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Imperium por wearkagain

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Notas del capitulo:

¡Buenas noches! Gracias por sus comentarios y apoyos en ambos fics. Pero tendre que avisaros algo... dejare Btight Days, pero en pausa, para terminar primero que nada este fic; es que a veces me enredo (Mi culpa), pero no será raro si llegase a subir uno que otro... a veces ocurre.

Grcias pos sus comentarios y por todo esto de seguir leyendo esta hisotira. Mil gracias.

(Todos los personajes de One Piece pertenecen a Eiichiro Oda)

¡A leer!

Capítulo 34.

Luffy se había quedado quieto, recargado contra la pared. Sabo solo sonrío y se le acerco, ofreciéndole una barra de chocolate; Luffy le miro y luego miro a otro lado.

-Venga Luffy.

-No quiero.

-Sé que quieres.

-Que no.

-Luffy…

-No.

Resoplo sin saber que más hacer. Sanji por lo visto no estaba en el departamento y Luffy estaba aburrido, quería ver películas, estar con sus amigos, comer. Pero ahora estaban nuevamente fuera del edificio esperando si por algún lado aparecía su amigo y ese peliverde. También estaba aburrido, pero quería animar al joven, era un poco triste y a la vez molesto verlo así.

Fue hasta que su teléfono celular vibro dentro del bolsillo de su pantalón. Dejo las bolsas de comida en el suelo y sacó su teléfono, mirándolo y aliviado: Sanji.

-Sanji –Dijo, y vio como el pelinegro se separaba de la pared y le miraba fijamente.

-Hey Sabo –Sanji sonaba… extraño. Lo ignoro.

-¿Dónde rayos estas? Estuvimos en tu apartamento hace –Alejo su teléfono y miro la hora –Aproximadamente veinte minutos.

-Lo siento… hubo un pequeño desliz.

-No me vengas con eso.

-¿Dónde estás? ¿Luffy?

-Aquí afuera, y él está conmigo.

-Suban a mi apartamento, hay una chica que nos invitó a una fiesta.

-¿Fiesta? Pero…

-Venga solo sube, hablaremos aquí.

-¿Cómo diablos es que estas…? –Le colgó. Sabo miro su teléfono de mala forma y lo guardo nuevamente en su bolsillo. Tomo las bolsas y se fijó en que Luffy estaba tras su espalda.

-¿Eran Zoro y Sanji? –Asintió -¿Dónde están?

-Solo… solo volvamos a subir –Comento, caminando y seguido del menor tras suyo.

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Zoro observo al rubio colgar y ver como este le daba la espalda y se perdía tras un pasillo. Suspiro y miro un reloj cuadrado donde fijaba la hora; en una hora serían las ocho. Tenía que llamar a Ace y que lo recordaba… lo haría después de ver la película.

Espero unos segundos más y se sorprendió al ver al oji azul nuevamente aparecer, solo que esta vez llevaba otra ropa. Llevaba un pantalón pesquero (N/A: Que dejan al aire los tobillos) azul aguamarina, un buzo manga larga color gris y unas botas Caterpillar de un café claro.

-¿Y esa pinta?

-Solo quería cambiarme de ropa, ¿Cómo me veo?

-Emmm… ¿Bien?

-Eres un inútil.

-¡¿HUH?!

-Como sea, quiero lucir bien para las damas.

-¿Qué?

-Iremos a esa fiesta marimo.

-¿A la de esa chica?

-Exactamente –Zoro iba a protestar, pero nuevamente un golpeteo  en la puerta lo detuvo. Sanji le sonrío y camino directamente a la puerta, pero una mano le detuvo en el trayecto. Observo al peliverde.

-Te ves bien –dijo para luego soltarle y mirar a otro lado. Sanji solo río y llego a tomar el pomo de su puerta y girarla para luego abrir, ahí estaban sus amigos.

-¡Chicos! –Grito eufórico el pelinegro entrando al departamento y llegar hasta el lado de Zoro.

-¿Qué fiesta?- Sabo le entrego las bolsas a Sanji y se quedó allí parado en el umbral.

-Una chica nos invitó mientras íbamos en el ascensor –Dijo dándole la espalda y caminando a la sala, dejando sobre una mesilla aquellas bolsas de comida.

