Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El principe de Bielefeld por RedGlassesGirl

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El príncipe de Bielefeld – Capítulo 7

.

.

.

.

.

Yuuri se sentía halagado. Se pasó sonriendo todo el resto del día. Después de todo, Wolfram era lindo. Era distinto dar por sentado que alguien siente algo a que se lo hubieran confesado. Su baja autoestima subió un punto, su felicidad como cuatrocientos.

A la hora de la cena, luego de descansar tomando igual la siesta que pensó que no podría, se reencontró con él cerca de la puerta del comedor.

Wolf era un buen chico, pero no podía evitar sentirse indeciso ahora que eran mas íntimos. Aun necesitaba pensar un poco sobre lo que iba a hacer, pero su primer pensamiento fue desear seducirlo.

Fue una idea sumamente extraña. Usualmente sus fantasías eran trilladas y su actividad en ellas se veía reducida a esperar el avance del otro. Además, sumado a su timidez, no importa que hubiera imaginado recién, no iba a ser realmente capaz de hacerlo.

Ni aunque fuera la mas inocente muestra de coqueteo. Ser descarado no era precisamente lo suyo.

—¿Has podido descansar algo? —le preguntó Wolfram al detenerse mas cerca.

Günter estaba presente a unos metros de ellos, al igual que Anissina. Yuuri se sintió cohibido pero al mismo tiempo con la necesidad de ocultarlo completamente.

A pesar de que Wolf se veía calmado, creía tener una buena idea de lo que rondaba en su mente. Se preguntó si también sentía el corazón así de acelerado.

Yuuri se llevó la mano a la mejilla y respondió con voz firme pero una actitud no tan directa. —Mucho mas de lo que pensé que podría.

La sonrisa anormalmente tranquila de Wolf era similar a la suya. Algo pasó, era claro, las cosas habían cambiado.

Era increíble el poder de las palabras. Solo bastaron una o dos frases, pequeñas confesiones, para desmoronar la fachada que ambos habían construido por alrededor de una año.

Incluso así, aun podían reír y conversar tranquilos. Cambiando el tema por algo banal que nada tuviera que ver con el resto de los sucesos personales de ese día, ambos entraron juntos al comedor donde se encontraban todos.

.

.

.

—Hoy es mi ultimo día.

No hubo mas que el silencio como respuesta. En realidad parecía que hablaba solo, porque ni siquiera lo estaba mirando. Llevó la mano a su codo rodeándose con el brazo en un gesto protector, se dio cuenta de lo que había hecho y volvió a bajarlo para lucir un poco mas firme.

—Lamento avisar con tan poco tiempo, pero quiero presentar mi renuncia.

No sabia si había sido la elección de nuevas palabras, el tono u otra cosa, pero Elgar lo miró por sobre el hombro. A solo cuatro días de trabajo estaba renunciando, imaginó cuan poco serio lo hacia ver eso.

—¿No va a decir nada? —presionó.

Se arrepintió bastante cuando se dio cuenta de que eso tal vez diera pie a sacar el tema sobre lo que pasó ayer. Tal vez aun no era tarde para apelar a la mentira sobre un gemelo... que resulta que era un rey. Se decía que en el mundo hay por lo menos siete personas igual a uno mismo, tal vez ese dato innecesario de su hermano serviría para algo.

—No veo que haya mucho que decir al respecto.

Bueno, era verdad, no es como si estuviera dejando lugar al debate. Había soltado lo de la renuncia de repente y no era como si esperara que el viejo insistiera en que se quedara. No podría de todos modos.

—Es verdad —suspiró—. ¿Me va a pagar hoy?

Ante la mirada algo fría de esos ojos celestes comenzó a enojarse.

—Mire, tengo mis razones, ¿ok? Aun espero que me pague el día de hoy, ya que lo he completado. Pero no puedo seguir mas que esto, y la verdad es que tampoco puedo dar muchas explicaciones. Hoy era el ultimo día desde el principio, y no hay nada que hacerle. Se que debe estar enojado, no se si confundido, pero al menos antes de irme quería decirle que el tiempo que estuve aquí fue bueno. Ha sido un buen trabajo de medio tiempo, incluso terminó siendo mas divertido que otros que he tenido.

