Capítulo 13.
-No… -No estaba seguro -¿Ivankov sabe sobre esto?
-Más de lo que te he dicho.
-Maldición –Dijo explícitamente causando risas por parte del rubio mayor -¿Qué tiene que ver Ivankov? –Sanji comenzó a sentir como su espina dorsal se calentaba, estaba nervioso.
-Le prometí algo –Levanto los hombros Doflamingo.
-¿Qué? –Inquirió el rubio.
-¿Tanto deseas saber? –Malditas una y otra preguntas. Sanji de nuevo trago saliva, la curiosidad lo estaba matando.
-Sí –Y comenzó a arrepentirse.
-Le brindaré a Ivankov una parte de los primeros cinco pisos, a la disposición de todos sus amados candys. Lo sacare de ese asqueroso sitio de mala muerte y lo trasladare aquí; nos debemos mucho y por esa razón esa caja es de mucha importancia.
-¿Trasladara su bar aquí? –El mayor asintió.
-Sabes que esa cueva, aunque todos los travestis de la ciudad acudan a ella, siempre querrán algo más y sé que Ivankov desea eso –Y el rubio entendió.
-Esto no es solo por Ivankov –Doflamingo sonrió desquiciadamente –Esto es por alguien más.
-Vaya que sí eres listo KUROASHI –Enfatizo su apellido y Sanji sintió su abdomen apretado. Necesitaba aire –No solo quiero que Ivankov trabaje para mí… -Sanji deseo por un minuto que sus orejas fueran cortadas –También quiero que él trabaje para mí –Sanji abrió sus ojos como platos.
-¿Crocodile? –Susurro y él mayor asintió.
Sanji notaba que todo aquello terminaría mal. Además ¿Por qué se lo estaba diciendo preferiblemente a él? Él solo quería saber sobre Ivankov, no sobre el amigo íntimo de ella.
-Me voy –Se levantó rápidamente del sofá; sí seguía enterándose de cosas era obvio que terminaría involucrado.
-¿Tan pronto? –Sanji asintió -¿Alguien te espera? –Volvió asentir –Entonces, un momento –Vio como Doflamingo se levantaba y caminaba hasta quedar frente a él. Sanji lo miro intensamente y el otro solo buscaba algo de nuevo en el bolsillo de su abrigo. Rápidamente Sanji reconoció un sobre de manila envuelto y grueso. Doflamingo lo deslizo entre sus manos y lo tendió frente al rubio; Sanji estiro su mano para recibirlo pero su jefe lo alejo y le dio la espalda entre risas –Solo vienes por lo necesario –Susurro.
-¿Quieres algo más? Te recuerdo que he cumplido cada cosa que necesita Ivankov y tú –Justifico el rubio apretando sus puños. Doflamingo de nuevo se giró para observarlo frente a frente.
-Cuando Ivankov comience a trabajar para mí, también trabajaras para mí.
-Ya lo hago.
-Oh vamos Sanji, no hagas esa cara –El rubio sabía que lo miraba con odio –Solo fue cosas del pasado, estamos en el presente y te conviene trabajar con ella y conmigo y sí es posible, mi querido Crocodile.
-Cuando termine de estudiar, abandonare los negocios –Concluyo enojado el rubio. Pero temió al ver como Doflamingo dejaba de sonreír y mostraba un semblante serio, poco habitual que él.
-Eres un cobarde Sanji –Dijo –Y sí sabes lo que te conviene, será mejor que olvides eso de abandonar los negocios.
-Ya he cumplido con sus deseos y se los dije cuando inicie esto; dejare esto cuando termine mis estudios–Sanji arrugo su cara, irritado. Doflamingo resoplo y se encamino hasta su escritorio donde volvió a revolver los cajones sacando otro sobre de manila un poco más delgado.
El rubio parpadeo y salto de impresión al ver como su jefe lo tiraba sobre la mesa de café.
-Kuroashi Sanji –Dijo su nombre completo –Naciste el 20 de Marzo y tienes 19 años de edad –Sanji respingo ante aquello; Doflamingo miro directamente el sobre manila que estaba sobre la mesa y el rubio sin más se tropezó para tomarlo entre sus manos y sacar lo que había en su interior.
Su corazón se detuvo y no pudo negar que tenía miedo. Allí había tres fotos, donde se veía a él de siete años, diez años y sus dieciséis.
-Tus padres, no me interesan; solo eran dos patéticos seres que amaban a su hijo, hasta que se dieron cuenta de que su pequeño bebe a la edad de siete años, prefería besar a los chicos –Dijo graciosamente y Sanji no se contuvo de golpear la mesa –No la vayas a romper querido –El rubio aparto las fotos y se impresiono más; allí estaba una copia de su certificado de nacimiento con los nombres de sus padres y huellas digitales respectivas.
Alejo aquel papel y se encontró con más datos; su huella de nacimiento, fotocopia de su carnet estudiantil y de identidad.
-Tus padres te metieron a un psicólogo para que te tratara tú… rebeldía; pero solo fue una pérdida de dinero. Eras solo un niño y no veías nada de malo que les dieras besos a otros niños sobre los labios o los agarraras de las manos… hacías los mismo con las chicas ¿Me equivoco?
