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Imperium por wearkagain

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Notas del capitulo:

¡Holas mis bebes! ¿Como estais? Espero que bien y se que diran que es muy tarde y todo eso; pero ya estoy aquí dejando este capitulo llamado "Negocios I" en el que se vera un poco el ZoSan ya que me sentrare en contaros el pasado de Sanji.

Os recuerdo también que podeis vivitar mi pagina de tumblr que es http://insanaysubnormal.tumblr.com/ en donde podeís hacerme preguntas y mirar imagenes. 

(Todos los personajes de One Piece le pertenecen a Eichiiro Oda-Sama)

¡a Leer!

Capítulo 12.

Zoro le daba la espalda al rubio quien hablaba con un tipo en la  puerta del gran edificio, ¿Se suponía que ese era un bar-disco?, más bien lucía como un hotel de diez pisos. Metió sus manos en su pantalón marrón y comenzó a observar las nubes. Estaba cansado, tenía sueño y hambre.

-Marimo –Escucho la voz del rubio y no dudo en mirarlo mal. Odiaba ese apodo.

-Campanita –Se giró sobre sus talones y de la misma forma en el que él había mirado al rubio, este lo hizo. Lo miraba mal.

-Ven –Zoro se acercó hasta el rubio y este le tendió la caja; Zoro la recibió en sus manos y vio como la puerta de enfrente se abría por un lado invitándolos a pasar. El rubio se adentró en ella y Zoro le siguió como perro faldero…espera… ¡¿PERRO FALDERO?!

-¡Espera! –Dijo Zoro al rubio quien se detenía y lo miraba.

-¿Sucede algo?

-¿Por qué estoy llevando la caja? ¡Es tu responsabilidad! No la mía –Gruño el peliverde alzando sus manos y queriendo entregársela al rubio.

-Verás, no tengo mucha fuerza y por lo visto no te pesa nada ¿sabes? –Zoro entrecerró los ojos y dudo por un momento –Eres un buen chico –Sintió como el rubio palmeaba su coronilla y volvía a darle la espalda para seguir su camino por el pasillo de color vino tinto. Zoro volvió a reaccionar.

-¡NO SOY UN PERRO! –Y sin más lo siguió sin dejar de maldecirle. Pasaron aquel pasillo y se encontraron con una pista de baile inmensa, como lo suponía Zoro, allí mismo se veían los diez pisos  que de seguro dejaban ver a los bailarines de los pisos inferiores. El recinto estaba decorado de tonos oscuros y los muebles en cada rincón poseían formas y tamaños diferentes. No pasó desapercibido unas columnas con aguas de colores que daban un tono pintoresco al lugar.

-Es mucho mejor de lo que me imaginaba –Susurro el rubio que de la misma manera observaba el lugar.

-El ascensor está allí –Se giró Zoro ante la voz y vio a un tipo alto de cabello azul que usaba unos lentes oscuros y por lo visto, usaba solo una camiseta con un bikini en la parte inferior, el peliverde le quedo mirando, ¿Habría una piscina allí también? El peli azul le sonrió y señalo una columna más gruesa que se encontraba en medio del todos los pisos, sus puertas eran plateadas pero de la misma manera tenían unos adornos alrededor.

-Gracias Franky –Dijo el rubio que empezaba a caminar hacia allí. Zoro le agradeció con la mirada y le dio la espalda siguiendo de nuevo al rubio. Llegaron a las puertas de acero y el rubio oprimió el botón de subir. Esperaron un momento y estas se abrieron en par. Los dos entraron y observaron cómo se cerraban ante sus ojos.

-Dijo que era el séptimo –Comento el rubio y oprimió el número. Sintieron un leve empujón y este comenzó a dar marcha –Que divertido.

-¿Solo vienes a dejar este paquete? –El rubio asintió –Espero sea rápido, tenemos que terminar la jodida charla –Comento el peliverde y vio como el rubio solo se quedaba callado.

Segundo piso.

-¿No piensas decir nada? –Le pregunto y este negó con la cabeza -¿Te han comido la lengua cejillas? –Dijo en burla.

Tercer piso.

-Solo pienso degenerado –Le contesto.

-Tú eres el degenerado –Le recrimino.

Cuarto piso.

-Te diré algo y soló tú sabrás si estoy en lo correcto.

-¿De qué se trata? –Pregunto el peliverde.

Quinto piso.

-La única manera de que deje a Luffy es que me canse de él.

-¿Enserio?

Sexto piso.