La misma mirada siguió plantada en el rostro del hombre, pero hubo un leve cambio tas un momento. Era complicado para Yuuri descifrar a esta persona, pero comparándolo un poco con Gwendal tal vez podía llegar a decir que se había relajado un poco.

—Un trato es un trato, aquí esta lo que equivale al día completo. Ahora largo, fuera de aquí. Y esta vez es un adiós permanente.

La mano de Elgar se batió en el aire, no lo estaba observando, pero cuando coincidieron la mirada una ultima vez Yuuri sonrió. A veces no hacia falta decir mucho para entenderse.

Había sido poco tiempo, pero le caía bien el viejo.

.

.

.

El cumpleaños no era lo que Yuuri esperaba, debido a múltiples cosas.

Primero, no pensó que seria la gran fiesta como cuando el cumplió años y todo el pueblo quiso festejarlo, pero en esta mansión tan grande debería entrar mucha mas gente que esto.

—Recuerde que los mazokus no festejan sus cumpleaños.

Había dicho Conrart.

Claro, sabia eso, pero siendo que viajó hasta aquí por esto —no era como si le molestara venir incluso sin fiesta— esperaba algo mas. Especialmente porque había notado que eran verdad los rumores, el tío de Wolf lo adoraba y aunque aun no entendía muy bien al hombre podía imaginar que se volviera loco sobre la idea de celebrar algo para su sobrino. Incluso estaba un poquito decepcionado de que Cherie no intentó echar la casa por la ventana con un despliegue mas grande.

El salón era inmenso, pero la cantidad de gente en el era como las pequeñas plantas desperdigadas en un sembradío con mucho espacio de por medio. Incluso así, había muchísima gente que no conocía. Günter le había dado una larga introducción acerca de como funcionaba el sistema de castas de Shin Makoku, las diez casas nobles y el resto de familias que continuaban en sucesión hasta los mercaderes o comerciantes mas importantes.

En resumen, haciéndolo simple para su mente no acostumbrada a la política o sociales, eran muchos peces gordos de Bielefeld y algunos otros que habían venido desde la Capital o Voltaire, los dos territorios dentro de todo mas cercanos.

El salón brillaba, los vestidos y las joyas de las damas brillaban, los sacos de seda y algunos accesorios que llevaban puestos los hombres también brillaban. El lujo en este lugar no se comparaba con el aspecto pedregoso de su castillo.

—La familia de Wolf si que está forrada... —murmuró por lo bajo.

Si, había visto el baño de oro. Fue una de las primeras cosas que le pidió a Wolf una vez se había asentado aquí.

Su madre se regocijaría si el fuese una chica y le contara sobre el tipo que había enganchado... O tal vez le importaría poco que no tenia una hija sino un hijo, y lo felicitaría igual por su logro.

Pero a esta altura y después de tanto tiempo juntos, si tenia dinero, o si era guapo, nada de eso realmente importaba.

Yuuri le dio otro sorbo tímidamente a su copa para sacarse la duda de si realmente no tenia alcohol, termino por confiar y continuó bebiendo. Había logrado quedarse solo por dos minutos. Luego de ir al baño,al volver se escurrió en un rincón de la sala apenas entró y se sirvió el solo una bebida de la fuente en la mesa, quedándose de espaldas casi detrás de una planta.

Era la única forma en que el Maou podía pasar desapercibido, el atuendo negro a juego con sus facciones lo delataba de inmediato.

Entrar en ese salón había sido una sucesión de presentaciones, reverencias, saludos, palabras complicadas y mas presentaciones. Todo el mundo quería hablar con él. Todo el mundo estaba contento de ser un invitado en una reunión intima donde tenían la posibilidad de cruzar una palabra con el rey y obtener su atención de verdad. No como en las grandes fiestas de Pacto de Sangre donde no tenia mas que un par de minutos para cada persona.

