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Donde caben cinco por golddie

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Youngjae tenía casi quince años cuando sucedió todo. Habían pasado ya casi dos años, pero para él era como si hubiese sucedido ayer, pero no porque sus recuerdos estuviesen precisamente completamente intactos, sino que seguía sintiendo una paranoia con solo recordarlo.

Esa mañana, la madre de Youngjae le había pedido que la ayudara con las compras, y el chico fue sin alegar.

La casa quedó cerrada totalmente y salieron a la tienda.

“Oh, bienvenida, ¿cómo estás?”, saludó la vendedora con ánimo y una suave sonrisa. Youngjae casi sale corriendo cuando la señora tomó sus mejillas y las apretó con fuerza, “el pequeño Youngjae ha crecido mucho”, soltó con voz tierna.

Escuchó la risa de su madre y se sobó las mejillas cuando estas estuvieron libres.

“Si solo me vio ayer...”, murmuró el chico, sin prestar atención a la conversación que tenían ambas adultas.

Youngjae observó que había una señora con dos niños, quizá mayores que él, acercándose a la caja.

“Señora Kim, ¿cómo está?”, saludó la vendedora cuando la mujer se acercó y comenzó a dejar las cosas para ver el precio.

Su madre se hizo a un lado para que la otra pasara para poder pagar e hizo una pequeña reverencia.

 

 

“Esos niños resultaron ser Himchan y Yongguk”, dijo Youngjae, acomodado mejor en la cama de Daehyun, quien a su lado afirmaba su espalda en la pared y asintió ante las palabras del otro. “Ya desde ahí estaban juntos, ¿puedes creerlo?”, continuó.

“¿Así fue cómo te adoptó?”. Youngjae asintió, y prosiguió:

“Recuerdo que compramos todo lo que necesitábamos y volvimos a casa”, comenzó a contar, con un tono suficientemente claro para entender, “entramos a la casa y a mi mamá se le olvidó su monedero, así que fui a buscarlo pero cuando volví–”, Daehyun escuchó a la perfección cómo se quebraba la voz de Youngjae y le miró para comprobar que estuviera bien.

Su rostro estaba serio, pero sus manos temblaban inquietas. En un intento por que el menor dejara de temblar, Daehyun acogió una de las manos del otro entre las suyas, ganándose una sonrisa de los labios ajenos.

“Gracias”, susurró y se relajó notoriamente por aquel contacto. “Entré a la casa y por más que la llamé no contestaba... fui a su habitación y entonces descubrí que...”, sabía que no podía continuar, así que Daehyun intentó ayudarle.

“¿Ella no estaba?”, soltó.

“Estaba muerta”, terminó y respiró profundamente, casi orgulloso de haber podido decirlo.

El mayor se sorprendió y afirmó aún más su agarre en la mano del otro.

“No recuerdo qué hice, pero Himchan me contó luego que escucharon mis gritos”, contó algo apenado, “fui al hospital no sé por qué y después la madre de Himchan me acogió”.

“¿Pero y eso?, ¿no tienes más familiares... tu papá?”, preguntó Daehyun y Youngjae soltó su mano.

“No tengo”, dijo su voz vuelta a lo normal, “y abuelos tampoco... es bastante triste”.

Daehyun asintió y resintió la perdida de la mano de Youngjae haciendo la suya puño.

Comosiempre, el mayor no sabía qué decir, ¿un lo siento, quizás?, ¿alcanzaría con solo eso? A su punto de vista, la historia de Youngjae era más terrible que la suya, vamos, que él al menos tenía a su hermano, lejos, pero tenía a alguien de su familia que quisiese.

Youngjae no parecía triste y era lo que más le preocupaba a Daehyun, la verdad.

“¿Te sientes mal al respecto?”, preguntó y el rubio de inmediato le miró, “digo, ahora... ¿aún estas triste?”, explicó, mirando directamente a los ojos marrones.

El menor mordió su labio inferior y sin dejar de ver al otro, contestó: “Ya no tanto... solo de vez en cuando”, soltó y sonrió luego, “usualmente me llenan de amor y no puedo ni recordar lo malo”.

