Capítulo 11.
Kidd estaba desesperado, no podía ver nada con aquella maldita venda sobre sus ojos. Maldecía a Law por haber dicho que era la mejor manera de que no entrara en pánico ¿Él en pánico? JAMAS.
-Niño, quédate quieto o harás que Trafalgar te abra por completo la mano –Escucho la voz burlona de aquella vieja. Le molestaba tener la jodida presencia de esa mujer.
En el momento en que habían pensado que estaban siendo descubiertos, la maldita vieja había abierto la puerta de un solo golpe haciéndose notar y entro en ella mientras llevaba una botella de vino blanco en su mano. Y el resto eran cosas de doctores, ella había dejado en claro que vería como su estudiante trabajaba y Law decía que no le importaba.
-Law –Lo llamó pero nada, solo podía sentir algo extraño sobre su mano –Law –Volvió a llamarle y este no respondía –Mierda respóndeme ojeroso –Dijo molesto y luego sintió como algo golpeaba su frente -¡¿Eso porque mierda?!
-Quédate quieto, no hables, es molesto –Murmuro el moreno quien estaba sumido en su labor. Kidd resoplo frustrado; él prefería estar observando que pasaba a que le taparan los ojos.
-Quítame la venda –Pidió.
-No.
-Quítamela.
-He dicho que no.
-¡¿Por qué?!
-Te podrías desmayar.
-Trafalgar, me conoces.
-Por eso mismo.
-Serás carbón… -Susurro lo último y se rindió.
-Aquí está la aguja –Escucho decir de su amigo que ahora quien sabe que cojones le hacía con su mano, no obstante logro sentir un pequeño jalón que le llamo la atención.
-¿Qué ha sido eso? –Pregunto.
-El hilo… y una parte de la aguja –Kidd asintió pero luego proceso lo que le había dicho.
-¿Una parte de la aguja? –Giro su cabeza en donde había escuchado a su amigo.
-Parece que se ha partido al entrar en tu mano –Escucho decir de la mujer.
-Doctora Kureha.
-Procedamos –Dijo esta y Kidd solo arrugaba la cara, no entendía a lo que se referían.
-Kidd –Lo llamó su amigo –Sentirás un pequeño ardor.
-Estoy preparado –Dijo el pelirrojo sin duda. Él estaba listo para lo que fuera.
-Como siempre –Escucho una risa pequeña por parte del pelinegro y sonrió ante aquello.
Luego sintió como algo se clavaba en su mano, luego se expandía y por ultimo nada. Solo lograba escuchar la respiración fuerte del moreno y eso le preocupo, pero era mejor no decir nada o de seguro le echaría la bronca; luego sintió algo oprimiendo su palma y se mordió el labio, era un pequeño ardor que lo había tomado de improvisto.
-Pinzas –Escucho decir de Law. Escucho como alguien revolvía un montón de cosas y de nuevo nada –Aquí va –Kidd volvió a buscar el sonido de la voz de su amigo y donde seguro se encontraría. Y lo sintió, el ardor aumentaba poco a poco para luego sentir como su mano temblaba. De seguro la anestesia ya estaba pasando su efecto.
-Vaya –Escucho decir de nuevo de la maestra de su amigo –Y pensar que esto le causaba dolor –Suspiro y luego sintió como le quitaban la venda de los ojos, frente a él Trafalgar le sonreía.
-Esto debería de ser lo primero que vea al despertar y no la pared húmeda de mi habitación –Bromeo con doble intención y el pelinegro solo negaba con aquella sonrisa aun en su rostro.
-Fuiste un buen paciente –El pelinegro volvió a sentarse en la banca en la que se encontraba y tomo un trapo para comenzar a limpiar la herida de su amigo.
-¿Puedo ver?
-Aún no he puesto los puntos, ¿estás seguro? –Lo miro y el pelirrojo asintió. Law levanto lentamente su mano y este miro incrédulo lo que tenía frente a él. Su mano tenía una especie de cortada que estaba un tanto abierta, la sangre y la carne eran espantosas y por la santa madre ¿Qué mierda era eso que se veía al fondo?
-Cósela antes de que vomite –Miro al techo de mala gana y escucho las risas de la anciana. La miro y estaba contra la pared sosteniendo su botella ya vacía de vino.
-Fue interesante verte chiquillo –Dijo y bebió de nuevo de la botella –Bueno, los dejo; dos puntos Trafalgar –Dijo antes de abrir la puerta y salir por ella. Kidd parpadeo, ¿Acaso él era una clase de experimento?
-Eso fue extraño… -Susurro y su amigo asintió. Kidd miro de nuevo su mano y se sorprendió al ver la mitad de la cortada ya semisólida, el pelinegro lo hacía con calma y con rapidez, no como él con los jodidos trapos.
-Eres bueno en esto.
-Gracias por el cumplido.
-No lo fue.
-Lo tomaré como uno.
-Tienes buena mano.
-Es porque me centro más en lo que hago.
-¿Me estás diciendo que soy un imbécil?
-Eso y mucho más.
-Que te den.
-Pronto terminare esto –Ignoro su comentario.
-¿Por qué no siento cuando metes la aguja?
-Por la anestesia.
-¿No había pasado ya su efecto?
-En donde se encontraba la otra mitad de la aguja, no llego la anestesia –El pelirrojo frunció la boca y luego sonrió ampliamente.
-Me merezco un premio.
-¿Un premio? –El pelinegro hizo el último punto y cortó el hilo con unas tijeras.
-Sí, fui buen paciente ¿no?
-Sí.
-Me merezco un premio.
-¿Una paleta? –Vio como ahora sacaba vendas y las amarraba en su mano.
-No estoy en el dentista.
-¿Qué quieres de premio? –Trafalgar ahora lo miraba y dejaba su mano sobre la camilla reposando.
-No sé –Dijo juguetón el pelirrojo ganándose que el pelinegro pusiera una mano sobre sus ojos.
-Eres un idiota.
-Tú eres un bastardo.
-Kidd.
-Dame un premio –Law resoplo y se acercó hasta el rostro de su amigo. Podía sentir el aliento del pelinegro cerca de sus labios y eso era muy peligroso.
-No me has dicho que quieres –Susurro el ojeroso y Kidd solo sentía como el olor de su amigo le embriagaba.
-Sorpréndeme –Le reto y sintió un suave beso en la comisura de su labio. El pelirrojo abrió su boca pero nada ocurrió, luego la mano de su amigo se alejó y este pudo verlo como le daba la espalda y recogía su mochila.
-Te llevare a casa y comparemos alguna cosa –Le dijo y le sonrió de lado. Kidd parpadeo de nuevo y se enojó.
-¡¿QUÉ COÑO?!