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Imperium por wearkagain

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Notas del capitulo:

Buenos días mis amadas, ¿Como están? Espero que muy bien. Aquí os traigo el siguente capitulo de este extraño y rídiculo fic (Refiriendome a los titulos sin sentido que pongo en ellos); agradezco de antemano todos vuestros comentarios por lo cual mil y mil gracias, os mando besitos desde por aquí. 

Sin más, os dare una nueva advertencía la cual, se que no es la mejor, pero... debo de tomarla. Publicare un nuevo capítulo día de por medio, sí es horrible. Pero ya inicie el segundo corte de notas en la U (Fastidio total), así que espero me perdoneis y comprendan la gravedad de las cosas. (Es más, no puedo seguir viendo mi amado anime, Jo!)

(Todos los personajes de One Piece le pertenecen a Eiichiro Oda)

¡ A Leer! 

Capítulo 22.

 

Sanji se bajó de su auto y miro la gran casa que estaba frente a sus ojos; “Es una mansión”  Pensó; aseguro su auto y con paso sigiloso camino hasta la gran puerta de color marrón. Llamo tres veces y espero a que le recibieran.

-Espero que estés –Murmuro mientras apartaba su mirada y se fijaba en el bello jardín que rodeaba aquel lugar, sin pasar por desapercibido una fuente gloriosa frente a aquella entrada que figuraba en mármol   una esbelta sirena.

Escucho como el pestillo de la puerta tronaba al otro lado y miro nuevamente al frente; sonrío al reconocer el cabello rubio  pálido de su amigo.

-Sabo –lo saludo y el mayor solo le sonrío regalándole un choque de manos.

-Sanji, que gusto verte –Le dijo abriendo la puerta, invitándole a pasar. El rubio menor sin más entro a la mansión que ya era la cuarta vez que visitaba y como de costumbre, las cosas cambiaban, la decoración, retratos y fotografías e incluso los muebles.

-Con permiso –Dijo a sabiendas de que nadie se encontraba, pero aquello era  costumbre.

-No demoraré en vestirme, ¿puedes esperarme? –Le dijo su amigo llevándolo hasta la sala que realmente parecía una habitación de la casa blanca.

-Procura no hacerlo –Le comento burlón y el mayor solo bufo y le dejo allí, en la gran sala de color azul marino y muebles de tela blanca con decoraciones hogareñas  y finas.

Comenzó a dar vueltas por toda esa habitación observando detalladamente las fotografías nuevas y decoraciones de felinos blancos, ¿Ya había pasado de moda los elefantes? Se detuvo frente a la chimenea donde encontró una fotografía de su amigo, Sabo lucía de diez años y no pudo contener las ganas de agarrarla y fijarse más a fondo.

Su cabello era más corto y crespo, no tenía  aquella quemadura sobre su rostro y para el colmo mientras sonreía en ella se veía como le faltaba un diente; miro luego su atuendo lo cual favorecía el hecho de que era de clase alta, pero conociéndolo era la persona más sencilla y amigable dentro de aquella gentuza que trataba como perros a los de la clase media para abajo.

-¡Ready! –Pego un brinco y miro a su amigo que estaba justo frente al pasillo ya lucido con un pantalón beige oscuro, un buzo de color blanco manga corta apretada a su pecho y unos mocasines cafés oscuros.

-¿Piensas conquistar mujeres? –Le pregunto Sanji mientras dejaba la fotografía en su lugar –Te acusare con Koala –Bromeo.

-¿Cómo se te ocurre? –Vio como el oro rubio rodaba los ojos.

-¿Quieres tentarme, Sabo? –Le pregunto en doble sentido haciendo que el mayor se sonrojara y abriera sus ojos.

-¡Sanji! –El nombrado soltó una carcajada y se acercó a él golpeando su hombro en manera de burla.

-Broma, broma –Le miro y vio como él mayor le refutaba y luego suspiraba.

-A veces me descolocan tus bromas –Le murmuro –Bueno, vamos –Sanji asintió y le siguió hasta la entrada de la casa donde salieron directamente a su auto. Sanji tomo su lugar de piloto y Sabo a su lado de copiloto.

-¿Tus padres saben que saldrás? –Le pregunto el menor encendiendo el motor y el mayor solo atino a levantar sus hombros.

-Seguimos discutiendo, pero ya soy mayor, no pueden joderme más –Le dijo mientras se pasaba el cinturón y luego se acercaba a la radio para buscar una emisora de buena música –Por lo menos estudio algo que saben que les beneficia.

-¿Sabes que saldrás conmigo? –Pregunto con sorna, al tanto de que los padres de su amigo le prohibían la amistad con él, solo por ser gay.

-Que les den, no me interesa –Murmuro Sabo. Sanji puso en movimiento su auto saliendo de aquella mansión y pasando por los barrotes que le daban la salida libre. Una vez fuera de allí miro de reojo a su amigo quien aún buscaba una emisora.

