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Imperium por wearkagain

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Notas del capitulo:

Buenos días, ¿Como estan? Espero que muy bien, aquí aunque un poco tarde dejandoles yo el nuevo capítulo. 

Pero son navidades, fiestas y cada quien con lo suyo y siempre se ven consecuencias para escribir o leer. Sin nada más que decir y el agradecer todos sus comentarios que como siempre ma da un gusto leerlos.

(Todos los personajes de One Piece pertenecen a Eiichiro Oda)

Capítulo 41.

 

Ace sonrió por lo bajo al sentir como Marco comenzaba a acariciar sus cabellos mientras él fingía dormir sobre sus brazos y la mesa en la cual estaba inclinado. Las manos del rubio se sentían suaves y cálidas, y sin dudar que siempre lo consentía justo en un punto exacto de su cabellera.

-¿Crees que Zoro tarde demasiado?

-Pensé que creías que me había quedado dormido –Giró su rostro, encontrándose con un leve gesto de amabilidad en aquel oji azul.

-Conozco cuando realmente te quedas dormido.

-¿Ah sí?

-La primera vez que te vi dormir quede impresionado.

-¿Por qué? –Pregunto con curiosidad.

-Fue en el instituto; estaba mirando por la ventana y te vi bajo un árbol en el cual te sentaste.

-Oh pero que interesante.

-Caíste rápidamente en sueño y aunque sonara la campana siquiera te levantaste –El pecoso se sonrojo un poco, pues era verdad que él sufría de narcolepsia y era algo bastante molesto.

-Bueno… eso fue antes.

-Lo sigues haciendo –Se río un poco haciendo que esta vez ya Ace le mirase con el ceño fruncido.

-Síguete burlando Phoenix, que de la misma manera tú tienes un serio problema.

-¿Ah sí? –El rubio se detuvo mirándolo con cierta incredulidad, pues él no era precisamente un Dios griego pero que resaltaba sus cualidades, lo lograba -¿Podrías decírmelo? –La mirada bravucona del azabache le dio un poco de mala espina pero prefirió callar.

-Tienes un problema con esa cabeza rara que tienes.

-¿Mi cabeza?

-Piña –Marco parpadeo.

-¿Piña?

-Tienes una cabeza de piña –Pasaron los segundos y ambos seguían en silencio mirándose fijamente; Ace aun con aquella sonrisa lasciva y Marco aun sin poder creer lo que estaba diciendo su ahora pareja.

Lo medito por un buen rato, a lo que sonrió con un poco sin esperar aturdir al pecoso con sus siguientes palabras.

-Pues te gusta un hombre piña –Ace se llevó una mano a su boca sin poder creérselo y a punto de explotar en risas –pero, a mí me gusta un bello durmiente –El azabache en eso abrió la boca y le miro con sorpresa.

-¿Qué has dicho Phoenix Marco?

-Lo que escuchaste…. Bello durmiente –Nuevamente estaba esa expresión en Ace.

-Estas jodido, ¿Entendiste?

-Espero a verlo –Y sonrió con victoria al ver como el pecoso comenzaba a hacer crujir sus dedos.

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-Ben, aquí estamos –El pelirrojo se bajó mientras acomodaba las gafas oscuras y miraba como al otro lado aparecía el pelinegro cubriéndose el rostro con un extraño sombrero blanco con motas oscuras.

Era muy divertida la escena; pues ambos querían pasar desapercibidos, por eso habían escogido una serie de atuendos. Kid vestía botas cafés, un pantalón claro semi rasgado y un camisón blanco, aclarando que llevaba lentes oscuros y una balaca de color vino tinto  que ocultaba un poco su cabello. Law en cambio llevaba zapatos finos, un pantalón oscuro sencillo y una camiseta beige, llevaba un chaleco oscuro donde podría ocultar lo que necesitaba al salir y por mal gusto pero que no le quedaba para nada mal aquel sombrero que parecía un champiñón –Aporte por parte de Kid –.

-Vale, aquí tengo mi pase –Dijo el azabache pasando a su lado y comenzando a avanzar directo a la entrada del gran hospital.

-¿Y que si dicen algo sobre mí? –Cuestiono el pelirrojo llegando a su lado mirando a todo aquel que se le cruzara con cara de pocos amigos, pues amaba intimidar a cualquiera. A Trafalgar no le se fue aquel detalle.

-Puedes mirar de esa manera a la secretaria y así nos dejara pasar más rápido -Eustass solo bufó.

Ambos llegaron al primer piso donde siguieron de largo hasta el ascensor, llamándolo y esperando por este. Al subir, se encontraron arrinconados por varias personas por lo cual Kid estaba a punto de quejarse en voz alta, pero Law fue más rápido apretándole el brazo y negándole con el rostro.

-¿Por qué? –Susurro cerca de su oído.