-¿Una fiesta? –Pregunto esta vez Luffy.

-Sí.

-¿Así que quieres que vayamos a una fiesta en vez de ir a ver una película?

-Sí.

-¿Y Luffy? –Se cruzó de brazos.

-Estará bien, son chicas de preparatoria –Sanji estaba alegre y sabía que convencería a su amigo de asistir.

-Te recuerdo que debo de irme.

-Te vas cuando sea tu tiempo, pero pasemos un buen rato, porfaaaaa –Sabo enrojeció. Sanji se le había acercado y le estaba abrazando con fuerza mientras se meneaba e un lado a otro, moviéndolo también a él.

-Te estas comportando como Luffy.

-Porfaaaaa –Repitió apretándolo. El rubio no estaba seguro, pero podía presenciar como algo le hacía estremecer. Giro sus ojos para observarles, Zoro le miraba serio y aquello le helo la sangre y Luffy había hinchado sus mofletes y su mirada era un poco graciosa. Separo al rubio y agacho su cabeza en derrota.

-De acuerdo… pero no le digas nada a Koala –Lo señalo y el otro rubio solo asintió ensanchando una sonrisa.

-Bueno, ¿Recuerdas el número, Marimo? –El aludido solo negó. Claro que mentía, sí el curly no lo recordaba, mejor para él. Esa chica no le daba confianza –Yo sí –Le saco la lengua, a lo que Luffy solo se carcajeo y pego brinquitos abrazándose al pecho de su amigo inigualable.

-¿Entonces porque cojones me lo preguntas?

-Diversión –Respondió y camino a la salido con Luffy, abrazándolo por los hombros. Zoro gruño y se levantó del sofá, fijándose en Sabo, quien miraba con una mueca a los otros dos.

-¿Sucede algo? –Le pregunto una vez cerraron la puerta tras sus espaldas.

-Solo… no lo entenderías –Le sonrío y caminaron hasta llegar al ascensor, donde les esperaban los otros que hablaban animadamente.

-¿Habrá comida?

-Supongo que sí.

-Más les vale, tengo hambre.

-Siempre tienes hambre Luffy.

-¿Qué culpa? –Río y Sanji solo le beso la coronilla con ternura. Olvidando que allí estaban los otros dos mirándoles. Zoro suspiro frustrado y apretó el botón número ocho. Las puertas de metal se cerraron y luego escucho un cuchicheo por parte del rubio. Se giró molesto y se encontró con esa escenita.

Sanji profería sonidos divertidos, Luffy se reía y Sabo tapaba su boca intentando contener las carcajadas.

-¿Pero qué? –Luego callo en cuenta.

-¿No que no recordabas donde vivía la chica?  -Pregunto el rubio menor con ironía a lo cual se sonrojo y gruño –Marimo –Luffy río y Sabo no pudo contenerse.

-Malditos idiotas… -Murmuro por lo bajo, notando que el idiota prácticamente había sido él, por haber oprimido aquel botón.

-No te preocupes cabeza de lechuga, si no recuerdas su número de piso yo lo encontrare; claro, sí tú me dejas –Nuevamente se rieron los tres y Zoro se contuvo de cometer un asesinado dentro de esas cuatro paredes.

-Vale… ya fue… demasiado –Tosió por lo bajo Sabo rascándose la nuca y mirando al peliverde que aún seguía enojado consigo mismo.

-Vamos Sabo, no te preocupes, al marimo no le afecta mucho que digamos –Comentó Sanji con sarcasmo mirando a su amigo y luego al peliverde que solo fruncía el ceño indignado.

-Ya casi llegamos –Informo el pelinegro señalando el número siete que resaltaba en la pantallita miniatura. Llegaron al octavo y los cuatro salieron de allí. Zoro seguido por Sabo, y Sanji aun abrazando a Luffy por los hombros y este en su cintura.

-Marimo, ¿Qué número era?

-Vete a rizar más esas cejas.

-¡¿Qué has dicho?!

-Cálmense.

-Que divertidos.

