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Donde caben cinco por golddie

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8

Jongup sostuvo la mano de Junhong fuertemente entre la suya cuando estuvieron frente al departamento. El menor giró su cabeza para mirarle inquisitivamente, ante lo que él le regaló una sonrisa que le intentaba dar ánimos.

Himchan tocó el timbre, y los tres muchachos frente a la puerta esperaron a que Yongguk abriera.

“Todo estará bien, Junhonggie”, musitó Himchan, fijándose en los ojos del aludido, “pase lo que pase estaremos para ti”, aseguró.

El menor de los tres asintió, pero no totalmente convencido.

Yongguk pronto les abrió la puerta, sonriéndoles a todos los chicos.

“¿Daehyun y Youngjae?”, preguntó, dejando pasar a los invitados, sin saludar efusivamente a ninguno para no hacer sentir incómodo a ninguno.

Jongup entró, con Junhong de la mano. Yongguk lo notó.

“En casa”, respondió Himchan ante la pregunta, ya dentro de la casa, “decidieron quedarse”, aseguró.

Yongguk cerró la puerta y asintió, alentando a los muchachos a avanzar por su hogar (que se veía mucho más ordenado que la última vez que Himchan había estado ahí).

“Es una pena”, musitó Yongguk, notando que los tres muchachos ya habían tomado asiento en la pequeña mesa de la cocina.

“Si, si, ¿qué hay en el menú?”, preguntó Himchan divertido.

Jongup le sonrió a Yongguk.

“Los chicos vienen con hambre”, explicó Himchan.

Yongguk comenzó a dudar si había sido una buena idea invitarlos a comer: no estaba para nada seguro de sus habilidades para cocinar (y era especialmente difícil preparar porciones más grandes) y no sabía si iba a dejar satisfechos a sus invitados.

Pasó saliva.

“Hice pasta”, musitó, algo tímido.

Jongup asintió con la cabeza, aprobando la decisión. Junhong a su lado solo estaba quieto.

“¿Y qué más?”, inquirió su amigo, ante lo que Yongguk hizo una rápida repasada por las cosas que tenía en la alacena. Tendría que preparar algo más.

“Pan de ajo con queso de entrada… y sopa y… ¿helado?”, respondió, moviéndose por la cocina con algo de nerviosismo.

“Ouh”, musitó Jongup, “suena delicioso.”

Himchan le sonrió a su hermano.

“De acuerdo, es suficiente”, le dijo Himchan, tomando su celular y comenzar a revisarlo sobre la mesa, “puedes servir cuando quieras”, soltó luego con una sonrisa burlesca.

Yongguk frunció el ceño, pero no dijo nada.

Junhong le miraba con una expresión algo esperanzada. Solo por él Yongguk intentaría no arruinar la cena y servirles.

Se volteó y prendió el horno para empezar a precalentarlo.

No iba a arruinar las cosas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Poco a poco, Youngjae descubría lados de Daehyun que no conocía. Y que no le gustaban ni un poco.

Últimamente Daehyun estaba más gruñón, su naturaleza amable siendo sublimada por actitudes de una índole adversa. También le hablaba menos, le buscaba menos y le miraba menos.

Y Youngjae no se atrevía a preguntarle qué le sucedía. No hasta ese entonces, al menos, porque tenía miedo de que fuera a desencadenar enojo de parte del mayor o incomodarlo.

Así que, en vez de atacarlo directamente, Youngjae se le acercaba, le abrazaba y le decía que lo quería. Quería que supiera que él estaba ahí para Daehyun, y que, así, el mayor se acercara por sí solo a decirle qué le estaba sucediendo. En qué estaba pensando, qué lo tenía tan cambiado o qué le estaba haciendo mal.

Pero nada había funcionado.

Y Youngjae se estaba comenzando a poner ansioso; no solo por la actitud del mayor, sino porque aún no podía preguntarle sobre el supuesto hermano que aquel hombre había mencionado en el mal intencionado encuentro en el elevador.

Daehyun ahora estaba en la habitación. Se había escapado cuando Youngjae se había sentado a su lado, diciéndole que iría a leer a la habitación, pero Youngjae sabía que era mentira.