Hacía como dos horas que venia charlando de una cosa u otra con un montón de gente desconocida —que ahora podía decir que conocía un poco mejor— y la fiesta parecía ni siquiera ir a la mitad. No estaba muy seguro de como funcionaba esto, pero prácticamente no había visto a la persona que cumplía años y lo estaban agasajando mas a él que a nadie en este lugar.

De repente fue descubierto. Un grupo de tres hombres se acerco a hablar y tuvo que apresurarse a salir de atrás de la planta. Dos de ellos eran bastante jóvenes y el otro un hombre mayor, tal vez era una familia de dos hijos con un padre, eso lo relajo un poco ya que se sentía más incomodo al hablar solo con adultos.

Pudo sobrevivir a la conversación durante un rato, pero sus ojos empezaron a vagar hacia los de otras personas. Encontró las pupilas color avellana con manchas plata luego de un rato, perfecto. Apenas envió una señal mental de emergencia y rogó con sus ojos, Conrart se apresuro a cortar la conversación en la que estaba con dos desconocidos y se empezó a acercar.

La cara de Yuuri mostró tal alivio que el ex soldado sonrío divertido de forma encantadora. Una o dos mujeres se movieron mas cerca de él como si les afectara un imán invisible. Yuuri rogó que no fuera capturado, peor ellas no se atrevieron a detenerlo.

Habilidosamente, Conrart logró pocos minutos que quedaran solos. Yuuri por fin se relajó y suspirando comenzó a quejarse.

—Ahh, ¿sabes cuando termina esto? No es hora ya de dar los regalos —aunque pensó que eso no le convenía tanto, aun estaba inseguro sobre su regalo—. O comer el pastel, ¿o algo?

La risa discreta y masculina de Conrart fue un poco mas fuerte que de costumbre.

—No creo que haya nada como eso hoy. ¿Qué clase de ideas tiene sobre los cumpleaños?

—Bueno, nunca en mi vida he ido a uno como este, una fiesta cara y llena de gente rica. Solo a la casa de algún amigo del colegio, o a veces ni siquiera eso, es normal festejar en algún negocio de comida rápida o restaurante familiar. Solo pasas el tiempo tonteando y luego siempre hay pastel, cantas feliz cumpleaños y te guardas un pedazo para tu mamá en el tupper que te ha dado. Y luego todos entregan los regalos y el que cumple años los abre uno por uno y dice cosas como: "ah, no me esperaba esto", u "oh, es justo lo que queria", aunque no lo sea. Cosas como esa.

—Suena divertido.

—Es mucho mas relajado que esto, de eso estoy seguro. Ya sabes que no soy bueno para las fiestas grandes. Aunque es mejor aquí que las del castillo, hay menos gente.

—Pero no le molesto festejar su propio cumpleaños.

—Nada puede compararse con una fiesta para el Maou, ¿verdad? Pero sabes, fue tan grande que no me sentí incomodo, después de todo no me gusta mucho ser el centro de atención de muchas personas y en realidad lo festejamos de verdad entre unos pocos durante la noche.

—Entonces seguramente prefiere una entrega de regalos mas privada, ¿no es así?

—Eh, ¿quieres decir para Wolf? Deberías preguntárselo a él, no soy yo quien cumple años, ni tampoco se que ha planeado. Me ha estado molestando que todos se centren en mi desde que esto ha empezado.

—Eso es inevitable —suspiró Conrart por lo bajo pero decidió no continuar con el tema—. Creo que él también lo apreciaría. Aunque antes de eso, se le necesita para otra cosa.

—¿A mi?

—A ambos. Es hora de comenzar el baile.

Es verdad, había empezado la música hace alrededor de media hora, pero nadie había prestado mucha atención. Para cuando Conrart dijo eso, la gente comenzó a hacer lugar y desde el otro lado de la pista pudo ver a la persona que se preguntaba donde estaba desde hace largo tiempo.

