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Donde caben cinco por golddie

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Notas del capitulo:

Advertencia: autolesión (self-harm). 

9

Cuando Daehyun salió de la habitación, Youngjae seguía dormido sobre la cama, abrazando la almohada, creyendo en su sueño inocente que era el otro muchacho. Daehyun cerró despacio la puerta, intentando hacer el menos ruido posible para no despertar al otro.

Caminó hasta el baño y cerró la puerta.

Ahí, se miró al espejo. Luego, miró la máquina de rasurar que estaba en frente suyo.

No podía soportarlo más.

Daehyun tomó la máquina de afeitar y la rompió contra el lavamanos, haciendo que las filosas hojas quedaran en todo el lugar. Tomó solo una en una mano y se sentó en la tapa del retrete.

Estuvo observando el filo por un largo rato. Quizás horas, no lo sabía, hasta que decidió bajar sus pantalones de pijama hasta que tocaron el suelo.

Daehyun tomó aire, luego, puso la hoja de acero cortante contra su muslo interior. Cerró los ojos, preparándose mentalmente pero a la vez listo, escuchando el ritmo de su corazón y al siguiente latido lo haría.

Y lo hizo. Fue más profundo de lo que pensó, la sangre salió de inmediato, lo cual asustó un poco al muchacho pero puso una toalla de manos contra su piel herida, deteniendo la sangre lo mejor que podía. Sabía que no iba a morir por algo así, de todas formas.

De hecho, Daehyun se sentía en el cielo. Sonrió estirando el cuello hacia arriba. Se sentía bien. Se sentía como si un gran peso de sus hombros hubiera sido retirado solo con esa simple acción.

Pero su goce no duró mucho, puesto que el teléfono de red fija comenzó a sonar en la cocina, haciendo que se asustara.

Con miedo de que Youngjae se fuese a despertar, Daehyun se olvidó de su herida y corrió hasta el sonido para hacer que se detuviese. Rápidamente contestó el teléfono, sin pensar dos veces en que no tenía ganas de hablar con nadie tampoco.

“¿Aló?”, dijo en voz de susurro, revisando que su corte ya había dejado de sangrar, pero había un enrojecimiento general en la zona. Tendría que pensar en cómo ocultarlo.

La otra persona se tardó en contestar, quizás no reconociendo su voz.

¿Daehyunnie?

Pero el aludido no tardó en reconocer su voz.

“¿Taehyunggie?”, inquirió, asombrado. No esperaba que su hermano le llamara, por ningún motivo.

Hyung, hyung, esto es malo, papá vino y está hablando con Sunhwa-noona; creo que va a llevarme de regreso”, le dijo el pequeño.

Daehyun no sabía cómo había conseguido su número de teléfono (seguramente su prima lo tenía, de todas formas) o cómo fue que Woohyun había dado con el paradero de que hermanito, Daehyun solo sabía que tenía miedo.

“¿Qué quieres decir?”, inquirió, “¡huye, Taehyung!”, le gritó, olvidando que tenía que guardar silencio.

El menor sollozó.

No sé a dónde ir”, explicó, “tengo miedo, hyung, no quiero volver ahí.

“Tranquilo, yo- yo iré por ti, solo aguanta, ¿si?”, le dijo al menor, alterado por el llanto de su hermanito. “No te van a llevar.”

Hyung, hyung”, lloraba el menor, alterando al mayor aún más.

“Mira, descuida, voy en camino, no permitiré que te lleven, resiste lo más que puedas y no permitas que te hagan nada.”

Hyung-

“Taehyunggie, te amo y cuídate, voy en camino”, aseguró, cortando la llamada de inmediato.

