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Imperium por wearkagain

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Notas del capitulo:

¡HOLA! Aquí con ustedes dejandoles el siguiente capitulo el día de Hoy MarcoxAce "Recuerdos de instituto". Espero les guste y espero leer sus comentarios y las isitas. 

Todos los personajes de One Piece le pertenecen a Eiichiro Oda-Sama.

Capítulo 8.

Ace no dejaba de tararear aquella canción que estaba sonando en la emisora, y Marco no paraba de darle miradas fugitivas; era muy amigo del pecoso, y verlo tararear una canción o verlo simplemente quedarse dormido en plena clase o como era común, que comiera como un animal, le hacía pensar por qué se había decidido volverse amigo de él.

Ambos habían estudiado en el mismo instituto, con la diferencia de que pertenecían a diferentes grupos. Ace y Law pertenecían al grupo A, mientras que Kidd y él eran del grupo B.

Kidd y él no eran muy unidos; solo sabían sobre su existencia cuando los maestros tomaban asistencia. Marco había comenzado a escuchar rumores sobre Ace cuando cursaban el penúltimo año; todos decían que era un chico rebelde, incontrolable, que se dejaba llevar y no pensaba antes de actuar. Todo lo que escuchaba era malo.

Pero a él le daba igual, era solo otro tonto chico que deseaba llamar la atención. Fue hasta un día en el que estaba saliendo del instituto y se despedía de sus amigos que tomaban caminos por separado; Marco era el único que solía irse solo a casa, ya que siempre a la esquina de una dulcería lo esperaba un chofer que había sido contratado por su padre. A Marco le molestaba mucho que su padre se preocupara, pero de todos modos aunque se lo dijera incansables veces, su padre siempre decía lo mismo, “No dejare que alguien le haga daño a mi hijo”.

Se rasco su mejilla perezosamente hasta que escucho un golpe sordo. Miro el lugar de donde provenía y se fijó en un callejón oscuro.

-Haz silencio… -Logro escuchar; se río internamente; “Son unos idiotas si no creen que les he oído”. Suspiro y decidió seguir con su camino; no le interesaba lo que los demás hicieran.

-…Ya verás lo que ganas por meterte con nuestro líder… Ace –Se detuvo en seco al escuchar aquel nombre siendo pronunciado por uno de los gamberros que estaban en aquel callejón.

Se escucharon quejidos, golpes, sacudidas y respiraciones agitadas demasiado agudas. Marco se sorprendía al ver cómo la gente prefería ignorar eso.

-No puede ser –Dijo una anciana –De nuevo está peleando ese gamberro –Continuo ella mientras le hablaba a una chica joven.

-Escuche que se burló de Duval y sus hombres han venido a hacerle retractar –Dijo esta vez la joven. Marco se tensó al oír otro estruendo dentro de aquel oscuro callejón.

-Maldita sea… -Se dijo así mismo mientras dejaba que su mochila se resbalara de su hombro y callera al suelo, para entrar a paso firme al callejón. Las dos mujeres se quedaron sorprendidas al ver como la sombra del rubio desaparecía en la oscuridad.

Luego de un rato, los quejidos se habían vuelto agresivos hasta que el silencio reino. La gente miraba con temor y muchos mirones más se acercaron a observar. Todos pensaban que los hombres de Duval los habían lastimado e incluso matado allí mismo; pero fue más su sorpresa al ver al rubio con manchas de suciedad sobre su cuerpo y ropa, cargando sobre su espalda a un pelinegro que sin duda estaba más lastimado que él.

El rubio camino hasta donde había dejado caer su mochila tomándola con una mano, la muchedumbre se había alejado por temor. Él solo gruño por lo bajo, le habían lastimado su cadera. Comenzó a dar pasos alejándose de la gente que no dejaban de decir, “Ese es Ace”, “¿Crees que este muerto?”, “Alguien llame a la policía”, “Y lo está ayudando, no sabe que se está metiendo con un problemático”; ¡Que les dieran! Y ¿Qué era eso de que si estaba muerto? ¡ESTABA RESPIRANDO!, con dificultad, pero estaba respirando.

-Que molestos –Dijo por lo bajo y logro llegar hasta la dulcería donde obviamente el chofer salió del auto corriendo a ayudarle.

-Joven, ¿Esta bien? –Marco sintió como el chico sobre su espalda gruñía y luego se quejaba.