Wolfram comenzó a caminar directo hacia él por el centro del salón, pero estaba a gran distancia y no parecía planear recorrerla toda. Conrart le dio un leve toque en el hombro y al mirarlo entendió lo que se esperaba de él, Yuuri avanzo luego de asentir levemente con la cabeza. Aunque estaba acostumbrado a esto se puso un poquito mas nervioso que de costumbre, y no era por la gente.

Sin decir mucho, ambos fueron directo al punto colocándose en posición con la habilidad que da la costumbre, una mano tomando la otra y los brazos a al altura de la espalda y el cuello. La cercanía no era lo que le incomodaba, sino la timidez de tratar con él directamente.

Se hubiera sentido un tonto, si no fuera porque en los profundos ojos de Wolfram se notaban las mismas inseguridades. Yuuri sonrió algo retraído, encontrando simpática la situación. La sonrisa del otro chico también era dulce.

—¿Te has estado divirtiendo?

—¿Por que me preguntas eso? Es tu cumpleaños —hizo énfasis Yuuri con la mirada. Como hubo un pequeño silencio, frunció el ceño e insistió con ojos penetrantes, como si lo estuviera retando—. Entonces, ¿te has divertido?

La única respuesta posible que fuera a aceptar era un si, y Wolfram lo había notado, levantando las cejas sorprendido por su firmeza. Con los ojos así de abiertos sus pupilas verdes quedaban expuestas brillando como dos joyas.

Tan lindo como siempre. No podía decir eso en voz alta.

—Lo he pasado bien, claro.

Yuuri suspiró y corrió la vista insatisfecho. Incluso si se mostraba algo distraido y flojo, aun mantenía perfectamente el paso durante el baile.

—No hay forma de que me conforme con eso. Se supone que esta es tu fiesta, pero la gente no me deja en paz, apenas te he visto hablando con alguien, ¿dónde has estado?

Debía ser algo raro tenerlo a él siendo el que hiciera los reclamos, porque el noble mazoku estaba algo perplejo.

—¿Dónde he estado? Pues... en todos lados —Los ojos de Yuuri le dieron pie a continuar y recapitulando un poco le contó todo—. Tuve que ir a la cocina a supervisar algunas cosas, el personal no está acostumbrado a la mayoría de los platillos que se están sirviendo. También estuve afuera para recibir algunos de los carruajes. Y quise echar un vistazo a los músicos y los instrumentos antes de volver al salón, pero demore en el camino.

—¡Pero si te la has pasado trabajando! ¿No has hablado con nadie en toda la noche? ¿Y tus amigos no te han buscado?

—Los invitados no pueden andar merodeando la casa libremente, Yuuri —respondió como si fuera impensable—. Y si he hablado con la mayoría de estas personas, es el deber del anfitrión dar la bienvenida después de todo.

—Estas personas... ¿Acaso no conoces a la gente que está aquí? ¿Quién es toda esta gente? ¿No son tus amigos?

Entre las preguntas y respuestas, soltaron sus manos dando un par de pasos hacia atrás y giraron con las manos sobre el estomago y la espalda, para volver a la posición anterior luego de la pirueta. La coreografía podía incluso ser realizada con los ojos cerrados.

—Los conozco de aquí y allá, la mayoría testán relacionados a la familia por negocios. Ese hombre de allí es comerciante de caballos, la de al lado es su esposa y su hija es la que está hablando con Gwendal. Los otros dos detrás tuyo a la derecha son contables. Y el hombre mayor que está hablando con Günter es mi antiguo profesor de arte.

—Tu profesor, ¿en serio? —Yuuri volteó algo mas interesado a mirarlo, efectivamente era un hombre adulto con un cabello blanco que parecía haber sido tan rubio como el de esta familia en algún momento.

—Hay algunos de mis antiguos compañeros también, creo que estabas hablando con dos de ellos antes de que empezara el baile.

—Esos dos chicos jóvenes. Ni siquiera sabia que eran tus compañeros, no lo mencionaron.

Se habían presentado solo formalmente.

—Uno es de la academia, el otro es hijo de un conocido de mi tío, tomamos las clases juntos durante un año.

