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Donde caben cinco por golddie

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Ya había pasado más o menos dos semanas desde que Daehyun llegó a su nueva casa pero su ánimo no había mejorado demasiado después de que se prometió a si mismo dejar de estar triste frente a los demás.

Daehyun no era una persona que disfrutara mintiendo, a él le gustaba ser honesto y calmado, pero sus recuerdos no lo dejaban en paz. Se sentía culpable, tenía miedo y quería gritar.

Se sentía culpable por su hermano, Taehyung debe sentirse abandonado. Y Daehyun se encontraba a sí mismo de vez en cuando preguntándose si habría sido buena idea haberlo sacado de la casa donde lo crió. Era solo un niño, él no entendía porque de un día para el otro su hermano mayor llegó con una maleta, guardando sus cosas y sacándolo de la casa pidiéndole que no hiciese ruido. Se encontraba a sí mismo recordando cómo el pequeño confió totalmente en él y no lloró ni una sola vez cuando le explicó que se escaparían y que él iría a la capital para poder idear una forma de cómo mantenerlo y que iría por él cuando pudiera.

Se encontraba a sí mismo, también, tomando el teléfono de red fija marcando el número de su prima en Busan, solo con las intenciones de saber algo sobre su hermano.

Pero no podía. Daehyun sabía que el más mínimo contacto podía provocar que quisiera volver, o que sus padres lo encontraran. Y eso último era lo que llenaba de pavor todas sus noches: pesadillas que se intensificaron al llegar a la casa de Himchan.

Se sentía atrapado, pero, ¿qué podía hacer?

En ese momento, estaba solo en el sofá frente al televisor. Himchan estaba ocupado terminando un proyecto que según él no le tomaría más de dos horas (pero llevaba la tarde entera encerrado en su habitación), y Youngjae estaba en la misma situación con su estudio para un examen parcial, por lo cual, Daehyun le había cedido la habitación intentando evitarle las distracciones.

Suspiró. También estaba frustrado por su situación academica. Él también quería ponerse a estudiar, pero con su mente en todas partes, estaba seguro que fallaría hasta en el examen de admisión.

Volvió a suspirar y sintió como el sofá se hacía más pesado de un lado.

“Gran suspiro, ¿estás bien, hyung?”, preguntó Jongup a su lado.

El mayor asintió con la cabeza levemente, sin atreverse a mirar al otro chico. Daehyun había pasado una semana sin ser advertido de conducta extraña, y se golpeó mentalmente al haberse permitido que su bajón llegase con Jongup al rededor.

“¿Seguro? Te noto distante…”, respondió el chico, ahora centrando su atención totalmente en el mayor.

Daehyun suspiró, mirando los ojos de Jongup. El chico le recordaba a su hermanito en cierta medida: no podía mentirle.

“Es solo que...”, soltó, sin saber bien cómo empezar.

Jongup se acercó más al mayor, hasta que sus brazos se rozaban, para tratar de dar un ambiente de complicidad. Daehyun no podía creer que lo iba a decir.

“Puedes decírmelo, hyung, no le diré a nadie”, dijo el menor, agachando su poco su cabeza para encontrar los ojos del otro cabizbajo.

Volvió a suspirar, y miró a su alrededor, solo para asegurarse que nadie salvo el menor a su lado llegase a escuchar.

“Escucha, ni Himchan sabe esto, así que es extra-confidencial”, le explicó, mirándole a los ojos, y el aludido asintió con la cabeza con expresión seria, dándose por entendido que era importante. “Yo, tengo un hermano y… lo abandoné por venir aquí”.

“¿Qué?”, preguntó, casi asustado. Daehyun tomó la muñeca del otro, en un intento de calmarlo. “¿Cómo pudiste–?”

“No, no, Jongup-ah, no entiendes”, respondió con voz suave para tratar de calmarlo, lo que pareció funcionar, “ni él, ni yo podíamos seguir viviendo en la casa de nuestros padres; así que me lo llevé...”, contó, en un susurro.

Jongup mantenía una actitud seria e inquisitiva.

“Pero, ¿y dónde está?, ¿por qué no lo trajiste?”, preguntó.

