Capítulo 18.
Ace abrió la puerta del cubículo de un golpe y se dejó caer de bruces mientras dejaba que todo su interior convulsionara.
-Ugh… -Se quejó al sentir como sus entrañas vaciaban todo rastro del alcohol y carne. Puso ambas manos a los lados del inodoro y sintió como su cabello era agarrado para que no se ensuciase. Escupió lo último que salía de su interior y se dejó caer en sobre los azulejos de baño; apoyo ambos brazos sobre sus rodillas y dejo caer su cabeza entre estos –No vuelvo… a beber… -Murmuro sintiendo su garganta picar y arder.
La cerveza y carne con salsa picante no combinaban perfectamente en su interior.
-¿Ya te encuentras mejor? –Sintió las manos de Marco sobre su cabello, lo estaba peinando y dejaba su frente al descubierto.
-Me siento como mierda –Gesticulo el pecoso levantando su cabeza, abrió lentamente sus ojos mirando la sonrisa del rubio.
-Kidd debe de estarse burlando –Le recordó y bufo sin ganas.
-Que le den –Murmuro cerrando sus ojos, dejando como la mano del rubio acariciaba su negra cabellera.
-Cuando estés preparado, podemos irnos –Susurro Marco poniéndose de cuclillas frente al pecoso, acaricio la mejilla de este vio como Ace se sonrojaba.
-Luffy se enojara… -Murmuro Ace.
-De seguro… además ya son… -Miro su reloj de muñeca –hasta ahora las siete, vaya –Miro de nuevo al pelinegro. Aún era temprano, pero aun así llevaban horas allí en el local.
-Zoro… lo golpeo –Río tontamente. Marco suspiro, ¿de verdad estaba tan mal su amigo?
-Sí; pero creo que algo más tuvo que haber pasado –Se dijo así mismo.
Había visto cuando el moreno había estampado la cerveza contra la mesa y miraba fijamente al otro extremo del local, donde estaba aquel otro rubio. Y después había comenzado a actuar extraño.
-¿Qué dijiste, Marco? –Vio los ojos negros de Ace sobre los suyos. Marco sonrío y negó con la cabeza.
-Te llevare a casa –Paso uno de sus brazos tras la espalda del pecoso ayudándolo a levantarse del suelo. Ace intento sostenerse de una de las paredes dejando que el mayor lo agarrara de la cintura y pasara uno de sus brazos alrededor su cuello.
-Kidd se burlara –Dijo acercándose al rostro de Marco –Y le diré que se vaya a la mierda –Susurro en voz baja acercándose más al rostro del rubio. Dada la circunstancia, Ace no había notado que su nariz ya rozaba la de Marco y este no había hecho ningún ademan de alejarse o hacer algo. Ace miro a los ojos a su amigo y luego miro sus labios, quería besarlo y decirle lo que sentía por él.
Ace no era homosexual, le gustaban las chicas, pero no podía negar que Marco tenía un algo que lo atraía. Pero no, no era gay. Solo le gustaba Marco.
-Vamos –Murmuro Marco girando finalmente su rostro encaminándose con Ace hasta la puerta de los baños y saliendo por ella a tropezones. Ace intentaba caminar, pero por lo visto estaba con el síndrome de los dos pies izquierdos.
Llegaron hasta el final del pasillo y pudieron ver como sus amigos y demás gente no paran de beber, reír cantar una que otra canción. Miro a Paula quien leía un periódico en la barra, por lo visto a esa mujer nada le llamaba la atención o sorprendía.
Se encamino hasta la mesa de sus amigos, Las gemelas charlaban gustosas con el pelirrojo y con el peliverde, quienes no dudaban en ignorarlas en uno que otro momento. Kidd bebía y cantaba, Zoro enviaba miradas fugaces a la mesa el otro extremo.
Miro por la rabadilla del ojo; el rubio de antes cantaba con otro a todo pulmón el coro de la canción The Pretender de Foo Fighters y para el colmo este también le daba miradas graciosas al peliverde. ¿Qué rayos había pasado para que esos dos se miraran de aquella forma? ¿Comó si ocultaran algo?
-Nos vamos –Aviso sin más a sus amigos y estos les despidieron. Las chicas con un adiós y hasta pronto, Kidd con insultos y con palabras como Ace no aguanta nada y Zoro se había levantado de su asiento.
-Los acompaño –Dijo pero Marco lo detuvo.
-No te preocupes Zoro, yo me encargo, diviértete –Le dijo animadamente y el moreno lo dudo por un momento, pero gracias a las bromas nada divertidas de Kidd, decidió quedarse y demostrar que él si aguantaba lo que fuera.
Marco se río ante aquel juego de niños y recargo a Ace sobre sus hombros, quien sabe como pero lo había hecho. Hizo un movimiento con la cabeza y se retiró del local con Ace sobre su espalda.