-Movámonos, es el 605 –Trato de ignorar el absurdo comentario por parte del moreno, y como recordaba. Allí estaban frente a una puerta color blanco que temblaba tras un bullicio de música y de personas gimoteando alocadamente. Los cuatro se miraron y fue Sabo quien se dispuso a tocar la puerta.

Pero no ocurrió nada, por lo visto nadie disponía de ponerle cuidado a quien golpease la puerta. Esta vez Sanji estiro su brazo al timbre y lo toco dos veces; nuevamente nada sucedió.

-Por lo visto no les cabe más gente –Sabo miro a sus amigos, y quedaron los tres mayores con la boca abierta al ver como Luffy se separaba de Sanji  comenzaba a tocar varias veces el timbre.

-¡Para! –Le regaño Zoro agarrándolo y alejándolo del botón. Justamente cuando la puerta se abrió mostrando a una chica de cabellos verdes y ojos de un tono amarillo llamativo; vestía un corto vestido azul con círculos blancos que se pegaba a su bien formado cuerpo.

-Señorita –Como siempre, el caballero de Sanji se acercó hasta la dama, agarrando su mano y plantándole un beso en su palma –Que exquisitez de mujer tiene el gusto de abrir esta ´puerta a estos cuatro hombres –Le sonrío y la mujer solo rodo los ojos.

-Sí abrí fue porque alguien estaba que detonaba el timbre –Alejo su mano y los miro uno por uno -¿Quiénes son?

-Disculpa nuestra insolencia dama.

-Arpía… -Escucharon un susurro bajo pero era obvio que sabían el que había dicho eso. Sanji decidió ignorarlo y luego patearle el culo.

-Mi nombre es Sanji, el pequeño con una sonrisa enorme es Luffy, este es mi amigo Sabo y el que tiene cara de pocos amigos es Zoro –Les presento mientras los señalaba y la mujer solo asentía.

-Soy Monet, aun así… no sé quiénes son –Pestaño.

-¿Monet? ¿Dónde carajo…? ¡Oh! –Allí mismo detrás de la peliverde apareció la chica de cabellos azules.

-¡Sanji! –La mujer se lanzó a abrazarle y besar su mejilla. Los chicos se miraron a excepción de Zoro quien quedó estupefacto -¡Zoro! –El nombrado fue estrujado en esos delgados brazos y también besado en la mejilla por parte de esa mujer. Casi la aparta de un empujón si no fuese porque ella misma se había alejado, mirando expectante a los otros dos -¿Y ustedes…?

-Soy Sabo, un gusto –El mayor le estiro la mano y la mujer le correspondía regalándole una sonrisa.

-¿Qué te paso en el ojo? –Más fue un zape que la callo demasiado tarde.

-Eso no se pregunta –Reprendió la peliverde mirándola y luego mirando al rubio pidiendo perdón.

-Lo siento… ¿Y tú?

-Luffy –Le sonrío ampliamente.

-¡Que mono!

-No hagas eso –Ambos peliverdes se sorprendieron mirándose ya que ellos habían dicho la misma palabra y al mismo tiempo. La chica llamada Monet aparto la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas. Zoro rasco su nuca con molestia, “¿Por qué me sucede esto es mí?

-Así que han venido –Dijo Ain coquetamente.

-Sí preciosa, solo estábamos presentándonos con la bella Monet.

-Ya veo.

--No sabía quién era, no me culpes –Dijo la chica adentrándose al lugar donde podían ver que retumbaba la música y estaba un poco oscuro.

-Pero no se queden ahí, pasen pasen –La joven se agarró del brazo del rubio mayor quien se sorprendió al ser jalado por ella y a la vez siendo atacado con preguntas sobre lo que había sucedido en su ojo.

Por lo visto le importaba un comino el regaño de su amiga.

Sanji le siguió por detrás y Luffy al lado de Zoro; quien aún le daba mala espina estar allí. Sí, él era joven y también se había divertido como nunca en el instituto… pero había madurado… solo un poco, y temía que alguien le hiciera algo a Luffy.

Se sobresaltó al escuchar la puerta cerrarse y vio que la peliverde estaba allí detrás.