Daehyun no sabía qué hacer primero por el pánico del momento. Sabía que necesitaría vestirse, necesitaría dinero y necesitaría algún teléfono móvil, por lo que corrió hasta la habitación de Jongup y tomó prestada ropa: se puso pantalones, una playera y una chaqueta además de zapatos. Con lo del dinero, Daehyun frunció el ceño: Himchan tenía ahorros en su habitación, y se sentiría horrible, pero necesitaba tomar algo prestado, por lo que caminó hacia allá y tomó lo necesario para poder viajar de ida y vuelta, y un poco más por si algo no salía de acuerdo al plan. Daehyun pidió perdón muchas veces, pero lo necesitaba, realmente. El único teléfono móvil de la casa en ese momento era el de Youngjae, así que no dudó en ir hacia la habitación donde el menor seguía durmiendo, guardándose los billetes en los bolsillos del pantalón.

Entró a la habitación y no quiso mirar demasiado al menor. Fue directamente hacia el mueble y tomó su celular, agradeciendo que Youngjae siempre lo manejara con mucha batería.

Miró al menor y sintió algunas lágrimas queriendo salir. La tentación de despertarlo y pedirle que fuera con él era mucha, pero no podía permitirse a sí mismo seguir molestándolo con sus asuntos. Youngjae siempre lo aguantaba y estaba ahí para él: esto tendría que hacerlo solo, para demostrarle a él y desmostrarse a sí mismo que era fuerte, que podía sobrellevar las situaciones por sí solo y que podía ser una fuente de fuerza, también.

Daehyun se inclinó y besó los labios del muchacho suavemente, solo para recordar lo que se sentía.

“Te amo”, susurró.

Youngjae, en sus sueños, sonrió un poco, abrazando aún más fuerte la almohada contra su desnudo pecho.

Daehyun sonrió. Volvería para poder estar bien con él.

Se dio la media vuelta y salió de la habitación, y al poco rato, saliendo del departamento, luego del edificio y alejándose del lugar que había sido su hogar por tantos meses.

Y de las personas que habían sido su familia por tantos días.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“¿Cómo salió todo?”

Yongguk alzó su rostro hasta la voz que venía desde la puerta de su habitación. Himchan le sonrió de vuelta y entró, cerrando la puerta tras él.

“Vi a Junhong ir a su habitación y ahora Jonguppie está con él, así que supuse que yo tenía que verte a ti”, explicó, caminando hasta sentarse en un costado de la cama, “¿cómo salió todo?”, preguntó de nuevo.

El mayor sonrió amargamente.

“¿Sabías de esto?”, le preguntó al otro. Alzó la vista para ver la expresión de Himchan, pero este solo frunció el ceño en signo de no entender a qué se refería su amigo, “¿sabías que Junhong se cortaba?”

Himchan se quedó en silencio, procesando lo que se le estaba diciendo, sin embargo, cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, abrió los ojos enormemente y una mano cubrió sus labios en asombro.

“¿Qué dices…?”, musitó Himchan.

Yongguk asintió, frunciendo los labios.

“Se levantó la playera y ahí estaban las cicatrices”, informó, y parecía que quería decir algo más, pero el mayor cubrió su rostro con sus manos y moverlas como si se estuviese lavando la cara.

Himchan no sabía qué decir, solo se quedó observando a Yongguk: observando como luchaba con su sentir.

Pero él podía saberlo. Podía saber cómo se debía estar sintiendo su amigo, porque si a él le afectaba saber qué pasaba con el menor, eso debía repercutir en Yongguk al menos mil veces más fuerte. Si Himchan se sentía algo culpable, Yongguk debía estar peor, pero a pesar de eso, Himchan aún podía pensar un poco más racional que el mayor, por lo que dijo:

“Sabes que no es tu culpa, ¿verdad?”, con tono muy bajito.

Yongguk rió sin humor, destapando su rostro y mirando hacia otro lado, pero Himchan podía notar una lágrima cayendo por su rostro (sin embargo, no quizo fijarse mucho en ese detalle).

“¿Quién más causó esto que yo?”, le preguntó. “¿Quién más no estuvo para él cuando se supone que era mi responsabilidad”, soltó luego, una mano tocándose la nariz, “es mi culpa que esté así”, afirmó.

