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¿Qué pasó entre Bilbo y Tauriel? por mestefaniab

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¡Gandalf! ¡TENEMOS QUE HABLAR!_ Thorin no se anduvo con rodeos (además no quería "pensar" en cierta elfa). De aquella charla, el nuevo rey de Érebor, llegó a la conclusión de que estaban en SERIOS PROBLEMAS. No tenían comida y en cualquier momento serían abordados por un pueblo que exigiría venganza y oro. El deseo de sobrevivir alejó de él la locura, que la desesperación había traído a su mente. El oro no era importante ya, pero era muy necesario para sobrevivir… Decide confiar en Légolas, a instancias del mago, y vigilar de cerca a su "amiga"...


 


Por su parte Kili también decidió "tolerar" al príncipe elfo, cuando vio la desconfianza y la incertidumbre en sus ojos al observar a Tauriel. Era claro ahora para el joven enano, que estaba enamorado de la elfa, y que si quería además saber qué relación tenía esta con el mediano debía ser "amigo" del príncipe elfo, o bien seguir de cerca cualquier conversación que tuviera el mago con el hobbit. Sacándolo de sus pensamientos (al igual que a Légolas, a Tauriel que deseaba hablar con Bilbo y al propio mediano que parecía no poder todavía creer que ella estuviera allí frente a él) Thorin ordeno a TODOS a buscar la dichosa piedra del arca. Thorin la necesitaba para tener la lealtad del ejército de las montañas azules, en el cual se encontraba Dis (hermana de Thorin y madre de Fili y de Kili). Con ella pudo contactarse mediante cartas, durante el mes que la compañía permaneció en la casa del gobernador de la ciudad del lago, luego de que lo convenciera a prestar su ayuda prometiéndole una gran cantidad de oro. Llegarían en 7 días, si Dis los convencía, y tenían que idear un plan para sobrevivir a los codiciosos y vengativos "vecinos" de Érebor durante ese tiempo. Si no morían de hambre antes, claro.


 


Después de la media noche del día que cayó Smaug el terrible dragón, y no habiendo encontrado la famosa piedra (ó eso pensaron todos menos un pícaro mago que observaba, feliz, como elfos y enanos cooperaban entre sí), decidieron dormir juntos (por las dudas). Sólo se turnarían los miembros de la compañía para vigilar la entrada. Légolas quería hablar con Tauriel. Tauriel con Bilbo. Bilbo con Gandalf. Kili y Thorin con cualquiera que les pudiese aclarar sus dudas. Pero ninguno quería ser tan "evidente". El cansancio los venció a todos, al menos por unas horas...


 


Los elfos duermen poco, casi nada, pero Tauriel tuvo una noche por demás "agitada" (emocional y físicamente hablando). Así que aparte de Dwalin, que se encontraba en la torre de vigía, sólo Légolas estaba despierto. Mirando a Tauriel dormir, absorto en sus propios pensamientos...


 


¿Por qué ayudaban a estos enanos? Él podría irse de allí pero, ¿Tauriel lo seguiría? Mientras navegaba en su memoria, descubrió que poco sabía realmente de la capitana de su guardia real y que si bien la quería, eran sólo los celos de hermano "menor" los que le hicieron llegar a odiar al joven y descarado enano. A su vez comprendió, viendo aquellas ruinas, lo mal que había actuado su padre. ¿Por qué le enseña honor, cuando sus propios actos no fueron honorables? ¿Y por qué hizo un pacto con los enanos, si en realidad los odiaba? Había oído hablar a su padre de esmeraldas y otras gemas preciosas, ¿era por eso? La codicia no le era propia al príncipe elfo. Esa noche hubo un cambio en su corazón, algo que algunos humanos suelen llamar madurez...


 


A la mañana siguiente, mientras buscaban la dichosa piedra, Légolas y Tauriel así como Gandalf con Bilbo pudieron aunar historias y ponerse al día con lo sucedido hasta aquel momento. Pero ni el mago ni el elfo preguntaron sobre la relación que tenían sus amigos entre sí. Principalmente por las miradas acusatorias y de reproche entre el mediano y la elfa. Había algo que no contaban, ni querían contar. Bofur intentó hablar con Bilbo al respecto, pero fue olímpicamente ignorado. Thorin y Kili estaban que echaban chispas por los ojos, al percatarse de la “inocente” cercanía de ambos mientras buscaban la piedra. Fili y Balin, parecían ser los únicos que disfrutaban del mal humor de todos. Bombur se quejó, por quincuagésima vez en el día, de sentir hambre cuando decidieron descansar. Allí para sorpresa de todos y después de escuchar un grito de júbilo salido de la garganta del mediano, repararon en el "detalle" que tanto el hobbit como la elfa habían desaparecido sin ser notados...