Daehyun negó con la cabeza. Él también se hacía esa pregunta y cada vez que pensaba en una razón le parecía inválida.

“Está con una prima en Busan. Mis padres cortaron toda relación con familiares, pero no saben que yo no lo hice”, soltó, notando cómo ahora se sentía mejor después de haberle contado eso a alguien, “y, no lo traje conmigo, porque pensé que... sería demasiado para Himchan”.

Le miró a los ojos y entonces notó cómo, a medida que iba contando la historia, inconscientemente se habían ido acercando: Daehyun podía casi contar las pestañas del menor. Se sintió algo apenado, pero Jongup no parecía haberlo notado, así que no quería ser rudo y solo alejarse así cómo así.

El menor le miró, entendiendo lo que implicaba su problema, y cuando abrió la boca para responderle una voz distinta a la de ellos se hizo presente.

“¿–Se puede saber qué se secretean tanto ustedes dos?”.

Daehyun y Jongup miraron al mismo tiempo hacia atrás, para encontrar a un Youngjae con una expresión enfadada mezclada con curiosidad por el marco del espacio de la barra de la cocina.

El mayor fue el primero en reaccionar, separándose lentamente del chico a su lado; sintiendo su rostro levemente sonrojado, no por la cercanía con el otro, sino por haber sido descubiertos así por Youngjae.

“¿Y bien?”, apuró el rubio desde la cocina, verdaderamente curioso.

Jongup comenzó a reírse, ganando la atención de ambos mayores, quienes luego de un rato se miraron interrogativamente.

Cuando Jongup se terminó de reír, se levantó del sofá quitándose pequeñas lágrimas que se formaron en sus ojos.

“Mejor los dejo solos”, dijo, antes de irse a su habitación.

Cuando se escuchó la puerta de la habitación cerrarse, cayó un silencio que ninguno de los dos se atrevía a romper.

Youngjae por su parte, esperaba que el chico hablara por sí mismo, y Daehyun solo quería pensar que estaba solo. No es como que el rubio no le simpatizara o algo por el estilo, era solo que cuando Youngjae estaba cerca, Daehyun se sentía algo inquieto y no sabía bien qué decir. El chico lo intimidaba con su personalidad y realmente no le gustaba la idea de tener que enfrentarlo, o tener que contarle realmente lo que hablaba con Jongup.

Daehyun escuchó un suspiro y un par de pasos.

“Tienes suerte que no fue Himchan el que los encontró así, ¿sabes?”, dijo el rubio, volteándose, pero con el silencio que había, el otro lo escuchaba a la perfección, “cuando alguien se acerca mucho a Jongup se pone muy celoso, ten cuidado”.

Ante eso, el mayor arqueó una ceja, no entendiendo del todo lo que el otro chico quería decirle. Se levantó y se afirmó en la baranda de la amplia barra que había entre la cocina y el salón de estar.

“No estábamos haciendo nada de eso”, le explicó Daehyun, pasando sus ojos por la figura del chico de espaldas, tomando detalles del muchacho.

Youngjae se volteó para dejar un vaso en la mesa de desayuno junto con la jarra de jugo. Se quedó callado un momento, y levantó la vista hacia el otro.

“No es lo que parecía”, soltó seco.

Daehyun no falló en notar la molestia que denotaba la voz del menor. Y entonces pensó que lo más lógico es que Youngjae también había desarrollado una especie de sobre-protección en Jongup así como Yongguk, quien aunque no estaba directamente relacionado con él, lo trataba como su hijo. Supuso que él probablemente también la desarrollaría en algún punto, si es que se daba la ocasión.

El mayor sonrió un poco.

“No tienes que estar celoso”, comentó refiriéndose al tipo de celos que tiene una madre por su hijo, pero Youngjae entendió eso por el otro sentido.

Notó como las mejillas del otro se coloreaban levemente y Daehyun pestañeó en curiosidad.

Entonces, cayó en la obviedad del asunto. Probablemente, Youngjae no sentía el tipo de cariño que él había pensado por Jongup (de hermano-hermano), sino, el tipo de atracción romántica.

Daehyun se sonrojó igualmente, ligeramente molesto por haber dicho eso y haber incomodado a Youngjae. Como siempre, decía estupideces en frente del chico.

