Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No Regrets, Just Love. por ipen shidemiru

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Buajajajajajajaja ja ja ja~

Ya acabó mi semestre pero aun tengo cosas que hacer -maldita universidad. En fin, este capitulo ha sido el que más tiempo me ha llevado todo por mi perfeccionismo... si... diseñé la casa por completo, tengo los planos y eso... en 3D... pero las dos primera veces desapareció porque regresaron la pc a configuración de fabrica...

— Te doy la bienvenida a esta familia de dos.

Mi hija es como una muñequita de trapo pero más pesada y dormida. Su cabello es rubio, sus ojos parecen no tener color y su piel es clara, muy clara.

— ¿Y a mí no me quieres? Sólo fue cuestión de dejarte a la niña en brazos y te olvidaste de mí.

Takashima viste unos jeans ajustados color negro, una camiseta blanca de mangas largas con cuello redondo, una chamarra de cuero y una bufanda verde. Tiene botas marrones, el cabello suelto y un par de lentes de cuerpo gris.

— Claro que no, Takashima, te agradezco esto y lo que harás en un futuro por nosotros.

— ¿Qué nombre le pondrás?

— Maya.

— Takashima Maya. Maya-chan. Es un poco complicado pero me gusta. Bueno — dice y suspira —, espero que te den de alta pronto.

— El doctor dijo que pasado mañana por la tarde ya estaré en casa, la cicatriz va muy bien.

Takashima me besa sin decir nada, en un movimiento se acerca a mis labios y los besa de la misma forma que suele hacerlo mientras tenemos sexo. Sabe muy bien, a salsa takoyaki. Me gusta el beso. Hace mucho que no he hecho eso con nadie así que lo disfruto aunque esté en esta situación con una recién nacida en brazos recostado en una cama de hospital. Takashima toca la parte inferior de mi lengua con la punta de la suya y por un no sé qué extraño del momento aparto uno de mis manos que rodean a mi hija y la muevo a sostenerlo junto a mí. No es una hazaña peligrosa, Takashima no está sobre Maya.

El beso termina y me deleito con el rostro sonrojado de Takashima. No es común verlo, así que hay que disfrutarlo lo más que se pueda.

— Iré a Tokio. A más tardar el miércoles regresaré. Son sólo dos días. Estaré aquí antes de que te den de alta, y si no, te quedas otro día — ríe —. Ya que todo va por mi cuenta no creo que lo impidan. Te tengo una sorpresa pero es algo que solamente yo puedo mostrarte, no dejes de Takanori te la enseñe antes que yo. Si él llega a preguntarte si deseas ir a casa dile que esperarás a mi regreso. O mándalo al diablo por un tubo de adamantina. Él deberá entender la indirecta.

— Debe ser algo caro.

— No diré nada. Tendrás que esperar por ella.

Takashima no se va sin antes dejar un beso para Maya. La pequeña reacciona y se retuerce un poco. Su nuevo padre se preocupa y retrocede por lo que a mí me parece miedo. Enseguida regresa a su profundo sueño y se olvida de lo que sucede a su alrededor. No creo que este consciente durante un tiempo de todo lo que suceda. Mis recuerdos más tempranos son del Kínder Garden, así que a ella le falta un camino no muy lago para ser consiente.

Se va. No mira ni una sola vez hacía atrás. ¿Por qué lo haría? En este momento sigo siendo un gato muerto que ha cambiado su paradero del cruce de un parque a un hospital. Ahora podrían hacerme experimentos raros para encontrar el por qué continuo moviéndome cuando ya estoy muerto ¿no? Hasta para mí sería interesante. Eso significaría que tengo una pequeña zombi en mis brazos. Su tez en blanca porque no ha expuesto al sol en los días que lleva viva pero yo se lo presentaré junto a su nuevo padre que regresará por nosotros en dos días o yo lo dejaré. Claro, como si fuera a hacerlo. No hay posición más segura que esta por ahora.