Daehyun no se podía concentrar cuando intentaba leer, solo podía avanzar en sus historias cuando alguien más le leía.

Así que, cuando Himchan se llevó a los dos más pequeños, Youngjae sabía que no iba a tener una mejor oportunidad que esa. Se levantó de su asiento, apagando el televisor y caminando hacia la habitación.

Al abrir la puerta después de haberla golpeado un par de veces, Daehyun estaba recostado en su cama, fijando la vista hacia la pared. Cuando él escuchó que alguien abría la puerta, cerró los ojos, como si deseara no estar ahí.

 “¿Daehyun?”, musitó Youngjae, “Himchan salió con Jongup y Junhong”, le contó, cerrando la puerta tras su espalda y asegurándola con pestillo, como si fuese necesario.

El aludido no abrió los ojos, mas no fue necesario para saber por el ruido de las pisadas que el otro muchacho caminó hasta su cama, quedando en frente de la misma. En un suave movimiento, Youngjae se sentó en el borde de la cama, y una de sus manos hizo contacto con su espalda, acariciándola ligeramente.

Daehyun no quería que lo tocara, pero tampoco quería levantar aún más sospechas escapando del tacto.

“¿Estas dormido, amor?”, le preguntó.

Aquel apodo (amor) era lo que tenía a Daehyun huyendo. No quería que Youngjae fuese amable con él: Daehyun no lo merecía. No fue ni era lo suficiente fuerte como para merecer el amor del otro.

“No”, respondió, sabiendo que era inevitable responderle cada vez que le llamaba de esa forma.

Ante la mirada complacida del menor, Daehyun se incorporó, quedando sentado y afirmando su espalda contra las almohadas de la cama. Una diminuta sonrisa apareció por sus labios.

“¿Quieres acurrucarte?”, le preguntó Daehyun.

Youngjae asintió, feliz de que no fuera él el que tuviera que dar la iniciativa al menos esta vez.

Perdió sus zapatos y Daehyun se giró, ahora su espalda contra la pared y Youngjae dentro de sus brazos, mirándolo de frente. Las rodillas de Daehyun rodearon las del menor para que pudieran acercarse aún con las piernas flexionadas. Youngjae suspiró al poner su frente contra el pecho del otro, feliz por dentro debido a la cercanía, pero a la vez algo melancólico, pues sabía que esos contactos usualmente no duraban lo mucho que él lo necesitaba últimamente.

Youngjae puso ambas manos en el cuello del mayor para atraerlo a sí. Un suave beso fue depositado en sus labios, al que le continuaron unos cuantos más; sin pasar a ser más que besos superficiales.

Entonces Youngjae se preguntó por qué siempre era así. ¿Tendría Daehyun miedo de pasarse de la raya con él?, ¿o tendría que ver con algo más sentimental? Algo así como si Daehyun no lo quisiera de esa forma…

Daehyun sintió a Youngjae acercarse aún más a él, y sus manos se afirmaron contra su pecho. Hasta ahí Daehyun no tuvo la necesidad de separarse, pero cuando Youngjae dejó de besarle los labios y comenzó a hacerlo con su cuello, entró en un ligero pánico. No era que no le gustara, sino todo lo contrario: y no podía permitirse disfrutar a costas del cariño que el otro sentía por él.

Suspiró en respuesta a sus besos, queriendo apartarlo pero sin herirlo. Desearía que Himchan llegara pronto.

“Youngjae”, le llamó.

El aludido se separó, mirándole a los ojos desde más abajo.

“¿Hm?”, musitó.

Daehyun relamió sus labios, indeciso.

“¿Qué estás haciendo?”, preguntó al menor, como si con eso hiciera que el muchacho en sus brazos fuera a tomar distancia de él.

Sin embargo, Youngjae le miró seriamente, y antes de que Daehyun pudiera hacer algo al respecto, el chico se subió encima de él: poniendo ambas piernas al lado de sus caderas y sus manos a los lados de su cabeza. Daehyun intentó reír, creyendo que era una broma, pero los ojos almendrados le miraban con decisión.