Optó por disculparse, como siempre lo hacía.

“Lo siento”, murmuró el mayor y Youngjae negó con la cabeza levemente.

“No, no, yo no debería entrometerme”, dijo algo incómodo, para luego cambiar de tema lo más naturalmente que pudo, “ya terminé de estudiar así que la habitación está libre; iré a ayudar a Himchan”, explicó, y se dio la media vuelta para ir a donde decía.

Daehyun se quedó ahí parado y suspiró cansado. Siempre era así con Youngjae; siempre encontraba difícil hablar con él o estar cerca porque la presencia del otro le hacía olvidarse de ciertas cosas como saber cuándo callar, saber qué decir o cómo llevar una conversación naturalmente.

¿Por qué no podía llevarse bien con él como lo hacía con Jongup o Yongguk? Ellos parecieron amoldarse rápidamente a su forma de ser, ¿por qué Youngjae no sería igual? Tal vez él tenía que hacer el cambio, pero, Daehyun pensaba que realmente debía ser al revés: Youngjae violaba el código moral sobre hacer sentir bien al nuevo con su mirada y seriedad, y él, intentaba sonreírle para que el otro lo hiciera igual e iniciar algo parecido a no ser tan incómodos juntos, pero el otro no parecía entender, y cada vez que Daehyun le sonreía, Youngjae mantenía el rostro serio o se volvía serio si estaba sonriendo antes de verlo. Daehyun estaba, definitivamente, incómodo con él.

¿Cómo llegarle? Tal vez debería preguntarle a Himchan sobre eso, porque no tenía la paciencia en ese momento de tratar de llevarse bien con alguien que no entendía los códigos fundamentales de socialización.

(Ni que él los entendiera, pero tenía un punto).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Daehyun pasó el resto de la tarde en el sofá, solo yendo a la cocina por un par de galletas para tener algo en qué entretenerse en serio. Él no miraba mucha televisión en su antiguo hogar, pero agradecía eso en cierta manera ya que lo único que encontraba realmente entretenido eran los canales de música, pero cada dos canciones se iban a comerciales, y, definitivamente no tenía la paciencia para esperar a que terminaran por lo cual tenía que entretenerse en algo por mientras.

Escuchó la puerta abrirse y miró hasta que Yongguk apareció por la sala, ofreciéndole una amable sonrisa y una risita.

“¿Cómo estas, Daehyunnie?”, preguntó cortés-mente, mientras dejaba su bolso en uno de los sillones más pequeños al rededor y estiraba los brazos al techo.

“Bien, hyung, ¿tú?”, respondió el menor y Yongguk hizo una mueca, haciéndole gracia al otro.

“Ah, como siempre”, soltó en un tono cansado y Daehyun se sintió algo mal por él, se notaba que estaba muy agotado. A veces el menor pensaba que venía a esta casa para desestresarse con Himchan. “¿Himchan cocinó algo?”, preguntó y el otro no pudo evitar rodar los ojos ante eso: parecía que Yongguk no podía mantener una conversación que no involucrara al mencionado por mucho tiempo.

Lo calificaba como tierno, pero ligeramente molesto. Aun así, contestó a la pregunta.

“Nada, hoy yo y Jongup fuimos a comprar comida servida, Himchan está ocupado con un proyecto”, dijo Daehyun y se acomodó mejor en los cojines, mientras el mayor fruncía levemente el ceño.

“¿Qué proyecto? No creo que sea el que me dijo que había terminado hace dos días...”, soltó el mayor, y Daehyun deseó no haber dicho nada. Por la expresión del menor, Yongguk frunció aún más el ceño y se volvió para ir a la habitación del mencionado.

El otro se golpeó mentalmente por decir cosas que no eran necesarias.

Yongguk no se molestó el tocar la puerta pero tampoco fue rudo al entrar, pues era perfectamente consciente en que no era su casa o tenía el derecho de hacer algo así.

Dentro de la habitación estaba Himchan sentado en la mitad de su cama, y en frente Youngjae con un par de papeles en una mano y un lápiz en la otra. Miró a Yongguk y alzó el ceño, al mismo tiempo que Himchan se volteaba a ver quién había entrado.