-¿Iremos a divertirnos? –Le pregunto para cortar la tensión que sentía; sabía que el mayor odiaba tocar el tema de sus padres; pero vio como este le sonreía y negaba con su cabeza.

-Quiero ir a Arlong Park, ya sabes, donde siempre pasamos el rato–Se alzó de hombros por segunda vez y rindiéndose en encontrar una buena emisora. Sanji se río y acelero su auto cruzándose en zigzag frente a otros que estorbaban su camino.

Mientras hizo aquello escucho su teléfono sonar y le dirigió una mirada fugaz a su acompañante.  Sabo quien había entendido los gestos del menor, agarro el teléfono celular del bolsillo delantero del pantalón de Sanji y miro de quien se trataba.

-Luffy –Le miro y Sanji solo sonrió ampliamente.

-¿Por qué me estará llamando? –Se dijo sínicamente y se detuvo en la cera más cercana, poniendo el freno de mano. Recibió su teléfono ya que Sabo se lo había tendido y no dudo en contestarle.

-Luffy –Le saludo  y escucho las risas del menor.

-Sanji, ¡hola! ¿Cómo estás?

-Bien, ¿Cómo va todo baby? –Miro a Sabo quien giraba sus ojos y hacía un gesto divertido con su boca. Sanji le saco la lengua.

-Genial, pero estoy aburrido –Escucho como el menor apretaba algo rigurosamente.

-¿Por qué estas aburrido? ¿Quieres que vaya a por ti? Puedo ayudar –Relamió sus labios y Sabo parpadeo ante aquello y se dejó caer con pesadez sobre el asiento.

-¡¿Enserio?! ¡Sería estupendo! ¡QUIERO VERTE! –Exclamo con alegría Luffy al otro lado de la línea.

-¿Sí?, yo también quiero verte –Miro a otro lado y vio como un grupo de chicas jóvenes pasaban justamente frente a su auto soltando risillas y besos a ellos dos. Les guiño el ojo y miro a Sabo quien sonreía con picardía -¿Pero y tu hermano? –Le pregunto. No quería aguantarse al complejo de hermano.

-Ha dicho que iba a salir con un amigo y… puede que este solo, así que aprovechare para verte –Río y Sanji solo se peinó el cabello.

-De acuerdo, ¿paso por ti…?

-Mierda… -Se quedó en silencio al oír aquello del menor –Dime donde es y llegare allí, lo aseguro.

-Arlong Park, el centro de video juegos y demás –Le dijo.

-Ok, nos vemos, ¡bye!

-Bye, baby –Y colgó. Suspiro y dejo su teléfono al lado del freno de mano.

-¿Tendremos compañía?

-Sí.

-Interesante.

-¿Celoso?

-No confundas las cosas Sanji.

-Tenía una ilusión.

-No te formes cuentos extraños.

Ambos se rieron y dieron marcha nuevamente a Arlong Park.

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Luffy colgó rápidamente su teléfono y miro como su hermano mayor bajaba las escaleras mientras peinaba su cabello de una manera y otra.

-Mierda, no sé cómo ir, joder –Ace se miraba al espejo y viendo sí lucía la pinta que tenía; usaba unos vaqueros claros, un polo de color pastel, zapatillas negras y su nunca faltante collar de perlas rojas -¿Cómo me veo Luffy? –El menor salto del sofá y se acercó a su hermano mayor.

-Te ves bien Ace –Le aclaro mientras se estiraba y acomodaba el cabello de su hermano como siempre –Y así te ves bien, no inventes cosas.

-Sólo quiero lucir diferente, ya sabes… un nuevo estilo –Luffy le enarco una ceja.

-A Marco le gusta como luces, creo que te miraría raro si cambias de un día para otro –Argumento y Ace solo le miro sonrojado, “A Marco le gusta”. Luffy le había dicho que Marco le había llevado a su habitación a que descansara de la resaca que claramente tendría aquel día, y sin olvidar el sueño placentero… los labios de Marco. Pero sin previo aviso, cuando había despertado y había alcanzado su teléfono celular que aún estaba en sus pantalones para fijarse en la hora, le impresiono el ver un mensaje por parte del rubio.

Y más fue su sorpresa al ver lo que decía…

“Tenemos que aclarar las cosas, no es nada malo, no temas. Pero, deseo juntarme contigo lo más pronto posible, espero te levantes antes de que se cumpla el plazo de mi espera por ti, lo que será hasta las dos en punto; estaré esperándote con ansias en la pastelería GoldenWeek.

Con cariño, Marco”

Aquello le había dado un vuelco en el corazón y un fuerte dolor de cabeza en el momento en que se había levantado; y como un rayo de luz comenzó a prepararse y eso que solo eran las doce del día.

-Espero tengas suerte –Murmuro Luffy dándole la espalda.

-¿A qué te refieres?

-Nada, nada, mejor apresúrate. Ya será la una y veinte.