-Yo estoy bien, él –Los dos hombres le miraban –Vamos a un hospital –Dijo y vio como el chofer iba a replicarle –Es una orden –Marco odiaba aquellas palabras, su padre no le había enseñado eso, pero era la única manera de que le hiciera caso y ayudaran al idiota.

-Si… ¡Si señor! –Le respondió el chofer y le ayudo a entrar al auto el cuerpo del pecoso. Una vez ya ellos sentados en la parte trasera, el chofer salto dentro del auto dirigiéndose al hospital más cercano. Marco llevo su mano hasta uno de sus hombros, le dolía, pero luego pasaría.

Miro a su lado y vio al pelinegro, eran de la misma edad, pero él lucía más joven. Le llamo la atención al verle unas pecas sobre su rostro, le hacía ver…tierno. Era delgado, sí, pero no era del tipo esquelético, su piel era de un blanco bronceado y su cabello caía despeinado en ondas alargadas; se fijó luego en el collar de perlas rojas que llevaba sobre su cuello, le combinaba perfectamente sobre su piel. El rubio sonrío y aparto su mirada; Ace era interesante.

Una vez que habían llegado al hospital Marco y el chofer habían ayudado a cargar al pelinegro dentro del establecimiento; bueno, el que lo cargo en brazos fue Marco. Un doctor le dijo que solo tenía algunos moratones y una que otra fractura, pero nada tan grave. El chofer suspiraba aliviado y Marco no podía negar que también lo estaba.

-¿Y usted joven? –Le pregunto una de las enfermeras a él –Se ve lastimado.

-No, no se preocupe –Le sonrío –Estoy muy bien, estaré pronto como nuevo –Le aseguro y ella solo asentía con las mejillas sonrosadas.

-¿Esta seguro, Joven Señor? –Le pregunto su chofer preocupado.

-Te lo aseguro –Le dijo –Por ahora; les encargo de que lo cuiden a él –Miro de nuevo al pelinegro quien ahora descansaba sobre una camilla y era llevado por unas enfermeras a quien sabe dónde.

Luego de eso, Marco y su chofer se fueron de allí, ¿Por qué? Porque simplemente a Marco no le incumbía lo que sucediera después.

Pero pasaron dos días, y volvió a escuchar rumores de que Ace había regresado a la escuela con curas por algunas partes de su cuerpo. Cuando escucho la noticia no dudo en sonreír; “se supone que debería de estar descansando”.

-Oye –Miro a quien estaba frente a él y más fue su sorpresa al encontrarse con el pelinegro. Le miraba seriamente y tenía una cura sobe una de sus mejillas cubriendo pocas pecas -¿Fuiste tú? –Marco solo le miraba -¡Tú! –El pelinegro lo había agarrado de su camisa -¡No vuelvas a ayudarme! ¡Son mis problemas, no te incumben! –Y sin más lo empujo contra la pared –Maldito… -Y sin más se dio la vuelta dándole la espalda, la gente abría paso temerosa de que el pecoso se desquitara con ellos.

-Vaya –Marco miro el dueño de la voz, Kidd –Ha de haber sido muy vergonzosa tu ayuda para que haya actuado así –Comento burlón.

-¿Qué quieres, Eustass?

-Nada, solo me impresiono –Este se recargo contra una pared –Soló, es raro que no te haya golpeado… -Marco lo miro seriamente –Tal vez este agradecido, en el fondo –Soltó risas el pelirrojo para luego retirarse de allí.

-¡MARCO! –El rubio piso el freno con brusquedad haciendo que un auto que les seguía les tirara insultos y siguiera su camino. El rubio miro como su amigo tenía el rostro sobre la guantera.

-¡Ace! –Lo levanto y vio cómo su frente estaba de un color rojo oscuro -¿Estas bien? –Se preocupó.

-Marco… ¡¿QUÉ DIABOS ESTABAS PENSANDO?! ¡CASI NOS MATAS! –Grito enfurecido el pecoso para luego relajarse y acariciar su frente –Por Dios… que distraído eres…

-¿Necesitabas algo? –Dijo más calmado el rubio y este lo miro.

-Soló te decía si podíamos comer en un restaurante mexicano –Aclaro y el rubio solo parpadeo -¿Recuerdas que íbamos a comer?

-Sí… -Dijo avergonzado volviendo a poner su auto en marcha.

-Pediré lo más caro –Dijo su amigo y este asintió –Y tú lo pagaras como disculpa por hacerme esto –Señalo el intenso color rojo sobre su frente. Marco se río y volvió a asentir.

Notas finales:

Espero les haya agradado este cap. Espero veros pronto. 

Besos.


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