El último, al ver quien era, cambió su expresión de cansancio en una expresión de alegría en menos de un segundo, dejando los papeles de lado y volteándose ligeramente.

“Bbang, llegaste antes”, comentó el chico, poniéndose de pie.

“¿Qué estabas haciendo?”, inquirió el mayor. Himchan se sorprendió por el tono tosco de la pregunta, haciéndole solo eso recordar qué estaba haciendo. El muchacho mordió su labio inferior e intentó actuar con naturalidad.

“N-nada, unas cuentas, ya sabes”, dijo, llegando a la puerta y tomando la mano del mayor con una suave sonrisa, “ven, me imagino que no has cenado”.

Pero su intento de cambiar el tema, le funcionó solo hasta que llegaron a la cocina. Himchan en frente de la cocina y Yongguk a su lado. Daehyun podía mirarles desde ahí, y, mientras estaba ligeramente escondido, notó como Youngjae también se asomaba por la puerta para ver qué pasaba.

“¿Por qué me mentiste?”, preguntó el mayor, yendo directo al grano.

Himchan suspiró y se removió incómodo, evitando mirarle mientras tomaba un par de cosa de los estantes, yendo de un lado para el otro.

“¿Himchan?”, le llamó la atención y el aludido se quedó quieto. Odiaba cuando Yongguk usaba ese tono de voz pues significaba que estaba realmente molesto. “¿Ese es el proyecto que vale casi el treinta por ciento de tu promedio, que me dijiste habías terminado hace dos días y, además, es para mañana?”, preguntó con enojo, dejándolo ver en su rostro con su ceño fruncido y ojos entrecerrados, amenazantes. A nadie le gustaba que le mintieran, pero para el mayor parecía ser aún peor.

“Tranquilo”, soltó el otro, al fin dignándose a hablar, “solo me queda una página más y estará listo”, respondió, solemne, mirándolo a los ojos aun a distancia.

Youngjae y Daehyun sentían la tensión del momento, e, incómodos, intercambiaron una mirada, como si con eso entendieran que ambos veían el mismo problema.

“Sabes que no hablo de eso”, explicó Yongguk, ahora con un tono más suave, notoriamente más calmado al saber las condiciones del proyecto, pero aun así molesto. Himchan miró al suelo y el otro se acercó solo un poco para hablarle en tono bajo: “tienes que aprender a ser más responsable, Himchan, no quiero que repruebes”.

Pero el menor ignoró eso último, y se puso a la defensiva.

“¿Discúlpame?” inquirió Himchan, subiendo su rostro con orgullo y ambos brazos a sus lados sobre sus caderas, “¿eres quien está enseñándome a a ser responsable?”, ironizó, poniendo énfasis en los señalados.

Yongguk se quedó callado, no entendiendo a dónde iba eso.

“Entonces, dime, ¿dónde está Junhong?”, preguntó, y el aludido miró al suelo, gruñendo ante las palabras del ligeramente menor, “si eres tan responsable, deberías saber dónde está tu hermano, ¿no es así?”, continuó, realmente molesto porque alguien se atreviese a cuestionar su responsabilidad. Si, bien, él no era tan consciente de los estudios como Yongguk, pero estaba orgulloso de cómo llevaba su situación tanto familiar como financiera, a diferencia del otro.

El mayor suspiró y se acercó al otro chico, dándole un sorpresivo abrazo. Ambos espectadores cubrieron sus ojos ante lo íntima que se ponía escena.

“Lo llamaré, ¿está bien?”, preguntó Yongguk ya con voz tranquila como la usual, intentando calmar a Himchan con sus manos que subían y bajaban por la espalda del mismo.

Claramente logró su cometido, porque el más bajo afirmó su cabeza en uno de los hombros del mayor, y pasando sus brazos por la cadera del mismo, cerrando los ojos.

Daehyun se atrevió a mirar y cuando lo hizo se sonrojó levemente, escondiéndose más en el respaldo del sofá.

“Siento haberte cuestionado así, pero me preocupas y no quiero que me mientas”, Yongguk dijo sinceramente mientras una mano suya reposaba en la nuca del otro en señal de arrepentimiento.

Himchan asintió con la cabeza y se separó solo un poco para que su corazón dejase de agitarse. Esperaba que Yongguk no le mirara a la cara o notaría su sonrojo.