Daehyun asintió, apartando la vista.

“Estoy seguro que pasará lo mismo contigo”, murmuró Youngjae luego, acercándose un poco y atreviéndose a recargar su cabeza en el hombro del mayor, “solo debes darle tiempo”.

Sintió cómo sus mejillas se sonrojaban ante la cercanía del otro chico, y agradeció al cielo que el mismo no pudiera mirarle por la posición en la que se encontraban. Para él era algo normal avergonzarse por muestras de afecto, pues él no era de los que acostumbraban recibir un abrazo todos los días; pero no quería que Youngjae lo viera, o podría mal interpretar las cosas.

Y, justo ahora que las cosas iban bien con él, no quería arruinarlas.

“Ahora, te toca”, soltó el menor, poniéndose aún más cómodo, “soy todo oídos”.

No sabía cómo partir, así que suspiró y tomó aire.

“Bien, esto es así...”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Han estado encerrados mucho tiempo”, comentó Himchan, comenzando a servir los platos para la cena. Como era costumbre, Yongguk terminaba de acomodar la mesa.

Ante lo dicho, el mayor soltó una risita.

“¿Quieres que los llame a comer?”, inquirió, poniendo el último vaso. El otro asintió con la cabeza y volvió a lo que hacía.

El mayor fue hasta el salón de estar, donde Junhong y Jongup estaban entretenidos con tu tarea. Yongguk los observó un momento desde las escaleras, sin querer interrumpir.

“Pero no entiendo, ¿por qué se llama guerra de los cien años si no dura cien años?”, preguntó su hermano, frunciendo el ceño en curiosidad.

Jongup subió los hombros en gesto de que no sabía la respuesta.

“Los historiadores están locos”, soltó el menor y Jongup rió levemente.

“No creo que te pregunten eso en el examen, Junhong”, respondió el mayor, tomando nuevamente la libreta que había entre ellos y leía un par de cosas, “te preguntaran las causas, de qué se trató y consecuencias, no te preocupes por el significado del nombre”.

Junhong suspiró y asintió. “Igual, no entiendo”.

Yongguk rió un poco y caminó hacia los más pequeños en el sofá, ambos lo miraron con curiosidad.

“Se llama así para redondear más la fecha; duró casi quince más años que eso”, dijo Yongguk tomando asiento cerca de Jongup, y Junhong comenzó a anotar en su libreta. “¿Cómo va?”, inquirió el mayor luego hacia Jongup.

El muchacho cerca de él, le sonrió.

“Va bien, le falta entender un par de consecuencias y ubicación y estará listo”, respondió Jongup, sonriéndole amablemente a Junhong, quien levantó la mirada para que se dieran cuenta que él sabía que hablaban de él, “si Junhong se esforzara un poco más, no tendría problemas...”

Y, antes que Yongguk pudiese decir algo, el menor tomó la palabra.

“Es que Jonguppie-hyung explica mucho mejor que mi profesor”, se defendió y acomodó todas sus libretas en la mesita en frente del sofá. De un solo movimiento, se estiró hasta apoyar sus pies en el borde alto del sofá y su cabeza en el estómago de Jongup, “pero ya estudié toda la tarde, es suficiente”, soltó, acomodándose bien.

Jongup rió ante lo dicho por el chico, y Yongguk negó con la cabeza, en derrota. Cuando Junhong se ponía así, no había quien le hiciera cambiar de opinión.

“Está bien”, concedió el mayor, y Junhong le miró desde su posición, “pero no te pongas muy cómodo: vayan a lavarse las manos para cenar”.

Ante lo dicho, ambos chicos se pusieron de pie de inmediato y corrieron al baño echando carrera, escuchándose de fondo un ¡No corran! por parte de Himchan en la cocina.

Yongguk se levantó con calma y fue hacia la habitación de Youngjae y Daehyun. Tocó la puerta un par de veces, y al no recibir respuesta inmediata, abrió con algo de curiosidad.

Dentro, estaban ambos muchachos, y, para su sorpresa, sentados lado a lado. Daehyun tenía una expresión de seriedad en su rostro, mientras que Youngjae le estaba abrazando con un brazo, con el rostro escondido en el hombro del más alto.