“Quiero hacerlo”, dijo.

El mayor frunció un poco el ceño, sin querer entender lo que el otro decía. Y, Youngjae, comprendiendo lo vaga que había sido su afirmación, detalló:

“Quiero hacer el amor contigo”, sin chistar.

Daehyun intentó no mostrarse sorprendido: pero en todo ese tiempo que llevaba con Youngjae (no eran novios, pero claramente estaba juntos) nunca habían hablado de esos temas. Nunca había existido sensualidad entre ellos a parte de los besos profundos ocasionales, pero que duraban tan poco que no alcanzaban a provocar nada más que un suave sonrojo en ambos.

Era por eso que el que Youngjae le dijera eso, le hacía estremecer; haciéndolo darse cuenta que deseaba al menor, pero tenía miedo de lastimarlo.

Daehyun se conocía. Sabía que cuando dejaba a su mente sin ataduras así como lo era el pensamiento lógico, sus ojos miraban el mundo de una forma distinta: como si todo se volviera sombrío y de pronto nada tuviera sentido. Se enfadaba por nada, quería llorar por nada y quería dañar por nada.

Si se permitía estar así con Youngjae, no sabría si tendría el suficiente poder de control como para no hacerle daño.

Ya que el menor no poseía alguna habilidad para leer mentes, se acercó a Daehyun, tomando su silencio como una pequeña resistencia, que seguramente podría eludir si lo acariciaba y besaba correctamente.

Sus labios se unieron y Youngjae no perdió el tiempo; sus manos se enredaron en el cabello del mayor, apreciando lo suave y grueso que era, a veces jalándolo un poco y otras veces acariciándolo. Sabía que a Daehyun le gustaba que le tocasen el cabello. Lamió los labios del otro, y también los mordió un poco, esperando a obtener alguna reacción del chico bajo él, que parecía seguir en trance.

Daehyun cerró los ojos, después de un rato. Se relajó y respondió el beso que tan dulcemente se le ofrecía separando sus labios y sus manos se cerraron en la cintura del menor, acercándolo a su cuerpo hasta que el calor le abrumara y quemara.

De un momento a otro, el beso se tornó violento, pero ninguno parecía querer ceder. Se mordían y soltaban risas porque eso dolió pero pronto sería el turno del otro de morder.

Youngjae se separó, siendo él el que estaba en control por estar arriba, después de todo; pero no dio descanso al mayor, pues rápidamente repartió suaves y húmedos besos por la expansión de piel, desde su sensible oreja, jugando con el lóbulo y mordiéndolo un poco, hasta llegar a la manzana de adán en la garganta de Daehyun, quien se agitaba un poco por las sensaciones.

No quería que lo mal entendiera: Youngjae jamás había estado así con ninguna persona. Solo hacía lo que creía que se sentiría bien, haciendo lo que alguna vez imaginó que alguien que amara mucho le haría a él.

“Te amo”, confesó Youngjae sin darse cuenta y sin dejar de dar besos que tenían al mayor suspirando, “te amo”, y una y otra vez.

Daehyun cerró los ojos, estaba encantado por el conjuro que las palabras de Youngjae tenían sobre él. Sus manos descendieron hasta la espalda baja del muchacho sobre él y le presionó aún más sobre su cuerpo.

No sabía lo que hacía, pero una vez que volvió a abrir los ojos, se incorporó, con Youngjae aún sobre sus piernas y luchó por quitarse su camiseta, al igual que la del menor, que le aceptaba con caricias suaves y tiernas sobre su piel.

Si Youngjae quería, él no era nadie para negárselo. Tenía que hacerlo sentir amado, porque era lo mínimo que Youngjae merecía.

(Daehyun sabía que Youngjae no merecía lidiar con él.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Realmente no estuvo tan mal”, dijo Himchan con una sonrisa casi victoriosa al palparse su estómago con gusto.

Yongguk le miró feo y Jongup le sonrió a su hermano antes de preguntar:

“¿Te gustó la comida, Junhonggie?”,  al chico a su lado de la mesa, quien sostenía su mano en su muslo.

Junhong asintió contento.