“No quería preocuparte, es todo”, murmuró el más bajo y Yongguk rió un poco.

“No lo vuelvas a hacer, ¿de acuerdo?”, preguntó y al segundo sintió como el otro asentía con la cabeza. “Iré a llamar afuera”, dijo, separándose del menor sin mirarlo y fue hasta la puerta, para posteriormente salir del departamento.

Daehyun salió un poco de su escondite cuando el silencio gobernó después de que el mayor saliera del lugar para observar mejor a Himchan, mientras que Youngjae ya estaba en el marco de la puerta de la cocina, observándolo también.

Himchan llevó una mano a su rostro en cansancio, para luego abrazarse a sí mismo un par de segundos, siendo interrumpido por la voz de Youngjae.

“Ustedes se aman”, soltó el menor de los tres en el salón, entrando definitivamente a la cocina, ya sin miedo. Daehyun notó como el aludido cerraba los ojos y alzaba sus hombros, reaccionando ante las palabras del menor.

Y, aun después de eso, Youngjae no se detuvo.

“Digo que se aman, porque solo las personas que se quieren mucho pueden perdonarse tan rápidamente por una discusión así; quizás creerás que es amistad o lo que quieras, pero lo que es Yongguk-hyung... lo dudaría”, dijo, y antes de obtener alguna reacción verbal, salió de la cocina y se fue a su cuarto, cerrando la puerta con enojo.

Himchan miró al lugar por donde Youngjae se había ido y pestañeó, pensativo. Observó, luego, a Daehyun y este le sonrió débilmente, sin saber qué hacer.

“¿Piensas igual?”, inquirió el mayor, y el otro relamió sus labios, inseguro.

“Voy a ver qué hace Youngjae”, soltó poniéndose de pie no sin antes apagar el televisor. Sabía que estaba huyendo, pero ya se había involucrado lo suficiente en el asunto como para seguir haciéndolo.

Himchan se quedó en la cocina y suspiró. A los pocos minutos, la puerta del frente se volvió a abrir.

“Junhong está en casa, viendo algo en la televisión mientras come un bote de helado y perfectamente abrigado, hasta con calcetines de Hello Kitty”, dijo Yongguk caminando hasta la cocina mientras guardaba su celular en uno de sus bolsillos traseros. Rápidamente se sentó a la mesa de desayuno y sonrió. “¿Ya soy responsable?”, preguntó divertido, esperando reacción de la misma índole del otro.

El menor solo se volteó ligeramente y le ofreció una sonrisa floja, la cual hizo que Yongguk se sintiera verdaderamente mal por haber discutido con él.

“Hey, hey”, le llamó, indicándole que se sentara en la silla a su lado. Himchan no supo por qué lo hizo, pero antes que se diera cuenta, estaba sentado mientras que una de sus manos era tomada por una más cálida, “parece como si fueras a llorar... te dije que lo siento, ¿bien?”, indicó, siempre con una sonrisa en sus labios.

“Tienes razón”, soltó Himchan, de pronto, haciendo que Yongguk cambiara su expresión a una algo preocupada. Himchan tenía la mirada perdida en sus manos sobre la mesa con una expresión suave. “No debí haberte mentido. Lo siento mucho”.

Yongguk sabía que Himchan no era del tipo de personas que se disculpaban con facilidad, conocía mejor que nadie el orgullo que cargaba y lo mucho que le costaba admitir sus errores; para alguien que piensa que todo lo hace bien, era humillante admitir frente a alguien más que había actuado mal. Y, sabiendo esto, el mayor rió suavemente.

“Está bien, está bien, ¿olvidémoslo, si?”, preguntó intentando alivianar las tensiones y soltando levemente la otra mano, haciendo que Himchan le mirara a la cara, “hace tiempo que no peleábamos, me da gusto saber que aún tenemos el toque”, dijo, guiñándole el ojo.

Himchan comenzó a reírse, cosa que hizo a Yongguk sonreír aún más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Youngjae y Daehyun estaba cada uno en su cama. En completo silencio.