 


Gandalf llegó primero, a lo que debió ser la biblioteca de Érebor, allí Bilbo y Tauriel sostenían una especie de registro antiguo.


 


¡Acá dice, que hay comida imperecedera, en algún lugar del corazón de esta montaña!_Tauriel hablaba fuerte para que todos la escucharan, se mostraba feliz, mirando orgullosa a Kili. Sabía de ese dato "histórico", pero no estaba segura de su veracidad, porque cuando esto ocurrió ella sólo era la hija obediente de un elfo sin techo ni hogar. Ahora agradecía haber tenido que soportar las clases de educación del joven Légolas, mientras cumplía con su función de guardia real.


 


"La comida imperecedera: de origen élfico antiguo, de elaboración secreta para otras razas. Se sabe que gracias a ella las primeras comunidades élficas pudieron sobrevivir al cruce del mar, cuando llegaron a la tierra media. Aquella comida pasó de ser sólo comestible a una ofrenda, tanto política como religiosa, entre los líderes de dicha especie... Es por ello que Thranduil, rey del bosque verde, luego de se firmaran los pactos de ayuda y de colaboración mutua con nuestro amado reino. Y siguiendo el protocolo impuesto por su fallecido padre, el rey Oropher, entregó diez jarros de dicha ofrenda a Érebor y su gente. Los mismos fueron cuidadosamente guardados en las cámaras secretas internas". FIN DE LA CITA_ Fue Bilbo quien después de leer lo que el manuscrito decía, miro divertido a un Thorin, que se negaba a creer que otras razas pudieran interpretar el idioma enano.


 


¡HAY QUE ENCONTRAR ESOS JARROS AHORA!_ Bombur no podía estar más feliz, ¡hasta quería abrazar al mediano y besar a la elfa!


 


La piedra tampoco puede esperar, ¡tendremos que dividir esfuerzos!_ Superado su asombro ante las habilidades del pequeño (y adorable) hobbit, pudo Thorin hablar con la autoridad suficiente, como para que no se note que se moría por besar al mediano.


 


Balin, Gandalf, Bilbo y Tauriel fueron los escogidos, por sus amplios conocimientos en lenguas antiguas, para investigar en que cámara exactamente se encontraban los jarros (ya que había cientos de cámaras) y el tiempo (y el hambre de Bombur) apremiaban. La biblioteca en cuestión estaba dividida en registros antiguos al fondo y a la izquierda, y en recientes al frente y a la derecha. Como era un caos decidieron que Balin y Tauriel irían atrás, y que Gandalf y Bilbo se quedarían adelante (fue más bien una decisión del mago, que casualmente alegó dificultad para respirar)...


 


Viendo su oportunidad, mientras el hobbit trataba de ordenar las páginas de un desecho libro y aprovechando la lejanía de oídos indiscretos, Gandalf abordó a Bilbo preguntando directamente su relación con el elfa. Suspirando derrotado, mordiéndose nerviosamente el labio inferior y mirando disimuladamente a Balin. El mediano comenzó su relato...


 


Como tú sabes, siendo heredero de dos de las familias más ricas y respetadas de la comarca, siempre fui asediado por "proyectos de matrimonio". Eso me molestaba bastante, pero nunca se lo cuestioné a mi padre._ El hobbit se mostraba todavía dubitativo y el mago asintió para que este continuara con su relato.


 


Yo mentí al decirte que nunca había visto un elfo, pero no mentí al decirte que jamás salí de la comarca._ Gandalf le lanzo una mirada de reproche, que Bilbo evitó para continuar.


 


Cuando tenía siete años me escapé de casa en busca de aventuras y fue allí cuando me crucé con Tauriel por primera vez..._ Bilbo sonrió ante este recuerdo.


 


Thorin tuvo una corazonada, y obedeciéndola, terminó detrás de un pilar escuchando la conversación del mago con su saqueador. En este punto del relato del mediano, él apretó fuerte su mandíbula, conteniendo un gruñido de celos. Gandalf lo descubrió y con disimulo, mirando de reojo, siguió atento tanto al relato de su pequeño amigo como a las reacciones del rey enano...


 


Hablamos un poco y luego ella me pidió que regresara mi hogar, obviamente mis padres no me creyeron cuando les conté sobre ella y me castigaron tres semanas por salir sin permiso._ Bilbo hizo una mueca de fastidio al recordar lo aburrido que fue para él esas semanas.