-¿Qué no vienes? –Le murmuro una vez pasaba a su lado y lo agarraba del brazo, llevándolo por ese pasillo un poco oscuro y dejándolo en medio de un piso del mismo tamaño que el del rubio, solo que este en vez de poseer muebles o algo por lo parecido, estaba lleno de gente que bailaban, bebían, parloteaban, y reían jocosamente. La luz era extrañamente anaranjada o rojiza, que hacía ver las pieles de la gente de ese color. El olor a cerveza, whiskey, cigarrillo, e incluso testosterona lleno sus fosas nasales, haciéndole arrugar la cara.

Ahí estaba la razón de su mala espina.

La mujer le soltó y le miro con una sonrisa lasciva. Zoro solo le miro con los ojos entrecerrados y la chica río por lo bajo; Monet pasos sus finos brazos tras su cuello y pego sus cuerpos, para comenzar a mover sus caderas conforme a la música que era electrizante y hacía que todos se juntaran y se movieran con rapidez y lentitud. Resoplo e intento alejarla, pero la mujer fue más rápida. Sus manos fueron aprisionadas por las de ellas que sutilmente las coloco sobre sus caderas, meneándose a los lados.

-No me dejaras ir hasta que baile contigo, ¿verdad?

-Que rápido eres.

-Varios dicen lo contrario.

Monet solo le miro y mientras se movía con sensualidad, bajo hasta quedar frente a su pantalón y rozo con sus manos sus piernas. Alzo una ceja impresionado; la peliverde volvió a subir con la misma lentitud y fue cuando la canción cambio.

La reconoció, sexy chick, demasiado vieja.

Levanto la mirada intentando buscar a sus acompañantes, pero solo vio a Sabo en un sofá sentado y hablando con Ain; Luffy estaba en un puesto de comida devorando todo lo que había allí mientras que una chica de cabello azul le decía que no se atragantase, Sanji… a ese idiota no le veía.

Se estremeció al sentir nuevamente a la mujer, que estaba ves le daba la espalda y se pegaba a su cuerpo, meneando su trasero justo en donde estaba su amiguillo. Sin más cedió a que la mujer bailoteara ahí con él. Agarro sus caderas dejándose llevar por la música; la gente se estaba apretando mucho y eso le molestaba, no era de los que disfrutaba de los espacios cerrados y lleno de gentuza.

Monet nuevamente se deslizaba por su cuerpo de arriba hacia abajo, tentándolo e incitándolo. Río por lo bajo, había estado a punto de tirar con el rubio y ahora esa mujer desconocida le intentaba provocar con solo bailar.

Luego sintió algo en su retaguardia, y se sobresaltó girando su rostro buscando a la atrevida. Mucha gente y no podía asegurar de quien se trataba; su rostro fue jalado con fuerza y vio como la peliverde besaba su labio inferior. Instintivamente la aparto pero sin rudeza.

-¿Qué crees que haces? –Le grito, ya que la música sonaba a todo volumen.

-Esa es mi línea –Respondió en voz alta observándola.

-Ligando contigo –Parpadeo, ¿Cuándo habían comenzado a ligar?; nuevamente su retaguardia era profanada y esta vez sí se giró completamente y se encamino a buscar quien era el que le molestaba. Más no tuvo que alejarse mucho; vio esa sonrisa y esa mirada petulante, observándolo de brazos cruzados, y recostado contra la pared.

Miro hacia atrás y no vio a la mujer. Levanto sus hombros y se dirigió con furia hasta el rubio quien le recibió con carcajadas.

-¿Te divierte mucho? –Reprocho con ira una vez a su lado y recargándose la misma forma contra la pared.

-Te divertías mucho con esa belleza –Le cambio el tema, señalándole la pista de baile.

-Sí –Dijo con ironía. Vio como Sanji le enseñaba una lata de cerveza y sin rechiste la alcanzo, abriéndola y comenzando a beber el agrio líquido. Ambos se quedaron allí en silencio observando como las mujeres y hombres bailaban y pegaban sus cuerpos con lujuria, algunos se besaban e  incluso una pareja llego a su lado comenzando a tocarse provocativamente ante sus ojos.

Zoro les silbo y el rubio no dudo en comenzar a decir cosas como: “¿Y si cambiamos de pareja?, beso mejor que él, vayan a un hotel” y otras cosas causando que el moreno soltara carcajadas.  La pareja solo le miraron y la chica les guiño el ojo siendo jalada por su pareja y se perdían en algún otro rincón de esa casa.