Youngjae estaba molesto. Sabía que no era su asunto y que no debía hacerlo, pero no podía evitar entrometerse en la relación de Himchan y Yongguk. Él sabía que debían estar juntos, y se molestaba al darse cuenta que ambos, o eran tan tontos para no darse cuenta, o habían desarrollado una especie de caja fuerte donde encerraban sus sentimientos cada vez que se veían.

Porque si: él notaba esas pequeñas cosas. Notaba claramente cómo Yongguk le quedaba mirando, cómo le sonreía más a él que a todos, o cómo le hablaba con un tono más bajo y suave. Ni con Junhong usaba ese tono. Y, claro, ¿cómo era que un hombre de veintidós años prefería pasar su tiempo libre con un amigo en vez de conseguir novia? Era demasiado obvio para él, y le molestaba que Himchan lo ignorara cada vez que él se lo decía.

Él se había dado cuenta cerca del mes de estar en esa casa. ¿Cómo era posible que Himchan, quien según él afirmaba conocerlo mejor que nadie, no se hubiera dado cuenta? Era imposible, entonces, por conclusión, Himchan estaba asustado y, además, renegaba la posibilidad de que el otro sintiese cosas por él. Y, producto de esa inseguridad, Yongguk no quería presionar las cosas.

Suspiró, estaba harto de eso. No se hacían daño, pero tampoco se hacían un bien: solo estaban en ese período de transición que eventualmente llevaría a un cierre definitivo. Y esperaba que fuera positivo y tener un papá de una vez por todas.

“¿Estás bien?”, escuchó la voz de Daehyun a su lado.

Youngjae cerró los ojos y asintió levemente, se volteó para quedar mirando a Daehyun.

“Me molesta que no sean sinceros con ellos mismos”, dijo el muchacho, entrecerrando los ojos, “si hay algo que odio, es a las personas falsas”, terminó con voz notoriamente molesta.

Daehyun mordió su labio inferior, sin saber muy bien qué decir. Comosiempre.

“Himchan no es falso”, dijo el mayor, intentando ser conciso, “no sé mucho de Yongguk-hyung, pero sé que Himchan al menos no lo es”, murmuró luego.

“Solo están siendo falsos en parte porque ignoran sus sentimientos”, contestó, y miró a Daehyun cómo si esperara que el otro le diera las respuestas que buscaba.

Lo que, claramente, el otro no tenía. Así que solo se quedó callado, optando el silencio a decir algo que quizá lamente después. No podía opinar mucho del tema, todo lo que sabía de la relación de los dos mayores lo sabía o por Youngjae o por las ocasionales historias de Jongup. Personalmente, él creía que solo eran amigos y, de hecho, se sentía raro pensar que se amaran como pareja. ¿Era normal pensar eso de tu familia? No quería decirle a Youngjae lo que pensaba, por miedo a que quizá se enfadara por no pensar igual que él.

“Me molesta”, suspiró el otro con ganas de desahogarse, “tanto que quiero patearlos”.

Daehyun creyó eso divertido, e hizo un sonido con la garganta antes de voltearse y quedar en frente de Youngjae. Le ofreció una sonrisa pre-fabricada y le dijo:

“Estoy seguro que se darán cuenta”, con un tono amable.

Youngjae, comosiempre, borró todo signo de emoción en su rostro ante la sonrisa del otro y solo pestañeó. Daehyun frunció el ceño confundido, y quiso aprovechar ese momento de semi-intimidad que estaban teniendo para preguntarle por qué hacía eso siempre que él trataba de ser amistoso; no parecía que hubiera dicho algo errado, ¿o sí?

Pero antes que abriera la boca, Youngjae ya estaba volviendo a hablar.

“Tú eres falso”, aseveró, mirándolo como quien no esconde nada, “me molesta ver esa sonrisa falsa en tu cara cada vez que intentas hablarle a alguien”, explicó, esperando una razón válida del otro.

Daehyun se incorporó hasta quedar sentado. Por alguna razón, se sintió profundamente herido. Nunca pensó en algo así, para ser sincero, nadie había notado nunca su actitud de falsa tranquilidad y que hubiera alguien que si pudiera ir más allá de lo que quería proyectar le hacía sentir... comprendido. Y a la vez, muy desprotegido.