Se dio cuenta que habían varias cosas que no sabia de Wolfram todavía. Incluso si a sus ojos la fiesta era demasiado formal, así es como parecía funcionar este mundo. Hablando tanto del mundo en si, como del estrato social. Después de todo en la Tierra este tipo de fiestas de ricos también existían.

Pensando un poco, decidió preguntar. —¿No quieres bailar con tus amigos?

Wolfram lo miro extrañado y pensativo, y luego comenzó a reírse. Sin saber bien que era gracioso, Yuuri se puso algo rojo.

—Mejor no, pero probablemente tome algo con ellos en un rato —dijo Wolfram aun sonriendo ampliamente y llevando una mano a su cabello para acomodar unos mechones.

Era bueno verlo tan feliz. No estaba seguro de que había hecho para que mejorara así su humor, pero ser quien lo hacia sonreír de ese modo le hacia sentir también contento.

.

.

.

La entrega de regalos se hizo parcialmente en privado. La mayoría de las personas que asistió a la fiesta no trajo nada, lo cual no era extraño ya que no era costumbre. Pero otros, habiendo escuchado rumores sobre los festejos del rey, habían aparecido con una que otra cosa para ofrecer.

Después de ver un carruaje, dos catres de licor que seguramente era bastante caro, y una pintura que no entendía pero parecía importante, Yuuri se sentía otra vez inquieto.

En el salón donde se habían reunido, Greta los hizo lagrimear a ambos y aflorar la envidia de Yuuri con un hermoso buzo tejido a mano. Hermoso probablemente a sus ojos, aunque puede que fuera asi de bueno al menos al nivel de lo que una niña de su edad podía hacer. Yuuri no pudo evitar notar un admirador extra, y clavo su mirada negra sobre Ricchie que tenia los ojos demasiado brillantes al mirar a Greta.

El regalo de Gwendal fue similar, algo tejido que Wolfram no sacó de la caja pero agradeció con ganas. Probablemente ambos estaban reluctantes de hacer esto frente a todos y seguramente lo vería mejor en privado. Yuuri iba a espiar de seguro.

Conrart y Günter fueron mas formales y predecibles, tampoco llego a ver bien cada regalo, pero su hermano se decidió por una bebida y el profesor por algo que parecía una libreta y algunos utensilios de escritura. Anissina no había presentado nada ni parecía que fuera a hacerlo, pero Yuuri tenia la sospecha de que había metido mano en el regalo de Gwendal. Cualquier cosa antes que pensar en algún invento raro que aun no habían notado. Y Cherie al parecer hizo la entrega en otro momento y él no llegó a verlo, era algo mas para curiosear luego.

El tío de Wolf precia curioso acerca de todo aunque portaba su usual expresión seria, tal vez todas estas costumbres nuevas eran demasiado confusas para él. Pero Yuuri quiso reír un poco al escuchar indiscretamente como le preguntaba si quería algo por lo bajo. Al parecer Wolfram no iba a aprovechar esta genial oportunidad, como el lo hubiera hecho si su viejo hubiera ofrecido algo como eso, o tal vez lo haría, pero luego. No estaba seguro, puede que también estuviera demasiado mimado y nunca le hubiera faltado nada de lo que quería. Si, eso debía de ser lo mas probable.

Era su turno y le temblaron los dedos durante un momento. Estaba mas rígido que de costumbre. Un carruaje, bebidas caras que Wolf adoraba, ¿como podía competir con eso?

Su modestia estaba rozando lo estúpido como siempre. Pero tenia que seguir adelante.

—Te compre esto —fue la única escueta explicación al levantar la gran caja que Günter le había ayudado a forrar y que Conrart había decorado con un moño, que intento amarrar al estilo de uno de la Tierra, pero fallo en el intento.

Para cuando Wolfram ya lo había abierto, pero aun no levantaba la tapa de la caja, agregó excusándose.

—Pensé que te hacia falta —Y aunque pensó que no iba a mencionarlo, no pudo aguantar—. Te había comprado otro regalo, con mas tiempo, pero hubo un problema con eso... Y este es algo así como un regalo consuelo.