-Esto sin lugar a dudas me recuerda mucho a las fiestas cuando estaba en el instituto –Murmuro terminando de beber su lata y depositándola en el suelo.

-¿Así o eran más a lo grande?

-Más; era en una casa completa, los dos pisos o tres lleno de gente –Río –Cerveza, comida, e incluso las drogas rondaban. Cigarrillos, pipas, jugos de naranja, y una vez fue en una casa con piscina ¿Te lo imaginas? –Se dio cuenta que había hablado de más, pero se sentía cómodo compartiendo una charla sin necesidad de insultos con aquel tipo.

-Lo hago, debía de ser brutal –Algo le llamo la atención.

-Sanji.

-Zoro –Le miro.

-¿Alguna vez tuviste una fiesta de instituto? –Lo vio dudar en la respuesta y solo negó con su cabeza -¿No?

-Tuve fiesta en bares o casas a las que me colaba… pero nunca de instituto –Volvió a mirar al frente. Zoro sabía que el cabeza de pollo no quería hablar, pero la duda lo carcomía.

-¿Por qué? –Solo pudo hacer esa pregunta de tantas.

-Nunca fui al instituto –Aquello le sorprendió, sabía que tenía clases particulares como Luffy, pero  no ir al instituto… -Oye marimo –Nuevamente le observaba con una sonrisa enorme.

-¿Qué cejas de sushi?

-¿Otra cerveza? –Le enseño otra lata la cual se la tendió y con gusto la acepto.

-¿Quieres emborracharme?

-Sí, para luego violarte –Le vio sacar uno de sus cigarrillos y llevándolo a sus labios.

-Te diré esto rubiecito –Se le acerco con una sonrisa traviesa –Yo nunca me emborracho –Vio como Sanji encendía su cigarro y calaba un poco, alejándolo luego de su boca y expulsar aquel humo sobre su rostro.

-Eso lo veremos… lechuga –Le sonrío de la misma forma.

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Miro con preocupación su teléfono celular; ninguna llamada. Estaba desesperado. Levanto su mirada y vio cómo su querido rubio leía con serenidad un libro que les había dejado su maestro Smoker para un ensayo que debían de entregar el día martes.

Maldito humitos.

Suspiro y se dejó caer sobre la encimera aburrido. No quería leer, estaba preocupado, tenía hambre, quería besar a Marco, quería irse a dormir. Levanto su teléfono, pronto serían las ocho.

-Tranquilízate –Lo saco de sus pensamiento el rubio, quien dejo el libro en la cimera y le veía.

-¿Cómo quieres que me tranquilice? ¿Has visto la hora?

-Luffy esta con Zoro, no sé de qué te preocupas –Dijo mientras retiraba sus lentes; agradecía el haber dejado la mochila y todas sus pertenecías. Podía leer en paz y más que nada, allí con Ace; aunque este último le aburriera eso.

-Lo sé… pero…

-¿Quieres comer algo? –Le propuso levantándose de su asiento.

-Pero no sabes cocinar –Le dijo burlón a lo que Marco solo soltó una risilla y asintió.

-Pensaba llamar para pedir comida… ¿No?

-Solo si me dejas pagar esta vez a mí –Dijo levantándose de la silla y encaminándose hasta quedar frente a frente con el rubio; Abrazarlo y besar sus labios lentamente. Marco correspondió el toque, abrazándolo y apretándolo contra su cuerpo. Se separaron y se miraron a los ojos para luego comenzar a reír.

-Te quiero.

-Te quiero –Dijo de vuelta el pecoso alejándose de su amigo y yendo hasta la sala para alcanzar el teléfono -¿Puedes buscar el número de comida china que está en la nevera?

-¿En la nevera?

-Es una etiqueta plegable –Marco se giró y miro un montón de tarjetas allí puestas. Le sudo la nuca al ver aquello. Sabía que Ace y Luffy comían como si fuesen pozos sin fondo, pero aquello exageraba. Busco con rapidez el plegable de comida china y se sorprendió al ver tres de diferentes restaurantes; se exaspero y le dicto el que le parecía más seguro –Gracias –Grito el pelinegro al otro lado y prefirió quedarse callado.