Yongguk entró y cerró la puerta tras él, deduciendo por el ambiente de la habitación que algo estaba pasando. El sonido de la puerta sacó de transe a los dos menores, quienes de inmediato levantaron la vista para encontrar la mirada de preocupación del mayor.

“¿Está todo bien?”, soltó Yongguk con voz suave, caminando hacia la cama de Daehyun, quedando en frente de ambos chicos.

Youngjae de inmediato se soltó de Daehyun, llegó hasta el final de la cama, y se levantó para abrazarse del mayor, quien le regresó el abrazo sin dudarlo. Palpó un par de veces la espalda del menor para tranquilizarlo, mientras miraba a Daehyun con duda, esperando que el chico le explicara qué sucedía.

“No pasa nada, hyung”, habló el rubio en sus brazos, negando con la cabeza “solo estábamos hablando...”, explicó y Daehyun, llegó al final de cama, también.

“¿Estás bien?”, preguntó ahora el otro mayor, mirando al muchacho con una expresión de culpabilidad, “no pensé que te fuera a afectar, lo siento”.

Youngjae le miró y negó con la cabeza, dándole una suave sonrisa a pesar de su real sentir.

“Está lista la cena, ¿vendrán?”, preguntó Yongguk, recordando que los esperaban para disponerse a comer.

Daehyun, sin duda, se puso de pie y salió de la habitación, y sin una palabra llegó a la mesa con los demás.

Youngjae se separó un poco del mayor y miró al suelo. Yongguk acarició la mejilla del otro y le sonrió.

“Sea lo que sea que te haya asustado, me lo dirás luego, ¿bien?”, inquirió Yongguk, y Youngjae le miró con tristeza en los ojos, “nada malo te va a pasar... lo prometo”.

Y, tras decir eso, juntos salieron de la habitación. Actuando como si nada hubiera sucedido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La cena de ese día pasó sin mayores inconvenientes, así como los días posteriores en la casa de Himchan.

Daehyun se comenzaba a preguntar si realmente era posible que estuviera inmerso en tanta tranquilidad, pues con el paso de los días había mejorado todo.

Había notado que el mismo estaba de mejor humor después de que había arreglado su situación con Youngjae, y ahora él y el muchacho eran casi inseparables: ahora que el rubio menor sabía de su situación emocional y mental, cada vez que lo veía solo le iba a hacer compañía, o cuando tenía que salir le pedía que lo acompañase o simplemente ya comenzaba a hablar más con él de cosas triviales.

Tales cambios no habían pasado desapercibido para los otros convivientes, Daehyun notaba a la perfección la mirada que les mandaba Jongup cuando de vez en cuando los encontraba cercanos, o las sonrisas de Himchan ante cualquier contacto que tuvieran. Era como si, de algo se estuviese perdiendo. Como si hubiese algo que no notara. ¿Sería que era muy idiota para darse cuenta?

Aun con todo eso positivo que estaba ocurriendo, Daehyun se encontraba ahora mismo en medio de una pesadilla.

Con el paso de los días, su ansiedad había estado creciendo. Cómo es que no me encuentran, se preguntaba, ¿cómo podía ser posible que ya hubiera pasado más de un mes y no habían noticias de sus padres? Al llegar a la casa de Himchan, él imaginaba que a la semana de haber vivido ahí, ambos padres estuvieran en la puerta exigiéndole partir con ellos, y el hecho de que eso no hubiera pasado le hacía pensar que quizás... algo estaba pasando. Algo que al estar ahí encerrado no podía saber y que le daba terror descubrir.

Youngjae escuchaba los pataleos y respiraciones agitadas del cuerpo soñador en la cama de junto. Él había despertado hace cerca de cinco minutos, esperando a que Daehyun se tranquilizara para poder volver a dormir. Se despertaba por los gruñidos del otro, y se mantenía despierto en preocupación, velando en silencio el sueño del otro hasta que se acabara y el otro despertara, para entonces fingir dormir para no incomodarlo.