 


El día que cumplí 20 años, papá me llevó a una elegante cena en la que descubrí para mi sorpresa, unas 15 pretendientes cuyos padres hablaban con el mío como si todos fuésemos cabras en venta. Estallé al llegar a mi casa, huí por una ventana y me encontré nuevamente con Tauriel. Fue una sorpresa porque no la recordaba más que como un desvarío mío producto de mi imaginación infantil, sin embargo ella me reconoció. Tauriel estaba llorando desconsoladamente, sentada sobre una enorme piedra, tomando cerveza. Allí, conversando, descubrimos que teníamos el mismo problema. Nuestros padres querían casarnos con pretendientes de su voluntad y conveniencia. Así que, enojados con la vida misma, tomamos hasta perder el conocimiento..._ Bilbo agachó su cabeza, no estaba del todo orgulloso de todas las acciones que realizó en esa etapa de su vida, pero esa fue la borrachera mas “justificada” de todas las que tuvo.


 


Kili no podía estirar más su cuello… Se había escondido detrás de una estantería, apenas pudo hacerlo sin que Fili notara su ausencia. Desde donde se encontraba no podía ver casi nada, pero mientras no escapara de su campo visual el mediano, nada más le importaba. Cuando el hobbit dijo haberse emborrachado con su amada elfa, el pobre enano empezó a sudar la gota fría… ¨¡¿De qué se iba a enterar ahora?!¨ La emoción se lo estaba comiendo. Impulsivo como sólo él podía ser, empujo un libro que apenas si se sostenía de la estantería que lo ocultaba, al caer lo hizo con un ruido sordo casi imperceptible. Rápidamente se agachó, minimizando su volumen, hasta tener sus rodillas a ambos lados de su cara. Gandalf que estaba atento a todo su entorno (desde que descubrió a Thorin espiándolos), se percató del ruido. Fue “casi” una sorpresa para él. "¿Cuántos chismosos hay hoy por aquí?" Pensó el mago que la situación no podía ser más divertida…


 


A la noche siguiente y durante meses, nos encontrábamos y salíamos a lo que se conoce como ¨las fiestas prohibidas¨, tú me entiendes…_ Bilbo se sonrojo ante la mirada cómplice de Gandalf.


 


Un día nos cruzamos con unos elfos que conocían a Tauriel, y ella no tuvo la mejor idea de decir que éramos ¨novios¨, pensando que no le contarían a su padre…_ Bilbo se sonrojo aún más y Gandalf haciendo un gesto con su mano, le pidió que bajara la voz en este punto, y el inocente mediano le obedeció.


 


Bueno, allí la cosa se puso FEA, su padre sabía de la posición económica de mi familia y mi padre quería jactarse de tener nietos mitad elfos. Éramos amigos, pero su mentira me trajo muchos dolores de cabeza._ Bilbo suspiró cansadamente, aquello era muy incómodo de recordar.


 


Para compensar, y poder pensar juntos en la manera de salir de aquella situación, quedamos en vernos en un bar que conocíamos. Sin exagerar, no tengo idea cómo, pero término siendo la más alocada fiesta a la que asistí... _ De un minuto a otro, el sonrojo furioso del mediano, hizo que el mago sonriera internamente de manera maliciosa.


 


Gandalf no tardo en llevarse la mano la boca, mientras abría sus ojos, fingiendo escándalo, para la desesperación de los enanos escondidos que no oían nada.


 


Si eso te parece escandaloso, imagínate lo que sintieron nuestros padres cuando nos encontraron la mañana siguiente, inconscientes y semidesnudos, apestando a cerveza tirados en el piso del bar... Nos obligaron a casarnos esa misma tarde, de manera legal y sin ceremonia, obviamente. _ El hobbit estaba rojo hasta la orejas, apretaba lo puños, lleno de indignación.


 


En tanto el mago abría y cerraba repetidas veces la boca, miraba sin disimulo en dirección a Tauriel, en verdad estaba disfrutando del efecto que tenía su pantomima en los enanos escondidos...


 


¡Te juro que no pasó nada! ¡Nunca consumamos!_ Bilbo se apresuro a decir, haciendo una pausa, muy conveniente para el mago, suspirando antes de continuar.


 


Pude librarme y divorciarme sin problemas, ella huyó esa misma noche luego de dejarme un carta a modo de despedida y disculpas. Nunca más volví a ver a su padre, pero el mío hizo de mi vida un infierno a partir de ese momento. Él ya sospechaba, que el problema era que no me gustaban las mujeres, y eso era vergonzoso para él. Yo era una vergüenza para él, y merecía un trato miserable, cosa que hizo hasta el último día de su vida... Ni siquiera la carta que me dejo Tauriel, donde decía la verdad, evito que él me odiara._ Los ojos del mediano se volvieron vidriosos y Gandalf esta vez, no fingió su sorpresa. Nunca se hubiese imaginado, ni los gustos del pequeño y menos que por ellos su padre lo maltratara. Una punzada de tristeza tiñó su semblante...