-Nuestro destino es el último piso –Murmuro de la misma manera, pues trataban ahora con desconocidos pero cualquiera podría llegar a aventarles. Mientras subían a los pisos superiores con aquel montón de gente y agregando la horrenda música que parecía sacada de una película infantil, Eustass no dudo en molestar por un momento al ojeroso.

Con cuidado y al ver como el mismo Trafalgar hacía un poco de conversación con una mujer mayor de edad –Dado que estaba muy interesado en todo lo que ocurría a su alrededor y  el aprender un poco más– deslizo su mano hasta llegar a la retaguardia de este y la apretó con toda la fuerza que poseía.  Río divertido al verlo respingar y a la vez como la mujer le preguntaba si le sucedía algo.

-No…No es nada… Solo fue un reflejo.

-Oh, y como te decía…

Kid nuevamente sonrió con picardía esta vez llegando hasta la costura del medio del pantalón y volvió a apretar, recibiendo un estremecimiento por parte del moreno. Estaba que moría de la diversión; masajeo, apretó y pellizco diversas zonas de aquel redondo trasero del moreno mientras este intentaba por todos los medios no llamar la atención; por lo visto aquella anciana aun no debía de bajarse porque apenas iban por el cuarto piso donde la gente salía y otra se adentraba.

-Bueno, yo me bajo aquí, hasta luego –La mujer se despidió y Law suspiro aliviado al verla desaparecer tras las puertas. Se giró enojado mirando al pelirrojo que no dejaba de sonreír como un idiota.

-¿Te has divertido Eustass?

-Oh sí –Respondió como un niño pequeño, ganándose de recompensa un fuerte pisotón por parte del ojeroso.

-Tal vez con eso tengamos una excusa para poder entrar –Murmuro para sí, ya que el grandulón se había agachado del dolor exclamando barbaridades al azabache y claro, ignorando a los demás pasajeros a bordo.

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Zoro se estiro una vez salió del baño después de Sanji quien había comenzado a fumar un nuevo cigarrillo. Por lo visto le molestaba el olor, pero comenzaba a acostumbrarse a las malas.

-Hey marimo –Escucho el llamado del rubio, por lo que se giró encontrándolo un poco incómodo.

-¿Qué?

-Bueno… -Le vio dudar –Salimos a vacaciones ya…

-Yo no salgo hasta el viernes –Sanji le miro extrañado pero luego se levantó de hombros.

-Yo ya salí hoy.

-¡¿Acaso a todos los dejaron ir ya y a mí me toca soportar la semana completa?! –No era justo, era una mierda, una mierda.

-Deja de creer que el mundo te odia, ahora, ¿Harás algo este fin de semana?

-No, que yo sepa –Comenzó a rascarse una de sus orejas.

-Oh pues me gustaría invitarte a algo –Abrió los ojos con sorpresa y luego los entrecerró.

-¿Acaso piensas que no tengo nada más que hacer? No pienso tener sexo todos los días –El rubio le tiro una patada a lo que la esquivo con facilidad.

-No estoy hablando sobre eso… por un lado, de todos modos –Regreso a la misma posición y exhalo un poco de humo -¿Recuerdas el bar?

-¿Eh? ¿Ese al que me llevaste? –Asintió -¿Qué con eso?

-Pues este fin de semana es la reinauguración.

-Y… ¿Qué con eso?

-Pues como es la reapertura, los socios más importantes e invitados podrán entrar totalmente gratis…

-De nuevo, ¿Qué con eso?

-¡¿Acaso no entiendes cabeza de alga?!

-¡No me grites cabeza de pollo! Y no –Rechisto –Dijiste socios e invitados, no haré una jodida fila para entrar…

-¡Eres un imbécil!

-¡¿Huh?!

-Yo trabajo allí cabeza de alga –Dijo intentando calmarse.

-¿Qué con eso?

-¡Deja la misma respuesta a un lado! –Estaba a punto de tirarle el cigarrillo en el rostro –Como soy un socio y conozco al dueño, me gustaría invitarte a ti a que vayas a ver como ha quedado y difundas lo bueno que esta.

-¿Y por esa mierda me estas invitando?

-Algo así –Zoro le miro y sin más le dio la espalda -¿A dónde vas?

-No iré –Sanji le agarró del brazo y le giro.

-Oh vamos, dejare que vayas con todos tus amigos.

-La mayoría son menores de edad.

-No hay algo que el maquillaje no haga.

-Solo es una chica, el resto son hombres.

-Yo hablare, no habrá problema.

-Será aburrido.

-No, será divertido.

-No gastaran ni una moneda.

-¿Quién ha dicho que deben pagar los invitados? –El peliverde se vio un poco más interesado.

-¿Qué quieres decir?

-Te conseguiré la cantidad de entradas que necesites y con ellas podrán tomar todo gratis, claro hasta un límite.