“Estuvo delicioso, hyung”, le dijo a Yongguk, quien se sonrojó ligeramente.

“Gracias”, respondió, mirando hacia otro lado.

Himchan sonrió ligeramente ante la escena, para luego ponerse de pie.

“De acuerdo, yo y Jongup nos ocuparemos de los platos”, sentenció, moviéndose para retirar la loza utilizada por esos cuatro chicos. Jongup se puso de pie también para ayudar a Himchan, soltando de a poco la mano del menor.

Yongguk le mandó una mirada.

“¿Seguro? No es molestia hacerlo yo luego”, le dijo, ante lo que Himchan negó con la cabeza, llevando los platos al lavadero.

“Nada de eso”, insistió su amigo, “tú ve con Junhong y relájense, nosotros nos ocuparemos de esto, ¿cierto Jonguppie?”, le preguntó al muchacho que ahora estaba a su lado, que con una sonrisa asintió enérgicamente.

Él no gustaba de hacerle caso a las órdenes de Himchan, pero en ese momento, Yongguk se encontró poniéndose de pie y caminando con Junhong tras él por el estrecho pasillo. Llegaron hasta la sala de estar, dejando cerrada la puerta de la cocina.

Ahora tendrían que hablar.

Junhong se sentó en el sofá. Yongguk notó que parecía de buen humor: una vez más una de las ideas de Himchan habían funcionado. Sobre la cena y el efecto calmante de la comida, Yongguk no podía hacer nada.

“Hyung”, le llamó Junhong en frente de él. No se dio cuenta cuando se había sentado a su lado en el sofá, con su cuerpo girando hacia el lado para ponerle atención, “¿vas a decirme que vuelva contigo?”, inquirió, yendo directo al punto.

Yongguk suspiró, en parte agradeciendo que Junhong fuera directo al punto y en parte no agradeciéndolo porque le hubiera gustado alargar más ese momento de confrontación.

Sin embargo, era su hermano y tenía que ser claro con él.

“Si, Junhonggie”, respondió, fijándose en cómo el rostro del menor se veía algo herido.

“Pero, hyung, yo- yo soy feliz en la casa de Himchannie-hyung”, soltó, de pronto moviendo todo su cuerpo hacia el respaldo del sillón y afirmándose ahí, como si necesitara apoyo, “soy más feliz de lo que era viviendo aquí…”, agregó luego en un murmuro.

Yongguk relamió sus labios.

“Esta es tu casa…”, soltó con tono suave. Lo último que quería hacer era asustar a su hermano. “Nuestros padres no estarían contentos si sabes que estás quedándote en otra casa, te van a decir que vuelvas con ellos”, ante la sola mención de eso, Junhong cerró los ojos, “¿eso es lo que quieres?”, le preguntó seriamente.

El menor negó con la cabeza con fuerza.

Yongguk tomó una mano del menor, haciendo que el mismo abriera los ojos, los mismos que ahora estaban conteniendo lágrimas.

“Junhonggie, sé que no he sido el mejor cuidándote”, comenzó, “y no te prometeré que todo va a cambiar, pero– pero intentaré estar para ti, más de lo que estaba antes”, le dijo al menor, esperanzado de que Junhong comprendiera sus sentimientos que tanto le costaba poner en palabras. Yongguk no era de la clase de persona que dice las cosas porque sí, sino que le gustaba ser alguien consecuente con lo que dice y hace. Él sabía que su trabajo era pesado, sabía que sus estudios eran importantes y que llevar un hogar era agotante, y agregar cuidar de su hermano parecía algo que él no le daba la prioridad que necesitaba. Atendía a Junhong cuando tenía tiempo, y a veces cuando él tenía el tiempo, Junhong no estaba o no quería hablar, o simplemente le decía que estaba todo bien.

A Yongguk le parecía, hasta el momento en que Junhong se fue de su hogar, que todo estaba bien. Él pensaba que Junhong era feliz, que no necesitaba nada y era lo suficientemente maduro como para llevar una vida independiente. Fue por eso que el llegar ese día a su piso y que Junhong no estuviera por ningún lado, ni que respondiera sus llamadas, ni que hubiera avisado nada, le dio la pista de que algo estaba terriblemente mal.