Himchan frunció el ceño un poco, pero no se permitió estar enfadado con el otro por la actitud que estaba adoptando: cuando alguien se siente mal, gritarle o hacerle entrar en razón de la forma brusca solo le hace sentir peor, por lo que Himchan se acercó a su amigo y con cuidado se sentó a su lado y le sostuvo una mano en señal de apoyo y afecto. Yongguk le miró, luego cerró los ojos y sonrió un poco, usando la mano que tenía libre para secar sus lágrimas.

“Este tipo de cosas siempre tienen responsabilidades compartidas”, le dijo Himchan suavemente, “quizás fuiste la causa, pero también fue su culpa por no pedir ayuda, también es culpa de Jongup por no decirle a alguien que lo ayudara, y también es mi culpa por no notarlo…”, explicó intentando que Yongguk encontrase sentido en sus palabras a pesar de que estaba seguro de que el mayor no quería escucharlas porque solo quería culparse.

“No pensé que fuese tan grave, Himchan”, dijo el otro, sosteniendo la mano del otro con más fuerza ahora, “pensé que Junhong era diferente, no tenía idea de que en realidad no era alguien independiente, me equivoqué y ahora-, ahora mira lo que pasó”, soltó con tristeza.

Hubo silencio en la habitación un largo momento.

“Lo primordial es buscarle ayuda, Yongguk”, le dijo Himchan, provocando que el mayor le mirase directamente al rostro, con una expresión extraña, “hay que pedir hora con un psicólogo y él verá si se deriva o no es grave”, explicó.

El mayor frunció el ceño.

“Lo dices como si estuviera loco”, espetó con rudeza, de pronto parecía muy molesto, “mi hermano no está loco, Himchan”, le aclaró.

El aludido notó el creciente gradual enojo aflorar, así que decidió no presionar.

“S-seguro”, soltó, sonriendo, “ya veremos qué hacer”, agregó luego, fingiendo una dulce sonrisa que pareció calmar al otro.

Yongguk suspiró, mirando a sus alrededores.

“¿Qué haré ahora?”, musitó Yongguk.

Una vez más Himchan intentaba ayudarlo y el mayor se mostraba reacio a que tal cosa sucediera.

Siempre era Yongguk ayudando a Himchan y no al revés.

Himchan sintió algo pesando en su pecho al pensar en eso otra vez, pero se lo aguantó: sería egoísta si complicaba aún más la situación para Yongguk haciéndole saber su sentir.

“¿Qué tal si le damos espacio por ahora?”, preguntó a Yongguk al momento que se ponía de pie, “vamos a casa y dejemos a Jongup con Junhong solos un momento, seguro Jongup puede calmarlo.”

A su sorpresa, su amigo sonrió.

“Gracias”, le dijo, solemne.

Himchan asintió.

“Iré a decirles”, respondió antes de salir de la habitación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Youngjae despertó por un leve escalofrío. Abrió los ojos de a poco y lo primero que notó es que Daehyun no estaba en la cama con él. Estaba abrazando la almohada todo ese tiempo, cosa que lo avergonzó y se sentó de inmediato.

Resintió el dolor en su cuerpo. Al final, no había logrado su cometido (no por completo: no habían hecho el amor, pero sí logró que Daehyun le tocase), y su cuerpo dolía por haber dormido en una mala posición. Frunció el ceño al darse cuenta realmente que Daehyun no estaba con él. Él no era un experto, pero sabía que lo mínimo que se puede esperar después de haber estado de esa forma (aunque haya sido superficialmente) con alguien que amas es despertarte en sus brazos y que te sonría.

Quería que Daehyun le sonriera.

“¿Daehyun?”, le llamó con pereza, casi podía ver al mayor buscando algo qué comer en la cocina, “¿Daehyun?”, insistió, ahora poniéndose de pie, y vestir ropa interior y una camiseta, para salir de la habitación.

