Capítulo 9.
Zoro estaba completamente irritado, sentado y cruzado de brazos observando como el rubio terminaba de lavar los platos y ahora sacaba un cigarrillo y se ponía a fumar enfrente de él; Zoro odiaba el olor a cigarro, era molesto.
-Bueno, iré a ver cómo va Luffy –Dijo Ussop sintiendo la tensión en el aire; miro a Zoro y le susurro en breves palabras “Encárgate tú”; él solo asintió y dejo que su amigo se fuera. Una vez que su amigo se perdiera por el corredor volvió a dirigir su mirada sobre el rubio; este ahora le daba la espalda mientras abría una ventana y dejaba que el humo saliera.
-Oye –Lo llamo y este le miro; no le había ignorado.
-¿Qué? –Le pregunto acercándose de nuevo a la mesa y ocupando el asiento en el que había estado sentado Ussop, frente a Zoro.
-Tenemos que hablar –Dijo con serenidad. El rubio acomodo su flequillo y se apresuró a sacar otro cigarrillo.
-¿Qué problema te causo, lechuga? –Puso el pitillo en sus labios y busco la mechera en uno de los bolsillos delanteros de su pantalón.
-No me causas ninguna molestia, pero… -Observo como el rubio encendía su cigarro y aspiraba de este lentamente –Se la estas causando a los demás.
-¿Y qué les he hecho? –Dijo y exhalo el humo.
-Luffy –Murmuro el peliverde.
-Esto es estúpido –Se sorprendió ante la respuesta tosca del rubio –Luffy puede decidir como hacer su vida, ¿No? –Zoro suspiro.
-Luffy aún es un chiquillo, por si no te has dado cuenta, con sus diecisiete años tiene una mentalidad de un niño de nueve años de edad –Profirió Zoro.
Sanji arrugo su rostro y luego le regalo una sonrisa divertida al peliverde – ¿Crees que Luffy es tan inocente? –Zoro alzo una ceja –Luffy es un chico fuerte y decidido, ¿Acaso no eres su gran amigo, Roronoa? –El peliverde abrió sus ojos impresionado, para luego fruncirle el ceño y apretar sus puños –Luffy me ha hablado de ti, su mejor amigo, el que siempre está allí para él… es muy tierno ¿sabes?
-¿A qué quieres llegar? –Inquirió el moreno.
-Luffy crecerá... –Zoro no lo entendía.
-¿Qué con eso?
-Luffy cuando sea mayor, obviamente ya no necesitara de alguien que lo cuide. Se sabrá valer por sí solo –Murmuro el rubio terminando su cigarrillo. Zoro sintió como sus cejas se unían y su mandíbula se apretaba, ya sabía a lo que iba ese maldito cejilla.
-Eres un bastardo de mierda cejillas –Le dijo.
-Deberías lavarte le boca, imbécil –Le dijo ahora irritado el rubio –Sabes perfectamente que cuando Luffy cumpla la mayoría de edad y se aleje y comience a hacer su vida, tu no podrás estar allí para él; es más…
-Cállate…
-El decidirá qué camino tomar…
-Cállate
-Y entonces…
-Cállate…
-¡NO ESTARAS PARA SIEMPRE! ¡NO PODRÁS CUIDARLO PARA SIEMPRE!
-¡CÁLLATE!
-¡DEJALO CRECER!
-¡LO HAGO! ¡¿CREES QUE ES FACÍL ABANDONAR A TUS AMIGOS?! –Sanji se congelo en su lugar y arrugo su rostro, sus mejillas se habían puesto rojas.
-¡¿Crees que eso me interesa?! ¡TODOS CRECEN Y ENCUENTRAS NUEVOS AMIGOS! ¿SABES PORQUE?
-Ya detente imbécil…
-¡POR QUE TODOS SE OLVIDAN DEL PASADO!
-¡¡Y A MÍ QUE!! ME IMPORTA UNA MIERDA SI TE OCURRIO, ESO NO SIGNIFICA DE LUFFY HARÁ LO MISMO –Vociferó con enojo el peliverde.
-Te sustituirá… nada es para siempre maldito marimo de mierda –Le dijo el rubio secamente.
Ambos jóvenes se habían levantado de sus respectivos asientos y tenían sus manos sobre la mesa, estaban acercándose mientras habían dicho eso y a Zoro le molestaba; si, ¡Lo sabía!, sabía que algún día su amigo dejaría de necesitarlo o él ya no podría hacer por protegerle. Golpeo la mesa.