La caja se veía bien, tenia de todo, desde pinceles y elementos que no entendió bien que eran, hasta unos trapos de colores, y por supuesto, todos los pomos de colores que no podría nombrar correctamente si se los preguntasen. Pero ya no se veía tan perfecta como en el escaparate. Supo que esa impresión era culpa de sus estúpidas dudas.

Los ojos de Wolfram admiraron todos los elementos, ida y vuelta, varias veces antes de voltear y mostrar una gran sonrisa.

—Me encanta, Yuuri, gracias.

Su voz llena de sentimiento alcanzó para acelerarle el pulso y darle valor.

—Hay una cosa mas que no venía en la caja.

—¿Qué mas? —pregunto el noble algo sorprendido y curioso.

Yuuri no quería ilusionarlo en vano. —Esto es algo tonto, y tiene mas que ver con mis caprichos. Pero ya he mencionado que había otro regalo, ¿verdad? Es una historia un poco larga, pero al principio no estaba realmente conforme con una salida fácil, y quise poner un poco mas de esfuerzo para sentir que podría llegar a compensar lo que se había perdido.

Metió la mano en el bolsillo y sacó un frasco de vidrio chato, lleno de una sustancia viscosa del color de la miel dentro. En su imaginación, este color era bastante similar a sus mechones de cabello brillando bajo el sol del medio día.

—Tómalo solo como un extra, es solo un frasco de barniz, me pareció la mejor opción de todas las cosas que me ofrecieron en la tienda. Tiene una especie de polvo dorado mezclado o algo. Pero al final, si hubiera querido realmente poner esfuerzo, en vez de trabajar para esto hubiera sido mejor hacer algo a mano...

Una vez le entregó el frasco se llevó los dedos a la mejilla por reflejo, el fuerte olor del barniz que se impregnó rápidamente en ellos le llego a las fosas nasales.

Hubo una pequeña pausa mientras Wolfram observaba el frasco pensativo.

—¿...Trabajaste?

Presintiendo que esto no iba a avanzar mas si solo ellos continuaban hablando, Conrart interrumpió.

—Espero que a Su Majestad no le moleste, pero me gustaría aclarar lo sucedido. Este es el regalo original.

—¡C-Conrad! Eso está... N-no quiero darle eso.

La bolsa con la caja magullada ya había pasado de manos.

—¿Esto es el regalo original? ¿Que le paso?

Yuuri tenía ganas de llevarse las manos a la cara y esconderse para no mirar.

—Fue un pequeño accidente durante el viaje. Espero que la presentación no sea un problema, pero me tome la libertad de revisarlo antes de tirarlo, y considere que seria una lastima siendo que parte se ha salvado.

—¿Cómo? —se asombró Yuuri—, pensé que se había destrozado.

—Los de los bordes están intactos, fueron protegidos por el espesor de la caja de cartón. E incluso, si no se es quisquilloso, algo del centro podría llegar a ser salvado.

Wolfram había estado escuchando el intercambio entre ellos, pero sin aguantar la curiosidad sacó la caja de la bolsa y echo hacia atrás la solapa. Una cosa marrón oscuro estaba empastada en el centro, con algunos trozos de otros colores.

El olor dulce disipó cualquier sospecha, pero fue obvio que era algo que nunca habia sentido.

—¿Qué es?

—Chocolate. Quiero decir, es comida, se puede comer.

—¡Oh! ¡Cocao! —interrumpió Anissina.

Los demás seguían observando expectantes, Yuuri se había olvidado que esto no era tan privado como parecía, e incluso si era toda gente conocida, a excepción de Waltorana von Bielefeld, se sentía demasiado observado.

—¿Cocao? Anissina, querida, no es eso de lo que hablamos la vez pasada.

—Efectivamente es la comida utilizada para la celebración del país de procedencia de su majestad, el día de Barentin.

Cherie se llevo las manos al pecho extasiada.