No, ni pensarlo. Yo no me podría enamorar de alguien como él. Ni en un pasado ni en la actualidad. Takashima era lo que buscaba antes de conocer a Akira, alguien de dinero con quien pasar buenos ratos, tener sexo y seguir con mi vida sin que se interpusiera los celos. Sí, lo admito, de cierta forma jugaba con las personas pero nunca hice algo que esas personas no quisieran. No salí con nadie que supiera tenía pareja y la única ocasión que me enteré que mi pareja salía a alguien más inmediatamente lo dejé. Hubo varios problemas derivados de eso, por su puesto yo resulté inocente pero culpado por la otra parte. Eso sucedió antes de conocer a Aoi. En fin, entre todos esos pensamientos se asoma el que dice que si no hubiera conocido a Akira nunca me había topado con Takashima, pero si no hubiera conocido a Akira seguro seguiría vagando en algún lugar con una pareja temporal o me había sacado a un mejor amante.

¿Habrá mejor amante que el que tengo? Es la primera vez que hago esto así que lo desconozco. ¿De qué forma debe ser un buen amante? ¿Es suficiente no ser descubierto? Quiero pensar que no le hice daño a Akira.

Akira tampoco es un santo. Nadie lo es. Por eso, muchas de las cosas que hicimos antes pasan por alto, inclusive muchas de las que pasamos juntos. La cuestión no es perdonar, la cuestión es resignarse a que por más puro que veamos un color los sensores de la retina que lo perciben se agotan con tal rapidez que pasa por alto imperfecciones. En palabras de mortales, debe debemos aceptarlo.

Takashima no es un sueño vuelto realidad, nunca lo ha sido y nunca lo será. Después de un tiempo de tratarlo se ha ido abriendo a lo que parece él, sin embargo, es similar a tener otro Akira, no sé nada de su persona más allá de lo que puedo oír. Tampoco es que me interese mucho, tan solo me encantaría saber quién es el que adoptará a mi bebe como suya.

Llegalmente sigo casado con Suzuki Akira así que por ahora no me casaré con Takashima Kouyou. El último sólo adoptará a mi hija, le dará su apellido y pagará por el sexo conmigo y mi compañía.

Sé que puedo hacer más cosas por esta niña.

Sé que tengo miedo de lo que pueda suceder y por eso estoy aquí.

Reconozco que tengo tantas o más razones para irme que para quedarme.

No obstante, hay algo con mayor fuerza que me trajo a este lugar y no quiere que me vaya.

 

Takashima regresa no mucho después del mediodía del miércoles en el que prometió darme una gran sorpresa. No lleva consigo ningún solo presente, únicamente la ropa elegante con la que suele trabajar. Es posible que haya tenido alguna junta por la mañana.

— Buenas tardes, ¿estás listo para ir a casa?

— Claro, llevo esperando bastante.

— ¿Vino Takanori por ti?

— Hace un par de horas apareció pero no dijo nada sobre ir a algún lugar.

— Eso es genial. Ahora la sorpresa te la daré yo. ¿Dónde están las enfermeras? Es momento de irnos.

— Debes llamarlas...

— Claro...

¿Por qué él se enamoraría de mí?

Bueno, soy un treintañero sensual que pese a tener una hija recientemente aún sigue atrayendo físicamente a las personas. Mis feromonas son tan simples que hasta quienes no las quieren las absorben.  Con todo, eso no implica enamorarse. Para nada. Enamorarse es un poco más extraño, depravado, alguna veces doloroso, divertido e incoloro.

¿Takashima de habrá enamorado alguna vez?

— Tanabe, el auto nos espera — una enfermera aparece con una silla de ruedas.

Mi esposo-amante lleva mis cosas y las de la Maya en la espalda. Otra enfermera aparece con nuestra bebe en brazos. Maya está completamente cubierta por una manta de Domo que yo mismo elegí. Akira se puso a la manta, Takashima se opuso a la manta, pero adivinen quién cargó a la bebe durante nueve meses, exacto, tengo la última palabra.