-O de que Luffy se canse de mí, así lo dejare en paz –Zoro comenzó a especular lo que decía el rubio y en gran parte tenía razón; sí Luffy se cansaba de él o él se cansaba de Luffy, era seguro de que dejarían de verse. Pero el problema era que Luffy nunca se aburría de alguien. Entonces…

Séptimo piso.

-Hemos llegado.

-Luffy ronca –El rubio miro incrédulo a lo que le había dicho el peliverde.

-Eh –Parpadeo y la puerta de acero se abrieron dejando ver más decoraciones extravagantes.

-No se lava las manos a la hora de comer –Sanji no contuvo las risas.

-¿Por qué coño me dices eso? –Le pregunto mientras aún se reía. El peliverde alzo los hombros y este negó con la cabeza arrebatándole la caja –Piensa en algo más grande –Le sonrió y camino hasta donde se encontraba una chica frente a una recepción.

Zoro se quedó pasmado y proceso de nuevo sus ideas. Iba a ser demasiado difícil encontrar algo que desencantara al rubio de su amigo. Levanto su mirada observando como el rubio conversaba animadamente con la chica quien le señalaba una puerta de color rosa, el rubio asintió y se acercaba a la gran puerta para comenzarla a golpear. Zoro quien había salido del ascensor se acercó hasta la chica que le sonreía pícaramente.

-Puede esperar aquí –Le dijo. Zoro suspiro y camino hasta un sofá de color naranja, se sentó allí y acomodo sus brazos por detrás de su cabeza; cerro sus ojos y se dejó llevar por el sueño.

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Sanji atravesó la horrenda puerta color rosa y de nuevo pasaba por un pasillo con un acuario a cada lado. Sostuvo la caja impacientemente, estaba pesada y él no estaba enseñado a usar sus manos.

-Puede seguir, el señor Doflamingo le está esperando –Escucho de nuevo la voz de aquella hermosa chica y miro por todos lados si la encontraba. Fijo su vista en el techo y allí había un parlante.

Sin más Sanji acomodó de nuevo la caja entre sus brazos y comenzó a andar directamente a la única entrada que tenía enfrente, la pasó y se encontró con otra maldita pecera más grande frente a una salita adornada al estilo de verano. Llego hasta uno de los sofás hawaianos y se sentó a esperar allí.

-Sanji ~ El rubio respingo en el sofá al notar como una silla se giraba tras un escritorio y aparecía el dueño del lugar, un hombre grande de cabello rubio y piel morena, vestía extravagantemente y además de aquel abrigo de plumas color rosa y unas gafas de sol que desde que Sanji lo conocía nunca se las quitaba. Donquixote Doflamingo -¿Cómo está mi preciado mensajero? –El rubio bufo ante el comentario y desistió a contestarle de mala gana.

-Aquí está el paquete que Ivankov le manda –Enseño la caja y Doflamingo le extendió la mano para que se lo entregara.

El rubio volvió a levantarse y llevo a caja hasta el escritorio color marrón oscuro en donde la dejo, para luego volver al sofá y acomodarse a su manera. Vio como la sonrisa de su tercer jefe se extendía por todo su rostro y sacaba la lengua, una costumbre un tanto rara de su parte.

-¿Sabes que hay aquí mi querido? –Sanji negó -¿Has visto lo enorme que es mí antro cierto?

-Parece un hotel –Aseguro.

-Bueno, como te tengo mucho aprecio, puede que te cuente mis planes –Lo miro a través  de sus gafas de sol y el rubio sin importancia alzo sus hombros.

-Sí así lo deseas –Comenzó a buscar su caja de cigarrillos en su pantalón, pero al sacarla se dio cuenta de que ya no le quedaba ninguno.

-Veras Kuroashi –El gran hombre se levantó de su asiento y camino hasta en donde se encontraba la pecera –Desde que abrí este antro ya hace dos semanas, he tenido la suerte de que a la gente le guste –Sanji observo como su jefe ponía una de sus manos en aquella pecera –Pero luego me pregunte, ¿Y qué más da sí este antro tiene el mismo fin que los otros? –Doflamingo se giró a verle y Sanji parpadeo ante esa pregunta.

De cierta manera, “Imperium” tenía la misma finalidad de cualquier otro bar-disco y era seguro que pronto perdería el encanto.

-¿Entonces qué has pensado hacer? –Le pregunto. Doflamingo se giró sobre sus talones y se encamino hasta donde el rubio.