—¡Barentin de los enamorados!

Ver como se generaba el teléfono descompuesto en el acto era algo nuevo para Yuuri, comparable a ver un tren a toda marcha descarrilar en tan solo treinta segundos.

—¡...Ugh! ¡No! ¡Están equivocadas! P-por favor no empiecen a confundir todo. No todos los chocolates tienen que ver con San Valentín ni el día de los enamorados. Es un dulce completamente común en la Tierra.

Pero Conrart enseguida agregó mas información innecesaria. —Hay de muchas calidades, este es sin duda de la mas alta y ha requerido algunos meses de trabaj... ¡Agh...!

—Es hora de que te calles. —Un puntapié espontáneo fue mas que suficiente.

En el fondo, Waltorana ahogo una risa que sonó como un gallo atragantado y luego carraspeo como si no pasara nada.

—¿No jugabas para mi equipo? tonto padrino... —masculló Yuuri ruborizado para si mismo y trató de recomponerse—. Pensé que iba a gustarte porque esa clase de cosas dulces son tus favoritas. Es algo que al menos hay que probar una vez en la vida.

Gwendal, al parecer en plena complicidad con Conrart que ahora tenia la orden de guardar silencio, agregó algo a sabiendas de que el nunca seria pateado.

—Y otra vez hizo cosas innecesarias solo para comprar un reemplazo.

Eso era todo lo que parecía que iba a decir, importara o no la mirada fea del joven rey.

Luego de toda la confusa información, Wolfram hizo una pregunta retorica. —¿...Trabajaste para comprarme un regalo?

—Mnh... —asintió Yuuri levemente.

Como estaba mirando el piso en vez de su cara, solo vio las botas del noble voltear de repente. Al levantar la vista solo pudo ver su espalda y como apretaba tenso las cosas contra su pecho. ¿Qué hice mal? fue su primer pensamiento, pero notó la cara de sorpresa del lord parado frente a Wolfram y a la sonriente Cecilie a su lado dando un suspiro.

La mano de Wolfram paso a la altura de sus ojos rápidamente antes de girar, pero no pudo ver indicios en sus ojos de lo que había sospechado.

—Gracias.

El corazón de Yuuri dio un salto. Se llevó la mano al estomago al sentirlo revuelto y antes de que pudiera pensar como escapar de la situación sentimental Wolfram metió el frasco en el bolsillo de su saco y reafirmo su agarre sobre la caja.

—Madre, ¿podrías por favor pedir que entren las bebidas? Y creo que había otra cosa que ver de un invitado que ya se ha ido, quisiera que lo traigan ahora. —Las ordenes que comenzó a desplegar de repente lo confundieron, sobresaltándose más cuando volteó hacia él y le llamó—. Yuuri.

—¿S-si?

—¿Puedo probar esto ahora?

Luego de quedarse en blanco, comprendió la pregunta y asintió. —Claro, es tuyo.

Uno de los redondos bombones de un costado termino directo en su boca sin dudarlo. Su expresión neutral cambio de repente, justo como la de un niño pequeño que prueba algo que sabe rico por primera vez.

En ve de abrir la boca para hacer un comentario, la llenó con una segunda pieza como para confirmar.

—Sabia que te iba a gustar.

No necesitaba ni preguntar.

—¡Me encanta!

Los ojos verdes pasearon por encima de la caja sin sabe con que continuar, los bombones eran surtidos y al parecer la diferencia entre uno y otro era una sorpresa de lo mas agradable.

—¡Yo quiero probar! —exclamo Cherie con una mano en alto y yendo directo hacia su hijo.

—No puedes —se negó de inmediato Wolfram y girando sobre los talones la evito en un movimiento perfecto—. Incluso si eres tu, no voy a compartirlo, madre.

—¡Que malo, Wolfie!

—Dije que no. Y Yuuri, ¡ni se te ocurra tirarlo! Voy a guardarlo en tu habitación por ahora.

—En la mía, ¿y eso porque?

—Porque quiero.