Así que, por ese mar de emociones, Daehyun dejó a un lado su inseguridad y se adentró a lo que quería saber.

“¿Cómo es que lo sabes siquiera…?”, preguntó, dudando sobre qué palabras usar.

Pero, a su gusto, Youngjae entendió a qué se refería.

“¿Cómo no saberlo?... Yo era igual cuando llegué”, respondió y llevó sus rodillas a su mentón, abrazando sus piernas, “por eso te entiendo y no había dicho nada, pero ahora me doy cuenta de lo molesto que es convivir con alguien que es así”.

“¿Los demás...” inquirió, haciendo que el otro le mirara “... se han dado cuenta?”.

Youngjae levantó sus hombros, en un gesto de que no sabía la respuesta.

“Me imagino que al menos Himchan se ha dado cuenta, él fue quien me lo dijo a mí cuando yo lo hacía”, contó como si recordara la historia.

El mayor asintió ante la información. Y dedujo algo. Si Youngjae había pasado por lo mismo que él, ¿sabría él cómo dejar de ser así?

“Te mueves inquieto en las noches”, habló el menor, de la nada, “¿qué tan fuerte son tus pesadillas?”, preguntó, luego, realmente interesado.

Hubo un momento en el que Daehyun pensó esa pregunta, y respondió: “Horribles”.

Se sentó, ahora con los pies en el suelo. Su mirada en la alfombra que cubría el piso.

“A veces, siento que me quedaré atrapado...”, confesó y escuchó la risa del otro “es tonto, lo sé, pero...” reafirmó ante la risa ajena, pero Youngjae negaba la cabeza cuando él lo miró.

“No creo que sea tonto, me río porque a mí me pasaba igual”.

Youngjae se levantó de su cama, y llegó rápidamente a la otra, sentándose a un lado del chico, quien le observó con curiosidad y algo de nerviosismo.

“Quiero oír tu historia”, le dijo mirándole a los ojos del mayor con un destello que el mismo no entendía, “estoy dispuesto a confiarte la mía si tú lo haces con la tuya”, condicionó, con una suave sonrisa. Verdadera.

Daehyun no quería contar su historia. Él sentía que no estaba listo; ni siquiera Himchan sabía la real historia de todo y eso hacía que no pudiera simplemente decírsela a Youngjae. El chico aun le daba un cierto escalofrío y una extraña sensación en el estómago, así que no creía que pudiera confiar en él así porque se dio el tema en una conversación trivial.

Youngjae notó eso, y suspiró.

“No te estoy obligando a contármela si no quieres”, dijo, con voz demandante. “Yo quiero contarte la mía, porque siento que así... nuestra relación... ehm q–quiero decir–”.

“–Voy a decírtela”, dijo el mayor, ligeramente divertido por el tartamudeo del otro. Tan pronto como dijo eso, un par de ojos marrón lo miraban con duda, “en serio, yo pienso que eres al único con quien podría abrirme–; me refiero a contarte mi historia”, explicó, incómodo.

Youngjae se rió por lo que el otro estaba pensando y Daehyun se sonrojó.

“También pienso que puedo ser sincero contigo. Nada une más a dos personas que compartir un pasado tormentoso”, soltó, frunciendo el ceño luego, “wow, que trágico suena eso”.

Daehyun no supo qué pasó, pero rió. Y esa vez la sintió en serio. Youngjae pareció no darle mucha importancia, quizás aun pensando en sus anteriores palabras, pero el mayor estaba impresionado: no se había reído así en años y ahora un mal chiste (o, ni siquiera) le hacía soltar esa demostración de felicidad así nada más.

Observó al muchacho a su lado y se dedicó a solo eso. ¿Qué tenía que le provocaba algo así?

“De acuerdo, tú partes”, dijo Daehyun, demandante, y, ante esa voz, Youngjae le miró serio, analizando los ojos del otro chico solo un momento antes de suspirar y moverse un poco más en la cama hasta quedar respaldado por la pared.

“Está bien, ponte cómodo” indicó, palpando el sitio al lado de su cama, “será una historia larga”.

 

Notas finales:

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este fic avanza muy lento y sus capitulos son eternos, huehuehue lo siento. gracias por los favoritos y comentario<3, nos leemos pronto<33


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