Camino hasta llegar a la universidad donde le informo al portero que iba por su auto y lego se iría de allí, pero este se negó rotundamente a dejar que entrara un ebrio a las instalaciones; escucho como Ace se quejaba y comenzaba a bajarse de la espalda del rubio.
-Esperare aquí –Le dijo mientras se apoyaba contra una pared.
-No te muevas de aquí –Le dijo y miro al portero de mala gana que lo dejaba pasar. Camino a toda velocidad hasta llegar al parqueadero donde comenzó a buscar su camioneta.
-¿Dónde? –Se preguntó y sintió como una mano se posaba sobre su hombro. Por inercia se giró dispuesto a golpear al intruso, pero su puño fue detenido.
-¿Atacas a cualquiera solo por agarrar tu hombro? –Pregunto divertido.
-Me has pegado un susto de muerte –Suspiro aliviado.
-¿Qué haces? –Le pregunto.
-Llevare a Ace a casa, busco mi auto.
-¿Estaban bebiendo? –Pregunto entre risas.
-Sí, todos están hechos mierda… Kuina está alegre, Tashigi no para de beber y reír, Kidd insulta, canta no deja de joder, Zoro está demasiado raro y creo saber que es, supongo no estoy seguro, Ace puede que quede inconsciente y soy el único que por lo menos tiene todos sus sentidos funcionando.
-Oh –Dijo entre risas y luego se detuvo y miro a Marco -¿Dijiste Kidd? –Marco lo miro curioso pero luego de un momento se dio cuenta que había metido la pata -¿Kidd está bebiendo? –Comenzó a negar pero ya lo habían descubierto.
-Otro Kidd –Debía de aceptar que no todos sus sentidos funcionaban.
-¡Y un coñazo! ¿Kidd está bebiendo? ¡Ese imbécil! –Le dio la espalda y vio como comenzaba a caminar apuradamente.
-¡Espera Law! –Pero vio como este levantaba su mano y le enseñaba el dedo –Mierda –Kidd lo iba a matar, literalmente.
Restregó sus manos contra su rostro en desespero, bueno, ¿Qué más podía hacer? Law ya lo sabía, ahora su prioridad era llevar a Ace a casa sano y salvo y además se estaba tardando, de seguro se había quedado dormido en el frío suelo junto con el portero vigilándolo.
Volvió a buscar su camioneta hasta que por fin dio con ella. Se acercó a su bebe y saco las llaves del bolsillo delantero, quito el seguro y se subió; arranco el motor y acelero lentamente hasta salir por fin del parqueadero; llego a la entrada de la universidad donde claramente hallo a Ace dormido en el suelo abrazando sus piernas.
-Ya llego tu amigo –Dijo el portero tocando con un bolillo el cuerpo “inerte” de Ace -¿Estas vivo? –Le pregunto ahora tocando la nariz de este.
-¡Ace! –Le grito el rubio esperando que de esa manera se despertara, pero no sucedió nada; refunfuño, su amigo siempre había sido de aquellos que dormían a pierna suelta, como el peliverde.
Se bajó de su auto y camino hasta donde se encontraba el pecoso, y sin ningún reparo lo tomo entre sus brazos como si fuera un bebe y escucho como este decía algo entre dormido y despierto.
-¿Podría abrir la puerta trasera? –Le pidió al portero y este hizo caso, abriendo la puerta trasera. Marco llevo hasta allí al pecoso que logro acomodar no tan cómodamente, pero acomodado en la parte trasera , cerró la puerta con cuidado–Gracias –Le dijo al portero quien asintió y se alejó de allí.
Marco volvió a tomar asiento en el piloto y arranco su camioneta, con agilidad logro llegar a la vía principal donde tomo el camino opuesto a su casa, dejaría a Ace y luego iría a ver a su viejo que de seguro se estaría quejando de tener que descansar en casa con una manada de enfermeras revoloteando a su alrededor.
-Marco… -Miro el retrovisor fijándose en el pecoso que se había desparramado en el asiento trasero, lo había llamado y ni duda del porqué. Sabía que Ace estaba casi inconsciente por el alcohol –Marco… -Le volvió a llamar.
-¿Qué sucede? –Le pregunto de manera dulce y entendible.
-Marco… no más alcohol –Se río ante aquello.
-No te preocupes –Le susurro –No habrá más alcohol para ti durante un mes –Le reprendió juguetonamente ganándose un casi quejido por parte del pecoso.
-Marco…
-¿Ahora qué? –Freno lentamente ante un semáforo en rojo.
-El plan… -Miro de nuevo el retrovisor.
-¿Plan? –Cuestiono y el pecoso no dijo nada, solo había hecho una mueca para de nuevo caer rendido -¿Qué plan? –Inquirió, nada –Me quedare con la duda –Murmuro arrancando su camioneta al ver el semáforo en verde.