 


Eres el único al que le he contado esto. Por favor, ¡no me juzgues tú también! Yo me recluía en mis libros, y no volví a salir de mi casa hasta esta aventura._ Una lágrima surcó la mejilla del pequeño y el mago, olvidando a Kili y a Thorin, le hablo.


 


¡JAMAS PODRÍA JUZGARTE! ¡TU PADRE FUE UN TONTO!_ El mago gris quería en ese instante, poder insultar a viva voz, al padre ya fallecido del hobbit...


 


Thorin no daba con su alma, por las expresiones del hobbit, no podía dejar de especular los peores escenarios posibles. Sus teorías incluían desde embarazos no deseados hasta abusos, y en todos ellos la elfa era el villano del cuento. No podía ni quería pensar, que el mediano, pudiera haber estado interesado en ella. ¡No había forma, de que su único, no le pudiera corresponder!


El ÚNICO, como se conoce en la cultura de los enanos, era eso. El único amor en la vida de aquellos seres, que sólo se enamoraban una sola vez en la vida. Y allí estaba, el rey de todos ellos, con el corazón en la boca. Espiando una conversación, no podía sentirse ni más miserable ni más patético. Su orgullo le estaba quemando tanto como sus celos. "¿Cómo dijo? ¿Su padre?" En ese instante le volvió el alma al cuerpo, allí estaba prueba, su adorable hobbit fue obligado por su padre. ¡Su único, no podía ni haber estado, ni estar enamorado de alguien más! Los dioses no podían ser tan injustos y maldecirlo con un amor no correspondido, no a él, que lo perdió todo y luchó hasta el cansancio por su pueblo. A Thorin se le hizo un nudo en la garganta y le temblaron levemente las piernas de solo pensar, que tal vez, Bilbo no le pudiese corresponder...


 


Por su parte, Gandalf, recordó a los enanos escondidos y tenía la teoría del porque los dos estaban interesados de esa charla. Volvió a la carga con una actuación impecable.


 


ADEMÁS TAURIEL... ¡ELLA TAMBIÉN FUE INOCENTE EN TODO ESE LÍO! ¡EL PADRE DE ELLA, TAMBIÉN ACTUÓ MAL!_ Gandalf puso una cara exageradamente seria, mientras escuchaba la respiración irregular de Kili, de reojo lo vio aguantando las ganas de gritar de la emoción. Confirmó así su teoría. Y el mago, viendo la mirada agradecida del hobbit, colocó su mano en el hombro del pequeño para darle ánimos. No lo quería ver llorar, adoraba a los de su raza, pero Bilbo era ahora su hobbit favorito. Al mismo tiempo, no podía parar de reír internamente de los "enanos espías" que los estaban observando.


 


¡ENCONTRÉ EL REGISTRO!_ Balin (el enano más viejo, sabio y diplomático del la compañía del rey) sonrió a todos los presentes y al salir de allí con el antiguo libro, fue seguido por los demás. El viejo enano, simuló no darse por enterado, de la treta del mago al momento de separarse... Entretuvo a la elfa con preguntas banales, para que no notara ni a Kili ni a Thorin (él los había visto esconderse), bien sabía de la sensibilidad en los sentidos de la raza élfica. Dejó al mago actuar, también le convenía, pero se alarmó cuando de reojo observó los ojos enrojecidos del mediano. Balin también tenía un plan...


 


Luego de una noche donde, el rey hizo guardia por no poder dormir, Kili tuvo un sueño inquieto (cosa que extrañó y preocupó a Fili) y la condenada piedra seguía sin aparecer. La mañana se presentó, con un ejército de hombres y elfos a las puertas de Érebor, presentando sus condiciones...


 


¡NO, NO HAY ACUERDO! ¡LARGO!_ Thorin se sintió asqueado ante la codicia y la traición, que brillaban en los ojos del gobernador de la destruida ciudad del lago. Se daba cuenta de que aquella escoria tenía el claro propósito de tomar el oro y largarse, dejando a su gente en la miseria. Sin embargo, su atención se desvío a Légolas. El elfo observaba a su padre con decepción y compartía el sentimiento de Thorin por el gobernador. En la negociación también estaba Bardo, el héroe ante su pueblo, pero no era la codicia la que lo llevó a estar allí. Era otra la razón, una más noble. Él no olvidaba a los enanos que le salvaron la vida a sus hijos, agradecido y conociendo al gobernador, decidió que debía intervenir. Légolas no se dejó ver por su padre y ordenó a Tauriel a hacer lo mismo. Thorin ahora confiaba plenamente en él, aunque jamás lo admitiría, por ello tomó nota cuando el príncipe elfo le aconsejó que el mediador debía ser alguien neutro, alguien como Bardo...


 


 


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