-Vale –Miro de nuevo su reflejo en el espejo y recordó algo, ¿Dónde coño estaba el idiota de Zoro?, como sí aquel día le hubiera brindado los privilegios de la vida, escucho el timbre y salió a paso rápido abriendo la puerta encontrándose con el moreno sosteniendo dos mochilas en su mano que se apoyaba sobre su hombro.

-Buenas tardes –Saludo y Ace solo tomo las mochilas y suspiro aliviado.

-Pasa, rápido –Le dio la espalda y tiro su mochila sobre el sofá.

-¿Qué clase de forma es esa de saludar? 

-Calla, te has demorado ¿Dónde coño estabas?

-Por ahí.

-¿Te perdiste?

-¡No!

-Oh, hola Zoro –El peliverde miro a la escaleras donde estaba sentado el menor de los D. usando un buzo manga larga color rojo, unos pantalones desgastados azul oscuro junto con unos tenis rojos con la marca “Nike” -¿Qué haces aquí?

-Luffy, ¿Vas a salir también? –Vio como el menor respingaba y negaba rápidamente –Vine a cuidarte.

-Bueno Zoro –Sintió como su amigo colocaba ambas manos sobre sus hombros  -Te lo encargo –Asintió ante aquello y sin más observo como el pecoso iba hasta donde Luffy a revolverle el cabello y decirle algo, para luego irse por el pasillo. Escucho la puerta cerrase de un golpe, lo que significaba que ya se había ido.

Zoro se quedó allí parado observando la casa, se rasco la cabeza y vio como Luffy se levantaba de un salto.

-¿Agua? –Le dijo y el moreno asintió encaminándose al sofá y desparramándose allí con aburrimiento. El menor desapareció en la cocina y el peliverde solo profirió un suspiro brutal, la maldita pregunta del rubio le seguía molestando y sobre todo aun podía recordar el beso que se habían dado.

Escucho los pasos nuevamente del menor y le recibió el agua bebiéndola a tope.

-Gracias Luffy –Le dijo.

-Zoro, necesito un favor.

-¿Acaso todos quieren pedirme favores hoy? –Dijo burlón, pero su expresión cambio al ver la seriedad en el menor -¿Qué favor? Habla.

-Quiero salir, a un lugar precisamente –Le dijo y espero a que prosiguiera.

-¿Dónde?  -Escucho como el menor se aclaraba la garganta y luego le sonreía con picardía.

-Quiero ir a Arlong Park –Musito y vio como el peliverde parpadeaba.

-¿Por qué quieres ir allí? No tengo dinero –Aclaro, aunque tenía lo que su tío le había dejado, pero no quería gastarlo en jugar maquinitas o bolos o alguna otra cosa.

-Yo tengo y además, quede con verme con alguien –No le mintió.

-¿Quién?

-Un amigo –Bueno, tampoco podía decirle toda la verdad.

-¿Y Ace?

-Oh, vamos, será divertido –Zoro negó –Vamos Zoro, nos divertiremos y la pasaremos genial, además allí venden comida buena y no quiero pasar el día en casa, es súper aburrido –Miro el rostro de cachorro degollado del pelinegro y suspiro derrotado, por un lado tenía un buen punto; terminarían aburridos encerrados allí.

-Esa bien, pero tomaremos un taxi –Le aclaro.

-¡Eso! –Y río como siempre, de una manera tonta y alegre.

El menor brinco y corrió directo al segundo piso, sin más reproche el moreno se levantó y fue directamente al espejo, pantalón de color gris, buzo manga corta color café y sandalias del gris oscuro, ¿Estaba bien no? Es más, no se arreglaba para alguien, y es algo que nunca hacía.

-Vamos Zoro –Grito el menor bajando en carrea por las escaleras, agarrándolo del brazo y arrastrándolo hasta salir de la casa en busca de cualquier taxi que se apareciera por allí mismo.

-¡No me jales! ¡Oi! –Pero como nunca, Luffy le ignoro.

Se río ante eso, Luffy cambiaría el día en el que los cerdos volaran; aquella situación le recordó el día en el que se habían conocido; el chico se había lanzado de la nada a hablarle y decirle que fueran amigos, lo cual le había dicho  un rotundo NO. Pero todo ese día le había estado molestando, interrumpiéndole su práctica de kendo.

Al final cedió y conoció a Ace, y desde allí se habían vuelto inseparables y un gran lazo de amistad unía al pelinegro y al peliverde, prometiendo cuidarse mutuamente de todo aquel que se metiera con ellos y por parte del moreno que había decidió cumplir otra más; ayudar a Luffy en los posible, para que se convirtiera en lo que más deseara en la vida. Claro que el sueño de esa época era el de convertirse en el rey pirata y Zoro aceptaba aquel juego de niños.

Notas finales:

Espero os haya gustado y espero haber cumplido un poco más vuestras expectativas. 

SIGUIENTE CAP, MARACE Y un poco de Zosan en intermedio.

Besos y chao chao.


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