— El contraste hace que Maya luzca más pálida — Takashima intenta quitarla de las manos de la enfermera pero esta lo impide abogando lo lleno de cosas que él ya está.

— Se la entregaré a Yutaka-san cuando se siente en nuestra silla.

— No es por apurarte, Tanabe, pero ya quiero estar en nuestra casa con nuestra hija.

«Nuestra hija», buen sobrenombre para la niña que salió de mí.

 

Llegamos a la casa de Takashima en un auto distinto al que una vez subí. Esta vez se ha propuesto pasar por desapercibido... el auto sigue siendo una extravagancia en un pequeño lugar como este pero es más normal de lo que sería su Mercedez. Una simple camioneta Ford es la que nos transporta. Su color negro es suficientemente elegante para competir con la carroza previa pero no lo suficiente para hacerle justicia al ser que la maneja... ¿Qué acabo de decir? ¿Con qué fin y qué pensamientos lo he hecho?

Vuelvo la mirada hacía él que está abriendo la puerta trasera para sacar a Maya del auto y llevarla dentro. A mí ni siquiera me dirige una mirada ¿por qué querría que él me viera? Quizá para que alguien se dé cuenta de que aún estoy con vida y siento... sí, aunque no lo parezca aun puedo sentir y lo que más percibo en este momento es la soledad.

Takashima desabrocha el cordón de seguridad de la canasta de Maya y la saca con cuidado. La escena es buena. Realmente parece su padre. Takashima luce dedicado al trabajo de padre, no como yo en este momento que aun parezco un sobrante. Takashima sonríe feliz mientras tararea una canción que nunca antes había oído. Es una melodía pegajosa donde las notas suben y bajan con un ritmo dulce...

I love you now and forever.

Una línea escapa de sus labios. Es una canción de amor que le dedica a la niña que lleva en esa canasta plástica con relleno acolchonado que seguramente costó más de lo que gasto en comida durante un mes... ¿Para quién más puede ser? ¿Para mí? ¿Para Takanori? Si fuera para Takanori podría reír encantado con la escena que seguramente se armaría al enterarse. Pero es para mi hija, la niña que le ha robado el corazón...

— ¿Qué pasa, Tanabe? — Su voz obliga a mi conciencia a reincorporarse, — ¿Te sientes mal?

— No, ya voy.

Miro dentro, entre los sillones y sobre el tablero. Nada de lo que hay ahí me pertenece a mí o a mi hija.

Bajo.

Ver a Takashima como un experto es sorprendente, lleva a Maya con un brazo y bolsas del otro. No parece ser nada pesado para alguien como él.

Creo que no me he tomado el tiempo para hablar sobre este lugar donde vivo ahora, recuerdo haber descrito un poco el pueblo pero no la casa. La casa también es importante para el relato. Es importante conocerla para no perderse durante la noche o en la primera visita que se haga a ella. Para comenzar, la casa es una ampliación de otra. Es extraño. Por lo que conozco de Takashima no dudaría en una remodelación completa o en derribar el lugar y reconstruir, pero sólo ampliarla... Bueno, no es un lugar tan malo que digamos, tiene dos salas, cinco habitaciones, cuatro baños, una cocina, un comedor, un cuarto de lavado, un jardín bastante amplio, una terraza en el primer piso y dos garajes, uno improvisado en el jardín y otro en la parte delantera junto a la cocina.

En la planta baja se encuentra la cocina, el comedor, una sala, dos habitaciones y dos baños. En el primer piso existe otra sala, cuatro habitaciones — entre ellas la nueva principal que fácilmente le dobla el tamaño a la anterior y uno donde Takashima medita — y un pasillo usado como biblioteca. Las paredes de la planta baja tiene distintos empapelados pero, a excepción de la cocina y el cuarto de lavado, todo el piso el de madera.

Por el momento desconozco cómo son las habitaciones por dentro — a excepción del cuarto de huéspedes, donde dormí hasta el día que fui internado en el hospital —, pero por lo que he oído podré conocer otra.