Sanji alejo de nuevo esos papeles y ahora se encontraba mirando una foto que precisamente era de él con su grupo escolar cuando tenía siete años, agarraba la mano de una niña y un niño.
-Luego de no saber que más hacer, te retiraron de la escuela y te pusieron a un tutor privado quien se encargaría de educarte con lo básico; aun así te llevaban al psicólogo.
Le tembló su mano; Él, de nueve años de edad estaba sentado en un jardín tomando el té alegremente junto…a Shanks. Un color rojo marcaba el contorno del pelirrojo y al lado decía perfectamente su nombre. Sabían de Shanks.
-A los diez te abandonan –Susurra –Te dejan al cuidado de tu abuelo, prometiendo volver por ti dentro de tres años, pero ¿Aun les sigues esperando después de nueve años?
Miro a Doflamingo y sintió como la sangre le hervía. Volvió su vista a una carpeta y quito la foto de su tutor, ahora encontrándose con la de él y su abuelo frente al restaurante de este, el Baratie.
-En ese mismo año él te enseña el arte de la cocina y aprendes con agilidad, pero te aburres con que solo te mande a fregar los platos y no te deje cocinar para sus clientes –Doflamingo tomo de nuevo su lugar en aquel asiento frente al menor –discutes con el anciano y vuelves a enojarte y decides escapar; eres encontrado por Ivankov y te invita a que pases a su asqueroso bar; allí notas que todos te brindan cariño y resistencia y por la misma razón vuelves al lado de tu viejo, ¿No es por eso que aceptas lo que te dice Ivankov, soló por salvarte la vida? O ¿Por el simple hecho de que te den un cariño… maternal?
Sanji tiembla y siente como una lágrima resbala por su mejilla; debía de estar jodiendole con todo eso. Aleja las fotos de su pasado y se detiene al ver un pedazo de papel arrugado y manchado de tinta.
-Con catorce años de edad, ayudas a tu viejo en el restaurante, vas a tutorías con el pelirrojo y visitas a Ivankov a escondidas para que la policía no le echen a la cárcel por permitir a un menor de edad en ese sitio. Y luego sin darte cuenta…
El menor lo miro en suplica.
-Detente.
-Me conoces allí mismo…
-Por favor –El rubio siente como otra lagrima baja por su mejilla y la limpia rápidamente con su brazo ¿Hace cuánto tiempo había dejado de llorar?
-Hablamos, charlamos y te presento a un chico de dieciséis, y quien iba a creer que él –El mayor llevo uno de sus dedos a su boca y lo mete con lentitud, Sanji le ve y arruga su nariz, al momento el mayor lo saca con rapidez haciendo un leve sonido como un “plop” y el rubio se estremece –Sería el dueño de tu virginidad y dignidad –Le sonríe.
-¿Qué quieres? –Le pregunta ahora serio el rubio agachando su cabeza.
-Todo va bien con él y por lo visto se lo dices a tus mayores: Shanks se alegra de que seas feliz y no le importa de que sea con un hombre, Ivankov intenta travestirte y tú pateas su culo para luego terminar riéndose, tu abuelo… fue duro, pero lo acepto. Pero luego pasa un año y te abandona porque conoce a una chica y vuelves a deprimirte.
-Eso no me importa.
-Luego cumples dieciséis y comienzas a trabajar para Ivankov y de paso a mí. Fue una época divertida.
-Intentaste venderme a uno de tus jodidos amigos –Rugió el rubio.
-Fue mi error, pero eso quedo en el pasado ¿no? –El menor gruño en respuesta –Oh Sanji, tu corazón fue pateado y usurpado por cada hombre que te tenía en su cama en esa edad tan primaveral en los corazones juveniles y luego a los diecisiete solo es sexo –Saco su lengua divertida y el menor solo recobro su compostura.
-¿Crees que eso me afecta?
-Debería; sí no quieres que nadie sepa la vida de rechazo que has tenido –Sanji gruño y se levantó de golpe extendiendo su mano. Doflamingo estiro su brazo con el sobre de manila en su mano y el menor se lo arrebato de allí mismo. El menor sin más le dio la espalda encaminándose de nuevo hasta la puerta de color rosa -¿Entonces Sanji?
-Haré lo que me pidas, pero no te aproveches –Murmuro y sin más se fue de allí.
Doflamingo sonrió, no quería haber hecho eso, pero era la única forma de que el rubio continuara en el negocio; sin lugar a dudas era el mejor en su trabajo y nadie desconfiaba de él. Se acercó a su escritorio y se sentó en la cómoda silla. Movió un pestillo que resaltaba a su lado y la deslizo para volver a encontrarse con el rubio saliendo del despacho y ahora en la recepción.
Cámaras ocultas.
Se impresiono al ver como se acercaba a su ayudante y le agradecía, para luego girarse y acercarse a un chico más grande y patearlo en el abdomen. El peliverde se erguía con rapidez y comenzaba a insultarlo de la misma manera en que lo hacía el rubio.
-¿Quién es ese? –Se preguntó y saco una foto dentro de su pantalón. La miro y comparo al chico con quien estaba ahora; no era él. Suspiro y sonrió -¿Dónde está Luffy, eh Sanji?