Se calmaba pensando que era solo una etapa, después de todo era un adolescente, pero, ahora que sostenía la mano de su hermano (que temblaba y estaba terriblemente fría) y le decía esas palabras que apuntaban a esclarecer su situación y la futura, Yongguk podía darse cuenta por las lágrimas que su hermano comenzó a derramar que tal vez estaba equivocado.

No entendía el sentir de Junhong.

“¿Junhonggie?”, le llamó, pero el menor parecía ido por la forma en que no respondía a su nombre y musitaba cosas entre dientes, “¿Junhonggie, qué está mal?”, le preguntó luego, tomando valentía y acercándose para poder rodearlo con sus brazos.

Junhong por su parte era un desastre. Las voces en su cabeza no podían callarse. Yongguk le estaba mintiendo, Yongguk no lo quería, Yongguk lo iba a volver a dañar, Yongguk lo abrazaba, Yongguk era cálido y lo protegía, Yongguk no pensaba en él, Yongguk era egoísta.

Yongguk no lo quería.

Sintió a su hermano mayor moverlo un poco, como si lo estuviera acunando y Junhong se aferró a eso. Con ambos brazos le devolvió el abrazo y decidió que tenía que hablar, al menos para callar a las voces en su mente.

“H-hyung, y-yo tengo que decirte algo”, musitó, intentando calmar su respiración porque al parecer había empezado a hiperventilar.

Tenía que calmarse.

“Dime, ¿qué pasa?”, inquirió su hermano, soltándolo un poco para que Junhong no se asfixiara.

El aludido no paraba de llorar, pero su rostro estaba más calmado. Era como si las lágrimas tuvieran un control diferente al de sus expresiones.

Yongguk vio a Junhong sentarse más derecho y con ambas manos se intentaba secar las lágrimas. Luego, y sin previo aviso, con ambas manos sostuvo el final de su camiseta hacia arriba, exponiendo su piel ante el mayor.

Yongguk no supo cómo reaccionar, y Junhong volvió a llorar, esta vez en pequeños sollozos.

“Hyung, lo siento”, musitó, “no quise, yo, no– no quería que me odiaras, lo siento”, soltó luego.

El mayor no tuvo respuesta hasta después de un largo rato donde Junhong ni siquiera intentaba calmarse. Cuando reaccionó, Yongguk sostuvo las manos de Junhong y las movió hacia abajo, como pidiéndole que se cubriera, bajo la atenta mirada del menor.

“Yo nunca podría odiarte”, le dijo, “eres mi hermanito”, soltó luego con una sonrisa antes de acercarse y abrazarle suavemente de nuevo.

Junhong  dejó de llorar y las voces en su cabeza se silenciaron.

Junhong sonrió. De esas sonrisas sinceras que solo los abrazos de Jongup podían sacarle, porque Yongguk no lo odiaba, y ahora que sabía su secreto, las cosas podían cambiar para mejor.

Él podría sanarse.

Notas finales:

 

 

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es el capitulo 8 ya, y recién desde aquí parte el desarrollo de la temática principal (Daehyun), perdon por alargar todo pero tampoco quiero acelerar el ritmo de los sucesos ;;

 

dos cositas antes de irme(?)

- hice un oneshot sobre la relación Jongup-Junhong porque por el enfoque de la trama de éste fic, no voy a entrar en detalles sobre ellos. si les interesa, se llama "Donde cabe uno", busquenlo en mi perfil y si les gustaría más oneshots dentro de este AU (de escenas que no se hayan descrito en detalle o eventos pasados), haganmelo saber y veo si pienso en algo lindo que hacerles<3

- varias deben saber que B.A.P está en la última ronda en la categoría donde está nominado para los EMAs, así que como baby, obviamente me gustaría recordarles que es posible ganar si unimos nuestros esfuerzos así que no se rindan(?), ¡demosle ese premio a nuestros muchachos!<3 (kr.mtvema.com/vote?category#cat=worldwide-act), y si no son babyz, su voto es aún más apreciado<3

nos leemos<3


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