Realmente no escuché nada, sólo puedo suponerlo ya que traigo a una niña de unos días de nacida conmigo a la casa en la que viviré con quien —parece — será su padre a partir de ahora.

— Tanabe, ambos estaremos en la habitación de arriba — lo noto un poco alerta. ¿Por qué será? — Subiré antes que tú.

El hombre está realmente ansioso por esto... probablemente lo esté más que yo...

— En un momento subo — respondo cuando aún estoy estirando lo pies.

— ¿Necesitas ayuda de algún tipo?

— Pues... —titubeo —, creo que Takashima se llevó todo.

— Revisaré atrás por cualquier cosa.

— Gracias, Matsumoto, iré donde Takashima.

— Está bien. ¿Pero no crees que para este momento las formalidades no deberían existir...?

— Para mí es normal tenerle cierto respeto a las personas.

Logro oír una pequeña risa.

— Creo que es mejor que subas. Si queda algo lo llevaré arriba.

Opto por responder con un sonido y voy tras el camino que Takashima tomó.

No es una larga caminata, y aun así, me noto cansado después de unos cuantos pasos. Debe ser por la reciente salida del hospital y el poco ejercicio que hice ahí. Aunque el camino no debe ser mayor a cincuenta metros para llegar la habitación de Takashima acabo por tomar varios descansos cortos.

Cuando he subido las escaleras logro ver ambas puertas de la habitación abierta. No puedo ver qué hay dentro. Es la primera vez que la veo. De hecho, es la primera vez que subo las escaleras. Takanori no dejaba que me acercara porque no tiene barandal alguno y si sentía mareos podía morir al caer. Eso último lo pensé yo, pero encaja bien con las normas que seguí por seguridad.

En fin, paso por tres pequeñas habitaciones con vista a la calle y llego a donde dormiré.

Reconozco que solamente durante una parte de mi vida universitaria no compartí habitación, por lo que no pienso en negarme a algo que se volvió tan común en mi vida. Sea de forma fraternal o sexual.

Soy recibido desde antes de estar dentro.

El lugar me agrada. El piso es de madera roja. Las paredes son de mármol. Tiene, por lo menos, seis ventanas detrás de las cortinas. La cama es grande y la noto mullida, sus sabanas son marfil y el edredón sangre. Tiene seis almohadas de tres tamaños distintos —no entiendo la necesidad de tantas, yo solía tener tres y pensaba que eran demasiado — adornado con bordados de un color a pena más oscuro que el de las sabanas y el mismo que del edredón. El baño parece ser la puerta marrón al fondo de la habitación en la esquina derecha, a un lado hay un par de sillones tan oscuros que parecen negro en lugar de verdes. Con las cortinas pasa algo similar, son doradas pero en lugar de presumir ese color se dan a conocer con un ligero color quemado.

— No te quedes ahí, ven a ver a tu hija.

— ¿Ahora es sólo mía? — río.

Camino a los pies de la cama, a donde está Takashima acomodando a Maya en una cuna salida de una mente muy creativa... la base de la misma es blanca pero tiene dibujillos en colores brillante por doquier. Es como un huevo del que brota una pequeña bebe de piel pálida. Takashima se animó a colocar colores riesgosos alrededor de la cuna, colores vivos que no combinan en nada con la decoración de la habitación pero que sí va muy bien con lo incoloro que hay ahí en esa cuna.

Tomo la mano de mi hija que descansa sin abrir los ojos ni siquiera para llorar. Por alguna razón llora, hasta hace nada no se movía ni hacía sonido. Takashima debe ser bueno para estas cosas. Yo debo ser un asco. Acaricio un poco su mano. No quiero irme y dejarla sin sentir un poco de su conciencia cerca de mí.

— ¿Qué pasa? — Takashima interviene.

— Nada. Tengo hambre. ¿Hay algo de comer en esta casa?