-¿Hasta bebida?

-Sí.

-… ¿Habrá sake?

-¿No es eso muy fuerte?

-Sí hay, yo voy –Aseguró a lo que Sanji mordió sus labios y se levantó de hombros –Pediré sake a mi jefe, pero necesito que den buena crítica del lugar, que les ha gustado, todo.

-Trato hecho –Intento girarse pero nuevamente el rubio le giraba.

-Anota mi teléfono, así me llamas y te daré las invitaciones que necesites el viernes –El moreno busco su teléfono celular a lo que cuando lo tuvo sobre sus manos Sanji se lo rapo anotando y guardando su teléfono con velocidad –Dame el tuyo.

-No.

-¿No?

-No.

-Vale, vale… Solo no olvides llamar.

-Como digas.

-Cuento contigo.

-Aja… ¿Puedo irme? –Sanji sonrió; pero luego se quedó en seco pensando -¿Puedes girarte? –El oji azul lo miro estupefacto pero le hizo caso sin ningún rechiste; Zoro por su parte dudaba la reacción que tomaría Sanji pero de todas maneras le inquietaba aquello.

Con rapidez levanto la parte superior de su ropa y noto aquel color rojo, pero se quedó perplejo ya que no solo era uno; en su espalda había una gran cantidad de puntitos rojos y rosas que entonaban en su piel blanca.

Vio como el otro se removía con fuerza y se giraba sonrojado ante su visión.

-¿Qué es eso?

-Nada.

-¿Qué mierda es eso?

-No te incumbe.

-He dicho. Que. Coño. Es. Eso –Vocifero lo último señalando.

-Es algo personal, ¿Vale?, no es nada que tenga que ver contigo marimo de mierda –Sin decir más el rubio se giro largandose de allí y dejandolo solo; Estaba a punto de correr tras de él y obligarlo a decirle, más algo le detuvo y era el simple pensamiento de que a él no debía de importarle. Su relación era de sexo e interes, Sanji no era muy pregunton  a su vida privada, solo cosas simples, cosas que podían tener respuestas…

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-Fue demasiado fácil –Felicito Law mientras cerraba la puerta con pestillo –Ni siquiera tuve que mostrar mi carnet, ni tu terrible golpe –Miro con sorna al pelirrojo quien había tomado una silla de aceró y se había sentado de golpe, lanzando su bota y comenzaba a acariciar su pie.

-Eres un maldito.

-No seas niña.

-Vete al infierno Trafalgar.

-Bueno, manos a la obra Eustass.

El ojeroso dejo su preciado sombrero sobre un escritorio y comenzó a abrir uno de los cajones de la gran cantidad de casilleros que estaba allí con todo el historial médico de los años, agregando algunos que eran de incluso décadas atrás.

-¿Cómo diablos quieres que busque? –Kid aun con la silla comenzó abrir los cajones y miro a todos los lados como si se tratase de armar un rompe cabezas –Para lo cual era muy malo–

-Busca algún expediente con la letra D, cuando la tengas, busca Donquixote.

-Ok –Pero nuevamente algo le detenía –No crees que eso debe de estar organizado…

-Los médicos no tienen descanso para eso, siquiera las enfermeras o los que trabajan en la base de datos.

-No me interesa.

-A lo que voy –Le miro –Puede que existan por lo menos diez carpetas o veinte que contengan la letra D.

-¡Joder!

-Por eso solo buscaremos con rapidez la que diga Donquixote y nos largaremos de aquí con ella en nuestras manos –Prosiguió con su búsqueda.

-¿Por qué he ganado esto? –Se lamentó.

-Menos lloriqueos y más trabajos.

-¡Ya te escuche! –De mala gana comenzó a remover todo aquel montón de papel de colores.

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El peliverde parpadeo al ver la gran cantidad de gente formando un circulo, estaban grabando e incluso algunas mujeres gimoteaban con terror y exquisitez. Parpadeo e intento buscar con la mirada a alguien que conociese, hasta que se topó con cierto rubio de cabello ondulado. Se acercó sin disimulo alguno que cuando llego  a su lado Sabo solo le sonrió.

-Hola Zoro –Saludo alegremente.

-Hola –Callo por un momento, apretando con fuerza los labios e intentando tener mejor visión de lo que la gente veía -¿Qué ocurre? –Gesticulo moviendo a otro hombre frente suyo, pero solo podía observar dos siluetas moviéndose con rapidez.

-Dos tipos han comenzado a pelear así de la nada, o eso dicen las chicas –Sabo se rasco la nariz con pereza.

-Que par de idiotas.

-Bueno, según estaban totalmente tranquilos cuando el chico de cabello negro se lanzó sobre el rubio comenzando a pelear, no han llegado los maestros y si les descubren… será un gran lío –El moreno solo asintió desganado cuando de la nada el hombre frente suyo se movió a un lado haciendo que un cuerpo cállese justo sobre ellos dos.