Tomo nuevamente asiento frente a la encimera y agarro sus lentes para luego comenzar a leer. Iba por la página treinta y dos y Smoker les había pedido leer hasta la cuarenta; terminaría rápidamente y luego restaría el tiempo con estar al lado de su pecoso y luego ayudarle a hacer su ensayo…Sí, siempre le ayudaba y mimaba.

Retomo su lectura, escuchando al fondo la voz del pecoso; ignoro sus palabras. La lectura le estaba fluyendo naturalmente que incluso ya había llegado a las dos últimas páginas de aquel quejambroso libro –Claro, solo las pedidas. Era aplicado pero no era para tanto –Escucho unos pasos en la cocina y dedujo que Ace ya había terminado con el pedido.

-Pedí con camarones y carne teriyaki –Asintió sin despegar la vista de su libro -¿No me quieres ver?

-Solo deja término esto.

-¿Te han dicho que te ves bien con lentes? –Río y negó.

-Jamás.

-Te ves bien.

-Gracias.

Nuevamente el silencio, y solamente le faltaba una hoja. Ya casi terminaría.

-Marco.

-¿Sí?

-¿Ya?

-Espera un poco más.

-¿Cómo es que no te aburres?

-Solo me concentro… deberías de intentarlo.

-No quiero.

-Entonces quédate callado y déjame terminar –Ya su paciencia se estaba limitando.

De nuevo silencio; solo le faltaba un párrafo.

-Marco.

-Dime.

-¿Ya?

-No…

-Joder que aburrido eres.

-No lo soy.

-Entonces deja de leer.

-Solo dos líneas y… -Algo cubrió su rostro y allí su paciencia se esfumo. Llevo su mano hasta la tela y la aparto de la cara notando que era la parte superior de la ropa de Ace. Miro al frente y su libido subió a los cielos.

-Venga… -Trago saliva. Ace le miraba coquetamente dejando su pecho al desnudo, mientras se apoyaba en la encimera como si fuese un gato.

-Ace…

-Marco –Le ronroneo y se levantó de golpe botando el libro a los suelos –Ese es mi rubio –Río el pecoso estirando su brazo y agarrando su camisa azul  atrayéndolo sin necesidad de utilizar su fuerza  y pegándolo a su cuerpo.

-Eres un maldito…

-Llámame como quieras, que tú eres el imbécil que me ignora por leer un libro –Lo abrazo y comenzó a besar su cuello con delicadeza, mandándole fuertes choques a todo su cuerpo. Delineo el contorno del pelinegro y se apresuró a besar sus labios, pero esta vez demandante.

Nuevamente estaban quedándose sin aire, pero el rubio sin previo aviso se agacho –Aun sin apartar sus bocas –Y lo agarro de las piernas, levantándolo y sentándolo sobre la encimera.

Se apoyó firmemente y estrujo el cuerpo del menor; mientras que Ace lograba desabotonar su camisa y apartarla, dejándola caer en el suelo. Ambos recorrían el cuerpo del otro con necesidad y sus labios se atacaban sin importar lo dolorosos que se encontraban. Marco se alteró al sentir la mano del pelinegro frotando su entrepierna, despertándola y gruñendo contra sus labios.

-Ya estas pidiendo atención… Marquillo… -Río por aquel estúpido alias, pero en respuestas carcomió la manzana de Adán de su chico. Incitándole a que no parase –Tenemos veinte minutos… -Le susurro el menor sonriéndole con picardía.

-No es suficiente…

-Entonces aprovecha ahora o el tiempo se acortara… Marco –Ataco sus labios y guío su mano al trasero del menor, apretándolo y alzándolo para que enredase sus piernas en su cintura. Y le llevo directo a su habitación. 

Notas finales:

¡Espero! os haya gustado este cap... Nuevamente agradezco su compensión y el que sigan leyendo mis fics. Os quiero tanto por eso, sin más os dejo y espero seguirles leyendo la proxima vez que logre actualizar y nos os preocupeis. Ya casi termino este semeste (Espero no me quiten la pc). 

Besos y chao chao.

¡No olviden comentar! :D


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