— ¿Pues dónde crees que vives? Claro que la hay. Deja a la niña dormir y vayamos por algo de comer.

— Con su permiso, señor Takashima, la comida está en el jardín como lo pidió.

— Es un momento vamos. ¿Puedes andar hasta el jardín? Noté que tomaste tu tiempo para llegar aquí.

— No tienes por qué preocuparte por mí. Ya soy algo mayorcito como para ser tratado de esa forma.

— Claro — ríe —, por eso es que estás siendo autosuficiente. Por eso no me necesitas, por eso te vas de mi vida y no me traes una hija hermosa a la que cuidar, por eso no fingimos ser una pareja casada, por eso…

— Acabas de llegar, ¿qué quieres?

— Por el momento sólo que reconozcas que de vez en cuando necesitas ayuda.

— Bien, me tomó un tiempo llegar hasta aquí arriba, creo que me tomará algún tiempo similar llegar hasta abajo a comer.

— Yamada, suba mi comida y la de Tanabe.

— Como usted ordene.

— ¿Seguía ahí?

— La señora Yamada trabajará con nosotros desde ahora. Es de mi completa confianza. No te cohíbas con ella.

— Bien — respondo con un tono entre resignado y amargo.

Creí que seguiríamos siendo nosotros… pero claro, con una bebe, un empresario multimillonario y un ex arquitecto las cosas de ese estilo no podrían perdurar mucho tiempo. Agradezco entonces.

Comemos en la sala que hay a unos cuantos metros.

Estamos rodeados de libros, libros de muchos colores, tamaños y suciedad variada en ellos. Aunque eso no les quita lo hermoso. Los libros de este estilo seguro son interesantes.

No hablamos de nada especial mientas comemos.

No hay un tema por el momento.

Nuestra única preocupación es la niña en la habitación de al lado.

 

 

Es alrededor de media noche. Probablemente ronden las tres o cuatro de la mañana. No estoy despierto porque quiera sino que oí ruidos que me despertaron. No fueron ruidos precisamente escandalosos los que entron a mis sueños y me sacaron de ellos.

Salgo de la habitación que comparto con Takashima y ando a la cocina por algo de tomar. Nada tiene que ver que de ahí provenga la voz de Matsumoto y la de Takashima diciendo cosas que no entiendo; ahí están los vasos.

— ¡Por favor! ¿Acaso crees que por ser el mayor en esta situación eso te hace el más poderoso?

— ¿Quieres comprobarlo?

— Vayamos al grano, no quiero perder el tiempo contigo. Dame a la bebe y me iré.

— Puedes intentar entrar por ella a mi habitación, pero recuerda que ahí está Tanabe.

— Yutaka se merece un cuchillo en el cuello.

— No hables así de él.

— Bastardo, ¿te enamoraste?

— ¿Eso qué tiene que ver? No soy yo un ególatra que reclama la hija de alguien más.

— Ambos sabemos que ella no es tu hija. Esa niña es mía.

— ¡Vamos, no seas idiota!

— Mira el color de sus ojos. Mira su cabello. Mira su piel. Deja que crezca un poco más y notarás el rechazo hacía ese sujeto.

— Ella nació de él, de Tanabe.

— No, ella nació por Akira. Y tú sabes muy bien qué pasó con él.

— Yo no tuve qué ver en eso. Ni siquiera estaba en la cuidad.

— Eso no te hace inocente.

— Desgraciadamente para ti, tampoco soy culpable.

Mi cabeza opta por sufrir un dolor.

Me recargo en la pared pero resbalo de la última escalera y caigo sentado. El ruido es evidente a esta hora. Ni intentar evitarlo funcionaría.

Trato de levantarme.

Takashima ya está frente a mí con los brazos extendidos para socorrerme.

Creo que luce preocupado. No puedo verle la cara directamente por la oscuridad.

Notas finales:

¿Preguntas? ¿Quejas? ¿Son felices?

¿Qué es lo que creen que pasará?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).