Pero, esa noche era diferente. Parecía que la pesadilla no tendría fin. No había estado moviéndose por más tiempo en comparación con las anteriores noches, pero Youngjae tenía una leve corazonada de que Daehyun la estaba pasando especialmente mal. Se levantó del calor de sus sabanas y dio cuatro pasos para llegar a la otra cama, afirmando un brazo a la altura de la cabeza del otro muchacho y con la otra comenzó a moverlo despacio.

“Daehyun...”, le llamaba con voz suave y calmada, moviéndolo a penas para no asusta al pobre chico más de la cuenta. “Daehyunnie, despierta”, pidió.

El aludido abrió ambos ojos en un segundo, abriéndolos al máximo al ver una figura a su lado.

“Youngjae...”, soltó y se relajó a notar que era el mismo.

El menor se sentó a un lado de la cama, reposando ambos pies en el suelo, mientras que el otro se incorporaba hasta quedar sentado. Dio un sufrido gemido y tocó su rostro para encontrar una fina capa de sudor en su piel. Sin duda, las pesadillas no iban a acabar por mucho que estuviera bien en el día.

“Maldición” siseó Daehyun, ambos codos en sus rodillas, y tapando su cara. Aún con la poca luz que entraba por la noche despejada, temía que Youngjae notara sus lágrimas, “¿cuándo van a acabar?... estoy harto”, su voz no se escuchaba molesta o irritada, sino cansada y resignada. Tal vez eso fue lo que más le dolió escuchar a Youngjae, como si el mismo sintiera ese dolor.

Se acercó a penas un poco y quitó las manos del rostro del mayor, sonriéndole amablemente al ver las lágrimas del muchacho en sus ojos. Pero Daehyun se sintió desprotegido:

“No me vayas a decir que no llore, porque te prometo que me he aguantado ya mucho tiempo”, dijo Daehyun, mirando una de sus manos siendo sujetada por otra más cálida. “Tengo derecho a llorar ahora porque no puedo hacer nada más, yo–”

“No levantes la voz, Daehyun, es más de media noche”, le contestó el otro chico, y se levantó hasta su cama, para volver luego con su almohada, “hazme espacio”, ordenó.

Daehyun levantó la vista hasta el rostro ajeno y frunció el ceño, soltando un suave ¿qué?

“Hazme espacio, voy a dormir contigo”.

El mayor sintió algo raro en su pecho, y sonrió sin saber por qué. Aun así, no estaba del todo de acuerdo a lo que pretendía el otro chico. Nunca había dormido con alguien en la misma cama, pero siempre pensó que sería algo incómodo, quizás hasta eso le traería más pesadillas.

“¿Por qué tan... repentino?”, preguntó Daehyun, moviéndose más cerca de la pared para darle espacio al otro. Decidió no ir en contra de Youngjae: simplemente no podía.

“No es repentino”, respondió el otro, levantando la sábana para entrar a la cama, se sentó, quedando a la misma altura de Daehyun, “Himchan me hizo esto mismo cuando yo tenía pesadillas. Funciona, créeme”.

El mayor rió un poco mientras sentía a Youngjae poner su espalda en la cama completamente, tapándose con las sábanas hasta el mentón.

“Va a funcionar, porque no voy a poder dormir”, comentó recostándose él también, quedando a la par con el otro de nuevo. Giró su cabeza para mirar el perfil del rubio, quien ya tenía los ojos cerrados “¿debo abrazarte o algo?”.

Tal pregunta hizo que Youngjae abriera un solo ojo para mirar al mayor, solo observó su rostro y volvió a como estaba.

“Solo si quieres”, respondió, volteándose hasta quedar de frente a Daehyun. “Buenas noches”, soltó y mientras Daehyun aún no decidía qué hacer, ya escuchaba la respiración más larga y pausada del otro chico.

Intentó imitarle, cerró los ojos, pero los volvía a abrir. Tenía a Youngjae muy cerca: no quería, pero no podía evitar pensar en la primera impresión que tuvo del chico cuando apenas lo conoció. “Es realmente atractivo”, murmuró para sí mismo, tapándose la boca de inmediato, con temor a que el otro le fuera a escuchar aún dormido.

