con eso la tormenta se torno más violenta…

 

Notas finales:

Gracias por leer.

Cualquier cosa estoy para servirles.


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