Tuvo que reír un poco ante esa actitud. No importa si él era así de caprichoso, lo que importaba era que le había gustado tanto. Antes de que pudiera reaccionar, fue atacado cuando estaba mirando para otro lado. El beso que se plantó sobre su mejilla lo dejó congelado.

Observando al otro chico con las cejas levantadas hasta el nacimiento de los cabellos, se quedo tieso, y soportó el obvio silencio cómplice de todos en la habitación.

Wolfram solo sonrió sin volver a agradecer en voz alta y se dio la vuelta para seguir discutiendo con su madre, responder algunas preguntas de su tío y seguir dando indicaciones enérgicamente.

—¡Ahhh~~! Yo también quiero que sea mi cumpleaños —lloriqueó Günter.

No importaba si lo fuera, pensó Yuuri.

No seria lo mismo.

.

.

.

La luna medio llena en el cielo oscuro era su única compañera afuera en el balcón.

Había sido un día algo extraño, ¿pero cual no lo era en Shin Makoku? Yuuri disfruto la brisa fresca que le revolvió los cabellos con los codos apoyados sobre el barandal blanco.

No sintió el ruido de la puerta al abrirse, solo recordó que la había dejado apenas entornada cuando los pasos de botas sobre la cerámica lo sacaron de sus pensamientos.

—¿Ya está terminando?

—Ya casi —respondió Wolfram—. Todos se han retirado, solo quedan Conrart y Gwendal en el salón de estar.

El mazoku se acomodó apoyando las manos sobre el borde y admiró el paisaje nocturno a su lado.

—¿Te divertiste? —volvió a preguntar Yuuri por vaya a saber cuanta vez esa noche.

Wolfram simplemente rio por lo bajo y respondió a gusto. —Si.

El ambiente entre ambos se seguía sintiendo diferente, pero se sentía en paz con ello. La leve sonrisa que tenia Wolf siempre dibujada en el rostro seguramente se parecía a la que él no podía ocultar.

Era la sensación de tener las mejillas al rojo vivo todo el tiempo a la cual ya se había medio acostumbrado.

—¿Qué quieres para tu cumpleaños? —preguntó de repente Wolfram.

Yuuri se asombró, pero le siguió el juego tras pensar un momento. —Mmmm, quisiera... ver un partido de béisbol en la Tierra contigo.

Él nunca había preguntado si específicamente quería hacer algo con él, o si esperaba un regalo especifico de su parte, Yuuri solo lo dio por sentado.

—Pero creo que eso es algo difícil —rio un poco—. No puedo controlar los viajes aun, solo estaba pensando que seria divertido que visites mi casa asi como yo he venido a la tuya, e ir al estadio juntos.

Wolfram también rio y negó con la cabeza reprochando. —Tenias que pedirme justamente algo que no puede ser, ¿verdad? Aunque sabes que haría cualquier cosa contigo, si insistes, incluso encontraría la manera.

Avergonzado, el rey golpeo su brazo con el codo y chasqueo la lengua. —No te pongas así.

—¿Así como? —preguntó el ex príncipe por inercia, para darse cuenta unos segundos luego de a lo que se refería y también terminar corriendo la mirada.

Yuuri se enderezó y trato de no dejarse llevar.

—Creo que hoy no voy a tomar un baño, no sea que termine viajando a la Tierra de improvisto —bromeó y tardó un poco en seguir hablando con un tono mas serio—. Lo estoy pasando bien aquí, me gusta estar contigo.

Y eso era todo. No tenia las agallas para confesarse aunque el momento y el lugar fueran perfectos.

El hombro de Wolfram rozó contra el suyo. Su sonrisa dulce enmarcaba su mirada fija en su rostro, había poca distancia entre ellos. Pero ninguno se atrevió a moverse.

El sonido del rechinar de la puerta del balcón marco el final del momento.

Ninguno se asusto ni se alejó, pero cambiaron de posición lentamente para disimular ante el sirviente que entraba a dar un anuncio.

La noche que tanto había esperado había llegado a su fin del todo.

.

.

.

.

.

Continuará..

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).