Maldijo al sentir el suelo y un fuerte ardor por toda su espalda, al mismo tiempo un quejido por parte de los otros dos. Levanto la cabeza dispuesto a golpear al que cayó sobre él pero tal fue sorpresa al encontrarse al pecoso jadeando y con un leve moretón sobre su mejilla.

-¡¿Ace?!

-Oh mierda, ya has llegado –El pelinegro se levantó de golpe intentando ayudarlo al igual que al rubio –He Marco, ya podemos irnos –Zoro busco con la mirada a s otro amigo, viendo con sorpresa como este igual tenía una mejilla rojiza y la ropa desarreglada.

-¿Qué coño están haciendo? –Pregunto una vez Sabo fue levantado por la ayuda del pecoso.

-Nos divertíamos –Marco habló como si fuese lo más normal del mundo mientras se acercaba. La gente aún les miraba como si fuesen  una atracción de circo y vagamente al moreno le molestaba ser el centro de atención por sus amigos.

-Son tus amigos –Sabo estaba a su lado aun adolorido pero sonreía como nunca, por lo visto era demasiado amistosos.

-Chicos, él es Sabo.

-Ya lo conozco –Ace formo la mano en un puño y la acerco al ondulado, el cual correspondió el gesto mientras que el otro rubio miraba expectante aquello.

-Hola –Esta vez saludo a Marco estirando su mano y la estrecho.

-Marco –Se presentó.

-Bueno, es un gusto saber que eran los amigos de Zoro –El nombrado abrió los ojos incrédulamente –He de irme, quede en verme con Sanji y pues, ya sabes –Le dijo al moreno quien solo asintió.

-Esta por el bloque de arquitectura –O eso creía aun porque la verdad cuando le dejo solo, quien sabe a dónde rayos se había ido.

-Gracias, hasta luego –El ondulado se despidió de los tres y se giró sobre sus talones comenzando a caminar por el campus.

El moreno regreso la mirada a sus amigos para rejacarlos por estar haciendo esa clase de idioteces en el campus, a sabiendas que ambos eran amigos y demasiado unidos; más se bloqueó al ver como Ace le miraba con el ceño fruncido y una mueca que de seguro era la imitación del mismo diablo.

-¿Huh?

-¿Sanji?

-Ah… sí.

-Zoro, explícate antes que haga de tu cuerpo un fuego artificial para las fiestas de diciembre.

-… ¿Están ocupados este fin de semana?

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Se sentó nuevamente bajo el roble donde había estado desde el inicio, dejando que el cigarrillo se consumiese entre sus dedos. Estaba molesto, no se esperaba que ese marimo hiciera aquello y preguntase por los chupetones y golpes que había proferido Bellamy sobre su espalda.

¿Se habría dado cuenta de lo que realmente era aquellos puntos?

Esperaba que no.

Podría haberle dicho que un montón de abejas le habían picado… Eso era imposible, ni un idiota se tragaría eso.

-Mierda, lo estoy pensando demasiado –Se regañó mientras miraba como la gente se alejaba de aquel lugar o a retomar clases o a irse de la universidad.

Sanji poseía un trabajo, para lo único que era completamente bueno. Follaba, conseguía que aquellos le diesen pasta de la buena, le daban regalos, Doflamingo le decía que él no era una puta común. Su trabajo de acompañamiento era para aquellos que querían disfrutar de los placeres de un hombre, un hombre con poder, y en eso tenía razón.

Él había aprendido aprovechar de los beneficios, pues nada era para siempre. Su departamento había sido un regalo de un hombre cuarentón el cual ahora estaba en la cárcel por importar mercancía de armas con fin de venderlas al mercado negro, ¿Cómo era que nunca salía metido en tanto aprieto?

Por el mismo hombre que le hacía conocerlos, engatusarlos y luego lo salvaba con solo tronar sus dedos.

Sanji ganaba un poco de cariño, placer, lujos y Doflamingo… pues él tenía lo suyo.

No, no era una puta, era un acompañante. O eso quería creer para no sentirse como un jodido animal que seguía las ordenes… de un “amo”.

-Sanji –Hasta ahora se fijaba que había cerrado los ojos, encontrándose con su único amigo.

-Sabo –Le saludo sonriendo y acercándolo para que le abrazase. El ondulado lo pensó pero sin más acepto estrechar a su amigo contra su pecho mientras acariciaba su espalda –Eres mi único amigo –Le susurro a lo cual solo beso su coronilla y continuó acariciándolo.

-Cuentas conmigo.

Notas finales:

Espero les haya gustado mucho y no olviden dejar sus comentarios, como siempre he dicho porque gracias a ellos y las visitas, continuo escribiendo a gusto.

Besos y abrazos.

 


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