Se relajó cuando no hubo reacción del menor, y se intentó acomodar lo mejor que pudo: era imposible. Con Youngjae ahí, no sabía qué hacer con el brazo izquierdo que le quedaba bajo el cuerpo, así que, simplemente lo pasó por el espacio que había entre el cuello del otro chico y la almohada, maravillado de que calzara perfectamente. Su cabeza la apoyó en su propia almohada, sin poder evitar respirar el olor del cabello del otro (tal vez hubiera sido mejor dormir de cara a la pared...) y su otro brazo pasó por los hombros del otro chico.

Daehyun cerró los ojos, y por alguna razón se sentía extrañamente relajado. Tal vez el método de Youngjae si serviría. Y, sin que pasara mucho tiempo ambos muchachos ya estaban dormidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A la mañana siguiente, Himchan no podía creer en lo que veía.

Como era usual, había despertado a Jongup con su desayuno para que se comenzara a preparar para la escuela, y cuando el chico se había ido, era turno de levantar a Youngjae.

Al entrar a la habitación, lo hizo con cuidado, como siempre. Pero de inmediato la imagen ante sus ojos lo descolocó totalmente.

Daehyun y Youngjae estaban en la misma cama. ¡Y abrazados! Se veían realmente adorables y Himchan creía que estaba soñando, así que volvió a su habitación por su celular para poder tomar una foto y luego de eso, decidió que no sabía qué hacer para despertarlos pues se veía que estaban disfrutando su sueño, y él sabía que para los chicos sería incómodo si los despertaba así como si nada.

Optó por dejar la puerta junta y ponerse a terminar el desayuno de Youngjae, queriendo hacer más ruido de lo usual, para que se despertaran naturalmente.

Lo que sucedió, cuando golpeó una satén contra otra. Youngjae fue el primero en abrir los ojos y parpadeó para volver a cerrarlos, gimiendo ante el sueño que aún tenía.

Daehyun por su parte, abrió ambos ojos y sonrió al observar que ambos se habían puesto aún más cerca de lo que recordaba producto del movimiento entre sueños. Su mejilla estaba contra la cien del otro, su brazo izquierdo si estaba igual bajo la almohada, pero el otro se había adaptado a la forma del torso de Youngjae. Lo tenía tan cerca, que los dedos que pasaban por sobre el cuerpo del menor casi tocaban el final de la cama. Sentía parte de la pierna del menor sobre parte de la suya, y la respiración de Youngjae le hacía suaves cosquillas en la piel que la sentía.

Realmente, se hubiera quedado así por lo que restaba del día. Estaba muy cómodo, y quería seguir así de cerca.

Hasta que se dio cuenta de lo estaba pensando.

Daehyun se apartó hasta quedar de frente, mirando el techo, incómodo con sus propios pensamientos. ¿De dónde salían esas ganas de querer estar tan cerca del otro?, ¿qué iba mal con él? Nunca se había sentido así, y no quería pensarlo demasiado. Quería solo pensar racionalmente que esas ganas de quedarse con el otro nacían de lo asustado que estaba por sus pesadillas y el confort que Youngjae le había ofrecido había hecho que su mente le pidiera seguir así. Porque tenía miedo.

Daehyun sonrió ante su conclusión. Sintió a Youngjae acercarse más su cuerpo, un brazo pasó por su estómago y su cabeza quedó apoyada un poco más arriba del hombro, entre el cuello y su pecho.

“Buenos días”, susurró, aún con los ojos cerrados “¿cómo dormiste?”

El otro volvió a sonreír, sin saber por qué. Quizá por la voz de Youngjae al recién despertar. En todo ese tiempo, era la primera vez que la escuchaba. En la casa, él era el último en despertar, a algo así como cerca de la hora que llegaba Jongup de la escuela, o sea, al almuerzo. Youngjae siempre partía antes y llegaba en las tardes.

Decidió que le gustó madrugar aunque sea por una vez.

“Muy bien, tu método funcionó”, concedió y escuchó al otro reír suavemente contra su pecho, para luego moverse hasta quedar sentado en la cama. Youngjae se estiró, llevando sus brazos hasta arriba y haciendo un sonido con la garganta.