Youngjae cerró la puerta de la habitación y se extrañó por el silencio general que había. Caminó hasta la sala de estar y no vio a nadie, luego a la cocina, y encontrándose con la misma situación de antes.

“¿Habrá salido…?”, se preguntó Youngjae, en voz baja, sin embargo, Daehyun no salía de la casa, mucho menos solo.

Decidió que quizás solo estaba en el baño, así que fue a tocarle la puerta. Últimamente Daehyun pasaba mucho en el baño, así que no sería raro si estaba ahí sin tener que usar el retrete o la ducha.

Tocó con sus nudillos dos veces.

“¿Daehyun?”, le llamó, y no hubo respuesta alguna, “¿Daehyunnie, estás ahí? Voy a entrar”, avisó notando que la puerta estaba sin cerrojo.

No había nadie.

Youngjae hizo un puchero. ¿Dónde se había metido ese idiota?

Pero antes de salir del baño, no pudo evitar notar esa toalla blanca con una enorme mancha roja tirada en la esquina donde se juntaban la pared y la parte de enfrente de la ducha.

Youngjae se acercó, con miedo, y se puso de cuclillas para examinar el pedazo de género. Lo levantó de un extremo, sin entender por qué algo así estaría en un lugar como ese. Decidió que quizás no quería saberlo, así que pensó que solo llevaría la toalla a lavar, así que se dio la media vuelta para irse.

No sin antes sentir un pequeño y frio dolor en la planta de su pie.

Youngjae miró hacia abajo y notó que se había cortado un poco con una hoja de afeitar que estaba tirada en la alfombra de baño. Youngjae se agachó y la recogió.

Entonces se dio cuenta de que no era posible que solo fuera una coincidencia lo que estaba pasando.

“¡Daehyun!”, gritó desde el baño, dejando ambos objetos sobre el lavamanos y seguir buscando al muchacho.

Fue hasta la habitación de Jongup y no había nadie, así que al llegar a la de Himchan, otra cosa llamó su atención:

Él conocía a Himchan hace muchísimo tiempo. Y, además, vivían en la misma casa. Era solo natural saber que Himchan ahorraba dinero desde que lo mantenía a él y a Jongup, y que lo guardaba en su habitación, más precisamente, en la parte de debajo de su buró, dentro de una caja metálica.

Naturalmente, nadie podía sacar nada, ni aunque fuese emergencia. Ni el mismo Himchan lo hacía.

Entonces, Youngjae se sorprendió al ver varias cosas movidas de lugar y la cajita abierta sobre la cama, varios billetes saliéndose de la misma.

Youngjae caminó lentamente y se sentó en la cama. Con calma comenzó a guardar el dinero dentro, sin percatarse de que sus lágrimas estaban cayendo por sus mejillas.

Fue medio consciente de que alguien abrió la puerta y luego una risa de Himchan, pero no quiso pensar en eso hasta que el mismo muchacho le miraba desde la puerta de su habitación, con una expresión de mala sorpresa en su rostro.

Todos sabían lo sagrada que era esa caja de ahorros.

“¿Qué estás haciendo, Youngjae?”, le preguntó de inmediato con tono serio.

El aludido comenzó a llorar más fuerte. Himchan se acercó rápidamente hasta él y lo primero que hizo fue revisar el dinero, dándose cuenta que faltaba menos de la mitad, pero aun así faltaban varios billetes.

Himchan miró a Youngjae y cómo este lloraba.

“¿Qué sucedió?”, le preguntó al menor, recién percatándose de que: “¿Dónde está Daehyun?"

Youngjae intentó calmarse.

“Se ha ido, hyung”, soltó con voz débil, “no sé dónde está”, explicó.

El teléfono sonó a lo lejos, ninguno de los dos se preocupó por él.

“¿Qué quieres decir con que se ha ido?”, le preguntó con voz altanera, provocando que Youngjae se sintiera aún peor, “¡Daehyun!”, gritó, moviéndose hacia el interior de la casa para buscar al muchacho.