-Remodelare el lugar –Dijo entre risas y de nuevo volvía al escritorio en donde movió unos cajones.

-¿Remodelación?, pero sí solo han pasado dos semanas –Eso era absurdo y además el tiempo que llevaría y el dinero… bueno, el dinero no era de importancia para su jefe.

-¿Crees que luce genial?

-Es magnífico, no sé por qué deseas remodelarlo.

-Tú mismo has dicho que parece un hotel.

-Sí –Doflamingo se alejó de su escritorio y se sentó en uno de los asientos individuales frente a Sanji.

-Eso es lo que estoy queriendo decir –Comento en burla mientras le extendía al rubio una cajetilla de cigarros; el rubio la tomo entre sus manos y la miro, una buena marca –Como en total tengo diez pisos a mi disposición, ¿Por qué no hacer un trato especial a los clientes? –Sanji lo miro y saco del paquete un cigarro para luego ponerlo en su boca.

-¿Trato especial? –Miro como el otro rubio sacaba de su abrigo de plumas una mechera y se la lanzaba al rubio quien la atrapo en el aire.

-Muchos vendrán aquí solo a bailar, beber y conquistar, como los idiotas jóvenes de hoy –Río y Sanji solo encendió el pitillo –Pero, allí afuera también existen los de la pasta –Se agacho susurrándole como si fuera un secreto aunque estuvieran completamente solos.

Sanji alejo el pitillo de sus labios y dejo que el humo saliera de su interior.

-¿Los de la pasta, te refieres a los grandes del mundo?

-Exactamente Kuroashi, muy listo –Le alago y Sanji entrecerró sus ojos.

-¿Quieres que entren todas esas sanguijuelas a tu lugar? ¿No crees que los reconocerían algunos y te metan en problemas?

-Como dije muy listo, pero no como yo –Se burló y el rubio solo rechisto volviendo a inhalar su cigarro –De los diez pisos dejare cinco para el antro –Tomo un dulce que tenía en un bol sobre la mesa de café frente a él –Otros tres serán exclusivamente para los grandes –Saco el dulce de su empaque –Y los otros dos serán de mi propio gusto, capricho –Puso el dulce en su lengua y lo metió en su boca.

-¿Y sí la gente se pregunta que hay más allá de los cinco pisos?

-Obvio se lo preguntarán; pero se quedaran con la duda.

-¿Y sí alguno intenta entrar?

-Para eso tengo a Franky, es un hombre fuerte y prefiero que el custodie las puertas de los tres pisos; y sé que preguntaras como él sabrá quienes son los grandes –Doflamingo metió de nuevo sus manos en cada bolsillo de su abrigo de plumas de ellos saco por lo menos ocho tarjetas oscuras; le paso una a Sanji y este la recibió.

El rubio miro la tarjeta, negra y con letras doradas por encima de que decían “Imperium”, bajo estas letras venía un extraño número y por ultimo un adorno en la parte trasera que era una pluma rosa.

-¿Tarjeta de reconocimiento? –Miro a su jefe y este sonreía ampliamente sacando de nuevo su lengua.

-Así es; y solo los grandes la tendrán.

-¿Es difícil de conseguir? –Era una pregunta muy obvia pero de todas maneras le interesaba.

-Vale por lo menos un millón de berries –Sanji sintió como casi se atragantaba con el humo del cigarrillo. Escupió el cigarro y comenzó a toser, su jefe solo se reía de aquello.

-¿Cómo diablos piensas poner ese precio?

-Por eso dije que solo los grandes y no te preocupes tendrán su beneficio. Los tres pisos constaran de habitaciones y bebidas gratis –Señalo con su dedo la tarjeta que Sanji tenía en sus manos –El número que ves allí es el número de habitación y su código es solo pasar la tarjeta; como si fueras a pagar algo.

-¿Beneficios? ¿Y qué ganaras de ellos?

-Poder –Sanji maldijo internamente –Es por eso que he pedido a Ivankov esa caja –Sanji miro por encima del hombro de Doflamingo y por lo visto la caja azul que aún estaba sellada -¿Quieres saber que le pedí? –Sanji trago saliva audiblemente.

-No… -No estaba seguro -¿Ivankov sabe sobre esto?

-Más de lo que te he dicho.

 

Notas finales:

¡Espero os haya gustado! ¡Ahora mismo subire el siguiente cap ya que la inspiración esta a flote! Espero sus comentarios y que sigan disfrutando de este maravilloso fic.

Besos y chao chao.


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