Daehyun le quedó mirando, aún recostado, sin evitar que su mirada pasara por la espalda baja del chico, que quedó por casi medio segundo descubierta por el movimiento de brazos. El mayor pasó saliva, confundido.

“Por supuesto que iba a funcionar”, dijo el chico a su lado moviendo los hombros, desperezándose, “era mi idea después de todo”, comentó con una sonrisa.

Se levantó de la cama, y fue al ropero, tomando un par de prendas, mientras Daehyun se volteaba hacia la pared y volvía a cerrar los ojos, aún si ya no seguía cansado. Era la primera vez que dormía tan bien, aun habiéndose despertado en la noche por las pesadillas.

Suspiró y se obligó a intentar quedarse dormido, sin embargo, fue Youngjae quien le movió de nuevo. Daehyun se volteó a penas, para ver que el otro chico le ofrecía algo.

“Toma”, comandó el menor, poniendo el objeto bajo las sábanas del otro, “si lo abrazas, no tendrás pesadillas”.

Youngjae salió de la habitación y Daehyun observó mejor lo que le ofreció. Sonrió por la ternura del menor, al darse cuenta que era el muñeco en forma de conejo que el chico siempre tenía en su cama.

Negó con la cabeza ligeramente y lo dejó apoyado en la pared, para volver a hundirse en sus sábanas, intentando seguir durmiendo hasta el almuerzo. Como siempre.

 

 

 

“Bueno días, hyung”, soltó Youngjae, y Himchan saltó del susto. Se volvió hacia el otro y le sonrió maliciosamente.

“Nada de eso”, el mayor se acercó al otro muchacho, tomando entre sus manos el rostro del él, “¿pasó algo de lo que tenga que saber?”, preguntó, y Youngjae puso una cara de no entender, “bien abrazados los encontré a los dos”.

Himchan observó claramente como las mejillas del rubio se coloreaban en un fuerte carmín, apenas habiendo dicho eso. Ante tal reacción, el mayor soltó un sufrido suspiro, afirmándose con los brazos cruzados en uno de los muebles de junto.

“¿Desde cuándo?”, preguntó Himchan. Youngjae miró al suelo, sin querer decir nada: estaba demasiado avergonzado. “Youngjae”, soltó levemente y el otro, ante su nombre, mordió sus labios.

“No es nada”, respondió, inquieto, “Daehyunnie-hyung ha tenido pesadillas, y solo hice lo que me enseñaste, hyung”, terminó, levantando un poco la mirada.

El mayor volvió a suspirar, y con una mano acarició la mejilla del menor. “No quiero que esto termine mal, piensa bien las cosas, ¿sí?”.

“Si te refieres a que...” comenzó el rubio, frunciendo levemente el ceño “... a que voy a callar mis sentimientos como tú lo haces, ni lo sueñes.”

Himchan dejó de tocarlo, y se recargó más en el mueble, como necesitando apoyo.

“No sé de qué sentimientos me hablas”, respondió, volviendo a lo que hacía, “ve a alistarte. Vas a llegar tarde”.

Youngjae hizo como se le decía, refunfuñando entre dientes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Daehyun despertó por unas risas en la sala. Frunció el ceño: dormir de más le había dado dolor de cabeza.

Se levantó a penas, abrió la ventana para tomar aire y se volvió a sentar. Cerró los ojos un momento y reflexionó sobre lo que había pasado.

Él nunca se había enamorado. De primera, y, de segunda, sabía que gustar de alguien de tu mismo sexo no era lo que era aceptado (él se sentía incómodo pensándolo, si quiera) pero decidió que quizás gustaba demasiado de Youngjae.

Estaba muy confundido: el chico seguía dándole escalofríos con sus miradas, y le seguía intimidando su forma de ser al punto de quedarse sin palabras la mayoría del tiempo. Pero, algo había cambiado desde que le contó lo de su familia.

Ese escalofrío ya no era el mismo, por el contrario, su sistema se veía intentando volver a sentirlo, como una pequeña adicción que estaba teniendo. Y, el quedarse sin palabras, era algo que ya no le importaba tanto: gustaba de estar en silencio con el otro chico, entendiéndose solamente con las miradas.