Entró a la habitación de Jongup, luego a la de Youngjae y revisó el baño, notando también los objetos que Youngjae había dejado previamente en el lavamanos. Con un sentimiento de angustia apretándole el pecho, volvió hasta su habitación para seguir preguntándole a Youngjae.

“¿Qué significa lo que está en el baño?”, le preguntó a Youngjae.

El chico seguía llorando, pero no tardó en contestar.

“¡No lo sé!”, exclamó, “hyung, no sé nada, ¡nunca supe nada!”, gritaba.

La voz del menor sonaba quebrada y realmente triste. Himchan se acercó e intentó contenerlo, pero de inmediato se rehusó al tacto y se puso de pie, escapando hacia otro lado.

¿Sería posible que Daehyun se hubiera ido de verdad?...

Himchan miró a sus pies y cerró los ojos. Tenía que saber cómo manejar todo eso.

Se puso de pie, sintiéndose algo mareado, pero queriendo lograr su cometido.

Caminó hasta la cocina y vio a Yongguk mirando el suelo.

“¿Qué sucede?”, le preguntó al llegar a su lado.

Su amigo le devolvió la mirada.

“Acaba de llamar el hermano de Daehyun”, le dijo.

“¿Hermano?”, musitó el mayor, confundido.

Yongguk asintió.

“Eso dijo, estaba desesperado y decía que tenía miedo… no supe qué decirle así que solo corté la línea… ¿un bromista quizás?”, musitó.

Himchan frunció el ceño.

“Numero equivocado, probablemente”, soltó Himchan, “Daehyun no tiene ningún hermano.”

Luego del momento de silencio que hubo, una pequeña voz se escuchó en la puerta de la cocina.

“Sí lo tiene.”

Ambos mayores se giraron al encontrar a Youngjae mirándoles desde ahí, con ojos rojos pero rostro fresco de haberse lavado.

“¿Qué?”, inquirió Himchan con asombro y algo de cansancio. ¿Cuántas cosas más podían pasar en ese solo momento?

“Su padre me lo dijo”, explicó, caminando hacia ambos mayores, “me lo dijo un día que me encontró, pero…”, musitó, sus ojos de pronto poniéndose más acuosos, pero Youngjae quería resistirlo, “Daehyun nunca me lo dijo así que no le creí… todo tiene sentido ahora”, soltó.

Himchan vio a Yongguk avanzar hasta Youngjae y abrazarlo en su pecho. Youngjae devolvió abrazo de inmediato y tomó aire, encontrando fortaleza en el tacto del mayor.

“Era por eso que estaba tan triste, hyung”, murmuraba Youngjae contra las ropas de Yongguk, “y nunca dijo nada, ¡¿cómo no mi cuenta?!”, susurró con voz quebrada.

Yongguk le acarició su espalda y le abrazó más fuerte al escuchar sus pequeños sollozos.

“Tenemos que ayudarlo”, musitó el menor, “cuando me habló de sus padres no mencionó a su hermano, pero sí a sus padres y, hyung, hay que ayudarlo”, pedía.

Yongguk se giró para ver a Himchan. Lo notó cansado.

“Lo ayudaremos, Youngjae”, aseguró el mayor, volviéndose hacia el menor, “lo ayudaremos”, repitió para darle seguridad.

 

Notas finales:

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perdón por la espera eterna de este capitulo ;;;; tengo mis razones pero supongo que a nadie le interesan, hue, así que aquí está y perdon perdon perdon ;;;; ojalá les haya gustado aunque sea un poquito, se supone que la trama real ya se empieza a desarrollar, hue (sí, recién ahora). en el siguiente capitulo al fin (AL FIN) explicaré qué es de la vida de Daehyun para que entiendan mejor al personaje<3

en fin, si quieren comentame yo siempre leo todo lo que ponen<3, sus favoritos me hacen el día y cualquier corazón random en mi ask me hace sonreír(?), nos leemos (algún día) <333


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