-Basta –Ambos miraron la puerta. El pelirrojo los miraba a ambos de una manera fría y aterradora. Rápidamente Sanji se sentó y dejo que su cabello le cubriera su rostro; Zoro se sentó lentamente, pero no aparto la mirada del pelirrojo –No quiero que destrocen mi casa –Murmuro –Sí quieren pelear, háganlo en otro lado –Los reprendió –No me importa sus conversaciones, maldición –Gruño y camino hasta la nevera donde comenzó a buscar algo. Zoro le seguía con la mirada; el pelirrojo tomo un vaso y puso agua del grifo en este.
-Shanks…
-Cállate –Había callado a Sanji y este bajaba más la cabeza avergonzado –Soló, váyanse, yo llevare a Luffy a su casa –Sanji asintió y se levantó del asiento. Zoro solo miraba lo que sucedía –Te veré la próxima semana, Sanji –El rubio quien ya estaba caminado se detuvo y asintió en silencio, para luego continuar con el trayecto. Zoro aún se encontraba estupefacto –Tú –Miro ahora al pelirrojo que estaba frente a él.
-¿Sí? –Susurro Zoro.
-Tu igual vete –Se sorprendió, ¿Estaba siendo más blando con él? ¡SE LO ESTABA DICIENDO CON CALMA!
-Por…
-Mira… Sanji es un chico que se deja llevar por los impulsos y los momentos, lo conozco –El pelirrojo alzaba su mirada observando aun como el rubio desaparecía por el pasillo –Soló… Dale tiempo y podrán hablar con más tranquilidad –Hizo una pausa –No sé de qué hayan estado hablando, pero es algo que le ha molestado mucho. Sí lo deseas ve con él y si no… no es mi problema –Dijo sin más y le dio la espalda al peliverde.
-¿Y Ussop? –Recordó a su amigo.
-Está estudiando con Luffy; esta vez lo haré gratis… soló porque Luffy esta alegre de que hayan venido a hacerle compañía -Se retiró dejando solo al peliverde quien solo se jalaba los cabellos.
-Maldición –Se levantó de golpe y corrió en busca de la salida –Espero no te hayas alejado, maldita cejas de sushi.
Zoro corrió por los pasillos que por lo visto de nuevo le estaban jugando una mala pasada; estaba a punto de decidir romper alguna pared hasta que se encontró con el rubio quien recogía las cajas en las que había traído el almuerzo. El rubio lo miro y entrecerró su ojo, bajo su mirada de nuevo a las cajas, lo estaba ignorando. Zoro camino despacio hasta donde se encontraba él y se quedó allí parado observándolo, el rubio hizo lo mismo y suspiro de mala gana.
-Será mejor que hablemos afuera –Susurro y Zoro asintió.
-No creo que le agrade si comenzamos a discutir afuera de su casa –Zoro se rasco su oreja, por alguna razón le ardía. Pero luego escucho de nuevo la risilla del rubio, le agrado.
-Tienes razón, nos mataría –Continúo riendo y luego le dio la espalda –Te llevare a un lugar donde podremos hablar con calma –Murmuro y comenzó a caminar. El peliverde no dudo y fue tras este, no era por que quisiera llevarse bien con el rubio; solo necesitaban dejar las cosas claras.
No quería que el pervertido de cejillas siguiera viendo a su amigo.
Luego de unos minutos llegaron a la puerta de la casa-invernadero y salieron por ella dejándola atrás en el camino. Zoro seguía por detrás al rubio y no dejo pasar en cuenta que él era un poco más alto que este, aunque se había fijado perfectamente que el rubio poseía piernas largas y delgadas que lo hacían lucir demasiado alto. A comparación de él, Sanji era delgado, pero no tanto; su piel era mucho más blanca que la de Nami, su cabello rubio lucía como el oro, y el olor a tabaco invadía todo su ser junto con un olor a menta fresca, un extraño olor.
Luego se sorprendió así mismo por ver los detalles de aquel rubio. Retrocedió rápidamente y se puso en disposición de pelea; el rubio quien había escuchado un quejido se giró encontrándose al marimo en una extraña pose y sus orejas rojas.
-¿Qué diablos? –Le pregunto y luego señalo detrás de sí su convertible –Este es mi auto, así que sube y deja de hacer estupideces alga –Murmuro y de nuevo le dio la espalda. Escucho como el peliverde profería maldiciones y esto le llamo la atención; sí, estaba confirmado, ese peliverde además de llamarle la atención le atraía.