Daehyun pensaba que quizá estaba enfermo. No quería decirle a nadie de esos sentimientos, menos quería que Youngjae sospechara, o sentía que el muchacho creyera, como él, que estaba enfermo.

Tal vez, Jongup podría ayudar...

Se levantó de su posición recostada, y cambió sus ropas de pijama. Si había escuchado bien, las risas que oyó antes eran de Junhong, por tanto, estaba Jongup y, por tanto, sería hora de comer pronto.

Abrió lentamente su puerta y apenas hizo ruido en su marcha hasta la cocina. Daehyun odiaba el ruido excesivo y, por eso, más de una vez Himchan le regañó por haberle dado un susto por su sigilo al andar.

Ya en la cocina, descubrió que no había nadie ahí parado preparando la comida, y solo pensar en eso, hizo que le diera hambre. Sin embargo, se le fue toda hambre al observar al salón de estar desde la ventana de la cocina.

Realmente había adivinado que estaba Junhong por las risas que escuchó al despertar, pero nunca podría adivinar que estaría con Jongup así. El mayor de los dos estaba sentado derecho, mirando la televisión: perfectamente normal, lo que le descolocaba de la escena era que Junhong estaba a su lado, y no precisamente derecho. Veía su cabello rubio entre-metido en el cuello de Jongup.

Daehyun pensó que quizás estaban jugando a algo por el movimiento de la cabeza del menor (¿quizás le estaba susurrando algo?), hasta que escuchó más que vio a Junhong daba besitos suaves en la piel del mayor.

Sintió como sus mejillas se sonrojaban a la par que notaba el movimiento de la cabeza de Jongup, dándole más espacio, y no estaba seguro de por qué, pero ya no pudo irse de ahí aunque quisiera. Se preguntó cómo Jongup permitía que el menor hiciese algo así (bien Jongup era del tipo más bien relajado, pero aun así) y no le apartaba en disgusto.

Entonces, se dio cuenta, que a Jongup debía gustarle. Casi pudo imaginárselo con los ojos cerrados.

Frunció el ceño, sintiéndose aún más avergonzado por su hipótesis. Pero antes de poder pensar algo más, Jongup se apartó de su posición y quedó mirando a Junhong de frente. El menor sonreía de una manera que definitivamente no era adorable como las que había visto aflorar de él, más bien, una que tenía una cierta doble intención, bajando la mirada y mordiendo levemente su labio inferior.

Jongup negó con la cabeza ligeramente, antes de afirmar una de sus manos en la mejilla del otro chico, haciendo que la sonrisa de Junhong tomase una apariencia más linda.

Daehyun los notó cerca, y vagamente recordó esa vez que Youngjae los descubrió a él y a Jongup así de cerca desde su misma posición: y, pues si, si, se mal entendía la situación.

Pero, eso era distinto. En su momento, él estaba inconsciente de lo que hacía, en cambio ahora, esos dos chicos cada vez se acercan más y Daehyun solo pensaba en lo incómodo que sería si–

Se escuchó como un juego de llaves resonaba en la puerta, y los tres muchachos miraron hacia la puerta sin saber por qué. El primero en reaccionar, fue Junhong, quien se sentó derecho y dando espacio entre él y su amigo.

Himchan entró con una bolsa de compras y le sonrió a su hermano. Quien de inmediato le devolvió el saludo.

“Oh, Daehyunnie, ya despertaste”, soltó el mayor de los cuatro presentes. Ante eso, el aludido sintió a la perfección cómo los dos menores clavaban sus miradas en él, dándose cuenta de que no se habían percatado de que él estaba ahí, “perfecto, porque así me ayudas a cocinar”.

Daehyun eludió las miradas de los menores, no sin antes notar que ambos le miraban con un destello extraño en sus ojos... ¿miedo, quizás?

 

 

Notas finales:

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al fin hubo Jonglo, a celebrar(?), desde este punto empieza la parte más emocionante, así que perdón si todo ha estado muy aburrido, huehue<3


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